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Abuso


¡Hola! Disculpen por haberme tardado tanto pero como comprenderán estuve en semana de finales ¡y me fue bien! gracias por su paciencia y apoyo, claramente no pude responder comentarios porque estaba ocupada estudiando (hasta ayer que me desocupé) pero bueno, ahora responderé los comentarios del último capítulo. Muchísimas gracias por todo el apoyo! Aquí les dejo el dibujo de Emma-chan (la salvadora del capítulo anterior jaja) con el vestido rojo que llevaba puesto en los capítulos anteriores, está hecho por @Bkxx_MD01, muchas gracias por el dibujo hermosa, está divino! Incluso le puse un cuadro para que quedara más bonito :') 

Ahora sí, sin más que decir ¡a leer!

...

Era temprano por la mañana, el majestuoso cielo se encontraba teñido de varios colores que iban desde el celeste, hasta el rosado e incluso el naranja. Ese hermoso momento del día era el alba, el sol estaba saliendo en el horizonte y cuando lo hiciera el amanecer finalmente llegaría. Simplemente era una vista preciosa, y si se viera desde arriba sería aún más mágico; exactamente eso estaba ocurriendo ya que un jet privado volaba por encima de las nubes con destino a la capital de Japón, Tokio. A bordo de la aeronave se hallaban dos de los ejecutivos más importantes de la Toman, junto con un pequeño séquito de personas de confianza que tenían la obligación de proteger con sus vidas a este par.

—Joder, por fin se arregló todo con esos malditos rusos y puedo tomar un respiro. —se quejó uno de los ejecutivos mientras se desperezaba encima del cómodo y amplio asiento de cuero color beige que poseía aquel jet privado.

Por su parte la otra persona no respondió nada, simplemente permaneció en silencio leyendo mensajes que le habían llegado a su celular. Al ver que el otro no le hacía caso, quien se había quejado anteriormente de los rusos suspiró resignado y sacó un puñado de naipes para matar el tiempo así. El otro gángster luego de leer todo lo que tenía pendiente, guardó su celular dentro de su bolso edición limitada de Louis Vuitton plateado y miró hacia la ventana para poder ver el sol saliendo en el horizonte. Permaneció unos minutos más en absoluto silencio admirando el panorama, mientras escuchaba cómo el otro jugaba con una baraja de naipes y cuando finalmente amaneció decidió hablar.

—Olvidé comentarte que Mitsuya pidió vacaciones 100% pagadas durante una semana junto con Hakkai Shiba en Hawaii. —informó casualmente y entonces el ejecutivo que estaba jugando felizmente con sus naipes, se detuvo ipso facto. Sus cejas naturalmente arqueadas se fruncieron aún más. Claramente no le hacía ni puta gracia esa broma, él no era un idiota que tiraba el dinero porque sí.

—Denegado. —sentenció sin más, volviendo a jugar con sus naipes.

—Es una orden directa del jefe, Koko. No puedes negarte. —dijo el otro rodando sus ojos azules, ya sabía lo que se venía.

—¿Una orden del jefe? ¿cómo diablos Mitsuya logró extorsionar a Mikey? —preguntó con el ceño fruncido, no obstante enseguida se encogió de hombros. —De todos modos, ¿y a mí qué diablos me importa? Como encargado de las finanzas, me niego a sacar dinero imprudentemente de los fondos de la Toman para pagarle unas malditas vacaciones a Mitsuya y al closetero de su novio. Ni siquiera nosotros dos nos permitimos esos lujos. Así que jódanse todos incluido el jefe, he dicho ¡denegado!

—El jefe dijo que iba a sacar dinero de su propio bolsillo para pagar las vacaciones de Mitsuya y de Hakkai, además también pagará por los días que ambos se van a ausentar de sus respectivos trabajos. —empezó a explicar el rubio con esa tranquilidad que tanto lo caracterizaba. —Así que quédate tranquilo, pues no se tocarán los fondos de la Toman. Repito, no puedes negarte. —sentenció para luego ponerse unos grandes lentes de sol oscuros, no faltaba mucho tiempo de vuelo para llegar a Tokio.

—¡¿Qué?! ¿El jefe pagará todo con su propio dinero? ¿con qué diablos lo extorsionó Mitsuya para conseguir eso? —volvió a preguntar Kokonoi asombrado. Sinceramente estaba muy interesado, ya que a él también le gustaría saber el truco para manipular al asquerosamente rico Mikey, con el objetivo claramente de sacarle dinero o más beneficios de los que ya tenía.

—A eso quería llegar. —empezó a decir el hombre de cabello rubio, quien sacó de su bolso de Louis Vuitton su celular y buscó la información que le habían mandado. —Apareció un omega que llamó poderosamente la atención del jefe, su nombre es Hanagaki Takemichi y él es la razón por la cual Mikey aceptó pagarle esas vacaciones a Mitsuya, a cambio de que investigara a fondo a dicho omega. Según me informaron, incluso lo estuvo acosando durante semanas.

—¿Mikey está interesado en un omega? Hm... interesante. —dijo Koko mientras sus penetrantes ojos negros se convertían en media lunas al sonreír. Aceptó el celular de la mano del rubio y leyó rápidamente la información que allí había. Conforme más leía, su sonrisa se fue acentuando aún más. —Esto es jodidamente interesante, Inupi.

—Ni se te ocurra acercarte a ese omega por interés. —advirtió Inui, fulminando con su mirada al pelinegro. —Sabes que el jefe no es muy estable que digamos, y ahora que se ha obsesionado con ese omega... puede que se vuelva aún más inestable. Así que no te metas en problemas ¿entendido?

—O puede que ese tal Hanagaki Takemichi sea quien finalmente estabilice a nuestro jefe ¿no te parece? —dijo Koko sonriendo, mientras le devolvía el celular a Inui y volvía a jugar con sus naipes. —Por cierto, las vacaciones de Mitsuya y Hakkai están autorizadas. —dijo de mejor humor, el saber que Mikey pagaría todo sin tocar los fondos de la Toman lo tranquilizó.

—Para serte sincero, lo dudo mucho. —dijo Inui mientras veía la ventana, ya podía ver tierra debajo de ellos en lugar del interminable mar. —Todos sabemos la aversión que el jefe siente por los omegas, así que no creo que ese pobre chico dure mucho en sus garras. Pero, sinceramente espero estar equivocado.

—Yo también espero que estés equivocado. Ya que si ese chico realmente se convierte en la pareja oficial del jefe, podría acercarme a él y... ya sabes, manipular un poco a Mikey a través de él. Sería malditamente bueno. —Inui miró la sonrisa maliciosa que adornaba el rostro de su pareja y no pudo hacer más sino suspirar resignado. Koko tenía suerte de ser literalmente la billetera de la Toman, porque si no lo fuera probablemente ya estaría enterrado tres metros bajo tierra debido a su insolencia.

—Solamente te advierto que si te vas a meter en problemas, métete tú solo pero no me arrastres a mí. —sentenció con indiferencia, mirando de nuevo hacia la ventana e ignorando a Kokonoi.

—Qué frío. —se burló el pelinegro, sacando la lengua para luego relamerse los labios mientras veía con lascivia el cuerpo del rubio.

Hajime Kokonoi alias "Koko" y Seishu Inui alias "Inupi" eran dos de los ejecutivos más importantes de la Toman, encargados de administrar las finanzas tanto legales como ilegales de la organización. Eran compañeros de trabajo pero además eran unos apasionados amantes. Ambos se conocían desde la niñez y se hicieron juntos el test para saber a qué subgénero pertenecían, ambos eran alfas. Kokonoi tenía un alborotado cabello negro con algunas mechas blancas peinado hacia su derecha, mientras que en su lado izquierdo tenía varios rectángulos afeitados; ese día estaba vestido con un elegante traje bordó pues acababan de terminar de hacer un trato importante con la mafia rusa. Inui por su lado tenía un largo cabello rubio que le llegaba hasta por debajo de los hombros, con la raya a la mitad y completamente liso.

Ese día el rubio llevaba puesto un vestido corto de color negro estilo blazer, con mangas largas y un cinturón estilo corsé que tenía como decoración unas cadenas de plata colgando, las cuales hacían juego con su bolso Luis Vuitton plateado y con sus tacones también del mismo color. Koko miró sin disimulo las hermosas piernas cruzadas del alfa, las cuales eran lampiñas y estaban deliciosamente torneadas, se relamió los labios imaginando todas las cosas pervertidas que hicieron la noche anterior en la habitación de un hotel exclusivo en Moscú. Realmente quería repetirlo, pero sabía que Inui jamás lo haría encima de un jet privado donde habían otros gángsters de la Toman.

—¿Puedes hacerme el favor de dejar tu lengua dentro de tu boca? —espetó el rubio mirando por fin a su pareja, debido a que tenía puesto unos grandes lentes de sol negros no se podían apreciar bien sus ojos azules pero Koko sabía que estaba frunciendo el ceño.

—¿Y si mejor la meto en tu boca? —respondió en tono socarrón, acercándose al rubio con la clara intención de besarlo. Justo en ese momento, el celular de Inui vibró desde su bolso y entonces le corrió la cara a su pareja para poder responder el mensaje que le llegó.

El pelinegro sonrió divertido y negó con la cabeza, no se ofendió porque ya estaba más que acostumbrado a la gélida personalidad de su pareja. Inui era frío la mayor parte del tiempo, menos en la cama por supuesto y para Koko eso era perfecto, pues quería ser el único que conociera lo caliente que podía llegar a ser aquel alfa de inquisitivos ojos azules en la intimidad. Cuando el pelinegro vio al otro ladear su cabeza al leer el mensaje que le acababa de llegar, no pudo evitar preguntar qué había pasado.

—¿Pasó algo grave?

—No, para nada. —negó mientras guardaba nuevamente su celular en su bolso. —Es solo Mitsuya diciéndome que cancele el viaje.

—¿Qué? ¿por qué lo cancelaría? si total, el jefe pagará todo.

—Al parecer rompió con Hakkai. Pero no me quiso dar más detalles. —reveló mientras se acomodaba el cabello, ya estaban a punto de aterrizar.

—¡Joder, qué buena noticia! Al fin mandó a la mierda al closetero de su novio, realmente no se lo merecía. —espetó Koko, quien detestaba lo cobarde que era Hakkai por no querer enfrentarse al troglodita de su hermano. —Al parecer nuevamente lo adiviné, realmente ocurrirán cambios importantes dentro de la Toman.

—Mierda Koko, tú y tu maldita cartomancia. —se quejó Inupi, poniendo sus ojos en blancos.

—Solo espera y verás, si las cartas no mienten... se aproxima una gran tormenta que sacudirá los cimientos de nuestra organización. Tal vez la tormenta sea ese omega llamado Hanagaki Takemichi.

...

Justo en ese momento, Takemichi despertó con un gran estornudo. Lentamente abrió sus párpados y se frotó los ojos varias veces para poder acostumbrarse a la luz del sol. Cuando finalmente pudo enfocar su vista, se dio cuenta de que se hallaba en la habitación de Mikey. Estaba acostado de lado sobre la cama ridículamente grande del gángster, con el susodicho detrás de él abrazándolo por la cintura. El omega notó que el alfa estaba profundamente dormido, así que optó por no moverse para evitar despertarlo y se dedicó a pensar en su situación mientras veía los enormes ventanales que tenía aquel cuarto.

Recordó que la noche anterior se había salvado de ser violado por Mikey gracias al consejo de Emma-chan, él realmente no pensó que su plan iba a funcionar pero al final el rubio le creyó. Por supuesto, él sabía que "actuó" bien... porque no fingió en la mayoría de lo que dijo, ya que a él se le daba muy mal mentir. Como bien dice el dicho, la mejor mentira es aquella que tiene partes de verdad. Y eso fue lo que hizo Takemichi para evitar ser descubierto por el alfa, contarle una horrible experiencia que tuvo hace varios años.

Lo que ocurrió es que cuando Takemichi se vio obligado a salir del orfanato porque alcanzó la mayoría de edad, los únicos lugares de trabajo que aceptarían a un omega sin experiencia laboral previa y sin un título universitario serían burdeles o trabajos que requerían simplemente usar la fuerza, como las obras de construcción. Takemichi claramente no quiso involucrarse en el mundo de la prostitución y decidió trabajar como obrero en una obra en construcción; por supuesto que la pasó terriblemente mal ya que aunque él tenía mucho aguante no se caracterizaba por ser una persona que tenga mucha fuerza. Sin embargo, tener dolorosos callos en sus manos no fue lo peor que le pasó en ese trabajo.

Lo peor sin duda fueron sus compañeros de trabajo, ya que claramente al ser una obra en construcción la mayoría eran alfas o betas y él era el único omega allí. Gracias a su falta de olor producto de su glándula defectuosa, no muchos lo hostigaron ya que lo confundieron por un beta pero... cuando algunos se dieron cuenta de que él efectivamente era un omega, su pesadilla comenzó. Muchos empezaron a acosarlo, le daban palmadas a su trasero cada vez que se les presentaba la oportunidad, le silbaban y decían cosas pervertidas pero jamás se propasaron porque había un supervisor alfa que, aunque no le cayera especialmente bien Takemichi, tampoco permitiría que ocurriera una violación a uno de sus obreros en el lugar de trabajo.

Así que a pesar del acoso diario, Takemichi lo soportó en silencio porque realmente necesitaba el dinero... hasta que un fatídico día el supervisor enfermó, por lo cual no pudo asistir a la obra y a esos bastardos finalmente se les presentó la oportunidad de abusar de Takemichi. Lo más triste es que ese día era el cumpleaños del omega, definitivamente no tenía mucha suerte los días que se celebraba su nacimiento. Esa mañana fue al lugar de trabajo sin sospechar lo que sus compañeros planeaban hacerle; así que jamás se esperó que durante la hora del almuerzo fuera arrinconado por tres alfas, realmente no hubieron muchas palabras, simplemente entre dos lo agarraron para que no pueda escapar y el tercero comenzó a arrancarle la ropa. No importó cuánto Takemichi se resistió, rogó y lloró, ellos simplemente estaban extasiados con la idea de robarle la virginidad a un omega... aunque fuera un omega defectuoso.

Por suerte, a pesar de que sí hubieron manoseos y mordiscos dolorosos, no llegaron a concretar el coito ya que los amigos de Takemichi es decir Akkun, Takuya, Makoto y Yamagishi decidieron ir a visitarlo al trabajo durante su hora de descanso para felicitarlo por su cumpleaños. Los cuatro amigos se encontraron con la terrible escena y no dudaron en agarrar fierros de hierro que estaban regados en el suelo para luego proceder a golpear a quienes estaban intentando violar a su amigo. Todo fue un desastre de gritos, amenazas, sonidos de hierro impactando contra carne y en medio de aquel caos Takemichi se medio vistió, mordió al alfa que aún lo sujetaba y huyó de allí junto con sus amigos.

Al final, los tipos que intentaron abusar de él terminaron con muchos golpes debido a los fierrazos que le dieron los amigos del omega pero no presentaron ningún cargo ni buscaron venganza, ya que sabían que quienes intentaron abusar en primer lugar de Takemichi fueron ellos. El omega por su parte renunció al trabajo, pidió una indemnización por lo que le ocurrió y el dueño de la obra en construcción decidió pagarle a cambio de que se callara y no los denunciara. Al principio Takemichi quiso denunciarlos pero entonces pensó mejor en su precaria situación y entendió que una denuncia requiere mucho tiempo y dinero que no tiene, además de que el otro lado seguramente contrataría buenos abogados para que los defiendan... así que al final decidió no hacer nada. Sus amigos respetaron su decisión aunque a regañadientes y prometieron que jamás le contarían a nadie lo que le ocurrió aquel día, ya que a Takemichi le daba mucha vergüenza.

Los amigos del omega usaron todos sus ahorros para poder mantenerlo durante unos meses, mientras buscaban un trabajo menos pesado y sin riesgo de abuso para Takemichi. En ese tiempo también la madre de Hinata abrió su restaurante y la omega quiso ayudar a su mejor amigo, por lo cual le insistió a su madre para que contratara a Takemichi como su primer empleado para el restaurante familiar. Un tiempo después, Akkun le consiguió a Takemichi el trabajo en la tienda de DVD ya que la dueña de la misma era la hermana de la madre adoptiva del pelirrojo. Desde ese momento, la vida de Takemichi mejoró bastante hasta el punto de estabilizarse y nunca más volvió a sufrir un abuso por parte de alfas. No obstante, ese incidente inevitablemente provocó que surgiera en él un rechazo natural hacia los alfas y de hecho, eso se podía ver reflejado en su vida ya que todas sus personas más cercanas eran betas y omegas, nunca ningún alfa.

La noche anterior le relató entre lágrimas esa horrible anécdota a Mikey, quien lo escuchó en silencio sin dedicarle palabras de consuelo pero tampoco lo regañó por no haber hecho nada ni lo hizo sentir mal. Sinceramente Takemichi no recuerda qué pasó después de que le contó todo eso, solo se acuerda que se quedó profundamente dormido entre sollozos por el cansancio que sentía y que en medio del sueño sintió unos cálidos brazos rodeándolo por detrás. Realmente no quería reconocerlo, pero debía admitir que el alfa demostró más humanidad que nunca esa noche. Y en su corazón, el pelinegro deseó que las cosas siguieran así y que Mikey no intentara tomarlo por la fuerza de nuevo.

De un momento a otro, el omega sintió unas intensas ganas de orinar así que no le quedó de otra más que liberarse poco a poco del posesivo abrazo del alfa y salir de la cama. Abandonó la habitación en puntillas para evitar despertar al rubio y una vez que finalmente salió de la habitación, fue directamente a uno de los tantos baños que tenía aquel penthouse para poder hacer sus necesidades. Luego de orinar, mientras se lavaba en el lavamanos vio casualmente su reflejo en el espejo y jadeó sorprendido; estaba vestido con las ropas del alfa pero eso no fue lo que le sorprendió sino que fueron las marcas de chupetones que tenía regadas por todo su cuello. De repente se acordó que la noche anterior le había dado su primer beso a Mikey e inevitablemente se sonrojó, tocó sus labios con las yemas de sus dedos y gimió al recordar lo bien que besaba el rubio, su lengua se sintió muy bien dentro de su boca.

—¡Mierda! ¿en qué cosas estás pensando, pervertido? —se regañó a sí mismo, negando varias veces con la cabeza para dejar de pensar en tonterías. —Muero de hambre, mejor hagamos algo rico para desayunar. —asintió antes de salir del baño y caminar directamente hacia la cocina para preparar algo.

Takemichi preparó un desayuno liviano para él: café expresso, huevos revueltos, tostadas con mermelada y jugo de naranja natural. Para el rubio decidió preparar omurice, cuya receta Emma-chan le enseñó el día anterior y un latte bastante dulce para su gusto. Takemichi realmente pensó que el alfa tenía gustos culinarios extraños y con altos niveles de azúcar pero decidió no criticarlos por su propio bien. Debido al delicioso olor a café y a huevos fritos, el alfa no tardó en levantarse de su cama y caminar como un zombie hambriento hacia la cocina buscando llenar su estómago. Cuando Takemichi vio a Mikey con los ojos somnolientos y el cabello rubio alborotado, no pudo evitar pensar que se veía tierno y al darse cuenta de lo que estaba pensando, rápidamente se regañó mentalmente.

—Buenos días, Takemitchy. —dijo con una voz ronca que hizo sonrojar al confundido omega.

—Buenos días, te preparé omurice y café latte. —dijo casualmente, sin embargo se sorprendió cuando el alfa le dedicó una sonrisa. Esa no era una sonrisa ladina o cruel como las que hasta el momento había visto sino una sonrisa genuina, la cual descolocó por completo al pelinegro.

—Muchas gracias, aunque no te hubieras molestado. —respondió acercándose a la isla de la cocina, la cual tenía algunos taburetes para sentarse y comer allí mismo.

Ambos desayunaron en silencio, cada tanto Takemichi escuchaba al alfa suspirar de placer mientras comía e incluso lo elogió varias veces por preparar tan bien su amado omurice. El pelinegro no pudo evitar sentirse algo incómodo, pues aunque él era consciente de que estaba allí en condición de secuestrado no pudo evitar sentir como si fueran una pareja de recién casados desayunando en un ambiente muy ameno. Toda esa situación era jodidamente hilarante y Takemichi no pudo evitar preguntarse a sí mismo por qué de repente Mikey había cambiado su manera de comportarse con él. Ni el omega ni el alfa lo sabían, pero ambos habían caído en la trampa de Emma quien quería que ellos dos poco a poco se vayan enamorando.

Cuando terminaron de desayunar y Takemichi se dispuso a recoger los utensilios para lavarlos, el sonido característico que hacía el ascensor privado cuando se abría sonó. Unos cuantos pasos se hicieron oír, al parecer habían llegado varias personas y el omega detectó feromonas de alfas. Pudo percibir un fuerte olor a menta, además de cuero con bergamota y... ¿mandarina? Takemichi se sorprendió cuando pudo oler las feromonas de otro omega. Recordó que uno de los requisitos para ser miembro de la Toman era justamente no ser un omega, así que le llamó poderosamente la atención que otro omega además de él pudiera entrar a la casa de Mikey.

—Joder, vinieron en manada. —se quejó el rubio rodando los ojos, claramente no le hacía gracia que vinieran tantas personas a su casa tan temprano en la mañana.

—¡Oye Mickey Mouse, te oí! —exclamó una voz que por alguna razón se le hizo familiar a Takemichi y le produjo un escalofrío.

Cuando los tres intrusos finalmente hicieron acto de presencia en la cocina, el omega supo por qué había sentido ese horrible escalofrío. Los gángsters que llegaron eran Draken-kun, un omega rubio que Takemichi nunca antes había visto y ese alfa de cabello largo negro con sonrisa de psicópata, el mismo que le había dado una patada que lo mandó a volar en el muelle. Baji caminó como Pedro por su casa y se sentó en uno de los taburetes que tenía la gran isla de la cocina; Draken vio lo desarreglado que estaba el cabello de Mikey y no pudo evitar fruncir el ceño disgustado. Sin decir nada se dirigió al baño más cercano para buscar un peine y arreglar al desaliñado de su cuñado, mientras que Chifuyu se quedó parado en el mismo lugar mirando fijamente a Takemichi. Ambos omegas sentían curiosidad por el otro, sin embargo les daba vergüenza hablarse.

—Hola, mi nombre es Chifuyu Matsuno. —el que se atrevió a dar el primer paso fue el omega rubio. A modo de respuesta Takemichi le dedicó una sonrisa tímida y asintió.

—Mi nombre es Hanagaki Takemichi, es un placer conocerte... —justo cuando el pelinegro iba a seguir hablando, fue interrumpido por un fuerte grito proveniente de la sala de estar.

—¡Oye, Mikey! ¡Trae tu trasero aquí, voy a arreglar ese nido de pájaros que tienes en la cabeza! —exclamó Draken desde la sala de estar, tenía un peine y una laca para cabello en mano.

—¡Ok, Ken-chin! —dijo Mikey mientras se levantaba perezosamente del taburete donde se hallaba sentado para dirigirse directamente a la sala de estar. —Por cierto ¿no que tú estabas muy mal de tu herida? eso me dijo Emma ayer.

—Sabes que me curo rápido, hoy me levanté mejor que nunca. —respondió Draken mientras tosía nervioso. —Ahora siéntate allí y cállate. —el rubio no dijo nada más y simplemente se sentó en el sofá de la sala de estar, para dejarse atender por su mejor amigo.

Mientras tanto, en la cocina los únicos que quedaron fueron Takemichi, Chifuyu y Baji quien abrió casualmente el refrigerador y sacó un lata de refresco para beber. Si no supieras que ese penthouse efectivamente era de Mikey, realmente podrías llegar a creer que pertenecía al alfa pelinegro. Chifuyu era muy perceptivo así que enseguida notó lo incómodo que el otro omega se sentía en presencia de Baji, así que optó por echar a su pareja para poder hablar más a gusto con Takemichi.

—Baji ¿puedes irte con Mikey y con Draken a la sala de estar? Me gustaría hablar a solas con él. Ya sabes, una charla de omegas.

—No, gracias. Estoy muy a gusto aquí. —dijo Baji mientras bebía su refresco. Una vena apareció en la sien de Chifuyu, quien se esforzó por sonreír.

El omega caminó con una sonrisa hacia donde su pareja se hallaba sentada y se inclinó para decirle unas pocas palabras al oído. Takemichi sintió curiosidad más no pudo oír nada desde su posición, sin embargo se sorprendió al ver al insolente de Baji estremecerse ante las palabras de un sonriente Chifuyu. Sin mediar más palabras, el alfa terminó su refresco rápidamente y luego tiró la lata vacía al bote de basura de acero inoxidable. Después caminó hacia la puerta de entrada-salida de la cocina que conectaba directamente con la sala de estar.

—Bueno, de todos modos ¿quién diablos quiere oír una aburrida conversación entre omegas? —fue lo último que dijo Baji antes de abandonar la cocina. Chifuyu no pudo evitar reírse y luego sentarse en el taburete que estaba al lado del de Takemichi.

—¡Wow! ¿cómo hiciste para hacerlo cambiar de opinión? —preguntó el pelinegro sorprendido. No conocía mucho a Baji pero sentía que era un alfa explosivo, arrogante y que no cambiaba fácilmente de opinión.

—Fácil. Lo amenacé con dejarlo en abstinencia por un par de días. Siempre funciona. —dijo Chifuyu casualmente mientras se encogía de hombros. Esa respuesta hizo que el otro se sonrojara hasta las orejas y el rubio se carcajeó divertido por la reacción tan inocente del otro. —¿Sabes? todos creen que los alfas son quienes mandan en las relaciones... pero la verdad es que los omegas somos quienes realmente llevamos los pantalones y los que tenemos la última palabra.

—¿Es realmente así? —preguntó Takemichi dubitativo, ya que siempre había dado por hecho que en las relaciones alfa-omega quienes mandaban eran los territoriales y posesivos alfas.

—Hm. —asintió Chiyufu. —Baji me contó todo lo que ocurrió en el muelle y sé que no estás aquí porque quieres. —reveló el rubio y Takemichi se estremeció al recordar su situación. —Yo también soy un omega, así que puedo entender mejor que nadie cómo te sientes y quiero ayudarte a hacer tu estadía durante estos seis meses lo más llevadera posible ¿de acuerdo?

—Tú... —el omega tenía miedo de hacer la siguiente pregunta pero realmente deseaba hacerla, así que tragó grueso y se armó de valor. —Chifuyu ¿tú eres parte de la Toman? —como única respuesta, el omega rubio asintió en silencio con la cabeza y Takemichi jadeó sorprendido. —Pero pensé que no se aceptaban omegas en la Tokyo Manji.

—De hecho, es así. Yo soy un caso especial, soy el único omega que es miembro oficial de la Toman. Por supuesto, los miembros tienen permitido tener novias o novios omegas pero ellos no son parte de la organización. Yo sí.

—¿Te permitieron ser miembro por ser novio de Baji? —cuando Takemichi hizo esa pregunta, enseguida sintió que los ojos verdes azulados de Chifuyu se enfriaron.

—No, tuve que pasar una prueba y pelear directamente contra Mikey. —cuando Takemichi escuchó eso, no pudo evitar abrir la boca sorprendido y sintió una gran admiración por la persona que tenía delante suyo. —Si todas las parejas omegas de los miembros de la Toman pudieran convertirse también en miembros oficiales sin pasar ninguna prueba... la Tokyo Manji estaría llena de omegas en este punto. —dijo con una sonrisa triste.

—¡Eres increíble, Chifuyu!

—No, para nada. —negó, sintiéndose avergonzado.

—¡Sí, lo eres! Todos dicen que los omegas somos débiles pero tú lograste pelear con Mikey y sobreviviste, eres realmente increíble. —Chifuyu notó cómo los ojos azules de Takemichi brillaban emocionados y no pudo evitar sentir una conexión inmediata con el pelinegro. Era un chico muy puro y el rubio sintió la necesidad de protegerlo.

—¿Te gustaría que te cuente cómo fue la prueba que pasé para ser un miembro oficial de la Toman?

—¡Si, por favor! Me encantaría escucharlo.

...

—Ken-chin, Baji. Quiero matar a unas personas. —dijo Mikey de la nada, justo cuando estaba terminando de ser peinado por su cuñado. El alfa pelinegro por su lado se hallaba sentado a su izquierda en el enorme sofá que tenía la sala de estar.

—¿Hm? —fue el único sonido que emitió Baji, tenía los párpados cerrados y no prestaba mucha atención a nada. No le movió un pelo oír a Mikey decir que iba a matar gente.

—¿A quiénes? —preguntó Draken, quien acababa de terminar de peinarlo. Entonces decidió sentarse a la derecha del rubio, quien lucía más presentable que antes sin embargo sus ojos negros eran todo menos amigables.

—No lo sé bien, por eso necesito a Mitsuya. —empezó a decir mientras miraba fijamente a Draken. —Ken-chin, dile que necesito que investigue a tres personas.

—Ok pero ¿puedes darme más detalles? —dijo Draken con el ceño fruncido, sacando su celular para enviarle la información a Mitsuya.

—No sé exactamente quiénes son pero sí que son obreros alfas y que trabajan en obras de construcción. —empezó a decir Mikey mientras recordaba al omega llorando la noche anterior, mientras le contaba cómo esos tres alfas trataron de abusar de él el día de su cumpleaños. —Para dar con sus identidades, Mitsuya tendrá que investigar el primer trabajo que tuvo Takemitchy hace tres años: una obra en construcción.

Draken anotó todo lo que el rubio le decía para mandárselo en forma de mensaje al alfa de ojos color lavanda. Él mejor que nadie sabía que Mitsuya no estaba atravesando por un buen momento pero justamente por eso canceló su viaje a Hawaii y se quería enfocar 100% en su trabajo para no tener tiempo que pensar en Hakkai. Es más, le dijo que mientras más saturado estuviera de trabajo mejor sería. Aunque Draken sabía que eso no era sano, aún así respetaría las decisiones de Mitsuya y si si forma de pasar el luto de ruptura de su relación era llenarse de trabajo, pues que así sea.

—Muy bien, entonces una vez que Mitsuya dé con sus identidades y ubicaciones actuales ¿cómo procederemos?

—No quiero que tengan una muerte rápida... quiero torturarlos lentamente hasta que ellos mismos rueguen que los mate. —solo cuando escuchó eso, Baji abrió los ojos y sonrió de oreja a oreja. Era esa sonrisa sádica que a Takemichi le helaba la sangre.

—Oye, eso sí me interesa. Me apunto.

—No sé qué hicieron esos pobres diablos pero realmente lamentarán haber nacido y haberse metido en el camino de Mikey. —susurró Draken, justo antes de enviar la información a Mitsuya para que se ponga a investigar sobre las identidades y el paradero de esos tres alfas abusadores.

...Continuará...

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