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1: Recayendo

Observo como el techo de mi cuarto da vueltas y vueltas, retumbando por mis oídos la canción All for us, es más divertido estar recostada con música, solamente pensando en que mas hacer con mi miserable vida.

—¡Jessamine baja por favor!.

Bufo molesta y a grandes pasos lo hago provocando que me vaya de resbaladilla por todos ellos.

—Es imposible contigo, ¡mirate como estas!.

—Vamos Janice he estado peor.

—Debí haberte metido a ese centro de rehabilitación el año pasado.

—¡Estoy bien! en una sola pieza.

—¡No por mucho si sigues así!, desde que pasó el accidente tu.

—¡Callate! no lo digas ni una sola vez, no se habla de ese tema.

—A mi no me grites Jessamine me tienes que respetar soy tu madre, ¡entiendelo!.

—¡Tu perdiste mi respeto!, a si que si no tienes nada más que decirme me voy.

—La próxima semana regresarás  al instituto te guste o no.

—¿Y quién eres tú para decirme lo que tengo que hacer o no?.

—Todavía eres menor de edad por lo tanto estoy a tu cargo, ¡ya estoy harta de ti! un año sin estudiar, no puedes seguir así.

—Bien, pero no esperes buenas clasificaciones.

salgo de casa muy enojada, fue culpa de ella que la familia se destruyera, ahora no puedo dormir por las noches, pensando en lo sucedido, una y otra vez, la voces y gritos siguen sonando en mi cabeza, alucinaciones que veo a lo lejos y recuerdos que aparecen por mi mente, papá hincado en el parque esperándome para ir a los columpios, extraño todo de él.

Todo puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos cuando menos te lo esperes.

—¡JAMES! —digo tocando la puerta.

—¿Que necesitas Jones?.

—Tú sabes que es lo que quiero.

—Entra —dice abriendo la puerta.

—Qué amable estás hoy —le doy una sonrisa sarcástica.

—La semana pasada te suministre, tan rápido te la acabaste.

—Vamos, sabes mi situación, o tal vez podemos arreglarnos de otro modo — le doy una sonrisa pícara.

—No juegues con lo que no puedes Jones.

—¿Quién ha dicho que no puedo? —me acerco a pasos lentos hacia el.

—Toma lo de siempre —me entrega una bolsita.

—¿Te puse nervioso que ya me quieres afuera?.

—¿Nervioso? —camina hasta quedar en frente mio—Oh no cariño, no me pones nervioso —me toma de la nuca para darme un beso que me deja con la respiración irregular.

—Bueno, creo que me podría acostumbrar a esto —digo y el suelta un carcajada.

—Andando Jessamine.

—Adiós —le entregó los billetes.

Salgo y me dirijo a las pláticas para dejar las drogas, dónde mi mama me obliga a ir, dijo que era eso o ir a una clínica, no gracias, tampoco es que sirva de mucho ir a aquellas pláticas la verdad.

Entro y veo una mesa llena de bocadillos, lo único que me gusta de venir, comida gratis, me topo con un montón de sillas apiladas hacia los costados de la sala del lugar, lo que eso significa…

—Jessamine puedes acomodar las sillas, llegas temprano cielo.

—Si Maggie —digo suspirando.

—Yo le ayudo —habla una voz ronca.

Por un momento me quedo inmóvil, a el no lo había escuchado por aquí, tampoco me sorprende ver a alguien nuevo, siempre entra y salen personas.

—Tú siempre tan bueno Logan —escucho sus pasos cada vez más cerca.

—Hola —veo a un hombre en frente mio, alto, con el cabello negro, piel blanca y ojos azules, sus músculos muy bien marcados, de mi edad no se ve, debe de tener unos 19 años, hasta ahora me doy cuenta que me e quedado viéndole como idiota.

—¿Qué quieres? —finjo desinterés, tratando de ignorarlo.

—Conocerte, claro está.

—Vaya que lastima el servicio ya cerro —le doy una sonrisa.

—Soy Logan Davis ¿y tú?.

—Jessamine Jones —alzó un poco la cabeza.

—Que inusual nombre.

—También que buen lugar para socializar, digo hacer amigos drogadictos es lo mejor —digo sarcástica.

—Bueno pues hoy es tu dia de suerte, no soy drogadicto.

—Es lo que todos dicen, no espera, yo tampoco soy drogadicta —pongo una mano en mi frente fingiendo acordarme.

—Lo digo enserio, solo acompaño a veces a mi amigo, necesita apoyo, hay veces en las que se pone muy sentimental.

—Todos tomen asiento, Caleb deja eso ahí.

—Vale lo siento —alza sus manos inocente—¿haciendo nuevas amigas Logui? —alza ambas cejas con coquetería.

—Es Jessamine, ¿tu ya la conocías?.

—De vista, nunca habla con nadie, parece que es tu día de suerte —le codea el brazo a su amigo.

—No digas tonterías Caleb.

—¿Si se dan cuenta que sigo aquí verdad?.

—Claro! Dejame presentarme linda, soy Caleb Kane.

—¿Que quieres que responda a eso?.

—No lo sé tal vez, mucho gusto o tal vez de acuerdo Caleb eres la persona más atractiva que e visto —se abanica con una mano la cara.

—Ya dejala, tienes que ir a sentarte, vamos —le toma la mano y lo arrastra a la silla.

—Nos vemos linda! —grita mientras es arrastrado por su amigo.

—Okey, hoy hablaremos de cómo comenzó su adicción, Lisa tu primero.

—Bueno me llamo Lisa —Todos contestamos “Hola Lisa” aburridos de la situación— mi adicción comenzó cuando tenía 16 años era una fiesta muy grande, alchol, drogas de todo tipo, mis amigos empezaron a molestarme que era aburrida porque no quería aspirar esa porqueria, asi que lo hice.

Se le escapa un pequeño sollozo.

—Termine tan drogada, no recuerdo nada, solo que al dia siguiente estaba abriendo las redes sociales y en una historia de mi amiga veo como se comienza a besar con mi novio, la siguiente historia estaba yo, aspirando mientras todos se reían, en la tercera historia estaba parada arriba de una mesa bailando sensualmente.

«mientras poco a poco empezaba a desnudarme, no recuerdo nada de eso, mis manos empezaban a temblar, no podia controlarlo, estaba ansiosa mi cuerpo necesitaba aspirar cocaína, todos los problemas y todo lo que había pasado anoche seguía en mi mente, así que conseguí a alguien que me vendiera y termine así, tengo 19 años, con una vida destruida, todo por culpa de ellos —de un momento a otro rompe en llanto y baja muy rápido de la pequeña tarima».

—Okey, la vida siempre te hará tomar malas decisiones, pero recuerden que siempre se puede salir adelante, solo falta voluntad propia —deja salir un fuerte suspiro— Caleb sube por favor.




























D.C

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