O O 1
Probablemente llevaban una hora así, frente a la otra. Jinsol no sabía que debía decir, y la pequeña omega frente a ella no hacia siquiera sonido al respirar. Las dos llevaban mucho tiempo sentadas frente a frente, la pelinegra esperando unas palabras y la castaña con sus típicas trenzas mirando a todos lados menos a ella.
-¿No sabes hablar?-Jinsol pregunta inocente hacia la otra que le dirige la mirada sin hacer ningún gesto como respuesta.-¿Eres muda?-La omega por fin responde moviendo su cabeza de lado a lado horizontalmente.-¿Entonces por qué no hablas?¿Mi papá te lo dijo? Yo te dejaré hablar.-Eso pareció llamar la atención de la omega, pero aún así no dijo ni una palabra, ni un sonido.-Hay que presentarnos, soy Jinsol y tengo seis, los cumplí ayer.
-S-soy Jungeun, y t-todavia no cumplo los seis.-Jinsol sonrió levemente emocionada.
-¡Tu voz es muy linda!-No midió el tono de su voz haciendo que la más pequeña se sobresaltara.-Ups, perdón. Mi papá dice que no debo gritar, pero el siempre lo hace. ¿Sabes qué? Desde ahora seremos mejores amigas. No seremos como Sooyoung unnie y Hyomin unnie; nosotras seremos las mejores amigas, lo prometo.
-¿Amigas?-Jinsol asintió con rapidez y luego sintió el sonido de la puerta al ser abierta. Miró detrás suyo que su padre entraba con una ligera sonrisa. Jungeun se quedó callada de inmediato.
-¡Papá, Jungeun irá conmigo a la escuela!-De inmediato a Gyuhan se le borró la sonrisa. Los Omegas de servicio no tenían permitidos -al menos en la familia jeong- aprender, ya que eso los volvería listos, y podían aprovecharse de ellos.
-Sol-ie, hija. No, la omega debe quedarse aquí, y cumplirá todo lo que tu quieras.-Intentó convencer Gyuhan colocando una mano en el hombro de su hija.
Jinsol formó una mueca.-Yo quiero que ella vaya a la escuela.-Refutó con el ceño fruncido.
-Eso es algo que no podemos cumplir, verás, en tu escuela tal vez no la acepten.-Volvió a intentar chantajear, pero su hija llegaba a ser más lista que él en algunas ocasiones.
-Sí, pero tu siempre dices que tienes contactos. Si llamas al director de mi escuela y le preguntas dirá que sí, solo debes llevarle a Macallan.*-Dijo la pelinegra con simpleza encogiendose de hombros mientras su padre se ahogaba con su propia saliva.
-¿Q-que dijiste?-Preguntó incrédulo.
-Siempre que lo llamas dices: "llevaré macallan para usted" Aunque siempre vas solo, ¿quién es?¿Lo puedo conocer?
-¿Qué te parece si llamo a tu director para que Jungeun entre a tu escuela?-Jinsol sonrió asintiendo con emoción a la propuesta.
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Al día siguiente Jungeun ya se encontraba lista esperando a la Alfa en la sala. Su uniforme le quedaba un poco grande pero a ella no le molestaba. Jinsol había ordenado que Jungeun y ella tuviesen el mismo, idéntico desayuno, la omega nunca había comido algo así en su vida, empezaba a creer que ser una omega de servicio no podía ser tan malo estando a lado de esa pelinegra.
-Señorita Jeong, tenga cuidado.-Dijo una de las empleadas al esquivar a la más pequeña que corría hasta la mesa junto a sus cosas y se sentaba al lado de la castaña sonriéndole
A Jinsol le fue servido su desayuno y las dos comenzaron a comer entre una pequeña charla de la que Jinsol era la más partícipe. Después de su desayuno ambas fueron a lavar sus dientes y fueron hasta la salida a esperar al chófer que les llevaría a la escuela.
La familia Jeong tenía un conjunto privado de casas -mansiones- donde todos vivían, era realmente privado, pues alguien que no fuese de la familia y se atreviera a comprar un sitio en este lugar, seria desalojado inmediatamente y tendría una demanda de muchos millones de parte de la familia.
-¿Viven todos aquí?-Jungeun preguntó con timidez hacia la pelinegra mientras que salían del condominio hasta la avenida que llegaba a los demás conjuntos privados y más bien la parte alta de la ciudad.
-Sí, toda mi familia vive aquí.-Asintió Jinsol comenzando a apuntar cada casa.-Ahí vive mi tía, en la de allá vive mi primo con su esposa, y...
-¿Y tu abuela?-Volvió a preguntar doblando y desdoblando el borde de su falda.
Jinsol se arrodilló sobre los asientos de cuero mirando por la ventana que estaba atrás apuntando con su índice la casa más lejana que se lograba ver.-Esa de allá. Ella vive sola, y es la casa más grande.
-Uh~-Jungeun hizo lo mismo que la mayor mirando por la ventana. Al dar una vuelta la más pequeña se tambaleó casi cayendo de la posición, entonces Jinsol le tomó la mano y así se mantuvieron todo el camino, mirando por la ventana trasera con sus manos firmemente tomadas.
La escuela a la que asistían era la tan conocida y deseada por muchos Western, era una escuela primaria bilingüe privada y lujosa. Las clases no eran de más de veinte alumnos, y cada uno tenía también un consejero y ayudante. La matricula costaba alrededor de 50 mil dólares, con una mensualidad de 80 mil dólares. La escuela no tenía opciones a becas ni ningún beneficio, todos los niños que se encontraban ahí eran de familias muy importantes, de grandes estatus y adinerados. Jungeun se sentía pequeña, ella no estaba acostumbrada a eso, lo único que conocía antes de salir del hogar a causa del señor Jeong, era a sus "hermanos" y a su "madre" que eran las personas con las que vivía, no tenían mucho dinero, su "madre" era una omega con un lazo roto interminable, que le llevaba en una agonía por más de veinte años. Ver esto, era literalmente el otro lado de la moneda.
Al detenerse, el chófer bajo del auto con presuro y se detuvo para abrir la puerta a las dos niñas. Le ofreció la mano a Jinsol pero no se inmutó al ver a Jungeun peleando por tocar el suelo. La pelinegra no tuvo más que acercarse a ella volviendo a tomar su mano.-¡Xiao! No ayudaste a Jungeun a bajar.-Exclamó la pequeña alfa hacia el beta que hizo una reverencia ante ella.
-Perdóneme, señorita Jeong.-Dijo el hombre con sumo respeto.
Jinsol asintió tarareando.-No puede volver a pasar.-Advirtió y luego apretando la pequeña mano de la castaña en la suya comenzó a correr hacia la entrada de la escuela.
Era un lugar hermoso, dos grandes columnas griegas se alzaban en una entrada, con un pasillo de algunos metros rodeados de jardines llenos de colores hasta llegar a la entrada. Allí la escuela se dividía en varios salones, con balcones de vidrio y hermosos ventanales sin ninguna mancha. Jinsol la guió por las anchas escaleras hasta el segundo piso donde se introdujo en la tercera puerta. Allí dentro habían varios adultos frente a los niños, la mayoría envueltos en libros y tareas pendientes.
-¿Cómo era tu otra escuela?-Jinsol le preguntó tomando asiento en el que era su puesto. Era pupitres individuales por lo que unos metros de distancia había entre ellas.
Jungeun se subió como pudo a la silla viendo que sus pies no tocaban el suelo a diferencia de los de Jinsol que casi lo hacían.-Mmh, yo no iba a la escuela.
La peliengra frunció el ceño confundida, su padre dijo que todos los niños debían ir a la escuela, por eso ella iba.-¿Por qué no?
-Porque...No lo sé, solo no iba.-Jungeun balanceó sus pies uno hacia adelante y otro atrás y luego al revés, Jinsol pudo ver eso y aprovechando que la punta de sus pies era lo único que llegaba al suelo comenzó a imitarle causando una sonrisa en ambas.
-Señorita Jinsol.-Una joven de aroma dulce se acercó hasta la aludida apoyándose suavemente del pupitre de esta.
Jinsol ondeó su mano en saludo con una sonrisa mientras seguía balanceando sus pies.-Hola, Yoori.-Dijo a la par.-¡Mira! Ella es mi amiga, se llama Jungeun, ahora venimos juntas a la escuela.-Apuntó a la castaña que había dejado de balancear sus pies y se mostraba tímida ante la mayor.
-Es un gusto conocerla, señorita Jungeun. ¿Cómo fue tu cumpleaños, te dieron muchos regalos?-Jinsol asintió con furor comenzando a enumerar cada regalo. Jungeun recordaba que sus cumpleaños eran una simple canción-algo desafinada- y un abrazo por parte de cada uno de la "familia."
-Ah, y me dieron a Jungeun también. Aunque...es un regalo raro.-Yoori formó una expresión de confusión.
-¿Cómo te dieron a Jungeun?
Jinsol asintió encogiendose de hombros luego.-No sé. Papá dijo, que era algo de la familia, así como Sooyoung unnie tiene una, también.
Yoori asintió entendiendo un poco. Aunque le pareció sumamente extraño que entonces la pequeña niña estuviese allí y no en casa.-¿Jungeun también tendrá una consejera?-La mayor de todas asintió, aún algo aturdida de la noticia.
-Ya debe tener una o un asignado, apuesto a que llegará en unos minutos para conocerte, pequeña.-Jungeun miró hacia otro lado cuando Yoori y ella conectaron miradas. Escondió sus manos bajo sus muslos y retomó el balancear sus piernas.
Cuando el maestro que les debía impartir su lección, los consejeros de los demás niños, incluyendo la de Jinsol se despidieron saliendo del salón para que la clase diera comienzo. Jungeun no se sentía muy cómoda, estaba acostumbrada a estar en el mismo lugar siempre, y también con las mismas personas. Su madre le dijo que debía ser amable y no hablar hasta que alguien se lo ordenara y eso había hecho hasta ahora. Su madre había dicho también que se mantuviera al margen, de hacer caso en cada orden que le fuera asignada, pero hasta ahora no entendía eso muy bien, pues Jinsol y ella lo único que habían hecho fue hablar y no le había pedido nada como orden. También que todo era muy confuso, su hermana mayor, le había enseñado algo de cómo leer, pero era tan poco que no le era posible entender ni la mitad de lo que estaba escrito, agregando que ni siquiera podía escribir correctamente como para copiarlo por si misma.
Solo quería que eso terminara y volver a esa habitación donde había dormido, no había dormido en una cama nunca y era muy cómodo, quería volver allí y esconderse en las sábanas.
-Pss, Jungeun.-Jinsol le extendió un pedazo de papel doblado. La castaña primero frunció el ceño y luego estiró su brazo dudosa hasta alcanzar el pedazo de papel. Jinsol le hizo una seña de que lo abriera, al principio no entendía bien sus mímicas pero luego lo abrió notando otra vez palabras que no lograba entender y unas casillas.
Jinsol le sonrió desde su pupitre y aunque Intentó dar su mejor esfuerzo por entender al menos una palabra no pudo. Sólo dejó el papel a un lado y se hundió en la silla esperando poder salir de allí.
Una melodía resonó por el salón, y el profesor dijo que la clase había dado su fin y que podían ir al receso. Jungeun no se movió de su asiento mirando el suelo y sus zapatos de charol. Jinsol se acercó a ella y luego un hombre de contextura delgada y un lindo suéter celeste se acercó a ella mirando por unos segundos a Jinsol preguntándose en el interior porque no habían salido.
-Jungeun~-Llamó Jinsol intentando encontrar la mirada de la más pequeña.-.Debemos salir a recreo.
-¿Ella es la señorita Jungeun?-Preguntó el hombre recibiendo un asentimiento de la Alfa.-Yo soy Jimin y seré tu consejero.-Se presentó.
-Yo soy Jinsol. Le pregunté a Jungeun por una hoja si quería ir conmigo a comer mi merienda, pero no me respondió, y ahora no quiere salir al recreo.
Jungeun se bajó de un salto de la silla con los ojos llenos de lagrimas y corrió fuera del salón a donde fuera que pudiese esconderse. Cuando su madre le regañaba o peleaba con sus hermanos mayores siempre se escondía detrás de la casucha casi pegada a la malla de alambre que separaba el terreno de otro, era su escondite preferido, ya que estaba sola y su madre siempre le dejaba tranquila cuando estaba allí hasta que se sintiera mejor. Pero ahora no sabía dónde ir, bajó las escaleras con los ojos nublados y en el último escalón se tropezó haciendo que sus medias que llevaba debajo de la falda se rompieran. Siguió corriendo hasta que se dió cuenta que estaba en el jardín, no había nadie allí así que rápidamente buscó entre los arbustos y árboles sentándose escondida entre las hojas y ramas mientras limpiaba sus lágrimas y sus mocos con su antebrazo. No le gustaba para nada ese lugar, y extrañaba a su madre, ella le dijo que no volvería y que sería mejor, pero la verdad no lo estaba sintiendo así.
Pasaron minutos o tal vez más hasta que Jinsol por fin pudo ver a Jungeun escondida entre los arbustos. Se acercó corriendo a ella haciendo muecas cuando sus zapatos se manchaban de barro por el pasto húmedo. Jungeun seguía hipando y su rodilla tenía una herida abierta no muy grave por el golpe que se había dado.-¡Aquí estás!-Dijo la pelinegra llegando hasta ella sentándose a su lado.-Jimin iba a llamar a papá, que bueno que te encontré.-Jungeun se acurrucó en sus rodillas mirando al lado opuesto a Jinsol.-¿Te sientes bien?-Jungeun sin decir palabra solo negó.-¿Por qué?¿No querías merendar conmigo?
-Quiero irme a casa.-Murmuró con la voz ronca debido al llanto.
-Xiao vendrá a buscarnos luego de la escuela.
-No, a mi otra casa.-Dijo sintiendo sus ojos llenarse nuevamente de lágrimas. Quería un abrazo de su madre.-Quiero a mi mamá.
Jinsol no sabiendo como consolarla estiró su brazo hasta ella dando palmadas suaves en su espalda.-¿Sabes? Yo no tengo mamá, la abuela dice que ella murió justo cuando yo nací.
-¿P-por qué me dices eso?-Jungeun preguntó sentándose derecha y mirando a la pelinegra.
-No sé.-Se encogió de hombros.-¿Por qué te pusiste a llorar antes?¿era por lo de tu mamá?
Jungeun hizo un puchero.-No sé leer, y eso no me gusta, porque...todos escriben y leen y yo no se cómo se hace.-Terminó de decir junto a su ceño fruncido.
-¿Por eso? Ah~ ¡No tenias que llorar por eso! Yo te enseñaré a leer, y escribir...Jimin te ayudará también, para eso es la escuela.
-¿En serio?-Preguntó sorbiendo por su nariz.
Jinsol asintió.-¡Sí! Yo tampoco sabía leer ni escribir antes, pero ahora sí. Oh, y también ya nos vamos a casa, te perdiste la clase de ciencias, hablamos sobre fósiles.-Jungeun sonrió levemente, no sabía lo que era eso, pero parecía divertido, la palabra se le hacía divertida. Esa misma melodía volvió a sonar a lo lejos, Jungeun suponía entonces que de verdad se iban.-¡Jungeun tenemos que irnos, rápido!
La castaña fue literalmente arrastrada por la pelinegra.-Mi rodilla me duele, no puedo correr.-Avisó a la Alfa que le miró de arriba a abajo.
-¿Te duele mucho?-La castaña asintió. Jinsol olvidando por lo que estaba huyendo comenzó a mirar la herida.-En casa hay curitas, la señora Choi compró unas de Shin-Chan para mi.
Jungeun asintió, sabía un poco lo que eso era, su hermano tenía una lonchera que llevaba a sus excursiones, que no era más que caminar por el jardín que tenían.
-¡Oh-oh! Salgamos...tu, eh, ¡Ah! hay que correr.
Los grifos que estaban incrustados en el suelo para un riego automático hicieron un pequeño sonido. Jungeun se detuvo a mirar pensando en qué era no espero que agua comenzase a saltar por todos lados cubriéndolas de agua a las dos. Ambas gritaron en sorpresa, la más pequeña intentando correr y Jinsol teniendo su mano, primero parecía asustada, pero ahora las carcajadas se deslizaban por su garganta haciendo contagiar a Jungeun también, de pronto ambas se habían quedado bajo los chorros de agua disfrutando de ellos con sonrisas enormes en sus rostros.
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N/A
Iré subiendo caps de a poquito, espero que les guste la historia.
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