6 || Hate ||
6 || Odio ||
Jeon Jungkook
Yo he insistido en que me tomara del brazo una y otra vez, a regañadientes Taehyung ha aceptado, y ahora, por puro milagro estamos dando la vuelta a la manzana para llegar a nuestro edificio.
La salida al parque no ha estado del todo mal, al menos yo intenté poner lo mejor de mí para estar con él, pero Taehyung siempre se negaba a responder mis preguntas, o simplemente a preguntarme algo.
Lo que sí ha hecho fue dejarme en claro que mi presencia le molestaba, no porque yo sea molesto, sino... supongo que es porque él es así.
— Ten cuidado, Tae, parece que el zócalo está roto — le informo cuando llegamos al edificio, le tengo que indicar perfectamente las direcciones del agujero que hay en el piso. Esto no lo había notado antes. Cuando llegamos al ascensor también debo indicarle para que no pise mal.
— ¿Porqué mi papá te dio las llaves de la casa? — quiere saber él mientras el ascensor sube al último piso. — yo tengo mis llaves, puedo prestarles, pero no entiendo por qué te ha dado una copia de las llaves.
— Es por si acaso, Taehyung.
— Mira que si me caigo y me rompo la cabeza ni siquiera va a importarme. No necesito al príncipe azul que venga a rescatarme, te lo aviso. — no parece estar enojado, sino más bien ¿triste?
Salimos del ascensor y entramos a la casa, Taehyung solo se va a sentar a la mesa. Reviso mi celular para ver la hora, todavía falta un largo tiempo para que el padre de Taehyung regrese, y vaya a saber quien si su reunión no se alarga hasta más tarde.
Taehyung suspira bajando la cabeza.
— ¿Puedes hacerme un té? — suena más tranquilo que hace un rato. Más apagado.
Apoya sus brazos en la mesa y apoya la cabeza en ellos, de costado.
— ¿Dónde están? — pregunto, no conozco su cocina, ni en dónde guardan las cosas. En la casa de la señora Pipper todo estaba desorganizado siempre, por lo que se me dificultaba un poco encontrar las cosas para prepararle la comida a los pequeños.
— En la alacena del medio tiene que haber una lata redonda, color azul con un dibujo en la tapa, ahí hay un montón de té. Las tazas están en la mesada y los fósforos, si papá no los movió de lugar, en el primer cajón de lado al horno.
Su cocina es grande, de por sí, toda la casa es mas grande que en la que yo vivo, o que la casa de la señora Pipper, supongo que se deberá a que es el último piso y cuenta con terraza.
Pongo todas las cosas en orden y espero a que se haga el agua, mientras tanto regreso al living a sacar de mi mochila los auriculares, pues Ji Eun me ha mandando casi diez audios y si dice algo indebido no quiero que Taehyung pregunte al respecto.
Al escuchar los audios me doy cuenta de que estoy equivocado, y que solo me está haciendo un centenar de preguntas sobre cómo redactar el final del trabajo practico que estamos haciendo: es una presentación digital sobre los diversos medios de comunicación y los beneficios que tienen en las personas.
— Y... — comienzo a hablar sentandome a su lado. Tiene los ojos cerrados, como para dormir, pero sé que me está escuchando. — ¿Quieres azúcar para el té?
— Sí. — responde con la voz entrecortada. ¿acaso quiere llorar?
— ¿Dije algo incorrecto, Taehyung? — me rasco la nuca confundido. Prácticamente no hemos hablado mucho en la salida al parque pero aun así debo asegurarme de no haber hecho algo malo — sí es así dímelo, no volverá a pasar.
Lo veo tragar saliva y luego abre los ojos, mirando en línea recta hasta la puerta.
— No... solo que no me agrada estar con una persona que no sé cómo se ve. No tengo idea de cómo eres y tampoco sé si tienes la edad que dices tener.
— Tengo veinte años, Tae, por favor. No soy un viejo.
— No me refería a eso. Simplemente ya no me gusta estar con la gente — sus ojos intentan buscar los míos, pero no lo consigue. Levanta la cabeza y se endereza por un instante, juega con sus largos dedos, entrelazandolos. — ni siquiera soporto estar conmigo mismo, y estar con alguien que para mi no existe, que no puedo verlo, es como estar con un fantasma. Mi padre cree que en compañía me voy a sentir mejor, pero en realidad me siento peor. — a medida que habla puedo notar como sus grises ojos se llenan de lágrimas.
— La compañía no es mala, Tae... Espero poder ayudarte a que te sientas mejor contigo mismo — lo animo amablemente sobando su brazo — piensa en mí como una especie de payaso niñero, ¿que te parece? si te hago reir, solo aceptalo.
— No quiero aceptar la ayuda, no me servirá de nada. Que alguien me cuide no me devolverá la vista. Después de todo, ni yo mismo me cuidé en el accidente. — se explica en un tono amargo, tragándose sus propias lágrimas.
La pava con el agua me indica que ésta ya se encuentra a punto de ebullición.
— ¿Puedo prepararme un té yo tambien, Tae? — no quiero "robarle" un té sin su consentimiento. Después de unos segundos, el asiente con la cabeza.
Busco el azúcar y otra taza para mí, pongo ambos saquitos y espero a que se hagan. Una vez hechos los llevo a la mesa y antes de tomar un sorbo, miro cómo él se calienta las manos con la taza. Yeontan, su perro, viene corriendo a saludarnos. Taehyung solo lo ignora.
— ¿Cuántos años tiene tu cachorro? — pregunto solo por curiosidad.
— Tres.
Taehyung es demasiado cortante.
El celular suena en mi bolsillo así que lo recibo. Tengo notificaciones de instagram sobre mi banda favorita, están haciendo un "en vivo", obviamente no voy a verlo. No suelo estar mucho en las redes sociales, pues no me siguen muchas personas, y se torna aburrido publicar y no tener likes. Así que he dejado de usar Instagram para hacer de mi vida algo público, solo lo uso para informarme de un montón de cosas, y ver memes.
— ¿En qué piso vives? — le da un sorbo a su té.
— En el primero J.
— Irónico. — dice con gracia.
— Sí, lo sé: vivo en el apartamento que le hace honor a mi nombre y a mi apellido. Eso sí que es extraño. Coincidencias de la vida.
Su risa es seca.
— ¿Te he visto alguna vez antes? hace dos años atrás porque hace uno que no veo nada. — espeta con peor cara que nunca.
— Yo no te había visto nunca... o quizás sí, la verdad no lo sé. Siempre subo por las escaleras y no suelo encontrar mucha gente cuando me voy a la universidad, tampoco cuando vuelvo ni cuando regreso de mi trabajo en la cafetería.
Después de un largo y profundo silencio, Taehyung vuelve a hablar.
— ¿Cómo eres? físicamente.
— Mmm... Cabello negro, corto por la parte de atrás, ojos azules... todo el mundo dice que tengo una mandíbula bien definida, así que supongo que sí, la tengo. Mi nariz es... ¿normal? — digo sin saber qué más escribir de mí — hago ejercicio, tengo algo de músculo y, por si te lo preguntas, normalmente visto de negro con ropa holgada. Odio las cosas apretadas, me incomodan mucho.
— Sí... a mi igual.
— Bueno, ya tenemos algo en común ¡genial!
:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::
Hola a todos!!!!!!!!! ¿les va gustando la novela? ¿Qué opiniones tienen al respecto?
No olviden comentar, compartir, y votar, muchas gracias por leer!!!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro