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Prologo







El auto donde los Yukimura se encontrabas avanzaba por la despejada carretera con la radio sonando de fondo a un volumen bajo, en la parte trasera del auto estaban los dos hijos del matrimonio, Park y Mia Yukimura.

Los cuatro venían de haber pasado una tarde junto a su tío, Lee Seok, el hermano de la madre de ambos chicos. Mia había recogido un par de rosas del jardín de su tío, estar en el campo le hacía feliz a la menor y más pasar tiempo con su tío, quien la ponía a hornear un par de pasteles.

Mia venia jugando con el brazalete en su muñeca se trataba de un dije de una hoja de otoño un obsequio de su cumpleaños pasado, al mismo tiempo se encontraba dormitando tuvo que despertar temprano para poder ir al campo, Park estaba distraído viendo el camino, aun no anochecía, pero el atardecer estaba por acercarse en cualquier momento también notaba como estaba por caer una lluvia.

— Mia — susurro Park al ver como su hermana estaba cayéndose debido al sueño. — Puedes dormir, te despertaré cuando lleguemos.

— Gracias Park — agradeció Mia.

La pelinegra se acerco a su hermano desabrochándose el cinturón para colocarse en medio, se puso nuevamente el cinturón. Park paso su brazo por los hombros de su hermana para acercarla a su pecho haciendo que su hermana estuviera cómoda, al mismo tiempo que intentaba usar su brazo en una especie de cobija.

La madre de ambos niños los miro desde el espejo del auto, desabrocho su cinturón para buscar en la parte trasera su bolso, al tenerlo entre sus manos comenzó a buscar una manta que tenía, aquella que iban a usar para ponerla en el césped.

— Park — murmuro la madre de ambos llamando la atención del chico. — Abrígate y a tu hermana también.

Park se estiro tomando la manta que su madre le estaba pasando, la estiro un poco para cubrir a su hermana al mismo tiempo que se cubría él. De apoco al igual que su hermana, Park estaba por caer dormido, cerro sus ojos en búsqueda de un sueño, aun podía sentir los rayos del sol sobre su cara.

— Se han dormido — murmuro la madre de ambos chicos mirando por el espejo de la parte trasera. La señora Yukimura sonrió antes de volver su vista al frente. — ¡Cuidado!

El señor Yukimura miro al frente al mismo tiempo que su esposa descubriendo lo que ella había visto, se trataba de un auto que estaba conduciendo en dirección contraria, el hombre intento frenar, pero no lo logro haciendo que ambos autos se impactaran. El golpe dio sacudidas logrando, Park despertó debido a las sacudidas del auto y los gritos de su madre, el joven deseaba tener su varita en esos momentos, no le importaba si se iba a llevar algún regaño en el colegio, solo quería sobrevivir al igual que salvar a su hermana y sus padres.

El chico cubrió a su hermana con su cuerpo para evitar que sufriera alguna lesión debido al impacto. Una especie de escudo cubrió ambos hermanos evitando que sufrieran lesiones, al estar juntos los cubría a la perfección.





🍁






Cuando ambos hermanos despertaron en el hospital más cercano, Mia descubrió las paredes blancas y el olor a medicamentos, uno que claramente no era su favorito. Arrugo la nariz, abriendo los ojos con lentitud.

— Hey, hey tienes que descansar —  murmuro su tío Lee Seok.

Al ocurrir el accidente fue llamado al estar dentro de los números de emergencia de la familia, descubriendo que sus sobrinos estaban bien, sin ninguna herida aparente, tal vez algunos cuantos rasguños en sus caras, pero nada grave.

— ¿Tío, donde esta mamá? — pregunto Mia aun adormilada.

Park estaba en la camilla al lado de su hermana, estaba descansando siendo ajeno a la conversación de su hermana y su tío.

Lee Seok hizo una mueca, tomo su silla y se acerco a su sobrina. Pensar en una manera para decirle a sus sobrinos acerca de que un hombre en estado indebido termino con la feliz familia que tenían.

— Recuerdas cuando te conté que cuando alguien muere se va a tener un descanso eterno — Mia asintió. Lee Seok tomo la mano de su sobrina. — Mamá y papá están bien, ellos cuidaran de Park y de ti.

— ¿Podremos verlos? — pregunto con inocencia la menor.

Lee Seok negó. — Te parece si cuando salgan de aquí les enviamos una nota, a ellos les llegara, ahora debes descansar.

Mia asintió cerrando sus ojos nuevamente, su tío le susurro una canción de cuna coreana que él le cantaba cuando era un bebé, no se atrevió a confesarle la verdad por completo, sabiendo que tenía que decirlo.

Sacrificios, es lo que hacemos por las personas que amamos, eso fue lo que hicieron los padres de ambos chicos. El misterio era sobre aquel extraño escudo que logro ver Mia antes de volver a caer dormida, sin saber que el mismo provenía de ella.

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