Seven
Domingo.
Taehyung estaba más nervioso que nunca. Sentía que su estómago se revolvía e iba a obligarlo a devolver cualquier bocado de comida que se hubiera tragado más temprano. Muy dentro de él sabía que las cosas iban a ser diferentes ese día porque ya había tenido un encuentro con 'Kookie', que no se llevó la mejor de las impresiones. Era probable y hasta seguro que lo reconociera en la misa, y Taehyung se odiaba por eso.
¿Qué pensaba 'Kookie' de él? ¿Realmente se vio muy sospechoso como para que el chico se diera una idea de sus sentimientos? ¿Se había visto muy torpe e imbécil? Bueno, él era torpe e imbécil, pero en la mayoría de ocasiones sabía disimularlo; en esa no y por eso estaba a punto de tirarse por cualquier ventana alta que le apareciera al frente.
En cuanto a Joohyun, las cosas habían salido excelentes. El otro día se había enterado de otras cosas, como que la otra chica se llamaba Seungwan, también iba a la iglesia, provenía de una buena familia bastante religiosa y llevaban saliendo en secreto poco más de año y medio. Igualmente, los tres llegaron a un acuerdo que consistía en que Taehyung y Joohyun fingieran interés mutuo para que sus padres los vincularan. No se habló mucho de un compromiso, mas en caso tal de que fuera completamente necesario, también quedaron en comprometerse pero, obviamente, de puertas para adentro no serían nada más que buenos amigos y cómplices.
—¿Por qué tan serio, Tae? —Jimin hizo acto de presencia en la habitación. Olía bien y estaba más arreglado de lo habitual. Taehyung supuso que era debido a Seulgi—. ¡Hoy es un gran día, estoy tan emocionado!
—¿Emocionado por ir a la iglesia? —arrugó la frente, demostrando su asombro. Jimin rio maquiavélicamente e intentó calmarse. No quería que Taehyung se diera cuenta del plan que tenía para ese día—. ¿Para ver más chicas bonitas? Pensé que Seulgi te gustaba lo suficiente.
—Seulgi es hermosa, pero es solo un plato dentro de todo el menú de un restaurante. No siempre quieres comer filete, ¿sabes? A veces se te antoja pollo, huevo, verduras sin más o hasta un dulce.
—¿Es así? —movió sus dedos nerviosamente, tragando en seco—. A mí no me pasa...
—No, porque tú siempre quieres polla... —fingió toser y luego explotó en carcajadas. Taehyung lo fulminó—. ¡Digo, digo! Pollo...
—Eso no fue gracioso.
—¡Solo bromeaba! —le pegó en el hombro suave y juguetonamente—. Por cierto... ¿Cómo te sientes hoy al saber que verás a... ya sabes quién?
Jimin no sabía del encuentro desastroso que había tenido Taehyung con 'Kookie' y, conociendo a su hermano, tampoco quería contárselo. Probablemente solo se burlaría de por vida o, peor, se lo recordaría constantemente en misa cuando saliera el muchacho a corear únicamente para hacer que se sonrojara y se viera aún más idiota.
—Estoy t-tranquilo... —mintió, y se notaba que estaba mintiendo—. Intentaré sacármelo de la cabeza. Ya le pedí disculpas a Joohyun y estamos bien. No quiero arruinar las cosas con ella como ya lo he hecho en diferentes oportunidades. —Siguió mintiendo—. ¡Además hoy t-tengo que confesarme con el Padre! Mamá me lo ordenó... ¿No recuerdas?
Efectivamente, Jimin no lo recordaba.
¡Pero eso era muchísimo mejor! No quería que Taehyung huyera en cuanto viera que estaba con Jungkook, así que esa información le había servido para idear un nuevo plan:
¡Cuando Taehyung saliera del confesionario, Jimin estaría esperándolo en la puerta con Jeon Jungkook al lado!
De tan solo pensarlo, alzó su cabeza hacia el techo, abrió su boca enormemente y empezó a soltar carcajadas exageradas, ideando ser un villano de aquellos que se veían en algunas obras de teatro.
—¿Qué te pasa? —le preguntó el menor, barriéndolo con la mirada. No quería pensar mal de su hermano, pero lo conocía como a la palma de su mano y esa actitud era extraña en él—. ¿Estás tramando algo? ¡Actúas sospechosamente!
—¡No estoy tramando nada! —se defendió rápidamente—. Solo pienso en lo que le vas a decir al Padre. Sabes que mentir es pecado, ¿no es así?
—Sí, por eso seré sincero.
—¿¡Qué!? ¿¡Le dirás que te gusta otro chico igual a ti!?
—¡Shhh! —regañó, indicándole con la diestra que bajara la voz—. No le diré que me gusta un chico, le diré que estoy confundido, que creo que Satanás me está poniendo ciertas pruebas en el camino y que me mande algo para volver a Dios.
—Claro —burló, cruzándose de brazos—. Como si el Padre fuera un doctor para que te "mande algo". ¡Lo que tienes que hacer es conocerlo! Hablarle, acercarte, que te recuerde que es un hombre simple como todos y se te quite ese enamoramiento absurdo. Estás enamorado de una idea que creó tu cabeza y que te hace pensar cosas que no son.
Ese era un buen punto, pero... ¿La cabeza de Taehyung estaba idealizando a 'Kookie'? Él no lo creía así, porque no esperaba nada del chico. Solo pensaba en él, en su hermosa voz, su cálida presencia y en lo deslumbrante que era. Haberlo visto representó un flechazo instantáneo, no una idealización, pues en la idealización se esperaban cosas y Taehyung no esperaba nada. Lo mucho que hacía en ocasiones era imaginarse escenarios ficticios a su lado y para nada posibles, como en el asunto de lo de Joohyun con su novia.
Taehyung era consciente de muchas cosas, y una de ellas desde un principio siempre fue que estaba mal y que debía cambiar. Que era un asqueroso anormal y pecador.
¿Qué tipo de "idealización" podía haber en el sentirse repugnante? Ninguna.
—Prefiero mantener la distancia —expresó tras un par de segundos de haber reflexionado—. A muchos les gusta la luna y no por eso irían a visitarla. Por ese chico siento algo parecido.
—Qué romántico —eludió, chocando hombros con el menor suavemente—. Ojalá yo pudiera tener algo de esa inspiración. Últimamente mis cuadros apestan por falta de entusiasmo.
—¡Chicos, hora de irnos! —gritó Nara desde abajo.
Taehyung empezó a marearse y flaquear. Estuvo a punto de fingir que estaba enfermo para no ir, mas Jimin lo había tomado demasiado entusiasmado por el brazo y prácticamente lo arrastró hasta la planta baja y de ahí al Rolls Royce Phantom de su padre, quien no demoró en tomar dirección a la iglesia.
Estaba viendo colores y manchas negras. Sudaba frío, sus manos temblaban y su estómago se revolvía más, más y más. Su madre le habló, pero se escuchaba lejana, como un débil susurro en medio de los gritos en su cabeza. Sentía el corazón latirle no en el pecho, sino en la garganta, ahogándolo y obligándolo a suspirar, pues no le estaba entrando el suficiente oxígeno a los pulmones.
—Qué aterrador, estás como al borde de la muerte.
Nara se giró con la intención de confirmar el comentario de Jimin. Tras ver a Taehyung, pegó el grito en el cielo.
—¡Tae! ¿¡Estás bien!?
No. Estaba a punto de desmayarse.
—Necesito... —abrió ágilmente la ventanilla—. Aire...
Jimin no quería imaginarse la reacción que tendría al ver que su "amor platónico" estaba hablándole. Por lo poco que pudo ver de Jungkook, notó que era un chico amable, carismático, tímido y adorable, pero Taehyung también era tímido. No sabía cómo iba a resultar todo aquello, mas haría el papel de intermediario y a la vez intentaría que a su hermano se le quitara esa estúpida obsesión.
Todo iba a salir bien.
O no...
La otra opción era que Taehyung vomitara, saliera corriendo y no quisiera regresar a la iglesia.
Al llegar, el menor de los Kim se fue corriendo a buscar a Joohyun. En momentos como aquellos, en los que se sentía como un anormal de pacotilla y un patético y pecador de la peor calaña, era donde más anhelaba la presencia de la chica. Ella de alguna u otra forma le recordaba que no estaba solo y que siempre podía haber una situación peor.
—Buenas noches, Joohyun —saludó, olvidándose de que todavía era de mañana—. Digo, buenos días —Seulgi, al lado de su hermana, carcajeó ligeramente. Taehyung se sintió aún más idiota—. ¿Quieres sentarte junto a mí durante la misa?
—Buenos días, Taehyung. ¡Por supuesto!
Seguidamente, se sonrieron como si estuvieran enamorados, Taehyung le brindó su brazo derecho a Joohyun y ella lo aceptó gustosa. A sus espaldas escucharon unos cuantos murmullos de sus familiares, lo que les indicó que estaban haciendo las cosas bien.
Todo iba excelente, pero Taehyung no contó con que Joohyun elegiría una de las primeras bancas. Él quería sentarse más atrás, donde el chico del coro de la iglesia no tuviera buena visión de él.
Claramente, Joohyun no sabía nada de 'Kookie' y Taehyung tampoco planeaba contarle algo.
—¿No te sentirías mejor atrás o en uno de los costados?
—Es que atrás se sienta mi familia y quiero estar lejos de ellos —expresó—. En cuanto a los costados, no me gustan porque desde ahí es fácil que los de atrás vigilen y nuestras familias indirectamente juzgarán nuestro lenguaje corporal. Elegí este asiento para nuestra propia comodidad.
Joder, cómo se notaba que tenía más de año y medio de relación con otra chica. Sabía cosas que cualquier otra persona no y sus decisiones eran tomadas con la intención de poder pasar desapercibida.
Eran argumentos que Taehyung no podía contradecir y por eso se obligó a sentarse, sintiéndose aún más nervioso. No contaba con que estaría justamente al frente, ahora teniendo la posibilidad de ser reconocido y enjuiciado por 'Kookie'.
Por lo menos la presencia de Joohyun era más tranquilizadora que la de Jimin. No se sentía presionado y a partir de ese momento todo contacto físico fue nulo. Siquiera se rozaban y se limitaban a hablar de cosas amigables en tanto la misa daba comienzo.
Todo estuvo normal. Lo único anormal fue la torpeza desmedida de Taehyung. Su lengua se enredaba al llevar a cabo los rezos, de repente su mente olvidó las alabanzas, las canciones y cuándo debía sentarse o cuándo debía pararse. Se estaba dejando guiar por Joohyun y las personas a su alrededor.
Y ya había llegado la hora de la salida del coro de la iglesia.
El pobre muchacho no supo a quién o a dónde mirar, así que simplemente tragó en seco y ascendió su mirada hacia Cristo colgado en la cruz.
«Perdóname, Dios. Incluso si me torturan igual que a tu hijo y me hacen cargar no una, sino cien cruces, me seguiría sintiendo igual de indigno y perdido. Soy asqueroso. Perdóname, por favor».
Tras pensarlo, los chicos del coro de la iglesia empezaron a cantar y Taehyung intentó seguir con su mirada en la estatua, mentalizándose en que había ido allí para honrar a Dios, no para satisfacer a su necio e irregular corazón.
Sin embargo, el corazón no se mandaba.
Su fuerza de voluntad se desplomó y sus ojos cayeron hasta un chico en específico. No lo buscó, porque como si su instinto supiera quién era y dónde estaba, el contacto visual fue inmediato.
Sí. Contacto visual.
Para su sorpresa, 'Kookie' ya lo estaba mirando, detallándolo con interés y preocupación mientras sus labios se movían para hacer oír aquella preciosa voz de ángel que era digno de portar. El corazón de Taehyung dio un vuelco y prontamente sintió su rostro hervir.
Quería voltear la cabeza hacia otro lado, pero simple y llanamente se quedó petrificado, mirándolo con admiración y anhelo, como si fuera una criatura única y majestuosa que había llegado desde los cielos con el afán de aportarle felicidad y amor a todo aquel que tuviera la dicha de conocerlo.
Taehyung se perdió en esos hermosos ojos.
¿De verdad era posible que existiera una belleza de esa magnitud? ¿A qué galaxia le había robado las estrellas como para que sus ojos brillaran de esa manera?
Ese chico era precioso.
Era el pecado en persona.
Y Taehyung era el loco dispuesto a cometerlo una y otra vez.
Su ritmo cardíaco se calmó; ahora iba lento. Tan lento que cualquier otro ruido se amortiguó y solo quedó la voz de 'Kookie' y el bombeo de la sangre de Taehyung a través de su cuerpo. Sus sentidos se perdieron, mas su mirada se mantuvo en el mismo lugar.
—¿Estás... llorando?
La pregunta de Joohyun lo bajó de las nubes y lo arrastró hasta el mismísimo infierno. Los chicos habían acabado con su actuación y Taehyung se toqueteó ligeramente las mejillas con la punta de los dedos, confirmando que efectivamente unas cuantas lágrimas rodaban por ahí.
Dios mío. ¿Acaso se había puesto a llorar de amor?
Volvió a hervir. Nada ayudó alzar la mirada con bochorno y que 'Kookie' pestañeara lentamente hacia él y le regalara una retraída y preciosa sonrisa que parecía decir: «Está bien, tranquilo».
Taehyung entendió perfectamente bien el mensaje, pero... ¿Qué estaba bien? ¿Lo del otro día con lo de la cámara o la ridiculez que había acabado de hacer?
Ponerse a llorar de la nada...
Sí, definitivamente había perdido la puta cabeza.
—¡Y hasta me sonrió! —pensó en voz alta, llamando la atención de Joohyun y de la persona a su otro costado—. Pe-perdón...
Hizo una leve reverencia y fin del tema externamente, porque internamente quería matarse y estaba pensando en distintas formas de poder hacerlo.
Nada podía empeorar la situación.
O sí.
Porque como decía la ley de Murphy: «Si una cosa puede ir mal, irá mal por triplicado».
—Hijos míos, hoy habrá una diferencia en la entrega de las ostias —dijo el Padre—. Como sabrán, en la iglesia nos gusta apoyar a aquellos jóvenes guiados por el camino de nuestro señor Jesucristo, sobre todo aquellos jóvenes comprometidos con el servicio sacerdotal. Últimamente he sido un poco más exigente con uno de esos jóvenes, pero su trabajo y dedicación han sido intachables y por eso permitiré que sea él quien les ofrezca la ostia hoy. Hijo, ven aquí.
Se dio media vuelta y llamó a alguien.
—No... —susurró Taehyung, perdiendo el aliento por onceava vez en el día.
Era él.
Era 'Kookie'.
Se había cambiado de túnica y había salido con una deslumbrante sonrisa. Todos lo amaban, pues la multitud empezó a aplaudir y a vocear halagos hacia él. El Padre le entregó la copa y una chica se situó detrás de él con la intención de ir pasándole las ostias.
—Pasen en orden, por favor —pidió el Padre—. Primero los de la primera fila.
Y la situación seguía empeorando.
'Kookie' le iba a dar la ostia en la boca, se iba a dirigir directamente a él, le iba a hablar y todo lo que conllevaba una maldita entrega de ostias.
Taehyung no se creía capaz.
Y Jimin, en una de las filas de atrás, estaba por poco muriendo de la risa y la expectativa.
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