20
Había durado tres largos y agotadores días, pero al final la tormenta terminó. Tan pronto como el clima se calmó, Eijiro había salido en busca de su amigo y de Midoriya, no esperó a nadie, no quería perder el tiempo, sabía que tomaría por lo menos un par de horas antes de que se reuniera a una cantidad decente de personas para iniciar la búsqueda.
Además, Kirishima quería evitar a toda costa el escuchar a más personas hablar sobre encontrar cuerpos enterrados en la nieve. ¿Por qué estaban asumiendo que ellos se hallaban muertos? Él se encontraba seguro de que eso no era así, Bakugo jamás permitiría que algo malo le sucediera a su destinado ni a él mismo.
Eijiro no tenía duda alguna de que se encontraban con vida.
Cuando estuvo en el bosque se detuvo un momento para pensar bien las cosas. ¿Dónde pudieron haberse refugiado? Recordó tres cuevas que había en la isla, las tres eran una buena opción, empezaría por eso, así que se dirigió a la más cercana a su ubicación.
En el primer lugar al que fue no encontró ni rastro de ellos, en el segundo tampoco estaban, así que tuvo que dirigirse a la más alejada de la zona de entrenamiento.
A pocos metros de su último destino vio la figura alta e imponente de su amigo, se encontraba de pie cerca a la colina rocosa. A su lado una gran oveja blanca miraba hacia la abertura en la piedra.
Kirishima corrió en dirección a Bakugo abrazándolo de inmediato, el rubio ni siquiera se había dado cuenta de su presencia hasta que el cuerpo de su amigo se chocó contra el suyo.
—¿Kirishima? —dijo la voz de Izuku, el cual estaba saliendo de la cueva junto al lobo gris.
—¡Qué alegría! ¡Qué alivio! ¡Sabía que estaban vivos! —gritó Eijiro lleno de emoción.
—Por supuesto que estábamos vivos pelo de mierda, ¿por quién me tomas? —gruñó Bakugo alejando a su amigo de él.
—Huelen mucho el uno al otro —dijo el pelirrojo olfateando a su amigo—. Ustedes no habrán...
—¡Claro que no! —exclamó Izuku avergonzado—. Solo nos abrazamos para darnos calor.
—Nos frotamos un poco, mi alfa interno se volvió loco por tenerlo tan cerca y sin ropa —comentó Katsuki sin ocultar nada.
—¡Kacchan!
—Oh, pero no lo penetraste —dijo Eijiro—, porque si no pasas la prueba de la virginidad antes de la boda tu madre te castra.
—Solo nos tocamos, estaremos a salvo —dijo el rubio—. Mi verga llegará intacta a la noche de bodas.
Midoriya se quería morir, ese par de amigos eran demasiado cercanos para el bien de su intimidad.
—Kacchan, yo no te he aceptado —mencionó el pecoso para cambiar de tema.
—¿Si logro hacer que el rumor se esfume me dejaras cortejarte con tranquilidad? —dijo Bakugo mirando al sonrojado omega.
—Ese no es el único problema.
—Podemos ir una cosa a la vez, no tenemos afán —dijo el rubio.
—Pero la tradición dice...
—No hay problema Midoriya, pueden solo comprometerse, no es necesario que se casen —explicó el pelirrojo—. Toma por ejemplo a mis padres.
»Mi padre no quería casarse tan pronto con mi madre, no sabía nada de ella porque era de la isla Tetsutetsu y no se conocían de nada. Al final realizaron la boda un año después.
—Ves Deku, tenemos tiempo —dijo el rubio.
Izuku se quedó viendo a ambos alfas por un largo tiempo antes de dejar salir un suspiro. Quería intentarlo, una parte de él deseaba conocer a Bakugo, pasar tiempo con este, quizás entrenar un poco a su lado, aprender más de las islas y enamorarse completamente. ¿Qué había de malo con intentarlo?
—Bien Kacchan, si logras detener el rumor, además de los ataques contra mí y mi familia, nos comprometemos. —Ya era tarde para el momento en el que Izuku se dio cuenta que terminó la oración con las palabras equivocadas.
Él pretendía decir "lo intentaremos" en lugar de "nos comprometemos", sin embargo, al final no cambió la frase, es más se quedó en silencio apretando los puños con fuerza.
"Que sea lo que tenga que ser", pensó el pecoso lleno de nervios.
—Sin duda alguna lo conseguiré Deku, solo déjalo en mis manos —afirmó Katsuki.
Los ojos de Izuku brillaron por un instante, el peliverde usó su don para intentar encontrar cualquier rastro de duda en el alfa rubio, empero no había nada allí que no fuera seguridad, su olor, gesto, postura y tono de voz lo decían, él estaba completamente seguro de que lo lograría.
—Confío en ti —afirmó el pecoso con una sonrisa.
—Entonces nada en este mundo me hara defraudarte —aseguró Bakugo tomando la mano derecha del omega.
Por su parte Kirishima solo sonrió mientras apartaba la mirada para darles privacidad.
El viaje de regreso fue agotador, tenían hambre, sed y frío. Eijiro era el que mejor se encontraba, aun así, él tampoco había estado muy cómodo los últimos días, tuvo más comida y abrigo, sin embargo, no era lo mismo que estar en casa.
Pasadas las dos de la tarde los chicos llegaron a la zona de entrenamiento donde los recibieron entre aplausos.
Había varias personas reunidas en el lugar, listas para comenzar la búsqueda, algunos llevaban consigo a sus lobos para facilitar todo. Los presentes sabían que la labor que habían tenido por delante iba a ser larga y agotadora, calculaban por lo menos varios días de búsqueda constante, es por ello que cuando la multitud los vio a salvo el júbilo fue incontenible, nadie iba a negar que realmente los habían dado por muertos.
Rápidamente los jóvenes fueron llevados a dentro de la gran estructura de entrenamiento mientras los cubrían con mantas, les dieron de comer y beber, luego los atendió un médico, el cual se percató de que la salud de ambos estuviera bien, además de, a pedido de uno de los líderes que se encontraba en el lugar, hacerles la vergonzosa prueba de la virginidad.
Por suerte para Izuku la suya fue en privado, únicamente lo acompañó Ochaco que estaba allí para hacer las veces de testigo.
—Esto es vergonzoso —mencionó el pecoso cubriéndose con la manta que le habían dado mientras veía al médico alejarse de él.
¿Por qué seguía pasándole eso? ¿Por qué tenía que mostrar su trasero desnudo a extraños? ¿No había sido suficiente con que dos chicas lo vistieran? Ahora un desconocido había visto muy de cerca una parte demasiado intima de él.
—Eres un chico muy fuerte, aguantar tres días solo con tu destinado sin perder la virtud, es algo que merece ser aplaudido. —El hombre mayor miró a Izuku con aprobación al decir eso.
"Si usted supiera", pensó el pecoso.
Únicamente había pasado el primer día que estuvieron atrapados, pero ambos habían disfrutado el uno del otro por un buen tiempo, hasta que tuvieron que parar para no perder demasiada energía en una situación de peligro como en la que se encontraban.
El médico dejó solos a Izuku y a Uraraka. Midoriya volvió a ponerse los pantalones mientras que Ochaco, en un acto de piedad —aunque ya no importara, pues para ese momento le había visto todo al pecoso—, se volteó para darle privacidad.
Al salir del pequeño cuarto médico, los gritos de enojo de Bakugo junto a algunas risas de sus compañeros de escuchaban claramente.
—Vamos Bakugo, no es como si no te hubiéramos visto la verga antes —decía uno de los guerreros, compañero del rubio.
—¡Odio las tradiciones! —gritó Katsuki, el cual estaba completamente rojo—. ¿Por qué no podían hacerme esto como a Deku?
—Porque Midoriya no pertenece al ejército, así que él no tiene que ser ejemplo de comportamiento intachable —contestó Kirishima.
—Listo joven Bakugo, usted es tan puro como un bebé. Hasta el momento su nudo nunca se a formado —comentó el médico.
—Ve el lado bueno de esto hermano —dijo Kirishima—, ya no la tienes que repetir.
Un par de explosiones se escucharon acompañadas de la risa de Eijiro, una escena tan típica de ellos que ya nadie se sorprendía por esta.
—¿Sabes Deku? —dijo Ochaco a su lado—. Quizás no lo hayas notado con todo lo que ha pasado, y puede que la situación sea muy incómoda, pero que el líder Tetsutetsu hubiera pedido esto, que estuviera pendiente de que tú y Katsuki siguieran siendo virtuosos, tiene mucho valor.
—¿A qué te refieres? —preguntó el peliverde.
—Que por tradición solo a los futuros líderes se les pide llegar vírgenes al matrimonio —contestó la castaña—. Que un líder actual pidiera que se les realizara la prueba a los dos y no solo a Bakugo, quiere decir que él piensa en ti como un futuro líder.
Las palabras de la castaña calaron profundo en el pecoso, el cual se quedó mirando fijamente hacia delante donde Bakugo corría detrás de sus compañeros lanzando pequeñas explosiones, entonces se dio cuenta de algo, en todo su tiempo en ese lugar ni una sola vez le habían llamado forastero.
Al regresar a la isla Bakugo, lo primero que hizo el rubio cenizo fue correr a su casa, debía hablar con sus padres, realmente necesitaba una disculpa de ellos, aún si todavía no estaba seguro de que Neito fuera el culpable de los rumores que le habían causado tantos problemas y sufrimientos a su omega, igualmente la sola sospecha era suficiente para hablar con sus viejos.
—¿Dónde está el viejo? —dijo tan pronto abrió la puerta de la casa y no vio a su padre.
Mitsuki, al ver a su hijo, corrió hacia él y lo abrazó con fuerza. Lágrimas bañaban el hermoso rostro de la omega quien sin querer detenerse empezó a perfumar a su cachorro con su maternal aroma.
—Lo sentimos tanto Katsuki —dijo la mujer entre el llanto—. Por nuestra culpa casi mueres en la tormenta.
—¿De qué estás hablando? —Katsuki miró confundido a su madre quien todavía lo abrazaba con fuerza llorando—. ¿Cómo mierda van a tener ustedes la culpa de lo que pasó durante la tormenta?
—Porque nosotros arreglamos ese tonto compromiso con los Monoma —contestó la mujer dejando a su hijo todavía más confundido.
¿Qué tenía que ver el arreglo matrimonial fallido con lo demás? Una pequeña luz de claridad se asomó en el fondo de la mente de Bakugo, una idea que empezaba a unir cabos sueltos y que realmente no le agradaba al rubio cenizo.
—¿Qué sucedió? —preguntó Katsuki a su madre apartándola un poco para poder verle bien el rostro.
—Aizawa vino más temprano, me contó que Neito conspiró con unos hombres de Sivatag para secuestrar a Izuku —contó su madre—. Eso provocó que tú destinado terminará perdido en el bosque al inicio de la tormenta.
—¿¡Qué!? —gritó el rubio cenizo en un rugido, su alfa interno empezó a golpear las paredes de su conciencia intentando salir.
—Los hombres de Sivatag se encuentran bajo custodia en el barco que vinieron, el príncipe Shoto le ofreció sus disculpas a tu padre más temprano esta mañana y nos contó lo sucedido —prosiguió Mitsuki mientras soltaba feromonas de calma para tranquilizar a su hijo—. Tú padre fue a hablar con el líder del clan Monoma sobre esto.
—Debo ver a Deku —gruñó Katsuki.
—No creo que sea buena idea que vayas en este momento, mira cómo te encuentras, tu lado salvaje está tomando el control de ti.
—Lo necesito.
Sin darle a su madre tiempo de detenerlo salió de la casa corriendo en dirección al bosque, con toda la intención de ir a la cabaña.
Gure se quedó junto a la puerta viendo a su amo partir para luego mirar al interior de la casa a Mitsuki quien todavía lloraba.
—Gure, ¿crees que Katsuki nos perdoné por lo que hicimos? —preguntó la mujer únicamente recibido de respuesta por parte del animal un pequeño sonido—. Solo ruego que así sea.
Dato curioso, hay una escena en este capítulo que en un comienzo cuando la escribí quise borrarla. ¿Adivinan cuál fue?
Recuerden votar y comentar, saben que eso me ayuda mucho, y si lo hicieron gracias.
Si ven algún error no duden en decírmelo, se los agradecería enormemente.
No siendo más nos leemos en la próximo capítulo o en otra de mis historias.
Los quiero.
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