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𓏲 Capítulo Final

La risa de Nayeon resonó por todo el departamento mientras era perseguida por Jeongyeon, se encontraba huyendo de ella tras haberle jugado una mala broma hace unos instantes; al principio, Jeongyeon estaba un poco molesta, pero luego de un rato, la molestia fue disipándose gracias a las tiernas súplicas de la mayor que terminaron por hacerla reír también.

— Déjame en paz — rió divertida frente a la menor, siendo el sofá el único obstáculo entre ambas — Prometo que compraré tu comida favorita.

— Todo lo quieres arreglar con comida, Nay, no soy Momo — se cruzó de brazos.

— ¿Y? Siempre funciona, no veo que te niegues.

— Tienes razón, tendré que ser más dura en cuanto a eso.

— No puedes hacer eso~— canturreó con voz aguda, dándose cuenta de que la expresión de la menor estaba más seria — Ya, lo siento, no te enojes — hizo un tierno puchero que terminó convenciendo a la más alta.

Resignada, asintió y extendió sus brazos, dándole la clara señal para que se acercara a abrazarla, a lo que, Nayeon muy a gusto, aceptó. Jeongyeon tomó el rostro de la ahora rubia entre sus manos, dedicándole una bonita sonrisa antes de acercarse y besar sus labios. Era imposible molestarse con ella, siempre encontraba una forma de convencerla, y como la mayoría de las veces, terminaba cayendo ante sus encantos.

El sonido de la puerta abriéndose las sacó de su ensoñación junto a un quejido molesto, miraron con el ceño fruncido a Chaeyoung que iban entrando con expresión apenada por interrumpirlos.

— Lo sé, dije que pasaría la noche en casa de Mina, pero es urgente — Chaeyoung se explicó al notar la expresión molesta de su amiga, luciendo un tanto ansiosa.

— Habla — suspiró la rubia — Y espero que realmente sea algo importante, sabes que el departamento es nuestro los viernes.

— Dahyun regresó.

La noticia del regreso de Dahyun fue algo que desconcertó a todas, excepto a Momo que aún no lo sabía. No se lo esperaban, ya había pasado mucho tiempo sin saber de ella, y de repente saber que estaba de nuevo en la ciudad, las tomó por completa sorpresa.

Mina fue la primera en saberlo, Dahyun le llamó personalmente tan pronto bajó del avión esa misma tarde, y luego de mucho rato disculpándose por todo ese tiempo ausente de sus vidas, Mina accedió a verla y pasar la noche en su casa, tenía el presentimiento de que había mucho que la menor tenía que explicar. Como era de esperarse, se lo comentó a Chaeyoung quien, sin oponerse, aceptó que su novia visitara la casa de su amiga en lugar de pasar la noche juntas en su casa como lo habían planeado, es más, planeaba acompañarla, y por boca de Chaeyoung, Nayeon, Jeongyeon, Sana y Tzuyu lo sabían ahora.

Dahyun estaba muy nerviosa, encontrarse con sus amigas — si es que podía seguir llamándolas así — de nuevo la hacía sentir como si no mereciera estar ahí, principalmente porque ella misma se alejó cuando se mudó. Con temor decidió llamar a Mina, arriesgándose a un muy merecido rechazo, pero se sorprendió completamente cuando en lugar de hacerla a un lado, aceptó verla.

Mina seguía siendo la misma de siempre, no había cambiado.

No sabía con certeza si ya le habían dicho a Momo, y ese era su más grande temor, porque de seguro pasó un muy mal momento por su culpa, por su inmadurez, por sus malas decisiones. Ahora sabía que nada justificaba sus acciones, sus elecciones no fueron las mejores, pero estaba dispuesta a enmendarlas, o al menos hacer el intento.

Regresó a su casa, al entrar se encontró con la total oscuridad, los muebles seguían ahí junto a la mayoría de las cosas que no se llevaron, tal y como lo dejaron. Suspiró con cansancio y acomodó sus maletas a un lado de la puerta, ya más tarde las llevaría a su habitación, por el momento, arreglaría un poco en lo que Mina llegaba, sin tener la mínima idea de que todas le harían una pequeña visita.

— ¡Dubu! — Sana fue la primera en lanzarse a los brazos de la menor — Estás más alta y tu cabello se ve bonito — halagó cuando se separó, viéndola con una enorme sonrisa.

— Gracias — respondió con las lágrimas acumulándose en sus ojos. No esperaba verlas a ellas entrando por la puerta de su casa, luciendo tan diferentes y al mismo tiempo, tan iguales como cuando se fue — Yo no... No esperaba verlas a todas hoy — sonrió, limpiando sus propias lágrimas.

— Si, bueno, lo siento, eso es mi culpa — apareció Chaeyoung, dándole un abrazo de bienvenida — Mina me dijo solo a mi y pues no podía solo ocultar esa información — rió.

Una a una saludó a la menor, repitiéndole lo mucho que la habían extrañado y lo cruel que había sido no haberse comunicado durante todo ese tiempo. Dahyun quería dar una buena razón, pero sus razones ya no le parecían tan lógicas ahora, y se sentía tan triste porque no merecía nada de eso, sin embargo, ahí estaban todas, acompañándola en su regreso como si no se hubiera convertido en una desconocida, y la verdad era que se sentía como una.

Hablaron por mucho tiempo, Dahyun las puso al tanto de cómo había estado durante ese tiempo lejos de su verdadero hogar, confesándoles la verdadera razón por la que tuvo que irse. Mina se sintió herida al principio porque nunca le comentó lo que estaba pasando con su madre, sin embargo, logró comprender que sobrellevar algo así no era tarea fácil. Por otro lado, todas estaban de acuerdo con que el daño que le hizo a Momo era casi irreversible, ellas fueron testigos de lo mucho que Momo se perdió debido a la tristeza y la soledad que la rodeaba desde su partida, y también eran consciente de lo difícil que sería convencerla de nuevo.

Sin embargo, Dahyun estaba dispuesta a intentarlo, y si Momo le pedía que saliera de su vida luego de sus disculpas, lo haría, no iba a oponerse si eso deseaba, porque al final de cuentas, se lo merecía.

El sábado por la noche, Chaeyoung se encontraba frente al espejo de cuerpo completo de la habitación que compartía con Mina, vistiéndose para la fiesta de cumpleaños de Tzuyu que Sana había organizado en un club que había alquilado con antelación. Tzuyu solía ser una chica muy sociable, por lo que, al entrar a la universidad, se rodeó rápidamente de más amigos, así que no solo serían ellas en la fiesta.

— ¿Estás lista, Chaeng? — preguntó, Mina entrando a la habitación, encontrándose con la hermosa imagen de su novia vistiendo una bonita blusa y ropa interior. Mordió su labio inferior y con una sonrisa se acercó desde la espalda, pegándose a ella — Parece que no — susurró en su oído, dejando un corto beso en el lóbulo.

— Minari, no empieces justo ahora — rió la menor, removiéndose inquieta entre sus brazos al sentir su mano metiéndose bajo su blusa, jugueteando peligrosamente con la orilla de su ropa interior — Casi estoy lista.

Mina hizo caso omiso y cargó a la rubia hasta la cama, iniciando una caliente sesión de besos que poco a poco fueron descendiendo de sus labios hasta su cuello, dejando húmeda la zona. Chaeyoung atrapó el cuerpo de la mayor con sus piernas, enredando sus dedos en su cabello ahora rojo, haciendo presión contra su cuello.

— Sabes que te amo, ¿verdad, Chaeng? — preguntó en un susurro luego de varios besos y mordidas, sus labios apenas rozando la piel de su cuello.

— Lo sé — respondió en medio de un suspiro, levantando su mentón con sus dedos para acercarla y besarla de nuevo.

— ¿Podemos retrasarnos? — preguntó, refiriéndose a la fiesta a la que por cierto, ya iban tarde.

— Nop — respondió con una corta risa al ver el puchero en los labios de la mayor — Así que suéltame y déjame terminar de arreglarme, Sana va a molestarse si no aparecemos pronto.

— Vas a debérmela — advirtió

— Voy a compensarte muy bien, no te preocupes por eso, Minari — jaló el labio inferior de la mayor con sus dientes y sonrió pícara, logró zafarse de su agarre, regresando a su posición frente al espejo para terminar de vestirse.

Mina sonrió tontamente mientras la veía corretear por la habitación, buscando sus cosas a toda prisa, se recostó en el respaldo de la cama y empezó a sobar su intimidad bajo la tela de su vestido, escapándose de sus labios algunos jadeos que llamó la atención de la rubia.

— Lo siento, cielo, pero no puedo quedarme con las ganas durante tanto tiempo

— Pero, Mina.

— Tú solo sigue en lo tuyo — la interrumpió jadeante — Lo haré rápido.

Chaeyoung mordió su labio inferior con lujuria, ¿cómo se supone que iba a concentrarse con su novia masturbándose a unos metros de ella? Era casi imposible, y siempre era igual, Mina aprovechaba cada oportunidad, justo como ahora.

Con movimientos sensuales que hizo a propósito, Chaeyoung terminó de vestirse, escuchando la respiración pesada de la pelirroja. Aplicó un poco de brillo en sus labios y miró a su novia a través del espejo, simplemente perdida en darse placer a sí misma. Sonrió con picardía y se acercó a ella, debían apurarse o en cualquier momento, Jeongyeon llegaría a molestarlas con que debían irse ya.

La mano de Mina se movía velozmente sobre toda su intimidad, sus ojos cerrados con fuerza junto a un ceño levemente fruncido, una imagen totalmente caliente para la menor. Chaeyoung detuvo los movimientos de Mina y apartó su mano para poder encargarse ella misma de su caliente novia. Mina abrió los ojos y se encontró con la traviesa sonrisa de la coreana, jadeó de nuevo ante el tacto de su pequeña mano, conectaron miradas mientras recibía esas caricias que poco a poco estaban llevándola al límite.

— Córrete, Mina — susurró, dejando una lamida desde su mentón hasta sus labios en donde dejó un muy húmedo beso.

Mina sintió esa familiar sensación concentrándose en su vientre, creciendo cada vez más con la velocidad de los dedos de Chaeyoung en su clítoris, estimulándola, y luego de unos minutos, logró llegar a su orgasmo mientras mordía el labio inferior de su novia a modo de callar el fuerte gemido que amenazaba con salir.

— Ya estoy lista, Minari, debemos irnos — rió, dejando un casto beso en sus labios antes de alejarse para limpiar su mano con los restos de la esencia de la mayor.

— Uhm, sí — respondió, todavía regulando su respiración — Solo dame unos segundos.

Chaeyoung suspiró y buscó las toallas húmedas que siempre tenían en su gaveta, limpió a su novia y después de un rato, ambas estaban limpias y listas para irse.

— Ahora tú me la debes — le dijo, sonriéndole inocentemente.

Mina asintió, besando sus labios con lentitud para luego dejar uno corto.

— ¡Vámonos ya! — Jeongyeon gritó desde el otro lado de la puerta — ¡Vamos tarde!

Chaeyoung hizo mala cara, y junto a Mina salieron de su habitación, encontrándose con sus amigas con expresiones serias en sus rostros. Ojalá que no hayan escuchado nada.

Las cuatro salieron rápidamente en rumbo al lugar al que Sana les había dicho, ansiosas por pasar un buen rato, pero muy dudosas y expectantes; Dahyun había dicho que también iría, pero Momo no tenía ni idea de que probablemente se la encontraría ahí. Quizás si debieron decirle, pero si lo hacían, de seguro evitaría ir.

Mina quería ser positiva, ya había pasado un tiempo, ellas necesitaban sanar completamente, porque, aunque Momo no lo dijera en voz alta, a veces notaba lo afectada que todavía se sentía en cada vez que el nombre de Dahyun salía en alguna conversación al azar.

Momo podría parecer fría y distante ahora, pero sabía perfectamente que todo era una fachada para no tener que expresar sus sentimientos, y la entendía completamente, por lo que nunca la forzaron a hablar al respecto, dejándola sobrellevarlo a su manera.

Cuando por fin llegaron, el estruendoso sonido de la música las recibió. Chaeyoung tomó la mano de su novia y la guió hacia el bar, convenciéndola de empezar con una ronda de bebidas para luego ir en busca de las demás.

La noche apenas empezaba.

Momo entró al lugar completamente dispuesta a disfrutar, la universidad la estaba estresando mucho más de lo que imaginaba, y darse un respiro no le haría ningún mal.

Tan pronto entró, se encontró con un montón de rostros conocidos, la mayoría estaban en su facultad, así que encontrar un poco de diversión no sería difícil. Se sentía muy confiada esa noche, hace un tiempo que no salía a disfrutar como debía, así que no había nada que la detuviera. Caminó hacia la barra con una sonrisa en sus labios, analizando a cada chica del lugar, encontrándose con muchas miradas cargadas de lujuria, y todas hacia ella.

Se recargó en la barra a la espera de ser atendida, viendo a lo lejos como Mina y Chaeyoung bailaban no tan decentemente en la pista de baile, luego su mirada recayó en Sana y Tzuyu besándose ocasionalmente mientras bailaban muy juntas, como si estuviera sonando alguna canción lenta y no una totalmente opuesta, se notaba que estaban perdidas en lo suyo, ignorando todo su entorno, y eso era lindo de ver. Minutos más tarde, se encontró con Nayeon y Jeongyeon mientras terminaba su segundo vaso de alcohol, ellas se veían muy graciosas juntas, desde el principio, le pareció muy divertido ver como Nayeon parecía tomar control en la relación, causando que Jeongyeon actuara tímida y sumisa, pero con el tiempo, Jeongyeon empezó a verse más segura, y no dudaba que en esa relación existía un muy buen balance. Estaba muy feliz por todas sus amigas, se notaba que no quedaba rastro de lo que alguna vez las atormentó, cada una era feliz a su manera, sin nada que las detuviera a amarse.

Muy contrario a ella.

En todo ese tiempo, no volvió a encontrar el amor, otra vez divagando entre un montón de personas de las que no sabía sus nombres, sintiéndose atraída únicamente por sus bonitos y llamativos rostros, desconociendo sus personalidades. Claro que no era algo de todos los días, pero a veces simplemente no sabía qué otra cosa hacer, porque cada vez que quería intentarlo, todo fallaba, porque cada vez que encontraba a alguien con quien creía que podría funcionar, todo volvía a fallar. No comprendía qué estaba mal en ella, no comprendía por qué todas seguían alejándose, y luego de pensarlo muchas veces, concluyó que había una razón que no había tomado en cuenta por el mismo miedo a tener que aceptarlo, una razón que no quería tomarla en cuenta porque eso significaba que seguía siendo demasiado estúpida, y esa razón tenía nombre.

— Dahyun — su voz salió en un susurro inaudible.

Dejó el tercer vaso vacío en la barra, haciendo lo posible por mantenerse en calma mientras su corazón golpeaba insistente contra su pecho y en su estómago aparecía ese insoportable vacío que tanto odiaba.

— Dahyun — volvió a susurrar, sus ojos pegados en esa chica que de repente le dirigió la mirada también, haciéndola estremecerse.

Dahyun sintió que su garganta se cerró, debió suponer que Momo estaría ahí, es más, ella lo sabía, solo que decidió ignorarlo para no dejarse convencer de no ir. Ellas debían hablar, no debía huir.

Quizás ya estaba ebria, Dahyun no podía estar ahí. Apartó la mirada, con la voz temblorosa y entrecortada pidió un vaso con agua, y cuando lo tuvo entre sus manos, salió apresurada del club en busca de aire, porque de repente, se sentía enormemente sofocada.

Sintió el aire frío de la madrugada golpear su piel, causando que su cuerpo se erizara por completo. Definitivamente, eso fue una alucinación, era el alcohol jugando con sus sentidos, o al menos trataba de convencerse de ello mientras regulaba su respiración. Estaba cansada de lo mismo, ¿cuándo es que su recuerdo dejaría de atormentarla? Kim Dahyun seguía siendo la razón por la que no podía abrir por completo su corazón, ofreciéndole a cada uno de sus intentos un amor a medias, y siendo sinceros, nadie merece algo a medias, ella estaba muy consciente de eso.

Inhaló y exhaló como pudo, se sentó en la acera y dejó que la soledad la envolviera, necesitaba aclarar su mente para regresar a la fiesta y seguir con su plan de diversión de una noche.

Sintió la presencia de alguien más sentándose a su lado, y automáticamente sus planes se vinieron abajo, las lágrimas empezaron a salir por sí solas al darse cuenta de quién era. Agachó la cabeza hacia sus zapatos con mucha vergüenza, otra vez su pecho doliendo, sus manos temblando y su corazón latiendo con fuerza. Los sollozos se hicieron audibles.

¿Por qué ahora? Se preguntó muchas veces mientras se desahogaba, odiándose a sí misma por no ser capaz de mantener la compostura, odiándose por botar todos sus esfuerzos por superarla, sentía como si nada de eso hubiese valido la pena.

— Momo — habló al fin en un hilo de voz, desmoronándose con los sollozos que se escapaban de los labios de la mencionada.

— ¿Por qué estás aquí? — se sintió incapaz de mirarla, sorprendida por haber encontrado su propia voz.

— Yo... Ellas me invitaron — respondió apenas.

— ¿Ellas sabían que vendrías y no me dijeron? — ¿por qué sus amigas harían algo así? Su pecho dolió un poquito más.

— No es su culpa — negó rápidamente, tampoco quería meter en problemas a las demás — Sabían que, si te decían que yo vendría, tú no ibas a venir.

— Obviamente.

Dahyun se sintió herida, más no sorprendida, desde que regresó, supo que no sería recibida de la mejor manera, al menos no por Momo.

— Creo que te debo algunas explicaciones.

Momo rió con sarcasmo, todavía sin mirarla.

— ¿No crees que ya es tarde para eso?

— Momo...

— No, Dahyun, no puedes solo venir como si nada — se levantó de la acera y sacudió sus pantalones. Dahyun imitó sus acciones, parándose frente a ella, sus miradas conectándose por fin — ¡Te fuiste por dos años, Dahyun! — exclamó, quebrándose de nuevo — Dos años sin noticias sobre ti, sin un solo mensaje, sin una llamada, ¡nada! ¿Aún crees que es momento para dar explicaciones?

— Lo sé, estás en tu derecho de estar molesta.

Estar molesta era poco, el resentimiento, el dolor y la tristeza de aquella noche en la que terminó con ella regresó a su mente, ¿por qué estaba siquiera dándole explicaciones a ella?

— Hace mucho que tú y yo no nos debemos nada — apartó la mirada cuando vio los ojos cristalinos de la menor, sintiéndose incapaz de verla de esa manera — Lo dejaste en claro, Dahyun, explícales a las demás por qué fuiste una mala amiga y las hiciste a un lado, no a mí.

Dahyun comprendía su reacción, y decir todo lo que había planeado se le dificultó, ya no sabía como manejar la situación si Momo estaba así de alterada, y no era para menos, rompió su corazón cuando alguna vez le profesó amor.

Momo se giró con la intención de irse, pero Dahyun tomó su muñeca y la detuvo, aún no le había dicho ni la mitad de lo que tenía para decir, no podía dejarla ir.

— Nunca dejé de amarte, Momo.

El cuerpo de la mayor se tensó completamente ante esas palabra, ¿ahora qué pretendía? Sea lo que sea, funcionó porque logró que su mundo se sacudiera una vez más.

— No digas eso ahora, no lograrás nada — mintió, no aceptaría que esas palabras tocaron cada parte de su cuerpo.

— No espero nada, Momo, solo quiero que lo sepas — sollozó, sintiendo el peso de sus decisiones otra vez — Nunca dejé de hacerlo, mentí ese día en tu auto, yo si te amé como nunca había amado, es solo que me sentí presionada.

— ¿Presionado con qué? ¿Qué era eso tan grande que tuviste que terminar conmigo así? No sabes por todo lo que tuve que pasar, me sentí tan usada y triste, como si no hubiera sido suficiente.

— Mi madre falleció hace tres meses — dijo, notando como la expresión de Momo cambiaba completamente a una llena de sorpresa — Un mes antes de irme, mi tío vino ofreciéndole una oportunidad en Canadá, se suponía que el tratamiento sería mucho mejor, pero inevitablemente su enfermedad avanzó más rápido, y a pesar de que al principio todo iba bien, de un momento a otro, empezó a ir todo en picada... Tenía que irme con ella, Momo, no podía quedarme cuando ella era lo único que yo tenía — agachó la mirada, desconsolada — Sé que debí decirte la verdad, pero fui una idiota y creí que, si te olvidabas de mí, sufrirías menos, yo creí que mi mamá soportaría más tiempo, no teníamos planes de regresar, al menos no tan pronto, y no estaba dispuesta a ver como nuestra relación acababa poco a poco por la distancia. Y ahora sé que fue muy estúpido de mi parte pensar y decidir por la relación que era de las dos, sé que debí decirte y así terminar por las buenas sin tener que lastimarte tanto — tomó aire, alejando el nudo en su garganta — No me estoy justificando, todo el daño que te causé no tiene perdón, pero aún así, por favor, considera perdonarme.

Momo estaba sin palabras, toda esa información llegó a ella sin esperarlo. No sabía cómo sentirse, para Dahyun también debió ser duro, sabía que su madre era lo único que tenía y dejar todo para irse a un país al cuál desconocía por completo por ella, era sorprendente y comprensible. Sin pensar mucho al respecto, atrajo a la menor hacia sus brazos, dejando por un momento de lado lo que había sucedido entre las dos, simplemente tomando el papel de una amiga, porque Dahyun estaba sufriendo, solo que no quería demostrarlo.

Dahyun fue totalmente sincera, sin embargo, no podía aceptarla de nuevo como si nada después de esos años tan duros. Podía perdonarla con el tiempo, más no regresar con ella, mucho tiempo había pasado de por medio, ambas habían cambiado, y la idea de regresar como una pareja, no estaba en los planes de ninguna.

Pero, Momo no descartaba el hecho de quedarse como una amiga, porque por ahora, alejarse de nuevo tampoco estaba en sus planes.

El resto de la fiesta transcurrió con normalidad, las bebidas, la comida, la música, el ambiente, todo pareció perfecto, y Sana estaba feliz por lo bien que todo fluía.

Tzuyu se encontraba muy feliz por el detalle de su novia, aunque si solo hubieran organizado una pequeña reunión con sus amigas, también habría sido más que suficiente, pero sabía que Sana lo hizo porque le gustaban las fiestas grandes.

La fiesta fue terminando a eso de las tres de la mañana, Nayeon, Jeongyeon y Chaeyoung se subieron al auto de Mina, se encontraban cansadas y somnolientas, decididas a dormir lo necesario hasta que sus energías volvieran. Mina no había tomado lo suficiente para sentirse ebria, no podía ser tan irresponsable si sabía que ella debía conducir, Chaeyoung se encontraba un poco mareada, pero no ebria, decidió junto a Mina pasarla bien sin necesidad de embriagarse, además de que la última vez que tomaron en exceso, terminaron en una situación demasiado comprometedora con Nayeon y Jeongyeon, y definitivamente no querían pasar de nuevo por esa enorme vergüenza, principalmente porque Chaeyoung y Mina solían ser muy delicadas en cuanto a su privacidad, y el hecho de que alguien más la vio en un momento así, no las convenció completamente.

Al menos lo experimentaron para saber que no querían hacerlo de nuevo, por que a veces de eso se trata, especialmente cuando surgen dudas dentro de la relación en esa área en específico, muchas veces creemos que queremos hacer ciertas cosas, y cuando se da la oportunidad, podemos decidir si realmente queríamos hacerlo o no. Y con eso, Mina y Chaeyoung se dieron cuenta de que eran demasiado posesivas con la otra para compartirse con alguien más, aunque esas terceras fueran sus amigas de más confianza. No iban a negar que fue muy placentero, lo disfrutaron, pero no deseaban repetirlo.

Al llegar a su edificio, Chaeyoung ayudó a Nayeon, y Mina a Jeongyeon ya que ambas iban muy ebrias. Subieron utilizando el elevador, y en cuestión de cortos minutos, llegaron por fin al departamento. Acomodaron a sus amigas en su respectiva habitación y las cambiaron con ropa cómoda para que no estuvieran incómodas con sus ropas ajustadas.

— Mamá llamó — comentó, Mina cuando entraron a su habitación — Dijo que hará una cena esta noche por el compromiso de Jihyo y Daniel, así que debemos ir.

— Sabes, si me hubieras dicho eso antes de ir a la fiesta, hubiéramos regresado más temprano, ¿ya viste la hora? Es imposible que duerma lo suficiente para verme radiante al despertar.

— No me regañes, solo lo olvidé — hizo un puchero.

Chaeyoung suspiró y la besó suavemente, transmitiéndole mucho cariño y amor con ese gesto.

— Te amo, Mina — le dijo sin dejar de mirarla a los ojos luego de romper el beso.

— Yo también te amo — le sonrió, apartando algunos mechones de su frente para apreciar mejor sus facciones, y es que no había nada que no le gustara de ella, era exactamente todo lo que deseaba.

Chaeyoung rió por lo bajo, rodeando el cuerpo de la mayor con sus brazos para tener más cercanía.

— Recuerdo cuando me besaste por primera vez — dijo la menor.

— También lo recuerdo — sonrió — Ya me gustabas en ese entonces.

— ¿En serio? — la miró sorprendida.

— Si, solo que ya sabes, fue difícil, no lo aceptaba, pero estaba segura de que había algo.

Chaeyoung asintió, recostándose en su pecho mientras la abrazaba con fuerza. Fue una época muy difícil para ambas, más para Mina que para ella, pero aún así, las dos sufrieron a su manera por sus propios problemas, y el alivio que sentían ahora era indescriptible, por fin viviendo como una pareja real sin nadie que se interpusiera en su amor, sin nadie que les dijera a quién debían amar, sin nadie quien les dijera que su amor era incorrecto.

Prohibido.

— ¿Pero sabes en dónde empezó todo?

Chaeyoung negó, elevando su mirada hacia la de la pelirroja, notando la chispa de deseo en sus ojos.

— Fue una vez que subí a tu habitación y estabas masturbándote — soltó sin vergüenza alguna, causando que las mejillas de Chaeyoung enrojecieran fuertemente.

— ¿Qué?

— Mjm — asintió con una sonrisa divertida, sobando las mejillas de la menor con sus dedos — Estabas usando esos juguetes tuyos, y bueno, empecé a desearte de una manera que no era normal para mí.

— Espera, ¿en serio me viste así? — lloriqueó — Que vergüenza, Mina.

— ¿Lo dices en serio? — soltó una sonora carcajada — Te he visto muchas veces.

— Si pero no es lo mismo, ahora estamos juntas — hizo un puchero y frunció levemente el ceño.

— Bueno, no has cambiado mucho, sigues gimiendo mi nombre — se encogió de hombros divertida.

Chaeyoung la empujó y Mina se limitó a reír al verla tan avergonzada, agarró su muñeca y la pegó a su cuerpo otra vez, causando que jadeara por la sorpresa.

— Aún debo compensarte por haberme ayudado antes de la fiesta, ¿recuerdas? — susurró sobre sus labios, viéndola asentir con cierta timidez que era raro ver en ella — Así que dejaré que uses tus juguetes conmigo de nuevo, Chaeng.

— ¿En serio vas a dejarte? — su mirada brilló con emoción ante la idea. A pesar de que Mina muchas veces tomaba el rol de pasiva, como la ultima vez en donde usaron el strap on en su cumpleaños, ninguna de las dos habló sobre usar nuevos juguetes, mucho menos Myoui porque no se sentía del todo convencida, y por supuesto que Chaeyoung no insistió más con eso, pero ahora escuchar que le estaba dando su consentimiento, le emocionaba

Mina inició un beso desordenado, sus manos moviéndose sobre todo el cuerpo de la menor de manera posesiva, haciéndola jadear de satisfacción. Chaeyoung sentía su corazón latir con fuerza, moviendo sus manos hacia la intimidad de Mina, deseándola cada vez un poco más, presionando en la zona hasta que gemidos salieron de su garganta, haciéndole saber lo mucho que estaba disfrutando de su simple tacto.

Una vez más siendo más que solo sexo.

Una vez más amándose con la misma intensidad.

Una vez más disfrutando de lo que era prohibido.

N/A: Y hasta aquí llega "Forbidden" </3. Realmente amé muchísimo adaptar y leer esta historia, es una de mis favoritas, espero que ustedes disfrutaran también de leerla 💕

Quiero agradecerles por el apoyo que recibió, los capítulos siempre pasaban de los 100 comentarios, así que estoy muy agradecida por eso.

Espero leerlos en nuevas adaptaciones 🤍

Psdt: Habrán capítulos extras 🍓🤍

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