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Timor amandi

 JiMin y JungKook salieron de la academia luego de programar un horario para practicar en la sala donde estaría el pelinegro.

Uno de los dos chicos estaba contento con todo lo que acababa de pasar dentro de aquel recinto, pero el otro, solo sentía un poco de miedo por ello.

JiMin no paraba de pensar en lo que salió de los labios del castaño. Sabe que la canción así dice, pero vaya situación en la que él era la persona que conoció y el como su mirada le mostraba seguridad, pareciera como sí en realidad aquel individuo supiera su secreto.

— No pensé que cantaras tan lindo — Su mirada se levantó para poder observar y prestarle atención al castaño — Es muy suave, pareciera como si fuera el canto de un ángel.

JiMin se atragantó con su propia saliva ante ese comentario. Rápidamente Jeon le propinó leves golpes en su espalda para ayudarlo a recobrar el aire.

— Disculpa — El de ojos azules posó su mano en  su pecho, las sorpresas para él no acababan.

— ¿Estás bien? — El rostro de JungKook mostraba su preocupación y fue como si JiMin sintiera un apretón en su pecho por ello. 

— Sí — respondió, pero sus ojos no pasaron desapercibidos por el humano, aquellos ojos zafiros destellaron un poco, casi haciéndose más azules.

No dijo nada, ni siquiera pudo hacer una mueca ante ello; siguieron caminando, esta vez Jeon caminaba detrás de JiMin, pensando en varias situaciones hasta el momento.

Díganle loco o necesitado de atención, pero, desde que conoció a aquel chico hace ya unos meses, todo su mundo se había transformado en solo pensar en su presencia, y en cómo su corazón se acelera con cualquier cosa que estuviera relacionado con el pelinegro.

En pocas palabras y lo aceptó hace poco, se estaba enamorando del chico frente a él.

— Oye, ¿por qué caminas tan atrás? —  JiMin se detuvo ocasionando que el castaño también parará de verlo — Tú eres quien me invitó y hasta el momento no me has dicho nada.

La sonrisa que tenía el pelinegro hizo que Jeon sonriera mucho más amplio y bajara su mirada a causa de su sonrojo.

— ¿Uh? — JiMin se acercó y posó la palma de su mano sobre una de las mejillas del castaño, quien ante su toque quitó su sonrisa y lo observaba asombrado — ¿Tienes fiebre? De pronto te pusiste rojo.

JungKook  llevó su propia palma a la mejilla que no tenía el tacto del pelinegro, sintiendo como su mejilla estaba caliente. 

— No, no es nada — Tomó la mano de JiMin para que dejara de tocar su mejilla, porque si no lo dejaba de hacer su rostro se volvería el color rojo del semáforo  y no solo un leve rubor.

Miro la diferencia de tamaños entre su mano y la del pelinegro y al parecer no era el único que estaba viendo eso. JiMin también estaba viendo sus dedos siento apresados por los de Jeon, su pequeña mano prácticamente desaparecía al ser sostenida por el  castaño.

— Esto es ridículamente adorable — Jeon sonrió y movió sus manos de un lado hacia el otro frente al rostro de JiMin — tú mano es tan tierna — cubrió sus ojos con la mano del chico y luego se asomó un poco entre ellas.

— ¡Jungkook! — Una carcajada abandonó la garganta de JiMin.

Ver como a Jeon le gustaba jugar con su mano le hizo sentir muchas cosas dentro de él. 

Siguieron caminando hasta llegar a una cafetería. 

— ¿Quieres que entremos? — JungKook miró interrogativo. Luego los dos miraron hacia dentro del recinto; no había muchas personas dentro, en realidad estaba casi vacío a excepción de una pareja no tan lejos de la barra.

Al final JiMin accedió a entrar, y al hacerlo buscaron una mesa no tan lejos de la entrada. 

Luego de unos segundos un joven llegó hacia ellos, traía una libreta y un lápiz en mano.

— Bienvenidos a "Celestial" — JiMin sintió como si aquel chico desprende una energía muy fuerte, una energía que se parecía a la suya — ¿Qué les puedo ofrecer? — Al levantar la mirada, el peli ceniza se topó con la mirada del ángel, quien contuvo el aire al ver de qué se trataba.

Aquel chico no era nada más y nada menos que un adivino, una persona que podía sentir la presencia de entidades y seres fuera de lo normal según los humanos.

Aquel chico que en su gafete tenía como nombre "JeonHyun" lo miró asombrado y con una sonrisa muy grande.

— ¿Qué nos recomiendas? — La voz de Jeon llamó la atención de los otros dos, quienes volvieron a su estado natural.

— Bueno, el pastel de queso con fresas es lo más popular en este lugar, también tenemos pie de manzana y canela.

— Pediré el pastel de queso y... ¿JiMin?

— ¿Eh? — JiMin seguía aún pensando en si aquel chico ya se había dado cuenta de lo que era.

— ¿Qué ordenaras? 

— Oh, el pie de manzana está bien para mí — Asintió para sí mismo. El chico se fue dejándo los solos. Pero cuando llegó a la barra y pidió la orden, JiMin se dio cuenta de que estaba escribiendo en su libreta.

— ¿Qué tienes? — JungKook llevó su mano frente sus ojos par llamar su atención. 

— ¿Yo? — guardó silencio un rato para luego negar — nada, no pasa nada — le sonrió.

El chico regresó y les dio a cada uno su orden, acompañado de un café — La bebida es cortesía de la casa.

JiMin sujeto el plato de su postre, pero algo llamó su atención. Era una nota que estaba en el plato de su café.

Lo tomó y bajo la mesa lo abrió para leer lo que había dentro.

"No te preocupes, no le diré nada" 

Y eso solo le confirmó que sabía su identidad. Asintió hacia el chico quien lo miraba. Donde luego aquel le dio una sonrisa que no pasó desapercibida por cierto castaño.

Al caer la noche ambos siguieron caminando por la calle de Seúl, solo que esta vez cada uno estaba en su propio mundo, pensando en sus cosas.

JiMin sentía que quería saber el porqué le aterraba tanto el que el otro se diera cuenta de lo que le estaba ocultando, o el porqué le importaba tanto lo que Jeon pensaría sobre él al descubrirlo.

— JiMin — Jeon le detuvo sujetando su muñeca y acercandolo a su cuerpo un poco — ¿Tú te has enamorado alguna vez? — Ante esa pregunta, el azabache se puso un tanto nervioso — Ya sabes, ese sentimiento que tienes cuando estás con alguien, ese calor en tu estómago, el sentirte completo cada que lo vez o pensar constantemente en esa persona todos los días las 24 horas. 

Lo pensó y analizó sus palabras. Era todo lo que él sentía cuando estaba cerca del chico que lo sostiene tan firmemente de las muñecas, como si no quisiera que se alejara.

Todo aquello lo describe en ese momento y en todos los anteriores. Esos y el sentimiento de sentirse tan cercano a Jeon, como si lo conociera de siempre o como si fuera su destino.

Su corazón empezó a palpitar muy rápido, lo sentía casi en su garganta y sus manos estaban sudando un poco a causa del nerviosismo en el que estaba sumergido. Mojo sus labios porque los sentía resecos, pero tal vez no fue la mejor idea, ya que los ojos de cierto castaño no se apartaban de aquellos rojizos labios.

JungKook se encontraba igual que JiMin en esos momentos. Incluso sentía el impulso de unir sus labios y probar de los contrarios.

— La verdad es que nunca lo he sentido, pero... — Levantó su mirada, la cual se encontró con los orbes café del anterior, aquellos que siempre que lo veían tenían un brillo tan puro — No creo estar tan lejos de llegar a estarlo en algún momento.

Sus cuerpos estaban tan cerca, JungKook aprovecho el que el contrario estuviera tan perdido en su mirada para acercarse un poco y dejar que sus respiraciones se mezclarán. Pero el miedo y la duda en los ojos de JiMin le impidió dar el siguiente paso, por lo que, con un suspiro llevó sus manos a las mejillas contrarias, logrando que Park cerrara sus ojos ante el tacto.

— No lo haré, no puedo hacerlo si tienes miedo — le susurro muy cerca de sus labios — Lo haré cuando tú quieras que lo haga.

Con eso último, JiMin dejó salir un poco del aire de sus pulmones, pero al sentir la cálida piel de los labios del contrario en su cien, hizo que suspirara muy profundo.

Así permaneció el castaño, con sus labios pegados en la piel del contrario. Sentía tantas cosas, cariño, protección, aprecio, respeto, pero sobre todo, tenías las inmensas ganas de amar al chico que le robó su corazón desde que chocó con la puerta del lugar donde trabaja.

El azabache, por su parte, tenía miedo. Un miedo de caer y no poder salvarse, de no poder cumplir con su misión. 

Tenía que recordárselo. Tenía que prohibirse a sí mismo sentir todo esto, sentir ese cariño que le estaba tomando al humano. Tenía que prohibirse amarlo.


Es el capítulo que menos se me complico para escribir. No , siento que lo que puse fue tan sencillo de describir, los sentimientos de ambos y la forma de ser, creo que es lo que me ayudan a desarrollar la historia.

Espero les esté gustando.

I Purple U 💜
💙🦋🖤

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