Ya había caminado mucho, alejado del parque recorrió el mismo camino por el cual había transcurrido el primer día ahí, recordando que ese día había visto a un chico muy hermoso, el cual lo había golpeado.

Se detuvo frente a la puerta de aquel lugar con intención de abrir la puerta e ingresar para saciar su curiosidad con respecto a las cosas que habían ahí.

Al empujar la puerta y no ver hacia el frente, sintió como golpeó algo, y lo confirmó ante el quejido de dolor.

— ¡Ay! — se apresuró a ingresar y ponerse a la altura del castaño que estaba en el suelo sosteniendo su nariz.

— ¡Oh padre mío! ¡Lo siento! — no encontraba que hacer y se sentía alterado.

— Tranquilo, no es nada, solo es un golpe — el castaño ahora reía por tal situación; él tirado en el suelo con varios estuches de discos a su alrededor; levanto la vista y olvido por completo como respirar.

Ahí estaba de nuevo frente a él, justo delante de él, aquel chico de ojos azules lo veía, y podía jurar que los dos tienen el mismo sentimiento, los dos se estaban perdiendo en la mirada del otro.

— Kook, ¿qué haces en el suelo? — YoonGi se acerco al no escuchar más los reclamos del más joven — Oh, ¿puedo ayudarte en algo, lindo? 

Y los dos salieron de su trance, donde se pusieron de pie al mismo tiempo; Jeon levantó los discos. — ¿Buscabas algo en especial? Puedo ayudarte si gustas — la sonrisa que tenía en sus comisuras lo delató, sabia que luego de este nuevo encuentro se avecinaba una serie de preguntas a las cuales le daría pena responder.

— La verdad, solo quería ver, nunca había visto un lugar así.

— Bueno, puedes observar lo que gustes, si tienes preguntas estaré en aquel pasillo para ayudarte.

— Yo lo ayudaré, tú sigue colocando los vinilos en su lugar.

Luego de eso los dos se separaron, retomando lo que estaban por hacer antes del pequeño incidente.

Cada uno estaba en esquinas opuestas, pero sus miradas se encontraban de vez en cuando, aunque solo uno la mantenía fija en la presencia del otro. JungKook no podía apartar sus ojos, siguiendo cada acción del pelinegro.

— ¿Así que nunca habías escuchado música?

— No — contesto a la pregunta del chico de ojos gatunos — Es mi primera vez en un lugar así.

— Vaya, ¿Has vivido acaso bajo de una piedra? — pregunto con gracia e ironía, pero al parecer el ángel no comprendió sus palabras.

— ¿Se puede vivir bajo una piedra? — pregunto sosteniendo un disco de vinilo en sus manos.

— ¿Qué? ¡No! Es un decir nada más — el ceño fruncido del contrario le saco una sonrisa a JiMin, quien volvió a colocar lo que sostenía a su lugar original — Vaya, por como actúas y entiendes las palabras se podría decir que sí has vivido en otro lugar fuera de la tierra.

— Bueno, mentira no podría ser. He vivido en cualquier parte del mundo, pero nunca me acostumbre a usar sus palabras o entender lo que decían.

Salio de aquel pasillo y miro los pequeños llaveros que estaban en la esquina. Eran muchos, unos cuantos de guitarra o cualquier otro instrumento, pero el que más le llamó la atención era el de un arpa, aquel instrumento que tanto le gustaba tocar junto a su madre.

— ¿Te gusta? — El castaño con el que había chocado en la entrada se posicionó a su lado — Es un arpa, un instrumento que es casi complicado de tocar.

— No lo es mucho, usualmente lo tocaba junto a mi madre — Tomo el pequeño artefacto entre sus dedos — Sus cuerdas lastimaban mis dedos, tenía ampollas y callos casi todo el tiempo, pero valía la pena.

— Lo has tocado entonces — Asintio, aunque no fuera una pregunta.

— Sí, pero fue ya hace un tiempo. 

JungKook se quedó observando el rostro del pelinegro, petrificado nuevamente por el rostro de este, detallando cada una de sus facciones, esas facciones tan delicadas que lo hacían ver irreal. 

Sus ojos miraban la arpa, la cual era sostenida aún por JiMin, luego viajaron hacia la dura expresión que tenía. Una expresión que a simple vista podría destrozar tu corazón en miles de pedazos por el esfuerzo de mantener las lagrimas traviesas que querían abandonar sus hermosos zafiros.

JiMin al darse cuenta de la atenta mirada del castaño en él, soltó aquel llavero dejándolo en su lugar.

— Este lugar, ¿exactamente qué es? — pregunto encarando su rostro.

— Para muchos es un cofre de tesoros,  o una máquina del tiempo donde quieras regresar simplemente usando las diversas canciones aquí, pero para mí y para mis amigos, este lugar ha sido nuestro hogar.

— ¿Hogar? — JungKook hizo un asentimiento.

— El sentimiento de cariño que hemos tenido hacia la música está aquí, por lo que se ha convertido en nuestro hogar — sonrio mientras soltaba un poco de aire — Y desde entonces hemos tratado de hacer que ese mismo sentimiento tengan los que han visitado este lugar, ya que muchos es lo que buscamos.

— La música es lo más maravilloso que pueda existir.

A pesar de que JiMin no había escuchado música tan diferente, él siempre sintió un apego hacia las melodías, muchas veces tarareando algunas mientras estaba con su madre.

Y así como dijo Jeon, ese lugar era tan cálido, solo con un respiro podías sentir como si realmente estuvieras en casa.

El encuentro con aquel pelinegro fue inesperado, el sentimiento que sentía en su pecho al estar a su lado también lo era. 

Le tenía miedo a ese sentimiento y sus razones tenía, mas, no sabe porque quiso ignorarlos, simplemente tuvo el presentimiento que llegar a ese lugar y encontrarse con ese chico era realmente lo que tenía que ocurrir.

Ya es tarde, lo sé, pero aprovechando mi estadía en mi hogar quise publicar este capítulo para ustedes, el cual es algo simple y pareciera relleno pero es la primera interacción más desarrolla que hay entre  nuestros dos protagonistas.

Espero les guste y si es así me gustaría que me regalaran una estrellita o un pequeño comentario diciéndome que es lo que piensan de la historia.

Cuídense, tomen mucha agüita y coman bien.

Nos leemos pronto 🎀

I Purple U 💜

S. Black Angel 🖤