Capítulo 2.
Me empecé a poner nerviosa y me quedé mirando a un punto fijo. Kurtney vino y se me quedó mirando extrañada. Sin yo decir nada, ella se empezó a poner nerviosa como yo, y empezó a ponerse roja. Yo la miré y asentí con la cabeza; ella empezó a gritar. Cuando las dos nos calmamos, yo volví a quedarme mirando a ninguna parte.
-¿A qué estás esperando? -Dijo Kurtney -¡Ve!
-P-pero... ¿Yo sola?
-Hombre, yo voy a ir, pero si me acerco mucho igual me da un infarto.
Yo me empecé a reír. Después, salimos las dos de casa de Kurtney y nos dirigimos hacia donde había quedado con Kirk. Qué bien suena eso: "había quedado con Kirk", ni que fuera una cita. Total. Llegamos al sitio y nos sentamos en un banco. Un par de minutos después vi a Kirk a lo lejos que me saludaba con la mano. Me levanté del banco y me acerqué a él.
-¿Qué hace ella aquí? -Dijo molesto.
Yo suspiré.
-No voy a dejar plantada a mi mejor amiga por venir aquí. Ni siquiera se va a acercar más si tú no quieres. -Dije seria. -Y hola a ti también.
Kirk sonrió y al momento volvió a ponerse serio. Metió la mano en su bolsillo y sacó un móvil nuevo, dentro de la caja y todo. El precio estaba arrancado. Kirk me entregó la caja sin decir una palabra y se quedó mirándome. Yo examiné detenidamente la caja mientras miraba de reojo a Kirk. Vi que la caja había sido abierta y luego se había intentado volver a cerrar como venía originalmente. Era casi igual que mi móvil actual, sólo que un modelo superior, mejor y más rápido.
-Gracias, pero no era necesario. -Dije sonriendo.
Kirk me respondió con una sonrisa. Yo abrí la caja y vi el móvil. Kirk y yo nos sentamos en un banco a pocos metros de donde estaba Kurtney, que nos miraba incrédula. Yo comprobé que el móvil funcionaba y pasé la tarjeta de mi antiguo móvil al nuevo. En ese momento Kirk cogió mi móvil y anotó algo, después me lo devolvió. Yo miré lo que había anotado, y era su número de teléfono. Le miré sin entender lo que pasaba.
-Me has caído bien, pareces una chica maja que tiene todo muy claro. -Ambos sonreímos. -Dile a tu amiga que venga.
Yo asentí a la vez que me sonrojaba y le hice un gesto a Kurtney para que se acercase. Ella empezó a caminar hacia nosotros con las piernas temblorosas y una expresión de sorpresa, miedo y alegría. Kirk se levantó y le dio un beso en la mejilla a Kurtney, quien lo aceptó encantada. Yo les miraba hablar. De pronto ella sacó su móvil y me lo dio para que les hiciera una foto. Luego Kirk sacó un bolígrafo y yo le di un papel, y le firmó un autógrafo a Kurtney. Ella parecía estar al borde del desmayo. Yo les seguía observando. Cuando acabaron, Kirk se giró hacia mí y Kurtney empezó a hacer un montón de gestos para expresarme su emoción. Yo sonreí.
-¿Y tú no me vas a pedir nada? -Dijo Kirk.
-Me has regalado un móvil nuevo. ¿De verdad crees que debería pedirte algo más?
Él sonrió y se puso un poco rojo. Luego sacó su móvil y se lo dio a Kurtney para que nos hiciera una foto.
-Lo bueno es que te la puedo mandar. -Dijo él.
Ambos sonreímos. Él me mandó la foto por whatsapp y yo me empecé a reír. Kirk me miró extrañado.
-Es raro tener a un famoso agregado. La gente no me va a creer, será como cuando hace unos años le puse a un amigo de nombre "Freddie Mercury".
Kirk empezó a reír. Estuvimos hablando un rato mientras Kurtney nos miraba. El teléfono de Kirk sonó y me dijo que esperase un momento. Él se fue a hablar mientras yo me quedé con Kurtney.
-Es como si os conocierais de toda la vida, me dais miedo. Y envidia.
-Ya, a mí me está resultando rara tanta confianza. Ahora nos vamos y te invito a cenar, ¿vale? Me apetece estar contigo, que llevo tres años sin verte.
Ella asintió y me dio un abrazo. Kirk había terminado de hablar por teléfono y nos miró.
-Me tengo que ir, un placer haberos conocido. Y tú cuida de tu móvil, no te vayas chocando con extraños por la calle. -dijo guiñándome un ojo.
Nos despedimos de él con un abrazo y cada uno se fue por su lado.
Como ya había dicho, invité a Kurtney a cenar y le estuve contando cosas sobre España, Madrid y la gente de allí. Ella me estuvo contando lo que había pasado este tiempo con ella, nuestros amigos y la ciudad en general. Luego las dos, igual que cuando conocimos a nuestro youtuber favorito, nos dedicamos a fangirlear sobre Kirk y Metallica.
De pronto recordé que la caja del móvil había sido abierta antes de que lo abriera yo. La saqué de la mochila y saqué todo lo que había dentro. Cuando la caja se quedó vacía, vi que había algo escrito al fondo. "Nos volveremos a ver". Me quedé mirando y sonreí. Después se lo enseñé a Kurtney y ella siguió fangirleando.
Cuando acabamos y después de un par de copas en el bar de siempre, nos fuimos a casa con la promesa de volver a vernos pronto. Cuando llegué a casa le conté a mi madre todo lo que había pasado, y ella reaccionaba de forma extraña.
-¿Ocurre algo? -Pregunté asustada.
Mi madre negó con la cabeza y sonrió. Después, sin decir una palabra, me dio un beso en la frente y subió a su habitación. Yo también me fui a la cama pero no podía dormir. Escuchaba a mis padres hablar en un volumen muy bajo y sabía que estaban hablando de mí.
Eran las 4 de la mañana y yo no tenía sueño, así que cogí mi ordenador, me puse los cascos y empecé a escuchar música. Iba a escuchar Metallica pero después de esa experiencia me podría resultar extraño, así que puse algo un poco más relajado: Nirvana. Finalmente me quedé dormida mientras de fondo sonaba About a girl.
----
Desperté de una forma distinta a como me había dormido. El ordenador estaba en la mesa apagado y yo estaba tumbada y tapada con una manta. Supuse que había sido mi madre la que se encargó de todo eso.
Cuando bajé al salón un olor a tortitas me hizo ir casi volando a la cocina.
-Buenos días mamá, buenos días papá. -Dije dándoles un beso a cada uno.
Los dos me respondieron con una sonrisa quizás demasiado forzada mientras yo me ponía un par de tortitas en un plato y les echaba chocolate encima. Ignoré su respuesta y me fui al sofá a desayunar mientras veía la televisión (aunque he de admitir que no echaban nada interesante).
De pronto mi móvil empezó a vibrar y lo miré de reojo. Nadie me estaba llamando, así que lo desbloqueé para ver quién me hablaba tanto: me habían metido en un grupo con mis antiguos amigos del instituto. Todos me saludaban y me decían que me echaban de menos y que querían verme. Aunque si realmente me hubieran echado de menos me habrían hablado alguna vez.
Por tanto hablar al final acabé metida en una quedada para recibirme. Iban personas con las que llevaba años sin hablar, incluso personas con las que no hablaba en el instituto, pero no me iba a negar. Después de todo, me habían montado una especie de fiesta improvisada.
Esa noche quedamos en el bar al que solíamos ir y no me dejaron pagar ni una sola copa. Después me llevaron al restaurante donde celebramos la graduación y tampoco me dejaron pagar mi cena. Finalmente fuimos a un local que habían alquilado esa misma mañana y continuamos allí la fiesta. No sé cuánto había bebido, pero me encontraba mal, así que me senté. De pronto se me acercó mi ex y me empezó a hablar, pero yo no escuchaba lo que me decía; estaba más concentrada en respirar, seguir sentada y no vomitar. Pero al final sólo conseguí seguir respirando. Me encontraba realmente mal así que Kurtney me llevó a su casa, me dio una ducha fría (o nos la dimos las dos, porque ella también iba borracha) y me ayudó a meterme en la cama. Ella intentó coger un colchón para dormir, pero finalmente acabó durmiendo en el suelo.
Yo no sé si me dormí o me desmayé, el caso es que al día siguiente tenía un dolor de cabeza realmente horrible. Además me encontraba mal y tenía la boca muy seca. Estúpidas resacas.
Con dificultad y sin hacer ruido me levanté de la cama y desperté cuidadosamente a Kurtney.
-Agh, la boca me sabe a mierda. -dijo levantándose del suelo. -¡Ah, joder! ¡¿Quién ha encendido el sol?!
Yo me reí, lo que me provocó aún más dolor de cabeza. Fui a la cocina a por algo de agua y una pastilla y luego me volví a meter en la cama. Miré mi móvil y vi que tenía 10 llamadas perdidas de mi madre. No había avisado de que no pasaría la noche en casa y se debió preocupar. Llamé y le expliqué (casi) todo a mi madre. Le dije que por la tarde iría a casa pero que en ese momento necesitaba descansar. Ella al parecer lo entendió. Cuando colgué vi que Kurtney se había dormido de nuevo así que yo hice lo mismo.
Para cuando desperté eran las 5 de la tarde. Me seguía doliendo todo, pero ya no me encontraba tan mal. Kurtney seguía durmiendo, así que le puse una almohada debajo de la cabeza y me fui sin hacer ruido. Fue un camino largo debido a que yo caminaba despacio. Tenía un aspecto ciertamente horrible.
Cuando llegué a casa no había nadie y yo no tenía llaves, así que me tuve que quedar sentada delante de la puerta. Llamé a mis padres varias veces pero ninguno respondía. Pasaron unas horas y se hizo de noche. No sé qué hora era, quizás las 9 o las 10, y por fin llegaron mis padres. Se disculparon 500 veces conmigo y cuando entré a casa me prepararon mi cena favorita.
-------------------------
Pasaron unas semanas de eso. Faltaba poco para que llegase agosto y yo había quedado unas cuantas veces con Kurtney, aunque no volví a ver a los del instituto. La única amiga que tenía en la universidad me llamó un par de veces y se reía de mi acento. Me dijo que hablaba como cuando acababa de llegar a España, solo que conocía muchas más palabras. Hablamos de quedar cuando volviera a Madrid y me preguntó si había conocido a algún chico, a lo que respondí que no. La verdad es que la echaba un poco de menos, pero nos veríamos en mes y medio.
Un día estaba aburrida en casa escuchando música cuando recibí un mensaje. Lo miré; era Kirk.
-Te vi el otro día por la calle y te saludé, pero pasaste de mí.
No le respondí, quería seguir pasando un rato tranquilo. Cerré los ojos y dejé que la música invadiera mis pensamientos hasta que mi móvil empezó a sonar. Seguía siendo Kirk.
-¿Diga? -Dije descolgando el teléfono como si no supiera quién era.
-Deja de pasar de mí. -Dijo Kirk un poco molesto.
-Hola Kirk. Perdona, estaba ocupada.
-Bueno, ahora puedes responderme al mensaje.
-Sí. Hmm... -miré rápido el mensaje para recordar lo que decía. -¿Qué día me viste?
-Hace unas semanas. Llevabas con un vestido rojo e ibas muy guapa.
Me sonrojé y empecé a gritar por dentro. Uno de mis ídolos me había dicho que era guapa.
-Gracias. -dije más calmada- Yo no te vi, lo siento.
Hubo un corto aunque intenso silencio.
-No me hablaste sólo para decirme eso, ¿cierto? -dije no muy fuerte.
El silencio al otro lado de la línea me ponía nerviosa. En un par de ocasiones llegué a pensar que se había cortado la llamada, pero se oía una respiración nerviosa.
-Nos vemos en media hora en el bar de donde saliste aquel día. -dijo Kirk nervioso pero cortante.
-Iba lo suficientemente pedo como para no acordarme de eso.
-El irlandés.
-Kirk, ¿qué quieres de mí?
La llamada se cortó. Yo suspiré y me quedé un rato mirando al techo intentando asimilar lo que acababa de pasar y todas las emociones que tenía, mayoritariamente contradictorias. Después me vestí un poco sin ganas, poniéndome lo primero que pillé, y bajé al bar. Llegué 5 minutos antes, por lo que me senté en la barra y me pedí una cerveza. Mientras le daba el primer trago, un hombre se acercó a mí y empezó a hablarme. Su olor a tabaco y alcohol me revolvía el estómago.
-¿Estás sola?
-Sí, y me gustaría seguir estándolo, gracias.
El hombre se iba acercando cada vez más a mí hasta el punto de notar su aliento en mi cara.
-Me pones mucho. -dijo mientras me tocaba la pierna.
Yo le di otro trago a la cerveza mientras la mano de ese hombre iba subiendo por mi pierna. Después la dejé en la barra y suspiré. Cuando su mano estuvo lo que yo consideré demasiado arriba, le paré y me acerqué a su oído.
-¿Cuánto tiempo crees que puede pasar entre que te dispare y te mueras desangrado? Porque no sé si lo notas, pero eso que está en tu paquete no es mi mano sino una pistola, así que más te vale quitarte si no quieres que te vuele los huevos.
El hombre se fue alejando lentamente y acabó por irse del bar. Justo cuando él salía, Kirk, que había observado todo desde muy cerca, se acercó a mí.
-Ahora me da miedo hablar contigo. -dijo con una sonrisa.
Yo le enseñé mis manos y se dio cuenta de que no tenía una pistola, sino un pequeño tubo metálico. Él empezó a reír.
-No creas que es la primera vez que me pasa. Siempre funciona. -dije entre risas.
Kirk rió de nuevo y se sentó a mi lado. El corazón me iba a estallar de lo nerviosa que estaba, pero Kirk parecía calmado, y cada vez que me miraba me transmitía esa calma que él tenía, hasta que acabé por sentirme muy cómoda hablando con él. Era como si no fuera famoso. Como si no fuera mi ídolo... Como si no fuera Kirk Hammett.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro