chapter one
season 01, episode 01
❛ they won't make me change my mind ❜
EL INSTITUTO HYOSAN era uno de esos lugares que Park Mi-suk odiaba profundamente. No sólo por los profesores, que a menudo intentaban imponer su autoridad de manera absurda, sino también por el sinsentido de aprender cosas que, según ella, no tenían utilidad alguna. De entre todos, la única que se salvaba era la profesora de inglés, pero apenas.
Aquella tarde, mientras algunos de sus compañeros limpiaban los pasillos, Mi-suk y su mejor amiga, Choi Nam-ra, se encontraban sentadas en el patio, disfrutando del aire fresco. Ambas conversaban, aunque la atención de Mi-suk se desviaba constantemente hacia un grupo cercano donde Su-hyeok, su antiguo mejor amigo, reía junto a Cheong-san y Gyeong-su.
Era inevitable. Por más que intentara ignorarlo, el chico siempre capturaba su atención. Cuando sus miradas se cruzaron, Su-hyeok alzó la mano para saludarla, pero Mi-suk apartó la vista de inmediato, fingiendo que no lo había visto. Su sonrisa se desvaneció, y un suspiro pesado escapó de él.
—¿Algún día volverás a hablarle? —preguntó Nam-ra, rompiendo el silencio incómodo.
—Claro, en unos cincuenta años, cuando mis padres se mueran. —respondió Mi-suk con sarcasmo, arrancando una sonrisa breve a su amiga.
—Hablo en serio. Se nota que él no entiende por qué lo ignoras. Merece una explicación.
—Nam-ra, ya te dije que no puedo. Mis padres son claros: si hablo con él, me quitan el boxeo. No pienso arriesgarme. —Mi-suk miró a su amiga con una mezcla de tristeza y resignación— Tú sigue con tus miradas acusadoras, que no me harán cambiar de opinión.
Nam-ra suspiró y se colocó los auriculares, dejando el tema por la paz. Mientras tanto, el móvil de Mi-suk vibró. Era un mensaje de la madre de Cheong-san, invitándola a la inauguración de su nuevo restaurante de pollo. Sin dudarlo, aceptó; la comida de la señora Lee siempre era deliciosa.
Al despedirse de Nam-ra, comenzó a caminar hacia la salida del instituto. Su-hyeok la observó desde la distancia, sus ojos fijos en su figura mientras cruzaba los pasillos con esa mezcla de seguridad y despreocupación que la caracterizaba. Nam-ra, viendo la escena, decidió intervenir.
—Deberías dejar de mirarla como si fueras un acosador y hablarle —le sugirió, sobresaltándolo.
—¿Hablarle? —repitió él con una risa amarga— Ni siquiera sé por qué me odia. Es imposible.
—Insiste. La conoces mejor que nadie, y sabes que es terca, pero también sabe ceder cuando alguien le importa de verdad.
Esas palabras quedaron flotando en el aire mientras Nam-ra se alejaba, dejando a Su-hyeok con una renovada determinación.
En la entrada del instituto, On-jo se acercó corriendo hacia Mi-suk.
—¡Oye, Mi-suk! ¿Te vienes a la inauguración del restaurante de los padres de Cheong-san?
—Sí. Tu madre me mandó un mensaje invitándome. —respondió con una ligera sonrisa, mirando al chico mencionado.
—Tío, que Mi-suk también viene... —susurró Gyeong-su emocionado, pero lo suficientemente alto para que todos lo oyeran.
Rodando los ojos ante el comentario, Mi-suk permitió que On-jo e I-sak la tomaran del brazo mientras se dirigían juntas al restaurante, seguidas de los chicos.
El restaurante estaba lleno de un cálido bullicio. Los señores Lee los recibieron con amabilidad, sirviéndoles platos rebosantes de pollo frito en poco tiempo.
—Muchas gracias. —le dijo On-jo a la señora Lee.
—¡Qué pintaza! —añadió I-sak con alegría.
—¿Por qué has sacado tanto? —le preguntó Cheong-san a su madre.
—On-jo come mucho. —respondió ella sonriendo.
—Que va, no como mucho, como bien. —se defendió la mencionada.
—Sí, como tiene que ser. ¿Tienes hambre, Gyeong-su?
—Sí. —respondió él empezando a cortar un trozo de pollo.
—¿Y tú, A-sak?
—Mi nombre se pronuncia I-sak. —le corrigió la chica amablemente.
—¿Te has cambiado el nombre? —le preguntó la señora Lee confundida.
I-sak soltó una pequeña risa —Mamá, no le cambies el nombre a la gente. —le dijo su hijo— Cámbiaselo al restaurante. ¿Por qué lleva mi nombre?
—Lleva siendo Pollo Cheong-san desde antes de que nacieses.
—Exacto. Me pusisteis el nombre en honor al restaurante. No me gusta...
—Eh, calla. —su mejor amigo le dio un codazo para que dejara de hablar— No tiene ni idea, a mi me mola. Tiene su tradición.
—¿Verdad?
—Tiene razón. —asintieron las tres chicas.
—A ver, os he traído estos platos de una nueva receta que hemos inventado. Este pica poco y ese pica mucho. ¿Qué os parece? Tenéis que decirme la verdad.
—Me parece que está supermegabueno. —le dijo Gyeong-su con algo de pollo en su boca— Está de vicio.
—¿En serio?
—Sí. Y, oye, por cierto, si necesitáis repartidor, yo soy muy barato.
—Tú tienes que estudiar. —dijo la señora Lee con una sonrisa— ¿A ti que te parecen, Mi-suk?
—Están deliciosos. —comentó Mi-suk después de probar un bocado.
—¡Qué bien que te guste! —dijo la señora Lee con una sonrisa radiante— On-jo, ¿pica mucho?
—Está salado. —dijo la adolescente, logrando que la sonrisa de la señora Lee se desvaneciese un poco.
—¿Sí? Oh... ¿Y este qué? ¿Pica mucho? —señaló la otra fuente.
—No mucho, está salado.
—¿Por qué? No me digas. ¡Cariño! —fue hacia su marido, quien estaba en la cocina friendo más pollo.
—Está bueno. —le dijo I-sak a su mejor amiga mientras los señores Lee hablaban de lo que había dicho On-jo.
—No tienes que comértelo si está salado. —le dijo Cheong-san a la castaña.
—Pero sigue estando bueno. —respondió ella.
—Oye, ¿sabéis lo de el profe de ciencias? —les preguntó I-sak.
—¿Qué le pasa? —preguntó Cheong-san.
—Dicen por ahí que huele a muerto.
—Ya... Déjame adivinar, es otro rumor de Na-yeon, ¿verdad? —habló Mi-suk jugando con un mechón de pelo entre sus dedos.
—¡Qué es verdad! —le contestó On-jo— Cuando su hijo desapareció, faltó unos días. Y entonces, cuando volvió al insti... Dijo que olía a muerto podrido.
—¿Y es que acaso sabe ella a que huele un muerto podrido? —le preguntó Cheong-san.
—Ella dice que conoce todos los olores menos ese. Como nunca había olido algo así, tiene que ser olor a muerto podrido. El profe está muy raro desde entonces.
—El chaval era un margi. —habló I-sak— Dicen que le estaban haciendo bullying.
On-jo asintió —Me sabe mal... Por él y por el señor Lee. ¿Os acordáis cuando se fue en mitad de la clase?
—Uy sí, parecía que le habían poseído... —comentó Mi-suk comiendo otro trozo de pollo y sin importarle demasiado lo que hablaran de su profesor de química. Ese profesor le daba pena, sí, pero también le daba muy mala espina.
—Nunca le había pasado.
—A mi me han dicho que es un genio. —dijo I-sak.
—A muchos genios se les va la olla. —le respondió su mejor amiga.
—Menos mal que tú no tienes que preocuparte por eso. —bromeó Cheong-san hacia On-jo.
Los otros tres chicos se rieron mientras On-jo le miraba ofendida —¡Oye! ¿Me estás vacilando?
Se el resto del tiempo riendo hasta que acabaron la comida. Gyenog-su e I-sak fueron los primeros en salir corriendo seguidos de Cheong-san y On-jo que se paró un momento para hablar con su mejor amigo.
Mi-suk caminó por la calle sin prisa aún sabiendo que llegaba tarde. Tenía combate contra un boxeador algo más mayor que ella con el cual ya había peleado antes.
En cuanto llegó a aquel oscuro y algo asqueroso lugar se encontró con sus padres y su representante moviéndose de un lado a otro con nerviosismo.
—¡Por dios, Mi-suk! ¿Dónde estabas? Llegas tarde. —le regañó su madre acercándose a ella.
—Lo bueno siempre se hace esperar. —la joven sonrió sin tomarle importancia a lo que decía sus madre y fue hacia su vestuario para poder cambiarse.
Una vez que estuvo cambiada y preparada, la chica salió del baño donde la esperaba su padre con cara de pocos amigos.
—Que sea la última vez que llegas tarde, Mi-suk.
Ella lo miró fijamente y soltó una carcajada irónica. —Escucha bien, papá. Soy la que os da dinero, fama y ese estatus que tanto amáis. Así que, o me dejáis en paz, o empiezo a perder combates a propósito. ¿Te queda claro?
Mi-suk pasó por un lado de su padre, el cual se encontraba incrédulo, y fue recibida por los aplausos de todos aquellos aficionados que habían venido a apoyarla. Frente a ella vio a su rival, el cual estaba sentado en la esquina opuesta a la suya en un pequeño banco, siendo masajeado por su entrenador. Las miradas de ambos conectaron por un instante, causando que Mi-suk sonriera y que el chico tragase duro ante ese gesto. La confianza con la que venía había disipado al mirar a los ojos a su rival.
La chica estaba confiada, sabía que iba a ganar, ella nunca perdía. Era la mejor en esto.
La campana sonó, indicando el primer asalto. Ambos se movían en círculo por el ring, esperando a que el otro diese el primer movimiento. Mi-suk jugaba con la paciencia de su contrincante a su antojo. El chico, harto de que Mi-suk se paseara por el ring con parsimonia y no hiciese ningún movimiento, decidió ir hacia ella y atacar. La pelinegra intuyó sus movimientos mucho antes de que se lanzara hacia ella, por lo que fácilmente lo esquivó.
Su rival resopló enfadado, sintiendo la ira correr por sus venas. La sonrisa de victoria que tenía la adolescente en la cara le enfadaba aún más. Trató de volver a abalanzarse contra ella, pero la chica agarró su brazo, lo retorció y lo tiró al suelo, causando un fuerte golpe.El chico se levantó antes de que el árbitro comenzara a contar y, una vez que el hombre comprobó que el chico estaba bien, reanudó el combate.
Lo que hizo que la rabia del boxeador saliese a la luz fue ver a Mi-suk de brazos cruzados, bostezando, como si le aburriese el combate.
Si la chica quería acción, la tendría.
Mi-suk sabía lo que estaba haciendo. Quería que su rival se enfadase y, gracias a eso, gastase más energía para que ella pudiese asestarle el golpe de la derrota. El chico fue hacia ella y comenzó a lanzarle puñetazos, los cuales eran frenados o esquivados por la adolescente.
Llegó un momento en el que la pelinegra se cansó de repetir el mismo patrón de movimientos, por lo que entró en acción, golpeando al chico en en la parte izquierda de su abdomen. Su rival se echó hacia atrás con una mano en la zona recientemente lastimada y, sin darle tiempo a reaccionar, Mi-suk volvió a atacarle. La chica trataba de golpear su cara, ya que el chico se la cubría con sus brazos. Mi-suk aprovechó eso para volver a golpearle en el abdomen y lograr que el rival sacase sus brazos de su cara para que ella pudiese finalmente golpearle en esa zona.
El chico cayó al suelo mareado, con la sangre brotando de su nariz. Escuchaba al árbitro contar y a sus fans suplicando a que se levantase, pero no podía. Estaba demasiado aturdido como para tan siquiera recordar donde se encontraba.
La última imagen que vio antes de cerrar los ojos fue al árbitro levantando el brazo de Mi-suk, anunciando su victoria.
Desde la multitud, sus padres aplaudían con orgullo, pero para Mi-suk, aquello no significaba nada. Su victoria no era para ellos ni para los espectadores. Era para ella. Había demostrado una vez más que podía acabar con cualquiera que se le presentase en su camino.
Había demostrado que ella siempre ganaba.
author's note:
¡BIENVENIDOS/AS AL PRIMER CAPÍTULO DE FORBIDDEN LOVE!
este capítulo es como la introducción antes de comenzar con la acción.
como veis la actitud de mi-suk es de una chica egocéntrica, narcisista y que siente la necesidad de enseñarle al mundo que ella siempre gana, but she slaysssss.
anyways, como siempre espero que os haya gustado y nos vemos pronto.
¡os amo! 🤍
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