chapter two
season 01, episode 01
❛ i don't have time for this ❜
A LA MAÑANA siguiente, Mi-suk se levantó con el cuerpo pesado por el agotador combate de la noche anterior. La luz que entraba por la ventana apenas lograba animarla. Arrastrándose fuera de la cama, se puso el uniforme del instituto, revisó que los guantes de boxeo estuvieran en su mochila —esa noche tenía otro combate— y agarró un café frío de la nevera antes de salir sin despedirse de sus padres. Sabía que ellos apenas notaban su presencia.
Al bajar las escaleras del apartamento, el bullicio matutino del vecindario ya comenzaba a llenar el aire. Notó a varios chicos de su instituto corriendo como locos, perseguidos por el guardia de seguridad. Al pasar cerca, vio a Gyeong-su empujar a Na-yeon, quien refunfuñaba mientras se arreglaba su uniforme con el ceño fruncido. Mi-suk apenas les dedicó una mirada antes de seguir su camino, sumida en sus propios pensamientos.
El trayecto hacia el instituto no tuvo sobresaltos, salvo por la habitual estampida de estudiantes cruzando el semáforo cuando la luz se ponía en verde. Mi-suk, con su andar calmado y mirada fría, no se molestó en apresurarse. Observó a la multitud con indiferencia antes de avanzar hacia el edificio. Sin embargo, algo captó su atención al llegar: Gwi-nam y su grupo de bullies se dirigían al edificio en construcción, empujando con fuerza a Eun-ji y Chul-soo.
La curiosidad, mezclada con una inquietud familiar, fue más fuerte que las clases. Sin pensarlo demasiado, decidió seguirlos, manteniéndose a una distancia segura para no ser descubierta.
Desde otra esquina del campus, Su-hyeok la vio. Su mirada, como siempre, estaba fija en ella, y la preocupación lo llevó a seguirla. Sabía de lo que era capaz su antiguo grupo y no iba a quedarse de brazos cruzados.
En el edificio en construcción, la escena era peor de lo que Mi-suk imaginaba. Eun-ji estaba parcialmente desnuda, su rostro reflejaba el miedo y la humillación, mientras Chul-soo sostenía una cámara con manos temblorosas. Mi-suk sintió una rabia intensa subirle por la garganta. Apretó los puños y se preparó para intervenir, pero antes de que pudiera moverse, alguien tiró de su brazo, pegándola contra la pared.
—¿Qué demonios...? —giró la cabeza bruscamente.
Su-hyeok le puso una mano en la boca para evitar que hablara y le hizo un gesto de silencio. Los ojos de Mi-suk se llenaron de furia. Con un movimiento brusco apartó su mano.
—¿Quieres morir? —ambos escucharon la voz de Gwi-nam, por lo que se asomaron y lo vieron agarrando a Chul-soo con demasiada fuerza, por lo que se miraron, sabiendo que debían intervenir.
—Ya está bien. —Su-hyeok fue el primero en hablar, llamando la atención de las cinco personas que había allí— Para.
Gwi-nam los miró mal antes de soltar aquel pobre chico. Mi-suk se acercó a Eun-ji y le tendió su ropa, ayudándola a vestirse mientras la pobre chica temblaba.
Myung-hwan, el líder de los bullies, se levantó claramente enfadado y se acercó a Gwi-nam para darle una colleja —Eres un cobarde y un mierda.
—¿Podrías hablar un poco más alto? Estás demasiado bajo como para que te oigamos. —le dijo la pelinegra situándose al lado de su ex mejor amigo mientras jugaba con un mechón de pelo entre sus dedos.
—¿Qué has dicho, zorra? —le dijo el matón acercándose a ella.
—Lo que has oído, minion. —respondió ella tratando de acercarse aún más para darle la paliza que se merecía, pero Su-hyeok volvió a frenarla.
Myung-hwan acabó por ignorarla y se acercó "amenazante" a Su-hyeok —Antes te venías de fiesta con nosotros, ahora no vengas de santurrón. Venga, piraros.
—Nos iremos cuando maduréis. —contestó el chico— Largaos de aquí. —les dijo a Chul-soo y Eun-ji.
—Piraos, a ver si sobrevivís. —dijo el matón.
Su-hyeok y Mi-suk ignoraron completamente su amenaza y pasaron por un lado suyo. La chica empujó a Gwi-nam de su camino para poder ayudar a Eun-ji a levantarse mientras que su ex mejor amigo iba a por Chul-soo.
—¿Vais a estar siempre así?
—Madurad un poquito, que para ver chicas desnudas ya tenéis internet. —les dijo Mi-suk mirándolos con verdadero asco.
—Vámonos.
Salieron de aquel lugar, pero, antes de tan siquiera poder llegar a las escaleras, la voz de Gwi-nam los interrumpió —Sales muy sexy... ¿Se lo mando a tu madre? La tengo de amiga en Facebook.
Los otros dos matones se rieron ante lo dicho por Gwi-nam. Eun-ji se soltó del agarre de la adolescente mientras soltaba alguna lágrima traicionera.
—No puedo irme. —murmuró.
—No pasa nada, vete. —insistió Su-hyeok.
Pero la chica volvió a negar —Sí que pasa. Si me voy ahora... Mañana será el doble.
La chica volvió con el grupo de bullies seguida de Chul-soo. Mi-suk se giró para mirar a aquel grupo enfada y se acercó a Myung-hwan para simplemente pegarle un puñetazo en la nariz.
La pelinegra lo agarró del cuello y acercó su boca a su oído —Espero que sepas con quien te estás metiendo.
Mi-suk lo soltó y salió de allí, escuchando la quejas del matón y los pasos de su ex mejor amigo tras ella.
Su-hyeok caminaba rápido, tratando de alcanzar a la adolescente, completamente decidido a hablar con ella de una vez.
—¡Oye, Mi-suk! ¡Espera!
La chica hacía caso omiso a sus llamados, tratando de escapar de él, pero el pelinegro era más rápido, por lo que acabo pillándola. El chico se puso delante de ella y la agarró por los hombros para evitar que se fuera.
—¿Por qué me evitas, Mi-suk? ¿Es que acaso hice algo mal? —la chica pudo percibir un deje de tristeza adornar los ojos de su ex mejor amigo y por un momento estuvo tentada a hablar con él y explicarle todo.
Pero no podía.
Sabía que sus padres tenían ojos y oídos por todas partes, y si se enteraban de que había hablado con Su-hyeok serían capaces de arruinar su carrera de boxeo.
Y no estaba dispuesta a perder aquello que tanto sacrificio le había costado conseguir.
—Lo siento, no tengo tiempo para esto. —y, sin más, la chica se liberó de su agarre y siguió su camino hacia el instituto como si nada hubiera pasado.
Su-hyeok se quedó allí parado, viendo como la chica desaparecía en su campo de visión. Sabía que sería muy difícil recuperar a Mi-suk, pero no se daría por vencido. No pararía hasta tener a su mejor amiga de vuelta.
La pelinegra entró en el edificio y fue directamente hacia su clase, encontrándose la misma estampa de siempre.
Los chicos hablaban y reían todos juntos, Nam-ra estaba con sus cascos puestos estudiando, I-sak esperaba la llegada de su mejor amiga On-jo y el resto simplemente estaba ahí, esperando la llegada de la profesora.
Mi-suk dejó las cosas en su sitio y fue hacia Nam-ra, sentándose en la mesa de al lado.
—¿Algún día dejarás de estudiar? Se te acabarán muriendo las neuronas de aburrimiento. —le dijo su mejor amiga con gracia.
—Deberías aplicarte un poco, Mi-suk. Tus notas son buenas, pero ambas sabemos que si te esforzaras un poco más serían mejores. —replicó la chica.
—Para la de las notas perfectas ya estás tú, a mi con aprobar me llega. —se despreocupó la del pelo corto.
Na-yeon entró en clase y lo primero que hizo fue quejarse, como siempre —¡Eh! ¡Quita de ahí, asqueroso! —le gritó a Gyeong-su.
—Bueno, perdón, no es para tanto. Lo siento. —el chico se bajó de la mesa y pasó su antebrazo por el pupitre de la chica para "limpiarlo", siendo detenido por ella.
—¡Para, pedazo de guarro!
—No te pases. —dijo Gyeong-su empezando a cabrearse— ¿Qué he hecho para que te pongas así?
—Gamberros. Venga, sentaos de una vez. Vamos. —dijo la profesora Park entrando en clase.
Mi-suk rodó los ojos con cansancio y fue a sentarse a su sitio, justo al lado de Na-yeon, para su desgracia.
—Buenas. —todos le dieron los buenos días, logrando una sonrisa en el rostro de la profesora— Hola, buenos días. A ver, dadme los móviles.
La pelinegra se levantó y le dio su teléfono. No tenía mucho interés en el móvil, por eso no le daba uno antiguo como hacían sus compañeros. Aún así, tenía otro para el trabajo, por así decirlo. Con él veía el calendario de sus próximos combates y organizaba las reuniones con su representante.
—¿Quién ha hablado con Hyeon-ju? —preguntó la profesora Park al no ver a su alumna en clase— ¿Nadie? ¿Nadie ha probado a llamarla al móvil?
—Ayer nos tocó limpiar juntos el laboratorio, pero después de eso ya no la he visto. —le contestó Joon-yeong.
—Bueno... Si alguien se entera de algo o consigue localizarla que me avise. —la profesora sacó el móvil tras recibir una afirmación de sus alumnos— Los exámenes empiezan la semana que viene así que poneos las pilas. —escribió algo en su teléfono y seguido de eso se escuchó el sonido de una notificación— Lo he oído. Venga, dadme los móviles de verdad. —Dae-su e I-sak se pusieron de pie y le entregaron el teléfono a su profesora— Dae-su, ¿en serio? On-jo —la llamó—, este móvil es el del año pasado. Cógelo.
La clase soltó una pequeña risa ante eso mientras que On-jo apretaba los labios por haber sido descubierta.
La clase comenzó, pero nadie estaba prestando demasiado atención. Mi-suk se encontraba haciendo pequeños dibujos en su libreta a modo de entretenimiento.
—¿Quién se anima a traducirlo? —la boxeadora levantó la cabeza, rezando que no le dijese a ella porque no había estado prestando atención. Una chica al final de la clase se levantó, tenía muy mala cara— Vale, Hee-su.
—Tengo que ir al baño. —dijo la chica, por lo que la profesora asintió.
—Claro, ve. Vamos a ver, ¿quién quiere probar suerte? ¿Mi-suk? —mierda.
Miró rápidamente la pizarra y dijo lo primero que se le vino a la mente —Lo cierto es que ninguna persona está carente de prejuicios. Todos tenemos unas ideas preconcebidas de los demás.
—Muy bien. Siguiente, Sincalces.
Todos se giraron a mirar la cara de desconcierto de Su-hyeok, quien había estado haciendo de todo menos atender.
—De pie. —le ordenó la profesora Park— ¿Por qué te llaman "Sincalces"?
—Es para acortar Sincalcetines, Sincalces.
—No le gustan los calcetines, no se los pone nunca. —siguió Dae-su ante lo dicho por Joon-yeong— Y por eso le cantan los pies.
Toda la clase, incluida la profesora, soltaron una risa ante el ultimo comentario del chico.
—Okey, Sincalces, cuéntanos, ¿qué ha dicho Mi-suk?
—Pues... Ha acertado en todo.
—¿Y a qué te refieres exactamente con ese todo?
Mi-suk se giró hacia su ex mejor amigo al ver que no respondía —Eso, Su-hyeok, ¿a qué te refieres con todo?
El tono de burla que utilizó la pelinegra hizo que toda la clase soltase un uh.
Pero si Su-hyeok ya estaba perdido antes, ahora lo estaba mucho más al ver que la chica de la cual estaba enamorado le estaba viendo fijamente.
Un golpe en la puerta fue lo que los hizo salir de su ensoñación. Vieron a una muy demacrada Hyeon-ju entrar en clase para, acto seguido, caerse al suelo. Los dos ex mejores amigos fueron corriendo hacia ella, tratando de buscar el modo de poder ayudarla.
—Eh, ¿qué te pasa? ¿Estás bien? —le preguntó la profesora preocupada.
—Señora Park... —murmuró la adolescente con las pocas fuerzas que le quedaban.
—Sí, soy yo. ¿Me reconoces?
—Me cogió... El profe de ciencias me cogió y me encerró.
—¿Te encerró? ¿El profesor de ciencias? ¿El señor Lee?
—Me tenía atada...
—Venga, vamos a la enfermería. Nam-ra, encárgate de vigilar la clase. No digáis ninguna tontería hasta que confirme lo que dice. —ordenó la profesora Park— Levanta, Hyeon-ju.
—Yo la llevo. —se ofreció Su-hyeok sin pensárselo dos veces.
—Que alguien lo ayude.
—Voy yo. —respondió Mi-suk con rapidez.
—Nosotras también. —añadió On-jo junto a I-sak.
—¡Sentaos todos! ¡Vamos!
Los cuatro adolescentes junto a su profesora empezaron a correr por los pasillos tratando de llegar a la enfermería.
—Ayuda, por favor. —dijo la profesora nada más entrar en la enfermería.
—Sí, un momento.
—Ponedla en la cama. Por favor, échale un vistazo.
La enfermera agarró el termómetro y se lo puso en la oreja para ver si tenía fiebre, pero los resultados eran completamente diferentes.
—Tiene la temperatura muy baja. Sujetadla para que no forcejé. —pidió la enfermera mientras la taba con las mantas de la cama— Por favor, avise a una ambulancia. Mientras yo le daré un sedante y le limpiaré las heridas.
—Voy. Hyeon-ju, tranquila. No pasa nada, ¿vale?
Los cuatro adolescentes sujetaban a su compañera para que no diese patadas y se quedase quieta mientras le ponían aún más mantas para hacerla entrar en calor.
—Venga, tenemos que taparte, tienes la temperatura por los suelos.
—Me estoy asando. —murmuró la chica.
—Dentro de nada estarás en el hospital. Estoy contigo, tranquila.
—El profesor de ciencias me inyectó algo.
—¿Cómo? ¿Que el profesor Byeong-chan te inyectó alguna cosa? —preguntó la profesora.
—Quería matarme...
—Dime, ¿qué fue lo que te inyectó?
—Voy a mataros a todos. —Hyeon-ju empezó a removerse aún más e intentó morder a On-jo, la cual fue capaz de echarse hacia atrás a tiempo.
—¿Estás bien?
—Sujetadla para que pueda pincharle. —dijo la enfermera llegando otra vez con ellos.
Los adolescentes volvieron a agarrar a la chica mientras la enfermera ponía el sedante en la aguja. Al final consiguieron administrarle el sedante a Hyeon-ju, aunque esta había conseguido morder a la enfermera. I-sak volvió a clase para tratar de tranquilizar a los demás mientras que Su-Hyeok, On-jo, Mi-suk y la profesora Park bajaban con Hyeon-ju una vez que llegó la ambulancia.
On-jo terminó de hablar con su padre y todos vieron como se iba la ambulancia.
—¿Qué crees que le ha pasado? —le preguntó Su-hyeok a la boxeadora.
—Vete tú a saber... Pero si es verdad lo que dice del profesor, probablemente le haya inyectado algo muy chungo. —respondió ella.
—Muchas gracias por vuestra ayuda. —les dijo la profesora Park— Yo me voy a marchar ya también. No le contéis nada de esto a nadie todavía, ¿de acuerdo? —los chicos asintieron— Y usted de momento no diga nada tampoco. —le dijo a la enfermera.
—Sí, vale.
—Volved a clase, venga.
Los tres adolescentes empezaron a subir las escaleras para volver a su aula en completo silencio. Mi-suk iba un poco más adelantada que On-jo y Su-hyeok, lo único que le apetecía hacer ahora era que sonara el timbre para poder irse a comer.
Por el pasillo se encontró a Cheong-san, al cual se le veía bastante alterado —¿Dónde está On-jo? ¿Está bien?
—Está ahí detrás con Su-hyeok, no le ha pasado nada, dramático. —respondió la chica rodando los ojos.
En cuanto sonó el timbre, la chica salió directamente hacia el comedor. Tantas emociones le habían dado hambre. Se sentó en una mesa aparte con sus cascos puestos, tratando de ignorar el ruido de los demás. Sintió el golpe de una bandeja chocar contra la mesa frente a ella, por lo que levantó la cabeza de su bandeja de comida para mirar desinteresada a Gwi-nam.
—¿Qué quieres?
—¿Sabes? No me gusta que una chica como tú me plante cara de esa manera. —Gwi-nam sonrió de esa manera tan tétrica que sólo el poseía— No me gustaría tener que hacerte daño.
—¿Qué pasa, Gwi-nam? ¿Es que acaso he trastocado tu masculinidad al plantarte cara? —preguntó ella con burla.
El matón dio un golpe seco en la mesa, logrando un absoluto silencio en el comedor, pero Mi-suk lo seguía mirando con esa sonrisa de superioridad que tanto la caracterizaba.
—No me toques los cojones o yo mismo te borraré esa sonrisita que tienes. —la amenazó.
La pelinegra se inclinó hacia delante sin borrar su sonrisa —Me gustaría verte intentándolo. —volvió a sentarse— Ahora vete, haces feo en esta mesa. —le dijo haciendo un gesto con sus manos.
Gwi-nam borró la sonrisa que llevaba en su cara y se fue a su mesa de siempre. Mi-suk volvió hacia su comida con tranquilidad, sintiendo la mirada de varios sobre ella. La pelinegra siguió comiendo su comida con normalidad hasta que empezó a ver cómo montones de alumnos despavoridos corrían dentro del comedor. La chica agarró el cuchillo que tenía y se levantó de la mesa con precaución, sin saber muy bien que estaba sucediendo.
La gente empezó a correr, tratando de buscar algún sitio por el cual escapar, empujando a los que ya estaban allí en el proceso. Mi-suk fijó su mirada en la puerta, viendo cómo varios de los alumnos del instituto estaban manchados de sangre, se movían de una manera muy extraña y trataban de morder al resto de los alumnos.
Igual que Hyeon-ju.
Y en ese momento, sólo una palabra se le vino a la mente para explicar lo que estaba sucediendo.
Zombis.
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