Madurar
¡Hola! Como lo prometí, aquí les dejo el capítulo extra que les prometí! Muchísimas gracias por el apoyo y pido perdón por las horas en la que lo subo. Espero lo disfruten! No lo lean con miedo, este capítulo es ya es parte el arcoíris luego de la tormenta!
...
Luego de las inesperadas disculpas de Mikey, todos los presentes guardaron silencio. Simplemente no podían creer lo que sus ojos estaban viendo, el "invencible" Mikey se había arrodillado en el suelo y dijo lo siento tres veces a tres ejecutivos de la Toman. Ni siquiera Chifuyu y Kazutora esperaban semejante reacción por parte del alfa, el único que decidió romper el silencio fue Baji, quien caminó hacia donde Manjiro se hallaba arrodillado.
—Dejaste infértil a Chifuyu, me quitaste la oportunidad de ser padre y mataste a mi cachorro nonato. —enumeró el pelinegro, cuya voz en esos momentos estaba rota. —¿Y crees un "lo siento" lo arreglará algo?
—No, sé que no arreglará nada. —reconoció Manjiro, levantando la cabeza y mirando desde abajo a un herido Baji. —Pero no puedo retroceder el tiempo y cambiar lo que ya está hecho. Tú tampoco puedes hacer eso, por más que queramos... no podemos. —sentenció con pesar, mirando hacia la morgue de la cual habían salido hacía pocos minutos.
Baji no pudo evitar mirar también hacia la morgue y entonces recordó una vez más que su madre había muerto, él no podía retroceder el tiempo para salvarla. En esos momentos, mientras él discutía con Manjiro, un doctor le estaba realizando una autopsia al cuerpo inerte y cada vez más frío de su mamá. El sicario que asesinó a su madre estaba huyendo y Hanma se alejaba cada vez más de Japón.
El pelinegro levantó sus manos, las cuales estaban manchadas con la sangre del cadáver de su madre y temblaban más que nunca. Él quería golpear a Mikey, deseaba gritarle, desgarrarlo y desearle lo peor. Pero... no podía, porque estaba tan destruido que ni siquiera tenía las fuerzas para explotar, como hubiera deseado hacerlo. El dolor de saber que en un solo día perdió a su mamá, a un cachorro que nunca supo que concibió y a su mejor amigo... era simplemente desgarrador.
Aunque le jodiera admitirlo, Manjiro tenía razón... por más que gritara, golpeara, llorara o se vengara; su cachorro no volvería, su mamá no reviviría y la fertilidad de Chifuyu no se repondría. Por más justificaciones que Mikey tratara de darle a Baji, la relación de ellos dos jamás volvería a ser la misma que antes. Entonces, ¿por qué perder el tiempo inventando justificaciones, para algo que simplemente no tiene justificación? ¿por qué no mejor usar ese tiempo en buscar a los culpables de la muerte de Ryoko Baji, es decir el sicario y el propio Shuji Hanma?
Manjiro era una persona orgullosa, que jamás pedía perdón a la ligera ni mucho menos se arrodillaba ante nadie, a no ser que realmente sienta que haya lastimado de forma irreparable a alguien amado por él. El hecho de que se haya arrodillado frente a sus subordinados y haya pedido perdón tres veces seguidas, significa que realmente siente lo que hizo en el pasado.
Y si no dijo más que "lo siento"... es porque simplemente no tiene nada más que decir. No hay excusas, no hay justificaciones, no hay un "bueno, pero también fue culpa de alguien más", Manjiro simplemente decidió cargar con toda la responsabilidad y asumió su error. Eso... conmovió a los tres involucrados. Sería una mentira decir que Chifuyu, Kazutora y Baji pudieron perdonarle simplemente por eso, pero al menos aceptaron sus disculpas de corazón.
Manjiro actuó frente a sus subordinados, por primera vez en mucho tiempo, con la madurez que se esperaría de un verdadero líder. Todos se sintieron conmocionados y a la vez conmovidos por la forma de comportarse tan inesperada en Mikey, el que más se conmovió probablemente fue Takemichi. El omega ya se había preparado para reprimir a su alfa con sus feromonas dominantes, pero al final, no sólo no fue necesario usarlas sino que Manjiro le dio una bofetada mental, demostrándole que podía ser muy maduro cuando la situación lo requería.
—Tú... sabes que no puedo perdonarte ¿verdad? —habló finalmente Baji, secándose las lágrimas del rostro mientras miraba a Mikey con una expresión neutral. El dolor y la rabia seguían allí, pero se habían atenuado levemente gracias a las disculpas sinceras de Manjiro.
—Lo sé. —respondió, levantándose finalmente del suelo para así pararse frente al pelinegro. —Sé que nunca podrás perdonarme por lo que hice y si lo deseas, puedes abandonar la Tokyo Manji. —al oír eso, todos los miembros presentes contuvieron su respiración. —Pero quiero que sepas que la Toman siempre tendrá sus brazos abiertos para ti... y para ustedes también. —aclaró al final, mirando tanto a Chifuyu como a Kazutora. —Además, no escatimaré en recursos para encontrar al sicario que asesinó a Ryoko-san y a Shuji Hanma. Los encontraremos y tú mismo podrás deshacerte de ellos como gustes, te lo prometo.
—Esta promesa no es como esa promesa que me hiciste de niños, ¿verdad? —preguntó Baji con el ceño fruncido, refiriéndose claramente a la promesa que Mikey le hizo sobre ser el padrino de su futuro cachorro.
—Te lo juro por el amor que siento hacia Takemitchy. Moveré cielo y tierra para encontrarlos, me cueste el tiempo que me cueste. —sentenció Manjiro, más serio que nunca. Le dolió lo que dijo Baji, pero entendía su enojo, su dolor y su frustración por todo lo que le pasó.
—Bien, entonces tomaré tu palabra. —asintió el pelinegro. Sus ojos marrones estaban rojos debido a lo mucho que lloró y a lo mucho que lloraría al día siguiente, durante el funeral de su madre.
Pero además del dolor, había una fuerte convicción en su mirada que le daba un brillo especial. Baji realmente encontraría tanto al sicario de su madre como a Hanma... y los haría pagar. No era una amenaza, era un hecho.
Aquel día nublado y con lloviznas esporádicas, justo en frente de la enorme morgue de Tokio, dos gángsters que fueron los mejores amigos durante su infancia actuaron con madurez. Disculpándose sinceramente de rodillas, reconociendo errores del pasado, aceptando las disculpas aún sin realmente ser capaz de perdonar de corazón, aliándose para dar caza a un enemigo en común y... asumiendo que a veces las amistades simplemente no podían volver a ser como antes. Ese día, Keisuke Baji y Manjiro Sano realmente maduraron.
...
Habían pasado ya tres días desde aquel fatídico incidente. La autopsia de la madre de Baji había sido realizada y gracias a eso, se pudo recuperar algo del ADN del sicario que la mató. Con esa pista, el equipo de inteligencia de la Toman (liderado por Mitsuya) estaba dando caza al escurridizo sicario. De todas formas, no les tomaría mucho encontrarlo y luego, lo iban a torturar para sacarle información, y después el mismo Baji lo iba a asesinar. En cuanto a Shuji Hanma, ese alfa había borrado todas sus huellas (gracias a los preparativos dejados por Tetta Kisaki) sin embargo, en algún momento cometería algún fallo y entonces podrían localizarlo. O al menos, eso era lo que esperaban.
El funeral de Ryoko Baji fue extremadamente lúgubre, doloroso y muy cerrado. A Manjiro no se le permitió ir al funeral, debido a la tensa relación que tenía con el trío; no obstante Takemichi sí asistió, permaneciendo en todo momento al lado de Chifuyu. Mientras el de ojos azules veía a los tres sufrir tanto, no pudo evitar desear darles aunque sea una felicidad en medio de tanta tristeza.
Takemichi tocó su vientre aún plano, se sentía pésimo al estar embarazado de dos bebés, mientras Chifuyu no podía concebir ni siquiera un solo cachorro. Deseó poder compartir algo de su gran fertilidad al buen amigo suyo que se apoyaba en sus hombros para llorar, sonándose la nariz enrojecida mientras lloraba y despedía a su suegra.
"Una vez que las cosas se calmen y dé a luz, definitivamente debo hablar con el doctor Azami. Es decir, sé que Chifuyu hizo todos los tratamientos que pudo para volver a recuperar su fertilidad y falló. Pero... ¿y si mis feromonas o algo en mí es capaz de devolverle su fertilidad? Digo, no encuentras en todos lados a un omega dominante que esté dispuesto a participar en experimentos para devolverle la fertilidad a otro omega ¿no? Aunque sólo me someteré a experimentos una vez que mis dos cachorros nazcan bien." pensó Takemichi, mientras presenciaba el funeral de Ryoko Baji y consolaba a un destruido Chifuyu.
Una vez que el funeral terminó; Chifuyu, Kazutora y Baji se separaron de Takemichi, pues claramente ellos necesitaban un tiempo a solas, para hacer frente al luto como buenamente pudieran. Takemichi abrazó fuertemente a Chifuyu para despedirse de su amigo, luego abrazó más tenuemente a Kazutora quien por cierto estaba usando muletas debido al balazo que recibió y por último, Takemichi se mostró incómodo frente a Baji, pues no sabía qué hacer con el alfa. Baji notó su incomodidad y simplemente asintió con la cabeza, aceptando el "pésame" del omega en silencio.
Sanzu fue quien se encargó en todo momento de escoltar al omega, quien desde que llegó de Rusia podía ir y venir del penthouse de Manjiro sin ningún tipo de restricción. Sanzu no acompañaba a Takemichi para "evitar" que se escapara, más bien actuaba como un guardaespaldas. En esos momentos, Sanzu escoltaba en auto a Takemichi para una visita al médico. Ese sería el día que el doctor Azami le confirmaría el sexo de sus dos cachorros, además de asegurarse por supuesto que los bebés estuvieran en perfecto estado. Debido a que Takemichi había sido expuesto a grandes dosis de estrés, era vital garantizar que los fetos no hayan sufrido ningún daño.
Debido a que no había asistido al funeral, Manjiro se encontraba con Mitsuya, buscando el paradero del sicario que mató a Ryoko. Además, en las últimas 24 horas Mikey había estado demasiado ocupado y estresado, yendo de un lugar a otro para tratar de reorganizar toda la Tokyo Manji. Las oscuras ojeras debajo de los ojos lavandas de Mitsuya podían dar fé de eso, sin mencionar el corazón roto que el alfa ocultaba, pues Hakkai se había negado a hablar con él después de descubrir toda la verdad. Le había dicho que necesitaba un tiempo y Mitsuya respetó esa decisión, aunque mientras tanto, el alfa se llenó de tanto trabajo como pudo para evitar pensar de más.
Muchos cambios ocurrieron de una día para otro; Kisaki Tetta estaba muerto, su mano derecha Shuji Hanma se había llevado con él gran parte de la riqueza del Valhalla y parecía como si simplemente se hubiera esfumado en la nada. La base principal del Valhalla había sido tomada por los ejecutivos de la Toman, pero la absorción de una gran mafia como esa tomaba tiempo, negociaciones con los gángsters que no valía la pena matar por sus talentos y mucho dinero involucrado... por lo cual Kokonoi estaba que escupía fuego por la boca. En las últimas 24 horas, había llamado a todos los ejecutivos (incluido el mismo Mikey) para regañarlos por todas las malas decisiones a nivel económico que habían tomado en tan poco tiempo y sin siquiera consultarle. Era un verdadero caos.
"¡Si me hacen perder un solo yen más, les juro que RENUNCIARÉ!" exclamó un muy enojado Koko y nadie se rió porque sabían que hablaba en serio. Koko realmente odiaba perder dinero por sentimentalismos y odiaba aún más que tomaran decisiones sin consultarle primero.
Sin embargo, a pesar de la crisis que Mikey estaba enfrentando, aún así sacó tiempo para ir a la clínica del doctor Azami. Sanzu le había informado la hora exacta en la cual irían para realizarle un ecografía ginecológica a Takemichi, a través de la cual muy posiblemente podrían saber el sexo de ambos cachorros. Por esa razón, a pesar de estar triste, estresado y cansado, un ojeroso Mikey sonrió feliz mientras se montaba sobre su moto para ir a la clínica. Manjiro siempre era feliz cuando se trataba de sus cachorros, realmente deseaba ser papá.
La emoción que el alfa sintió cuando vio esa pantalla en blanco y negro fue inexplicable, simplemente no se podía describir con palabras. Él no podía distinguir nada muy bien porque no era un doctor, pero sí sabía que habían dos cositas ahí dentro de la pantalla y que definitivamente debían ser sus cachorros. Manjiro sintió un vínculo con sus hijos ni bien pudo reencontrarse en Rusia con Takemichi, pero al verlos a través de esa máquina, al saber que eran reales y que estaban en serio dentro del útero de Takemichi... ser consciente de eso hizo que su corazón palpitara con emoción. Esos dos bultos eran aún muy pequeños, pero crecerían rápidamente hasta convertirse en dos bebés que él mismo, en algunos meses, podría sostener entre sus brazos.
—Concibieron dos cachorros muy sanos. —los elogió el doctor Azami con una sonrisa nerviosa. Mentalmente suspiró aliviado, porque sabía que si los fetos llegaban a presentar algún fallo genético... probablemente Manjiro se desquitaría con él. —Son una niña y un niño, ¡les ha tocado una parejita! ¡Felicidades!
...Continuará...
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