Sixteen
En cada chico hubo una diversidad de emociones. Taehyung mentiría si no dijera que aquello, aparte de unos celos desorbitantes, también le produjo una ilusión estúpida.
Es decir...
El chico que le gustaba estaba siendo besado por otro chico; otro chico igual a él. Seokjin estaba mandando al carajo con una simple acción los propósitos de Jungkook. Se olvidó por completo de que el muchacho era seminarista, que su familia era bastante católica y que fue criado con valores estrictos que no debía cuestionar. Simplemente hizo lo que hizo sin importar nada más.
Estaba hirviendo en celos y nervios, pero a su vez tan feliz. Eso podía significar que él, probablemente, en algún momento tendría una oportunidad semejante.
Hablando de Jungkook, el pobre castañito se quedó confundido y tenso al respecto. Sentir nuevamente los labios de Seokjin sobre los suyos le devolvió recuerdos que quiso desechar ipso facto.
Él no podía permitirse aquello. No podía ser un maldito pecador. No podía romper su juramento ante Dios, la iglesia y su familia. Simple y llanamente, no podía ser un homosexual y debía alejarse tanto como pudiera de ese círculo de personas. Fue por eso mismo que ya se había alejado de Seokjin, rompiendo con cualquier vínculo "amoroso" que hubieran formado. ¿Lo quería? Sí, lo hacía, pero en ese amor había pecado y muchas consecuencias que, si era sincero, no estaba dispuesto a sobrellevar.
Para Seokjin, sin embargo, estar besando a Jungkook era estar reafirmando su ego. Ese típico sentimiento de "yo soy la excepción".
Pasaron segundos, y esos segundos parecieron minutos. Inesperadamente, Taehyung se levantó bruscamente de su asiento, agarró con fuerza la cabellera del pelirrojo, lo separó de Jungkook y, ni corto ni perezoso, le plantó un puñetazo en todo el moflete derecho, volteándole la cabeza en el proceso. El golpe tomó color inmediatamente.
—¡Maes-
Fue la mano de Kook sobre su boca la que lo interrumpió y calló. Seokjin apenas se estaba recomponiendo del porrazo y Taehyung había estado dispuesto a llamar a la maestra, cosa que, lamentablemente, no pudo hacer.
—¡Por favor, no digas nada! —suplicó el castañito en un susurro, mirando al rubio con una expresión de pánico y auxilio. Para la buena suerte de todos, los demás estaban convenientemente ocupados preguntándole cosas a la maestra y con sus respectivas actividades—. Esta es una falta muy grande, si... si decimos algo, van a llamar a mis padres y no quiero que ellos se enteren...
Yoongi deseó tener palomitas de maíz a la mano. El show que estaba presenciando no tenía precedentes.
—Nah —intervino Seokjin, reincorporándose y caminando hasta Kim, a quien agarró por el cuello de la camisa, desprendiéndole en el proceso unos cuantos botones—. ¿No te han enseñado a tirar la piedra y no esconder la mano? ¿Pretendías pegarme y llamar a la maestra para salvarte el culo? Sería bueno que-
—Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. —Para sorpresa de todos, Jungkook se levantó, llevó su mano a la cabeza de Seokjin y empezó a rezar muy concentradamente mientras cerraba los ojos—. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Por favor, señor, haz que Satanás salga de este cuerpo. Amén.
Tanto Yoongi como Seokjin explotaron en risas escandalosas que momentáneamente llamaron la atención de unos cuantos.
—Amén —musitó Taehyung por mera educación. Según sus padres, un "amén" siempre debía ser correspondido y jamás ignorado.
—Cuál amén ni qué ocho cuartos —apretando otro poco más la prenda ajena entre su mano, el pelirrojo acercó al rubio, mirándolo de una manera extraña. Había rabia en sus ojos, mas sus labios estaban curvados en una sonrisa irónica—. Me las vas a pagar tarde o temprano. A partir de ahora puedes considerarme tu enemigo.
Dicho eso, lo soltó con la misma rudeza con la que lo había tomado y se dirigió de vuelta a su asiento, no sin antes voltear y recorrer a Jungkook de arriba abajo únicamente con el propósito de molestarlo.
—¿Estás bien? —cuestionó el castañito—. No debiste pegarle. La violencia no es la solución.
—Estoy bien. —Sentándose, acomodó disimuladamente su camiseta, la abotonó y metió las puntas por dentro de su pantalón, volviendo a su aspecto organizado y minucioso—. Lo siento mucho, me dejé llevar... p-por mis impulsos.
Vale, Jungkook ya conocía la situación en la que estaba Kim Taehyung. Entenderlo no era un problema.
—Puedo entenderlo, pero no gastes tu energía en una persona así. Él es el que gana, no tú. Nunca permitas que alguien conozca o sobrepase tus límites. La paciencia...
—La paciencia es una virtud y yo, tristemente, no soy la persona más virtuosa sobre esta tierra —interrumpió—. Una vez más, lo siento... mh... —lo miró con interrogativa, como encontrando la palabra adecuada para llamarlo—. ¿Cómo puedo decirte? Por favor, dime.
Eso había sido tan lindo y educado a ojos de Jungkook.
—Por favor, dime Jungkook. Simplemente Jungkook —el rubio asintió, al parecer estando de acuerdo—. ¿Yo puedo decirte Taehyung?
—Claro que sí. No creo que haya mucha diferencia de edad entre nosotros.
—Yo tengo quince, ¿y tú?
—Dieciséis. ¿Tienes quince? —frunció el ceño—. ¿Cómo es que estás en un grado superior teniendo quince?
—Oh... —rio escasamente, entrelazando sus propias manos por encima de la mesa—. Como ya lo sabes, soy seminarista, entonces mis padres hicieron hasta lo imposible para que me adelantaran. Así podré salir antes del instituto y centrarme en mi propósito y misión.
Eso tenía sentido.
—Ya veo... —apretó sus labios, llevando su mirada a todos lados menos a los ojos ajenos—. Jungkook... ¿Puedo hacerte una pregunta indiscreta?
—Claro que sí.
—¿Por qué ese chico... te besó?
¿Cómo responder a eso sin darle esperanzas al pobre Taehyung? Porque Kook tenía bastante presentes los sentimientos del rubio. Era imposible mirarlo a la cara y no recordar la charla con Jimin.
—Seguramente solo quiere molestar, él suele-
—Nah —el chasquido inesperado de Yoongi los interrumpió. Habían olvidado el insignificante detalle de que esos dos estaban prácticamente al lado—. Fueron novios y alguien dejó a Seokjin por miedo a sus papis y a lo que dijeran los demás. —Fingió pucheros—. ¡Buaaa, buaaa!
—Y se supone que los curas no mienten —añadió el pelirrojo—. ¿Ahora ves que es cierto lo que dije? La gente religiosa es de la peor calaña. Se inventan un montón de pecados y son los primeros en cometerlos.
—Eso nunca estuvo en duda.
Jungkook tragó con dificultad, decidiendo guardar silencio. No confirmó ni desmintió lo dicho por el peliverde. Taehyung, mientras tanto, se quedó pensativo y un poco distraído.
¿Novios? ¿Ese par había sido pareja? Era un poco inverosímil. Seokjin se veía como el tipo de chico que nunca llamaría la atención de alguien como Jeon Jungkook. No obstante, el comentario estaba ahí y el silencio en el castañito también. Si no se apuró en desmentir aquello, quizá era porque era cierto.
Nuevamente... ¿Por qué sus emociones alternaban entre muchos celos y, a su vez, muchas esperanzas?
La primera actividad transcurrió con normalidad. Luego de un par de minutos, Taehyung y Jungkook respondieron las preguntas restantes y no pudieron comenzar con la manualidad, pues la maestra había pedido orden para empezar con aquello de las presentaciones. Todos y cada uno de los alumnos se levantaron de sus respectivos asientos para dar una breve descripción de sí mismos.
—Kim Seokjin, es su turno. Levántese y háblennos de usted.
El chico rodó los ojos con pereza.
—¿Tengo que levantarme?
—Sí.
Bufando, hizo caso.
—Soy Kim Seokjin, Jin para los brothers —empezó—. Me gusta joder la vida y llevar la contraria, eso me da la sensación de ser libre. Por eso soy gay.
Cuánta osadía...
La mitad del salón bramó y la otra mitad observó al chico como si fuera un auténtico bicho raro.
—¿Qué miran? ¿Se les perdió uno igualito? —Provocó, tensando la mandíbula—. Y ya. Eso es todo.
Tomó asiento sin previo permiso u orden de la maestra, quien negó con la cabeza y decidió no hacer comentarios al respecto.
—Min Yoongi, es su turno.
—Me gusta dormir. Fin.
—Párese y-
Antes de que pudiera terminar la frase, el peliverde recostó su cabeza sobre el pupitre, cerró los ojos y fingió ronquidos.
Ciertamente molesta, pero también resignada, ella miró a Jungkook.
—Jeon Jungkook, su turno.
El castañito asintió educadamente, poniéndose de pie y regalándole a todos una adorable sonrisa.
Precioso.
—Buenos días a todos, yo soy Jeon Jungkook —dijo amablemente—. Soy una persona curiosa a la que le gusta saber de todo un poco y que también aspira a hacer de todo un poco. Actualmente soy seminarista y eso me lleva a ser una persona a la que le gusta escuchar. Si puedo ayudarles en algo, por favor, no duden en acercarse a mí. Intento expandir mi poco, pero útil, conocimiento. Más que tener el título de su compañero, espero también representar bien el término como tal para ustedes. Estoy abierto a todo y todos. Cuidaré bien de ustedes y espero que ustedes cuiden bien de mí. ¡Dios los bendiga!
Casi toda la clase aplaudió, incluido Taehyung, que se había quedado embobado apreciando al castañito en tanto hablaba.
Inesperadamente, su corazón latió con fuerza y sintió crecer en su interior un amor que iba más allá de cualquier límite o frontera.
Jeon Jungkook era tan espectacular, tan único, tan precioso, tan majestuoso, tan irreal. Lo era todo. Toda la belleza del mundo se había concentrado en él, creando al ser humano más etéreo y maravilloso.
—Excelente y única presentación —la maestra le sonrió con dulzura—. Kim Taehyung, es su turno.
Jungkook tomó asiento y Taehyung se levantó, más que nervioso. Al parecer, el castañito lo notó y por eso palmeó su espalda, queriendo darle ánimos.
—Soy Kim Taehyung —comenzó, haciendo una corta reverencia—. Nací y crecí en Daegu, la fotografía me apasiona y me inclino más hacia la energía, no tanto hacia el método.
¿Qué más decir? No es como que él fuera la persona más interesante del mundo, y sus pensamientos prefería dejarlos para sí mismo. Tampoco era sociable y, de hecho, prefería la soledad.
—Muy bien, Taehyung. Por favor, tome asiento.
Antes de que pudiera hacerlo, Seokjin aprovechó el descuido de la maestra para correr silenciosamente la silla del rubio hacia atrás, logrando que, en vez de sentarse, el chico cayera al suelo y se aporreara la cabeza en la parte trasera.
Jadeó de dolor, y todos voltearon a verlo. Unos que otros se rieron, entre ellos Yoongi y Seokjin, quien había quedado libre de sospechas.
Genial. Ahora iba a ser el hazmerreír de toda la clase.
—¿¡Estás bien!? —Levantándose, el castañito agarró las manos de Kim y le ayudó a reincorporarse. Le escaneó la cabeza, rápidamente dándose cuenta gracias a aquella cabellera rubia de que estaba sangrando—. Maestra —llamó—, Taehyung está sangrando.
—¿Es así? —caminó hasta ellos, corroborándolo—. ¿Cómo se siente, Taehyung?
—Un poco mareado... —sinceró.
—Jeon, acompáñelo a la enfermería —ordenó, tomando al chico por el brazo izquierdo, ayudándole a ponerse de pie. Jungkook igualmente lo auxilió, solo que del otro lado—. Puede ser peligroso.
—Sí, maestra.
Hizo una rápida reverencia, manteniendo al rubio cerca suyo, empezando a guiarlo a través del salón y posteriormente a través de los pasillos del instituto.
"Pájaros" negros nublaban la vista del mayor. Un agudo dolor aquejaba la zona del golpe y sentía un líquido espeso y caliente descender por su nuca y espalda, distrayéndolo del hecho de que prácticamente iba pegado a Jeon Jungkook.
Tras llegar, Kook de nueva cuenta lo asistió, ahora sentándolo en una de las camillas. Sin embargo, no había señales de la enfermera o de algún auxiliar.
—Iré a buscar a alguien —informó, dándose media vuelta. No obstante, la mano de Taehyung en su muñeca lo detuvo—. ¿Pasa algo?
—No te vayas, por favor —pidió, un poco suplicante—. Quédate aquí conmigo mientras alguien llega.
—Tae, tienes también heridas de días atrás. Alguien debe revisar tu cabeza y que esos hematomas igualmente estén bien.
—Ya vendrá alguien.
—¿Y si demoran?
—No lo harán —insistió, zafando un poco el agarre—. Por favor, no te vayas...
¿Y acaso tenía otra opción? Era negligente, pero...
¿Cómo decirle "no" a ese chico?
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