Ten
Algo sofocado, desorientado y un poco adolorido, Taehyung abrió de poco en poco los ojos.
Quiso carraspear la garganta y morirse en cuanto vio que estaba rodeado por un montón de gente conocida y desconocida. Su padre estaba justamente en frente, mirándolo con preocupación e intentando reincorporarlo en el piso, mas en ese momento el regazo de su madre era mucho más cómodo que cualquier otra cosa. Ella incluso estaba llorando en tanto le pasaba las manos por el rostro.
—¡Perdóname, cariño! —dramatizó—. ¡No debí ser tan dura contigo y tampoco haberte mandado a dormir sin comer!
—M-mamá...
Efectivamente, la presión social lo estaba matando. Todos murmuraban cosas ininteligibles a su alrededor y no fue hasta que un hombre pelinegro, alto y con rasgos idénticos a los de Jeon Jungkook apareció, también preocupado y con lo que sugería ser un botiquín de primeros auxilios entre las manos.
—Lo siento mucho, Taehyung, por favor perdóname —habló el sujeto, sorprendiendo de más al chico. ¿Había estado tanto tiempo inconsciente que incluso sus padres habían tenido espacio para decirle su nombre?—. Soy médico. Intentaré auxiliarte lo más pronto posible.
—¡N-no es necesario!
—¡Claro que es necesario! —alegó Nara—. ¡Te atropelló! Lo mínimo que puede hacer es intentar remediarlo.
—¡No era la intención de mi marido! —dijo otra mujer que Taehyung no había visto hasta que escuchó su voz. Era la madre de Jungkook—. El chico cruzó la calle sin cuidado y no le dio tiempo de frenar.
—Cariño, por favor —intentó cortar el señor Jeon, hincándose al lado de Taehyung y empezando a sacar implementos de medicina. Tenía un poco de todo ahí—. Por favor, voy a necesitar que despejen los alrededores. —Le habló a los que no dejaban de curiosear. Taehyung, aunque resignado, seguía anhelando morirse—. ¿Cómo te sientes, Taehyung? ¿Hay algo que te duela más de lo que debería?
—La pierna derecha y la frente.
Y no era para menos. Tras caer, su cabeza rebotó contra el suelo y un corte considerablemente largo había quedado en su frente de extremo a extremo. Lo de la pierna era simple; ahí había recibido el primer impacto del auto.
No era para tanto, pero sí que era motivo de preocupación.
—Muy bien...
Jeon maniobró. Desinfectó las heridas más grandes y visibles, cosió como pudo y puso parches sanatorios en todas y cada una de ellas. Posteriormente, rasgó el pantalón del muchacho y le revisó la pierna, que claramente tenía una lesión.
—Voy a tener que llevarte a la clínica.
—¿¡Tan grave es!? —cuestionó su madre. Su padre hasta ese momento se había ahorrado comentarios y simplemente se limitó a observar la escena con inquietud y malestar—. Ay, mi pobre niño...
—No creo que sea grave, pero debo asegurarme de que estas contusiones en algún momento no vayan a pasar a más. Es importante...
—¿Mamá?
Lo que faltaba.
Jungkook había llegado junto a Jimin, quien abrió los ojos con sorpresa tras ver a su hermano prácticamente moribundo en el suelo.
—¡Cariño! —la señora Jeon recibió a su hijo en sus brazos, besándole poco después la frente y dejándolo muy pegado a ella—. Surgió un inconveniente.
—Un inconveniente que perfectamente pudo haberse evitado —prosiguió Nara.
—Nara, es suficiente —se hizo presente por fin su padre—. Accidentes como estos ocurren todos los días. Lo importante es que Tae parece no estar tan mal.
—Aun así, me haré cargo —aclaró Jeon. Taehyung fingió demencia, se quedó tan quieto como una estatua y con los ojos cerrados, casi empuñados. Se negaba completamente a abrirlos y toparse con Jeon Jungkook o su hermano—. Llevaré a Taehyung al hospital y les daré una compensación por hacerles pasar este mal rato.
—Por lo menos alguien de aquí sí tiene consideración. —Por supuesto que su madre no iba a perder la oportunidad de mandar indirectas muy directas. Así era ella cuando algo no se hacía a su modo o alguien le caía mal—. Es lo mínimo que pueden hacer.
Nadie dijo nada más. Nara desde siempre había hecho mostrar su carácter y eventualmente todos preferían ignorarla para ya no seguir dándole cuerda y que no se callara.
El señor Jeon continuó rápidamente con lo suyo. Le midió la presión a Taehyung y luego le tomó las pulsaciones.
—¿Sufres del corazón o por qué tienes taquicardia? ¿Tomaste algo antes de todo?
Mierda...
Estaba siendo expuesto de una manera horrible.
Sabía también que Jimin estaba enfadado porque no había hecho el escándalo que hubiera hecho el Jimin de siempre al ver que lo habían atropellado.
—N-no t-tomé na-nada...
«No lo mires, Taehyung».
«Controla tu tono de voz y tu lenguaje corporal».
«Que nadie note que te importa».
—No es normal que tu ritmo cardíaco esté tan acelerado. —Sin embargo, no dijo nada más. Guardó sus cosas con la misma rapidez y se levantó, echándole un ojo a su hijo—. Jungkook, ayúdame a levantarlo y subirlo al auto.
No...
Eso no podía estar pasando...
—¡M-mi papá puede ayudar! —exclamó, por fin abriendo los ojos y detallando la escena con horror, como si estuvieran a punto de asesinarlo—. Jimin también pu-puede ayudar.
—Nah, en realidad no —aclaró su hermano—. Me duele el hombro. No creo estar en condiciones de emplear fuerza.
—Y me niego a que sea tu padre quien me ayude —dijo el señor Jeon—. Yo te atropellé, entonces yo me haré cargo de ti. Jungkook, tómalo por las piernas y yo lo tomaré por la espalda.
¿Por qué ese maldito auto no había empleado la fuerza suficiente como para matarlo en vez de malherirlo? ¿Qué tipo de fuerza sobrenatural estaba en su contra y por qué?
No habían más explicaciones...
Todo conducía a que era el archienemigo de Satanás y todos sus demonios.
—¿Y s-si mis papás me llevan al hospital? —miró a su madre con esperanza y miedo, como rogándole que interviniera—. Mamá...
—Lo mejor es que él te lleve, cariño. Es médico y tendrás acceso rápidamente a todos los servicios. Si todo sale bien, probablemente hoy mismo en la noche estés en casa.
—Por supuesto. No más charla y más acción.
El señor Jeon le hizo un gesto con la cabeza a su hijo, y Jungkook ya no se veía tan seguro al respecto. Algo en su semblante había cambiado. Ahora lucía más serio, menos alegre y adorable.
Sus ojos estaban hinchados, tal vez.
Ahora que Taehyung se ponía a reflexionarlo, no sabía exactamente cuánto había estado inconsciente, pero desde que despertó hasta que el chico llegó junto a Jimin, habían pasado varios minutos. ¿Se quedaron hablando en la iglesia? ¿Sobre qué? Sin embargo, la pregunta sobraba. ¡Por supuesto que se habían quedado hablando sobre lo grosero que era!
Ya seguramente tenía la fama de insolente por todo el pueblo. Increíble.
No obstante, mientras que él en su interior y el Padre supieran qué era lo que verdaderamente ocurría, nada más importaba. El perdón de Dios y la entrada al paraíso estaban por encima de cualquier otra cosa, incluso de su "mala fama".
Tragando en seco, apartó la mirada en cuanto sintió unos brazos tomarlo por detrás y cuando vio a Jungkook situarse en frente, agarrar sus piernas y, entre padre e hijo, alzarlo sin mayores esfuerzos. La señora Jeon colaboró al abrir una de las puertas traseras del auto para él. Ahí fue reincorporado.
—Gracias —susurró, haciendo una que otra mueca de dolor.
—Ponle el cinturón de seguridad, hijo.
Satanás seguía tentándolo y Dios seguía poniéndolo a prueba.
Jungkook acato con inmediatez. Evadiendo el contacto visual -cosa que Taehyung agradeció-, se acercó, estiró su mano a la cuerda y la ligó al broche.
—G-gracias.
—No te apures...
Seguidamente, partieron al hospital que todavía no conocía en medio de un silencio que Taehyung odió y que le recordó que estaba malherido, porque gran parte de las contusiones habían empezado a doler y arder.
—¿Cómo te fue hoy con lo que tenías que hacer, cielo? —le preguntó la señora Jeon a su hijo, quien estaba precisamente al lado de Taehyung—. ¡Estuviste increíble en la entrega de hostias! Estoy tan orgullosa de ti.
Jungkook fingió una sonrisa, o eso notó Taehyung tras visualizarlo cortamente de reojo. Para su infortunio -nuevamente-, miró hacia el espejo retrovisor, dándose cuenta de que el castañito lo miraba fijamente por ahí.
Fingiendo una mueca de dolor con el fin de quitar la mirada y llevarla a la ventana, tragó en seco y contó los segundos para que llegaran al hospital.
—Gracias, mamá —educadamente, hizo una reverencia hacia ella—. Me fue... bien...
—Por favor, cariño, te conozco como a la palma de mi mano —volteándose, observó con curiosidad a su retoño—. ¿Por qué estás triste?
¿Estaba siendo egocéntrico al atribuirse la culpa? Porque Jungkook se veía bien hasta que él le hizo pasar ese mal rato luego de la misa.
—¡N-no estoy triste! —aclaró rápidamente, riendo nerviosamente—. Estoy... preocupado por este chico.
Hasta que por fin notaban su presencia.
—Oh, él estará bien. Tu padre es un profesional en todo el sentido de la palabra.
—Seguro...
Jungkook no dijo nada más y el silencio volvió a reinar por los minutos que le restaron al trayecto. Taehyung se limitó a tragar en seco cuantas veces fueron necesarias, mantenía los ojos cerrados y oraba en su mente por encontrar sosiego en la situación.
Es que era imposible su mala suerte últimamente. No daba crédito a todo lo que le pasaba y de una manera tan imprevista.
Tras por fin llegar, la incomodidad volvió a su cuerpo en cuanto los Jeon lo sacaron del auto y lo pusieron en una camilla. Lo que sugería ser una enfermera salió con prisa, brindándole al señor Jeon una bata médica y otros implementos médicos aparte de los que ya tenía en el maletín de primeros auxilios.
—Pueden ir a almorzar a la cafetería sin mí, puede que me tarde —le informó el hombre a su mujer e hijo mientras le señalaba rápidamente el interior de la clínica a un camillero—. Tú entra al chico y ponlo en la sala al frente de mi consultorio.
—Sí, doctor.
En todo ese momento, Taehyung permaneció con los ojos cerrados y con un brazo apoyado sobre su frente y visión, obligándose a sí mismo a no tener más contacto visual con aquel castaño.
Quería que todo acabara.
Por lo menos ahora tenía una excusa para no regresar a la iglesia por unas cuantas semanas; sin embargo, el problema también estaba en el colegio. Se aproximaban las clases y dudaba seriamente que sus padres le permitieran faltar los primeros días, que usualmente eran los más importantes de todos y que iban a dictaminar cómo le iría el resto de primer período escolar.
Sí, definitivamente estaba jodido.
Después de que lo situaran en donde el señor Jeon había dicho, Taehyung por fin respiró en paz y se quitó el brazo del rostro. Analizó su alrededor, encontrándose con la típica clínica aseada y bien cuidada de siempre. Pensó que por ser un pueblo iba a estar más descuidada, pero afortunadamente no fue el caso.
—Taehyung, Taehyung, Taehyung... —llamó amistosamente el doctor Jeon tras entrar. Se puso rápidamente unos guantes de látex e hizo lo pertinente—. Trataré tus heridas de mejor manera y te haré unos exámenes. Quiero asegurarme de que nada le pasó a tu cabeza y que tu pierna no sufrió mayores daños.
«No se preocupe si encuentra algo en mi cabeza, señor Jeon. Sé que estoy loco desde el primer momento en el que miré a su hijo».
¿Qué putas le pasaba y por qué pensaba lo que pensaba? No lo sabía, pero eso hizo que sintiera su rojo hervir en vergüenza.
—No tiene que tomarse tantas molestias, yo me siento bien.
—Eso es bueno, pero igual quiero asegurarme. Muchos golpes dejan secuelas importantes que se van agrandando con el tiempo y que se pueden evitar con un diagnóstico temprano.
En tanto hablaba, procedía. Lavó de mejor manera dichas heridas, cosió en algunas partes y puso antibiótico en otras. Posteriormente, le brindó unas cuantas pastillas a Kim, quien las aceptó gustoso y las tomó obedientemente.
—Esto usualmente lo haría un enfermero, pero es domingo y por obvias razones no hay muchos profesionales disponibles.
—Yo... lo entiendo. —Tragó en seco de nueva cuenta, viéndolo sacar un aparato extraño y acercarlo a su pierna—. Hay pocos médicos en este pueblo, ¿cierto?
—En efecto. Es un pueblo pequeño y no contamos con muchas cosas, por eso intentamos llevar un estilo de vida saludable y no tener demasiados accidentes. Queremos preservar lo más importante en esta vida.
—¿La salud?
Sonriendo, Jeon asintió.
—Así es —corroboró—. ¿Por qué lo preguntas? ¿Acaso estoy ante un chico interesado en medicina?
En realidad, Taehyung solo quería dejar de sentirse incómodo.
Es decir, ¡estaba ante el padre de Jeon Jungkook! El hombre que lo engendró y lo crio, y que aparte de eso era idéntico a él.
Motivos para estar nervioso los tenia y por montones.
—Oh, no... Yo creo que siempre estaré enamorado de la fotografía.
—¿La fotografía? Vaya, pocas veces he escuchado de fotografía por estos lares. ¿Ya tienes algo de experiencia?
—Sí, mi padre me regaló una Circa 1920 y he hecho bastantes tomas con ella.
—¿Una Circa 1920? —incrédulo, lo analizó y luego de eso le sonrió—. Mi hijo se muere por una. Planeaba regalársela como premio a buen comportamiento, pero no conozco a alguien que pueda enseñarle a usarla. Son aparatos complicados.
—Son fáciles de usar. No requieren mayor ciencia. Seguramente aprenderá rápido, se ve que es... —se lo pensó antes de reanudar—. Un chico inteligente...
Y tal parecía que dicha inteligencia era hereditaria. El señor Jeon se veía igual de culto e interesante.
—Lo es —sonrió con suficiencia, pasando ahora el aparato a la frente de Taehyung—. ¿Te gustaría adquirir algo más de experiencia? Te ayudará para cuando decidas empezar a trabajar y lucrar con tus tomas.
—Me encantaría, pero no sé por dónde comenzar aquí. En un pueblo... es difícil.
—Y afortunadamente me encontraste a mí. Verás... —inspiró, volteando suavemente el aparato extraño con el fin de canalizar bien la cabeza del muchachito—. El forense del hospital necesita un fotógrafo para sus procedimientos en sala. Si quieres, puedo hablarle de ti para que él evalúe tus habilidades y decida si quiere contratarte o no.
¿"Contratarlo"? O sea... ¿Trabajar?
¿¡Trabajar antes que Jimin!? ¡Genial!
—¡Me encantaría!
—¿No representa un problema para ti fotografiar cadáveres?
Bueno, sí. Taehyung prefería los paisajes pintorescos, las cosas únicas y extravagantes a cadáveres grises, sin vida, algunos violentados y otros deteriorados por enfermedades previas a morir, pero un trabajo era un trabajo y, como bien había mencionado el señor Jeon, eso le ayudaría a adquirir más experiencia laboral y perfeccionaría sus técnicas en fotografía.
No se quedaría de por vida fotografiando cadáveres, simplemente emplearía el medio para un fin.
—No, señor. Un fotógrafo debe estar estar dispuesto a todo.
—Me gustan esas agallas, chico —finalmente, alejó la máquina de Taehyung—. Muy bien. Los resultados saldrán más o menos en dos semanas.
¿Eso significaba que podía irse? Porque Taehyung tomó esa información como tal.
Reincorporándose, intentó bajarse de la camilla.
—¿A dónde crees que vas, Taehyung? Tus padres ni siquiera han llegado por ti.
—Puedo esperarlos en la sala de espera...
—Eso es aburrido —carcajeó ligeramente. Era la primera vez que lo oía reír y era verdaderamente increíble su parecido con Jungkook—. Les dije a mi mujer y a mi hijo que almorzaran sin mí antes de que te entraran, pero se rehusaron. Por favor, acompáñanos mientras llegan tus padres.
¿Sentarse a comer en la misma mesa de Jeon Jungkook y sus padres? Ni en sueños.
No sabía qué estaba pasando con ese día, pero definitivamente no iba a ceder ante las tentaciones de Satanás.
—Muchas gracias, de verdad, pero no tengo hambre.
—Entonces asumo que aceptarás una bebida. No puedes decir que no tienes sed. La pérdida de sangre, el sol y el calor que te proporcionó que tantas personas te rodearan en la calle hicieron un efecto de deshidratación en ti. No puedes negármelo.
¿Un médico de pueblo podía llegar a saber tanto? Nuevamente, Taehyung se encontraba entre la espada y la pared.
—Yo...
—No aceptaré un "no" por respuesta. Además, necesitarás ayuda para caminar. —Insistió—. Vi que tu hermano estaba hablando con mi hijo. Se llevan bien, ¿no es así? Seguramente Jungkook estará dichoso con tu presencia.
«Usted no me trataría así si pudiera ver lo que en realidad mi corazón en el fondo anhela».
Era hasta un poco bizarra la situación. Si Jungkook fuera una chica, seguramente Taehyung vería al señor Jeon como un suegro...
Incluso con Jungkook siendo un chico, tal vez muy en su interior, Taehyung veía al señor Jeon como un suegro...
Y eso era asqueroso. Repugnante.
Se sentía la peor persona sobre la faz de la maldita tierra.
«No caigas ante Satanás».
«Controla la situación y levántate».
—No es necesario, en serio.
—¿Por qué te haces tanto del rogar, muchacho? Nunca había conocido a un chico tan tímido y orgulloso como tú.
No era timidez, era miedo.
No era orgullo, era querer evitarse ciertas situaciones y pensamientos.
—Lo siento mucho, pero ya causé muchas molestias y no quiero-
—Suficiente. Vámonos.
Sin previo aviso, el señor Jeon agarró sus hombros y lo impulsó a caminar con evidente cuidado. Taehyung apretó la mandíbula, sintiéndose comprometido y cada vez más acorralado.
—Doctor Jeon...
—No causas molestias, hombre. Permíteme recompensarte un poco el mal rato que te hice pasar.
Obviamente podía irse y no hacer caso en nada, pero eso incrementaría su fama de "chico grosero" y lo haría perder una buena oportunidad laboral.
Si quería que sus padres se sintieran orgullosos de él, debía esforzarse por conseguir ese empleo como fotógrafo en Medicina Forense.
Después de todo, debía recompensarlos por lo mal hijo que estaba siendo últimamente. Les había salido un hijo defectuoso y Taehyung odiaba esa idea. Por tanto, se creía capaz de fingir un rato más con tal de convencer al señor Jeon de que debía abogar por él.
—Está bien —suspiró, sintiendo una especie de soga en el cuello—. Muchas gracias.
Dejándose guiar, hizo una corta reverencia hacia el hombre.
¿Qué más le quedaba? Era por un bien para su carrera como fotógrafo y para no perjudicar más su ya pisoteada reputación.
El verdadero problema radicaba en que Taehyung al lado de Jeon Jungkook era un completo imbécil sin voz, voto o procederes con sentido.
Se podría decir que, al lado de Jeon Jungkook, Kim Taehyung era un cavernícola sin idea de nada ni nadie.
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