19
En algún punto Izuku se quedó dormido en los brazos de Katsuki, despertó horas más tarde, el fuego seguía encendido, el alfa había agregado más madera para mantenerlo.
El rugido de su estómago le recordó que no había comido nada desde que salió de casa, moría de hambre, realmente necesitaba algo de comer y de beber.
—Lo bueno de la nieve es que puedes conseguir agua facilmente —dijo el rubio que se encontraba cerca de la fogata con sus ropa puesta, menos las botas y el abrigo—. Ya le di de beber a los animales, solo faltas tú.
El aroma de la comida llegó a la nariz de Izuku, eso únicamente lo hizo sentir más hambre. Frente a él fue puesto un vaso de agua tibia y un poco de la comida que había llevado consigo para almorzar.
No preguntó cómo había llegado eso allí, solo empezó a comer con avidez, pero al final dejó una parte intacta en el recipiente, no sabía cuánto estarían allí, debían cuidar lo que tenían.
—En la bolsa grande de cuero hay comida para Kumo —dijo el pecoso.
—Ya le di un poco, no te preocupes —comentó el rubio recibiendo lo que quedaba de la comida para guardarla antes de volver al lado de Izuku—. ¿Ya no tienes frío?
—Ya no siento que me voy a congelar.
—Perdón por dejar que mi alfa interior tomara el control —dijo Bakugo con un suspiro tomando asiento al lado del omega—. Supongo que he reprimido por demasiado tiempo sus deseos.
—No podemos estar juntos —soltó Izuku de repente, repitiendo lo que tantas veces había dicho.
—Si podemos, no voy a dejar que unos idiotas decidan sobre mi vida.
—La gente dice que yo le hice algo a la piedra para que pareciera que soy tu destinado —contó el pecoso abrazando su abrigo con fuerza.
—Eso es estúpido, tú no hiciste nada —afirmó el rubio—. ¿Cómo llegaron a decir algo así?
Bakugo se quedó pensando un momento, estaba seguro de que en el pueblo no solían inventarse cosas como esas porque si, debió haber sido alguien de afuera el que comenzó a decir tal estupidez provocando que se propagara. ¿Quién le tenía tanto odio a su destinado como para hacer eso? La respuesta, aunque no estaba seguro de ella, le llegó a la mente de inmediato.
—Realmente mis viejos me van a oír, ellos y su maldito compromiso arreglado innecesariamente —murmuró el rubio con malestar.
Todos sabían que ese omega solo anhelaba poder y reconocimiento, ese deseo suyo fue el que causó, entre algunas otras cosas más específicas y un poco turbulentas que nunca fueron comprobadas, que su alfa destinado lo rechazara. El amor no lo aguanta todo, pensó el rubio cenizo, habían cosas que lo llevaban a su límite y aquel alfa tuvo el suyo.
—Dame la oportunidad de arreglar todo para nosotros —pidió Katsuki de improviso tomando suavemente la mejilla del pecoso—. Solo te pido eso.
La sorpresa era clara en el rostro de Izuku, no se esperaba que el alfa pidiera algo así, pero más importante que eso, ¿era posible solucionar las cosas? Realmente no había considerado la posibilidad, él solo quería apartarse, él solo sabía apartarse. Toda su vida había estado alejado del mundo, así que jamás considero que podía arreglar las cosas con el mundo que estaba fuera de su alcance.
—¿Puedes hacer eso? —preguntó el peliverde con el ceño fruncido.
—Puedo intentarlo —declaró Bakugo acercando sus labios a los del más bajo—. Por ti puedo intentar lo que sea.
—No exageres —susurró Midoriya antes de cerrar la distancia entre los labios de ambos.
Se besaron, esa vez con tranquilidad, tocando delicadamente sus cuerpos. Bakugo se volvió a desnudar poniendo atención a las reacciones del peliverde, pero al ver que este no intentaba apartarse solo continuó hasta no tener ropa puesta.
—¿Tienes frío? —preguntó el pecoso.
—No es eso, solo quiero tocarte.
Katsuki apartó toda la ropa que se hallaba alrededor de ellos, incluso quitó el chal que estaba en el suelo, quería hacer algo que debía permanecer en secreto, no podía quedar rastro de ello, por el bien de ambos.
El beso continuó, la única prenda que cubría a Izuku desaparecido, entonces las manos de Bakugo se aferraron a sus glúteos.
—Kacchan no podemos.
—Solo vamos a tocarnos, nada más.
El pecoso lo pensó un momento lleno de duda, sin embargo, al final Izuku se relajó y se dedicó a sentir los pequeños besos que le eran dados en el cuello y pecho, poco después sus pezones fueron atendidos con lamidas y succiones. Los gemidos y suspiros salían de la boca del peliverde sin vergüenza alguna, mientras las manos del alfa acariciaban sus piernas antes de regresar a sus glúteos donde se empezaba a sentir la humedad de su lubricante natural.
—Solo un poco —dijo el rubio—, calmemos a nuestros alfa y omega interno, solo un poco.
Un dedo entró con cuidado dentro de Izuku haciéndolo gemir. El pecoso abrazó al alfa con fuerza mientras sentía como su interior era tocado por alguien más.
—Hice esto cuando presenté —contó Midoriya sin saber el motivo de ello, pero quería llenar el silencio.
—Cuando presenté también me toqué, claro que fue en otra parte de mi cuerpo —comentó Bakugo tomando una de las manos de Izuku para envolverla en su miembro—. Lo hice de esta forma, moviendo mi mano de arriba a abajo.
El pecoso hizo exactamente eso, acarició el pene del alfa moviendo su mano de arriba a abajo, empero se detuvo después de un momento para tomar su propio miembro y unirlo al del alfa acariciando ambos con sus dos manos.
Un segundo dedo entró en Izuku y Katsuki comenzó a moverlos imitando el movimiento de las embestidas. Cuando un tercer dedo ingresó en él, Midoriya aumentó la velocidad de sus manos.
—¡Maldición! Esto es lo mejor que he sentido —gruñó Bakugo embriagado por el olor de las feromonas del omega, las cuales denotaban la excitación de este.
—¡Kacchan! —exclamó el pecoso cuando llegó al orgasmo.
Solo unos segundos después fue seguido por el rubio, el cual tomó al más bajo entre sus brazos y enterró su rostro en el hueco de su cuello, para sentir mejor el aroma del peliverde, cuando el placer del orgasmo lo llenó.
—Eso se sintió bien —dijo Izuku en un murmuro—. Me siento mejor, no había notado lo mal que estaba hasta ahora.
—Eso es porque te la haz pasado suprimiendo los deseos de tú omega, eres un idiota inconsciente —regañó el rubio con la voz agitada—. Tampoco digo que hagas todo lo que esa bestia te pida, pero debe haber equilibrio.
—Entiendo Kacchan —dijo Izuku—, solo que a mí me enseñaron a reprimir todos mis instintos.
—Que puta mierda tan estúpida es esa.
El omega solamente pudo reír con ganas ante las palabras del alfa, empero eso no duró demasiado, puesto que un gritó de sorpresa se le escapó al pecoso al sentir que sus piernas eran abiertas y levantadas, quedando con los hombros y parte de la espalda en el suelo, mientras su trasero quedó al aire.
—¿¡Qué haces Kacchan!? —preguntó el avergonzado Izuku.
—Necesito ver qué tan abierto te dejé, no preguntes por qué, son cosas de mi alfa —dijo el rubio cenizo antes de abrir los glúteos de Izuku y sonreír ante la vista, para luego bajar la cabeza y empezar a lamer todo el lubricante que aún salía de allí.
—¡Detente no hagas eso! —Midoriya no pudo continuar quejándose pues un gemido agudo se le escapó al sentir como una mano rodeaba su miembro acariciándolo.
—Es más grande que el de otros omegas, tiene el tamaño del de un beta —comentó el rubio—, debe ser porque presentaste tarde.
Luego el rubio nada más se dedicó a lamer el agujero abierto de Izuku.
—¿Cómo sabes eso? ¿No se supone que eres virgen? —cuestionó el peliverde entre gemidos.
—¿Y tú cómo sabes que soy virgen?
—Tengo oídos, la gente del clan habla de esas cosas, sueles ser el tema de conversación predilecto de las señoras.
Katsuki rio, podía imaginarse eso, todas las señoras con hijos omegas de edad casadera mantenían la esperanza de que el rubio cenizo resultara siendo el destinado de estos, es por eso que solían tener muy vigilada su vida amorosa.
—Por culpa de Kaminari y Kirishima —respondió el alfa cuando dejó de reír—. Hace algunos años los imbeciles se pusieron a comparar el tamaño de sus vergas, y una vez el cara de idiota comentó que sus compañeros omegas la tenían igual que él o más pequeña.
El pecoso se rio al ver la molestia en el rostro de Katsuki, era fácil entender que este era de esas personas que se incomodaban con los temas sexuales.
Eso le causaba gracia al peliverde, después de que Bakugo le tocara como lo hizo hacía poco, era difícil aceptar lo que acababa de descubrir, sin embargo, la risa le duro poco, esta fue reemplazada rápidamente por gemidos de placer cuando el alfa regresó a su labor de lamer dentro de Izuku, mientras acariciaba su erecto pene, hasta que logró hacer que se volviera a correr.
—Ahora tú me debes una corrida a mí —afirmó el rubio con una sonrisa arrogante.
Ya llevaban casi dos días de tormenta y las cosas no parecían querer mejorar. Aoyama se sentía culpable, demasiado culpable.
Él y Tenya habían tomado a la oveja que el omega rubio sacó del lugar de entrenamiento y se suponía que debían llevarla cerca del puerto para atraer al pecoso, pero el animal se había logrado escapar.
La buscaron por un tiempo, sin embargo, cuando el clima dio señales de arruinarse el peliazul decidió que debían salir de allí. A duras penas lograron llegar en medio de la tormenta a la cabaña donde estaba el príncipe Shoto, habían tenido la suerte de que los vientos comenzaran justo cuando tocaron tierra en la isla Bakugo.
Estaba viendo hacia la puerta, el rubio se la pasaba viendo hacia esta como si esperara que en cualquier momento el pecoso pasara por ella. Lo que más lo angustiaba era el no saber si el omega había salido a buscar a su oveja, le aterraba esa idea, porque de ser así significaría que Izuku había terminado en la intemperie en medio de la tormenta.
Aizawa pasó frente a Aoyama y se asomó por décima vez esa mañana por la ventana sin abrirla del todo, la nieve seguía cayendo sin parar, el viento soplaba con la misma intensidad que en un comienzo y hacía unas horas también había llovido y caído granizos.
—Papá, Izuku está bien, está con los guerreros de los clanes —dijo Shinso saliendo de la habitación de su padre, donde había estado durmiendo porque la suya fue ocupada por el príncipe y su caballero.
—No puedo evitarlo, este clima está terrible y por más que se encuentre bajo techo podría estar aguantando hambre o sed, quizás no haya podido dormir bien, ¿y si le llega su celo de improviso? —La voz de Shota se encontraba cargada de preocupación, no podía dejar de pensar en los peores escenarios, realmente no debió dejar ir a Izuku.
—¡Su oveja! —gritó Aoyama de repente llamando la atención de todos.
—¿Su oveja? —preguntó Shoto, quien salía de la habitación donde se quedaba con un libro en la mano.
—El caballero Tenya y yo nos llevamos a su oveja, se suponía que lo atraeríamos usándola de cebo y luego nos lo llevaríamos, pero el animal se escapó —soltó el rubio lleno de remordimiento y culpa. ¿Cómo es que se había prestado para algo tan ruin? No se reconocía a sí mismo—. Solo hacía lo que me dijo el caballero y un omega rubio que estaba en ese lugar.
—¿¡Qué!? —gritó Aizawa furioso.
—¿Estaban planeando llevarse al omega así no más? —preguntó Todoroki contrariado, mirando a Tenya que acababa de salir de la habitación.
—El rey nos pidió llevarlo, además es solo un omega, no le veo ningún problema.
—¿¡Cómo que ningún problema!? —exclamó el bicolor alzando la voz como pocas veces lo hacía—. ¡Yo te tenía por alguien más sensato! ¿¡Es qué no escuchaste con quién está comprometido!?
—No veo el problema, alteza necesitamos a ese omega para ganar la lealtad del pueblo de Yuei —dijo Iida completamente convencido de lo que decía.
El caballero de cabello azul era un hombre leal, comprometido y disciplinado, para él las órdenes del rey eran la ley. En ningún momento hubo malicia en sus acciones, solo hacia su trabajo y actuaba bajo su educación, Shoto entendía eso, no obstante, al mismo tiempo sabía que se estaba equivocando.
Todoroki se tomó un momento antes de hablar, poniéndose entre los alfas de la cabaña y su guardia personal. Quería a Tenya y confiaba en él, empero en ocasiones tendía a sacarlo de sus cabales.
—Mira Iida, entiendo que solo hacías lo que pidió mi padre y sé que necesitamos al príncipe Izuku, pero la situación cambió —dijo Shoto con más calma, como si le explicara algo muy complicado a un niño—. Ahora nuestras acciones pueden causar conflictos diplomáticos.
—No entiendo que tiene que ver la diplomacia con ese omega —declaró Tenya frunciendo el ceño.
—Caballero —habló Keigo que se encontraba al lado de la chimenea contemplando el fuego—. ¿Recuerdas al joven que vino por Izuku la mañana antes de que iniciara la tormenta? ¿El prometido de este?
—Sí, lo recuerdo, ¿qué tiene que ver ese campesino con la diplomacia?
—Lo tiene que ver todo —respondió Keigo—. Ese chico es el hijo de los líderes del clan Bakugo, los cuales pertenecen al consejo de líderes que gobiernan este archipiélago. Ya sabes el país de Farkas.
—En resumen, Iida —continuó Shoto—. Ese muchacho es lo más parecido a un príncipe según el sistema de gobierno de estas islas. ¿Ya entiendes?
Los ojos de Tenya le dijeron a Todoroki que ya había comprendido, el arrepentimiento estaba grabado en ellos.
Por su parte Shota y Hitoshi seguían molestos, era bueno saber que él príncipe y su séquito no se llevarían a Izuku, pero al mismo tiempo les incomodaba que esto fuera debido a Katsuki y no porque el peliverde se hubiera negado.
"Bueno, al final lo importante es que no lo apartarán de nuestro lado", pensó Aizawa volviendo a ver por la ventana.
Para ese punto el pelinegro solo esperaba que a su hijo no le hubiera sucedido nada malo, para así poder darle la buena noticia.
Dato curioso, yo realmente quería hacer una historia donde la parte alfa y omega hablara, pero aunque si lo tenía planificado para una historia, lo que no pienso cambiar, me daba cosa hacerlo, al final lo deje ir con estas, más o menos.
Recuerden votar y comentar, saben que eso me ayuda mucho, y si lo hicieron gracias.
Si ven algún error no duden en decírmelo, se los agradecería enormemente.
No siendo más nos leemos en la próximo capítulo o en otra de mis historias.
Los quiero.
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