𓏲 Capítulo 26
El viaje de regreso a casa fue un tanto desesperante para Mina, sintiéndose ansiosa mientras más cerca se encontraban de su destino. No sabía si sus padres estaban al tanto de que ella estaba con los Son, y solo la idea de que reaccionaran mal y discutieran de nuevo con ellos, le causaba incomodidad, no quería pasar por esa vergüenza nuevamente, y tampoco quería que los padres de Chaeyoung pasaran un mal rato por su culpa.
Pasaron dejando a Momo y a Nayeon a sus respectivos hogares, llegando por fin a la entrada de su residencial. Chaeyoung sostuvo su mano en un pequeño gesto de apoyo, sobando el dorso con su pulgar mientras se encontraba recostada en la ventana. Deseaba que al menos eso calmara sus ansias, pero esta vez no estaba funcionando, no había nada que en ese momento pudiera darle tranquilidad, menos si seguía imaginando diferentes escenarios, solo quería que esos malos días pasaran de una sola vez.
— Llegamos — Chaeyoung apretó su mano, llamando su atención.
Mina asintió y dejó escapar el aire que no sabía que estuvo reteniendo. Vio su casa a través de la ventana del auto, extrañada porque no estaban los autos de sus padres, solo el de su hermana, lo cual era un gran alivio porque así no la verían llegar.
Se bajó del auto y sintió la presencia de Chaeyoung a su lado, rodeando su cuerpo con ambos brazos hasta pegarse a ella en un abrazo. Sonrió ante el bonito gesto y dejó un beso en su cabeza.
— Debo ir con mi hermana.
— Lo sé — asintió, Chaeyoung soltando un sonoro suspiro — Cualquier cosa hablas conmigo, no solo desaparezcas, ¿está bien?
— Está bien — sonrió avergonzada, entendiendo que se refería al hecho de que hace unos días estuvo ignorándola porque no tenía ganas de hablar sobre sus problemas. Estaba claro que Chaeyoung siempre estaría para ella y que debían compartir incluso ese tipo de cosas para apoyarse entre sí.
Se despidió de los padres de Chaeyoung luego de agradecerles una vez más por las atenciones que tuvieron con ella a pesar de no tener ninguna obligación de hacerlo, y se dirigió a su casa. Tocó la puerta hasta que segundos después, fue atendida. Mina se encontró un tanto sorprendida y confundida al encontrarse con Daniel, el novio de su hermana, ateniendo la puerta a esas horas de la mañana.
— Oh, Mina, buenos días — le sonrió, haciéndose a un lado rápidamente para dejarla entrar.
— Hola... ¿Está mi hermana en casa?
— Está en la cocina haciendo el desayuno.
Mina asintió lentamente y le sonrió cortamente al mayor, rogando que Jaehyun no estuviera ahí ya que la mayoría del tiempo, iban los dos, y le daba miedo que sus padres los hayan invitado para presionarla e intentar cambiar su sexualidad juntándolos de nuevo, forzándola a una relación con la cual podría aparentar frente a los demás. Y no, no iba a dejar a Chaeyoung por los caprichos de sus padres.
— ¡Buenos días! — Jihyo saludó muy sonriente a su hermana menor cuando la vio entrar a la cocina. Limpió sus manos y se acercó, dándole un rápido abrazo para posteriormente seguir en lo que estaba — Creí que vendrías más tarde, estoy haciendo el desayuno, ¿quieres o ya comiste?
— Yo... Acabo de comer, no te preocupes — respondió, demasiado confundida por la actitud de su hermana, y la conocía tan bien que podía asegurar de que algo estaba escondiendo.
— Como tú quieras — se encogió de hombros sin mirarla — ¿Te sientes mejor?
— Uhm, si, la mamá de Chaeyoung se hizo cargo de mi — explicó cortamente.
— Aún debo hablar con ella, recuérdame más tarde.
Mina asintió aunque Jihyo no lo vio.
Daniel se mantuvo afuera de la cocina, dándoles su espacio para hablar. No pudo evitar sentirse un poco culpable por lo que su hermano ocasionó por su imprudencia, supo de Jihyo que sus padres habían tomado medidas muy fuertes en contra de Mina, y pensar que gracias a Jaehyun, la menor había pasado por un mal momento que se pudo haber evitado, lo hacía sentir muy mal.
Él sabía que Mina era lesbiana, su hermano menor se lo había comentado hace tiempo atrás cuando lo encontró llorando porque Mina no le puso nada de atención el día que salieron al cine y que lo dejó irse sin mostrar algún tipo interés o preocupación. Entendía que se sintiera triste, él sabía lo mucho que quería a Mina, pero no había mucho que pudiera hacer si ella no tenía interés en los chicos, lo sabía muy bien, pero su hermano seguía alegando e insistiendo en que a lo mejor solo estaba confundida, pero ya había pasado mucho tiempo y Mina no había regresado con él, por lo que al final le tocó aceptarlo por más que le doliera y le hiriera el orgullo.
Por alguna razón, sentía la necesidad de disculparse con Mina en nombre de su hermano, pero Jihyo le dijo muchas veces que eso no le correspondía a él y que no tenía nada que ver, ni siquiera podía culpar a Jaehyun, simplemente las cosas pasaron una a una hasta que por fin estallaron de esa forma, Mina algún día iba a confesar su sexualidad, y aunque no fue como hubiera querido, nada podía hacer ya, las cosas estaban hechas y solo les quedaba seguir adelante, apoyándose entre sí, apoyando a Mina.
Daniel se repitió una y otra vez las palabras de su novia en un intento de que la culpa fuera disipándose hasta que terminara de entender que todo estaría bien.
En la cocina, Jihyo seguía moviéndose de un lado a otro con esa sonrisa que ponía nerviosa a Mina. Quería preguntar, pero no sabía cómo, si Jihyo no había iniciado el tema era por algo, solo que yo no soportaba la incertidumbre, y verla como si nada la ponía más ansiosa. Se sentó en el desayunador, en silencio, mirando a su hermana mayor, hasta que después de un momento en silencio, se animó a preguntar.
— ¿Qué pasó con mamá y papá después de quedarme con los Son? — su voz salió neutra, notando como poco a poco, Jihyo dejaba de sonreír — ¿En dónde están?
Jihyo soltó un sonoro suspiro y se apoyó con ambas manos en la fría cerámica del desayunador, encontrándose con la ansiosa mirada de su hermana, ¿por qué siempre le tocaba decir a ella las cosas más complicadas?
— Se fueron — respondió secamente, agachando la mirada — Ni siquiera sé a dónde, pero se fueron por separado.
— ¿Qué? — no podía estar más sorprendida, ¿sus padres solo se fueron y ya? — No entiendo, ¿se fueron por mi culpa? ¿se fueron por lo que pasó? — una sensación de tristeza empezó a expandirse por su pecho, la culpa haciéndose paso lentamente.
— No, no — se apresuró a responder, fijándose en su expresión herida — Ellos tuvieron una discusión muy fea...— suspiró, dándose cuenta de que no debía esconderle nada a Mina, además de que la situación era demasiado grave como para solo omitir la realidad — Papá tiene una amante.
Mina se tensó completamente, regresando a muchos años atrás cuando con mucha tristeza fue hacia su madre llorando porque su padre las dejaría algún día por otra familia, y al parecer, no fue mentira.
— Él... ¿Se fue con ella? — preguntó en voz baja, tratando de procesar esa información.
— Probablemente si... Ella vino, su nombre es Sowon y parece que tenemos dos hermanos menores.
Mina sintió un horrible nudo en su garganta, sintiendo sus ojos cristalizarse. Al principio era tristeza la que la había puesto mal, pero ahora se estaba llenando de impotencia y enojo. Intentó tranquilizarse, atenta a la mayor.
— ¿Entonces él se fue tras ella?— Jihyo asintió — ¿Y mamá?
— Ella... Ella le pidió el divorcio a papá, pero él no quiso.
— Pero si tiene otra familia, ¿por qué quiere seguir con ella? — su voz se quebró rápidamente, las lágrimas mojando sus mejillas.
— Es por esa estúpida idea de que debe mantener la familia unida — negó con la cabeza, obviamente en desacuerdo con esa mentalidad; muchos problemas se pudieron haber evitado si sus padres se hubieran divorciado hace mucho tiempo atrás.
— Es que...— sollozó, limpiando sus lágrimas con brusquedad — Todo este tiempo creí que yo había arruinado esta familia, papá me echaba la culpa de todo y de verdad creí que algo estaba mal conmigo, pero al final... Al final es todo culpa de él, siempre ha sido él el problema.
— Lo sé — suspiró rendida — Papá se encargó de que todo se arruinara desde la primera vez que golpeó a mamá.
Mina asintió, guardando silencio por un corto momento, analizando la situación en la que ahora se encontraba. Sentía como su vida se desmoronaba cada vez más, todo lo que creyó que era su hogar, ya no estaba, acabándose eventualmente con el pasar de los años, una cosa tras otra; no había paz, comprensión, unidad, amor. Simplemente era cada quien en sus cosas, pero al ojo de los demás, debían actuar como si todo estuviera bien, como si su madre se preocupara por ellas, como si su padre fuera comprensivo y amable.
Una vida llena de mentiras que lograron salir a la luz en un corto periodo de tiempo.
— Entonces, ¿solo somos tú y yo ahora?
— Parece que sí, al menos hasta que uno de ellos quiera regresar... No nos pueden dejar mucho tiempo solas, quiero creer que no son capaces.
— Yo... No quiero ver a papá — confesó con la mirada gacha, mordiendo su labio inferior con fuerza.
A Jihyo se le partió el corazón al ver a Mina tan vulnerable diciendo esas palabras, y la comprendía totalmente, entendía que se sintiera tan dolida y llena de rencor, aunque eso no era bueno tampoco, deseaba que al menos se sintiera en paz, pero por el momento, sabía que sería difícil de sobrellevarlo.
— No quiero estar cerca de él — siguió hablando mientras dejaba escapar suaves sollozos — No me importa ya en donde esté, solo no quiero nada de él — los recuerdos de lo sucedido unos días atrás volvieron a su cabeza, causando que su piel se erizara debido a lo horrible que había sido ese momento en el que su padre perdió el control de sí mismo y la golpeó sin dudarlo.
— No dejaré que te haga daño de nuevo, me encargué de eso — le dio una corta sonrisa y puso su mano sobre la de la menor — Vamos a estar bien y aunque todo se vea muy mal ahora, va a mejorar, lo sabes.
Mina asintió, limpió sus lágrimas y le regresó la sonrisa, convenciéndose de que todo ese desastre tendría un orden de nuevo con el pasar del tiempo, y por fin, podría sentirse completamente feliz, sin sentirse agobiada con los problemas familiares ni con sus propios problemas en cuanto a su persona.
— ¿Puedes decirle a Daniel que venga a desayunar, por favor?
— No — respondió con una corta risa, saliendo de la cocina para encontrarse con el chico sentado en el sofá, moviendo repetidas veces su pierna derecha con clara señal de nerviosismo — Hey... Dice mi hermana que la comida está lista — avisó, girándose sobre sus pies para dirigirse hacia las escaleras, pero Daniel la detuvo.
— Mina... ¿Te encuentras bien?
La pelinegra asintió un tanto extrañada, su cuñado no solía hablarle mucho, y no porque no se cayeran bien, simplemente se saludaban cuando se veían y nada más.
— Mmm, si — respondió tímida.
— Yo... No quiero ser entrometido ni nada de eso, pero Jihyo-
— Lo sé — sonrió de manera tranquilizadora — Gracias por no alejarte de ella a pesar de los problemas que causé.
— ¿Qué? No, no digas eso, Mina, no has hecho nada malo — negó rápidamente con la cabeza, sintiendo pena — Jaehyun tuvo que haber sido más cuidadoso — suspiró, viéndola con un toque de tristeza en sus ojos; desde que la recibió en la puerta, había notado los golpes en sus brazos, y no quería ni pensar cómo había sido ese momento tan cruel para ella.
— Daniel, estoy bien, no te preocupes — insistió, no quería que él también sintiera que le debía algo por lo sucedido, solo quería encerrarse en su habitación y ver películas con Chaeyoung — Ve con mi hermana, va a molestarse si dejas que su espectacular desayuno se enfríe — empezó a subir las escaleras luego de que el mayor asintiera — Ah, y dile que Chaeyoung vendrá en un rato.
— Si, si, yo le digo — rio, viéndola desaparecer por las escaleras hasta escuchar la puerta de su habitación cerrarse.
Sonrió para sí mismo, dirigiéndose hacia la cocina en donde se encontró con su novia con la cabeza agachada, sus hombros sacudiéndose levemente por el llanto, se escondió rápidamente para que no pudiera verla así, pero fue inútil. Caminó hacia ella y la atrajo a sus brazos, importándole poco que quisiera seguir escondiendo su tristeza, dejando que se desahogara de nuevo en su hombro como había estado haciendo los últimos tres días, y claro que no le molestaba en lo absoluto, por lo que podría consolarla cada vez que pudiera, porque entendía lo que era tener una familia tan complicada, encontrando en ellos mismos un escape de su agobiante realidad.
Jihyo se aferró a él con fuerza, sintiéndose muy mal por Mina, porque quería darle una mejor vida, mostrarle que ella no había cometido ningún error, que podían estar perfectamente bien las dos, sin embargo, comprendía que necesitara de sus padres a pesar del dolor que le habían causado. Entendía muy bien que Mina no quisiera cerca a su padre, y ella misma se iba a asegurar que nunca más le causaran daño de ninguna manera, habían soportado lo suficiente.
Le sonrió a Daniel al separarse de ella, dejó que limpiara sus lágrimas y se apuró a servir el desayuno, tomaron asiento en el comedor y comieron en un cómodo silencio.
Jeongyeon cerró la puerta de su habitación con fuerza, resonando quizás en toda su casa, pero poco le importó, detestaba a su hermano, era muy entrometido, siempre haciendo de todo para saber sobre su vida, y ese día en específico supo que era su final.
No entendía cómo pudo ser tan descuidada al dejar su celular en la mesa conociendo a su hermano mayor, nunca dejaba sus cosas personales a la vista porque él siempre quería estar husmeando, y esta vez, había encontrado una mina de oro a comparación de las otras cosas que logró descubrir sobre ella tiempo atrás. No lograba comprender por qué él tenía que ser así con ella, nunca le dio motivos para que siempre buscara la manera de que sus padres la regañaran, simplemente empezó a hacerlo y se convirtió en un hobbie para él.
— ¡Espera a que nuestros padres se den cuenta! — gritó al otro lado de la puerta, dándole un fuerte golpe antes de regresar a su habitación.
— ¡Haz lo que se te dé la puta gana! — gritó también lo suficientemente fuerte para que él lograra escucharla.
Hace meses atrás, Jeongyeon no se imaginaba a sí misma diciendo groserías, pero descubrió que decirlas cada vez que estaba molesta, la hacía sentir un poco aliviada, por lo que ahora, no se detenía a sí misma de decirlas cada vez que necesitaba desahogarse cuando estaba realmente molesta.
Decir que no estaba asustada sería una gran y vil mentira, sus manos sudaban y su cuerpo temblaba levemente por el enojo y la ansiedad de solo pensar lo que podría pasar gracias a su propia estupidez.
Hace no más de quince minutos, había terminado de almorzar como siempre solía hacerlo en su casa; sola. Su hermano, Wooseok, aprovechó la oportunidad para tomar su celular cuando entró al comedor y no la encontró debido a que se había levantado rápidamente a dejar sus platos a la cocina, pero aún así, esos segundos fueron suficientes para que él lograra tomar su teléfono, que para su buena suerte, estaba desbloqueado.
Cuando lo descubrió revisándolo, Jeongyeon se tensó por completo, sintiendo su cuerpo demasiado frío.
Los chats con Nayeon.
Las fotos con Nayeon.
Las fotos que le mandaba a Nayeon.
Las fotos que Nayeon le mandaba a ella.
Su cabeza no podía dejar de pensar en eso, haciéndola reaccionar un poco tarde. Le exigió que se lo devolviera, pero él seguía viendo todo el contenido de su celular, abriendo sus ojos totalmente ante la sorpresa, y entonces supo que había visto todo. ¿Cómo iba a detenerse a explicarle justo a él? No lo entendería, sus padres mucho menos.
— ¿Y esta quién es? — le había preguntado él, por fin poniendo sus ojos en ella mientras le mostraba una foto muy íntima de Nayeon, cosa que la hizo molestarse aún más.
— ¡Deja de verla! — le gritó, se acercó con la intención de quitarle el celular, pero él no se lo permitió y salió casi corriendo escaleras arriba.
— ¡Eres un asco! ¿No te da vergüenza hacer estas cosas con una chica? — hizo una mueca de disgusto, pasando una a una las fotografías.
Jeongyeon estaba demasiado molesta, invadir su privacidad era una cosa, pero invadir la de Nayeon era totalmente diferente, porque ella no sabía que alguien más estaba viendo sus fotos, y le resultaba asquerosa la manera en la que él simplemente hacia gestos de asco mientras las veía.
No lo soportaba.
— Por favor, solo dame mi celular — suplicó, al borde de la desesperación. Quería llorar, ser descubierta de esa manera era desastroso — Haré lo que quieras, pero deja de verla y regrésame mi celular.
— No — sonrió con maldad, apagando el aparato para luego guardarlo en su bolsillo — Es gracioso ver como desesperadamente ocultas lo que realmente eres; una enferma.
Y entonces, Jeongyeon solo quería llorar del enojo, sintiéndose tan impotente ante el hecho de que no podía hacer nada, le daba igual sus comentarios homofóbicos, eso era lo de menos, lo único que no quería era causarles problemas a sus padres nuevamente, porque siempre era ella la causante de las decepciones de ambos, y todo gracias a su hermano que no hacía nada más que hacerle la vida imposible para que ellos siempre la tuvieran que regañar por algo.
Jeongyeon se sentó en la orilla de su cama, inquieta, pensando en otras soluciones, volviéndose cada una de ellas más y más inútiles. Conocía a su hermano, de seguro causaría problemas, y su decisión más sabia fue ir hacia Nayeon y explicarle lo sucedido antes de que otra cosa sucediera.
Se colocó una sudadera negra y se puso sus tenis negros favoritos, y sin avisarle a Wooseok, salió con la muy mala decisión de dejarle su celular, pero ya no podía recuperarlo, así que no le quedó de otra más que simplemente dejarlo.
Tomó rápidamente un taxi que la llevó directo a la casa de la mayor, y luego de varios y tensos minutos, por fin estuvo ahí, pagó el viaje y con mucho nerviosismo se acercó a la puerta principal, tocó unas cuantas veces hasta que fue atendida por Nayeon, luciendo muy sorprendida ante su visita.
— ¿Jeongyeon? ¡que sorpresa que vengas a verme! — sus ojos se iluminaron con emoción y se lanzó a abrazarla, recibiendo a penas un abrazo por parte de la menor, pero no lo notó, demasiado inmersa en la calidez de sus brazos — Me hubieras avisado que vendrías, estoy hecha un desastre.
— Nay...— su expresión se tornó preocupada — ¿Están tus padres en casa?
Nayeon negó, dirigiéndola hacia la sala.
— ¿Qué pasa? No te ves bien — hizo un puchero, tomando asiento en el sofá con la menor — ¿Otra vez discutiste con tu hermano?
— Él tiene mi celular — dijo directamente, escondiendo su rostro entre sus manos — Leyó nuestros mensajes, vio nuestras fotos juntas y... vio las otras fotos también. Traté de detenerlo, ¡lo prometo! — la miró, desesperada y al borde de las lágrimas.
Nayeon estuvo a punto de responder cuando su celular empezó a sonar con insistencia. Lo revisó y se encontró con un montón de notificaciones de mensajes. Frunció el ceño, pero se esfumó rápidamente para darle paso a un sonrojo en sus mejillas, sorprendida y avergonzada.
— Al parecer, no sólo tu hermano vio mis fotos — dijo, entendiendo ahora el por qué, Jeongyeon estaba tan desesperada — Y creen que tú las enviaste porque están enviadas desde tu celular.
Jeongyeon palideció completamente, ¿en serio su hermano había sido capaz de hacerlo? ¿de publicar fotos de alguien más?
— Lo siento, de verdad — su voz se quebró completamente, eso era grave, muy grave.
La castaña puso en silencio su celular, ignorando los mensajes de Chaeyoung y Momo que eran los únicos contactos en común con Jeongyeon. De seguro esa foto había llegado a otros compañeros de Jeongyeon, lo cual, era peor, porque se veía como si ella de verdad quisiera exponerla, las fotos estaban publicadas en su nombre porque provenían desde su celular.
— Jeong, tranquila — Nayeon tomó las manos temblorosas de la menor.
— ¿Cómo voy a estar tranquila? Te están viendo, te están viendo sin tu consentimiento — sollozó avergonzada — Es mi culpa por no haberlas borrado antes, es mi culpa por descuidarme.
Bien, Nayeon entendía que todo se había vuelto desastroso en pocos minutos, pero temía más por Jeongyeon que por sí misma, porque ante los demás, Jeongyeon quedaría como la mala que publicó las fotos de otra chica, como la chica religiosa heterosexual que miraba a otra chica desnuda. Podía lidiar con los malos comentarios, no sería primera vez que hablarían mal sobre ella, además de que los contactos de la escuela de Jeongyeon no la conocían. Estaba conmovida por su preocupación, pero ella se sentía más preocupada por la menor.
— ¿Qué harás cuando tus padres se enteren?
— No quiero ni siquiera pensarlo... De seguro me van a gritar mucho, ya sabes — suspiró, limpiando sus lágrimas con el dorso de la mano.
— Bueno, tú solo diles que fue un error — la miró, manteniéndose en calma para no alterarla más — Que no volverás a hacerlo... que no volverás a hablar conmigo si eso es lo que quieren.
— ¿Quieres que niegue todo? — frunció el ceño, y Nayeon asintió con obviedad — No puedo hacer eso — murmuró, apartando la mirada.
— ¿Por qué no? Claro que se van a molestar mucho... Pero tal vez si les prometes que no lo harás de nuevo, y que estabas confundida, las cosas podrían mejorar un poco más rápido, ¿no lo crees? — mordió su labio inferior mientras forzaba una sonrisa, luciendo indiferente.
Jeongyeon negó y agachó la mirada, sintiendo un cosquilleo en su estómago al mismo tiempo que sus mejillas se sonrojaban ante sus propios pensamientos. Definitivamente, pensar en que otras personas habían visto a la preciosa chica frente a ella la hacía sentir enfurecida y dolida, confirmando completamente su atracción real hacia Nayeon, y por esa razón, no podía negarla frente a sus padres, no creía que fuera correcto hacerlo, no cuando Nayeon no era un juego para ella. Iba a soportarlo, iba a soportar el castigo que le dieran con tal de que sus padres se dieran cuenta de quién era realmente, ya no deseaba seguir escondiéndolo, las pruebas eran muy evidentes.
— No, no lo creo — aseguró, sobando con el dorso de su mano la mejilla de la castaña que rápidamente se sonrojó ante el repentino gesto — Porque me gustas, Im Nayeon — confesó, dejando escapar una sonrisa ante la mirada sorpresiva de la mayor.
— Tú... ¿No estás confundida, cierto? — su pecho se llenó de emoción, olvidando por completo el hecho de que su reputación se estaba yendo a la basura una vez más, pero ¿qué podía hacer si el daño ya estaba hecho? Ponerse a llorar y lamentarse no era una opción. Estaba avergonzada, sí, que vean tus fotos íntimas nunca es algo fácil, sin embargo, sabía que estaba rodeada de las personas correctas, no dudando en ningún segundo en que la defenderían de cualquier tipo de acoso, y esperaba que Jeongyeon también pudiera sentirse de esa manera, segura a pesar de lo que estaba por venir.
Lo podrían sobrellevar.
Juntas.
— Si estuviera confundida, no estaría dispuesta a soportarlo.
Nayeon sonrió enormemente, al fin aliviada porque las cosas estaban claras entre ellas, porque ya no estaba en el medio de esa extraña relación. Dejándose llevar por su felicidad, se acercó a besarla, siendo un poco desordenado al principio hasta que ambas empezaron a mover sus labios con mayor sincronía, sonriendo tontamente a mitad de dicha acción, especialmente cuando Nayeon se sentó a horcajadas de Jeongyeon, rodeando su cuello con sus brazos para darle más profundidad al beso.
Por el momento, estaban dentro de su propio mundo, disfrutando de los suaves toques de la otra, sin embargo, fuera de eso, debían mentalizarse que no siempre sería de esa manera.
N/A: "Nada más decirles que el tema de las nudes es algo realmente serio, siempre sean cuidadosos con lo que envían, no voy a decirles que no lo hagan, considero que todos tenemos derecho a disfrutar nuestra sexualidad como queramos, sin embargo, SIEMPRE sean cuidadosos, jamás muestren sus hermosos rostros ni nada con lo que fácilmente pudieran identificarlos. Si alguna vez les pasó, les animo a no avergonzarse, siéntanse seguros siempre de lo que son, y sé que eso no es fácil, además de que no solo los chicos hacen eso de compartir nudes, también hay chicas que lo hacen, así que disfruten con seguridad amiguitos, confíen en ustedes mismos y sean fuertes ante cualquier cosa. En este caso, Nayeon no se siente del todo afectada debido a que es una chica segura de sí misma, sabe lo que tiene y sabe que puede disfrutar de sexualidad como quiere, así como mantenía su relación con Momo, y aunque eso no lo sepan los demás, suficiente es con saberlo ella misma para no dejarse pisotear por los demás, el problema sería con Jeongyeon, pero eso déjenlo para después."
Maratón por el cumpleaños
de Mina 2/3🤍
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