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2 || A stranger boy ||

2 || Un chico extraño ||

Jeon Jungkook

Al final fui yo quien resolvió los simples ejercicios matemáticos, por los chicos. Ellos alegremente me lo agradecieron antes de que su madre volviera.

Estuvimos al rededor de una hora jugando a juegos de mesa, como el dominó, y al Uno, cosa rara porque Yoongi no me dejo ganar ni una sola partida: increíble que un niño de siete años sea más ágil que un adulto.

Impresionante.

Por otro lado, Jimin estuvo más que inaguantable: a cada momento preguntaba porqué le pegaban a Yoongi, pues yo no le quise decir demasiado...

Y es que a Yoongi... Le gustan los niños, no las niñas, ¿si me entienden?
Es un secreto que ni su propia madre sabe, solo yo lo sé. Yoongi me ha contado hace semanas su pequeño secretito. Me pidió ayuda para saber "porqué" le gustan los niños, no le di demasiadas explicaciones, le dejé en claro que así es el amor... Pues Yoongi terminó confesandose: supuestamente se dió un "piquito" con uno de sus compañeros y ahora lo persigue por todos lados, al igual que el otro chico... Cosas raras que solo los niños saben.

En fin, solo espero que las cosas se solucionen pronto, no me gustaría que Yoongi crezca sufriendo de esas mierdas, no como yo lo hice, al igual que él, en temprana edad.

Escucho las llaves de la señora Pipper sonar antes de abrir la puerta. Inmediatamente me levanto para ayudarla con sus cosas, pero la noto con un semblante extraño.

— Jungkook, hoy no puedo pagarte — confiesa de repente dejando los cosméticos a un lado, al parecer no ha vendido mucho.

Le sonrío amablemente.

— Descuide señora Pipper, no hay apuros... — no puedo exigirle dinero como un bruto no civilizado, después de todo en una semana, el café en dónde trabajo por la noche, me dará la paga — por favor guarde el dinero necesario para sus hijos, no haga problema por no pagarme.

Hago una inclinación a modo de respeto antes de tomar mis cosas y abrazar a los chicos antes de irme.

— Eres tan generoso, Jungkook — la señora Pipper parece estar a punto de llorar. — solo que... — ella se rasca el cabello rubio por encima de la oreja — no creo que pueda pagarte otra vez.

— Descuide, cuando reuna el dinero necesario puede...

— Me he quedado sin trabajo, Jeon. Me echaron por no tener ventas altas... Lo siento, Jungkook...

— ¿Quiere decir qué... No requiere de mis servicios otra vez? ¡Puedo venir sin cobrar, no hace falta! Lo importante es que no deje a los pequeños solos...

— De momento tendré el tiempo necesarios para cuidarlos por mi misma, de verdad lo siento, Jungkook...

— No... Está b-bien... — ahora soy yo quien se rasca la nuca — ¿Le gustaría que viniera a visitar algún día?

— Siempre eres bienvenido aqui, Jungkook.

Me despido de ella y los niños. Le doy un fuerte abrazo a cada uno de ellos y cierro la puerta detrás de mí espalda.

— Mierda — digo cuando llego al ascensor.

Mi número de teléfono e información de contacto está pegado por todo el edificio, supongo que alguien más me llamar...

El celular suena, lo observo extrañado y luego miro al techo del ascensor, simulando que es el cielo. "¿Tan rápido me lo vas a dar?"

No creo que sea por trabajo de niñero...

— Buenas tardes — intento utilizar un tono educado al igual que de animado, pero la verdad es que siento como una presión se apodera de mi corazon: posiblemente no vuelva a ver a esos dos pequeños, en tan poco tiempo nos hemos hecho amigos, ahora me será difícil olvidarme de ellos.

— ¿Habla Jeon Jungkook? — escucho la voz de un hombre al otro lado de la línea.

Caray, quizás sí sea por trabajo.

— Así es, señor ¿Necesita servicios de niñero? Estoy disponible en estos momentos.

— ¿Podrías hacer el favor de subir al último piso? Departamento A.

— Estaré subiendo.

El señor corta la llamada.

Yo vivo en este edificio, en el primer piso, la señora Pipper vive en el piso número cuatro, y usualmente a la hora que yo vuelvo y la hora en la que los pequeños regresan de la escuela, no coincide durante el lapso de una hora... Por eso quizás no los vuelva a ver.

Y ahora... Debería subir al piso quince.

Quince A.

Santo cielo, deben tener la terraza para toda la familia.

Una vez que llego al piso dicho busco el departamento al final del pasillo, y llamo a la puerta.

— ¡Hola, pasa, pasa! — me saluda el mismo hombre de la voz gruesa del teléfono. — Soy el señor Kim, bienvenido. — parece muy alegre.

Yo paso algo intimidado al resto de la casa: todo está en perfecto orden pintado de blanco y, efectivamente tienen la terraza al otro lado de la casa, con un vidrio que da hacia ese lugar. Debe ser el departamento más grande del edificio, está muy bien cuidado, y huele a... ¿Miel?

Definitivamente el departamento huele a miel. Es un olor muy dulce, embriagador.

— Buenas tardes, señor — él me invita a sentarme en el sillón, también de color blanco.

Un perro pequeño viene a verme y yo lo acaricio, pero en seguida me pongo en modo "persona responsable" para dar una buena apariencia.

— Necesito un cuidador, y note que tú contacto estaba impreso en una de las paredes del recibidor...

— Así es... — Asiento con la cabeza. — los niños que estaba cuidando hace poco ya no necesitan de mis servicios, así que estoy disponible todos los días... A excepción de los domingos.

— Puedo notar que eres muy joven, Jungkook. ¿Puedo llamarte así? — asiento otra vez.  — ¿Debes estar en la universidad, no es así?

— Sí, asisto todos los días a clases de Publicidad, por si le sirve la información — hago una media sonrisa, la verdad es que decir que estudio publicidad en una universidad gratuita no es relevante, pero quizás él quiera saber al respeto. — estoy disponible a partir de las dos de la tarde.

Será mejor que conserve mis horarios de antes, pues me venía manejando bastante bien por las tardes a la espera de la señora Pipper.

— Seré breve. — el señor Kim suspira pesadamente — Tengo un hijo, y no puedo darme el lujo de cuidarlo por mi mismo, los nuevos horarios de la empresa hacen que llegue demasiado tarde a la casa, y mi esposa... Buenos nos divorciamos hace menos de una semana, prácticamente se ha ido lejos, y yo... No puedo dejar a mi hijo solo.

— No se haga problema... Yo cuidare al chico. He estado cuidando a niños desde que tengo dieciséis años... — hago una pausa para acariciar al perro que no para de querer saltarme encima — Lo siento... Por lo de su esposa.

— Descuida — toma el vaso de agua que estaba sobre la mesa y se lo lleva a los labios — era un matrimonio hecho trizas después de todo.

— Oh... Solo quiero informarle que no cuido a menores de cuatro años, y solo cobro por semana, dependiendo de las horas. El precio lo disponen mis clientes, dependiendo de lo que deseen dejarme, no escatimo demasiado en dinero, si eso le supone un problema.

El señor Kim larga una carcajada.

— Gracias a Dios el dinero para mí no supone un problema hoy en día. Te daré una buena paga, solo necesito que mi hijo esté bien cuidado. ¿Te gustaría conocerlo?

— Claro, señor.

Ambos nos levantamos de los sillones y mientras caminamos hasta casi el final del departamento, le pregunto:

— ¿Cuántos años tiene?

El señor me sonríe a medias.

— Diecinueve.

Y me quedo con la boca abierta. ¿Qué? ¡¿Acaso un chico de diecinueve años no puede cuidarse por si solo?

No entiendo nada.

— Espérame aquí, joven. — me espera amablemente sin perder la media sonrisa que hace que sus patas de gallo al rededor de los ojos se acentúen mas.

Pasa a la habitación y al otro lado escucho voces, pero no puedo distinguir lo que dicen.

— Entra, por favor. Los dejaré un momento para que se... Conozcan.

Solo asiento con la cabeza y entro a la habitación, el señor cierra la puerta detrás de mí.

El lugar está lleno de pósters de bandas, una estantería con un sinfín de libros y cómics, y un piano al otro lado.

Sentado sobre la cama hay un chico de cabellos azules desteñidos, casi turquesas, viendo al suelo.

— Hola, soy Jeon Jungkook — lo saludo siendo amable y me acerco a él para que "choque los puños" conmigo, los adolescentes de hoy en día no se suelen dar la mano de forma cordial como yo lo hago con los adultos, esto será mejor.

Pero el chico ni siquiera observa mi puño extendido, ni siquiera levanta la vista hacia mí.

— Tu padre me ha pedido que te cuide, supongo que durante un tiempo — al final me rindo y guardo la mando en el bolsillo de mi chaqueta. — ¿Cómo te llamas?

No me responde. Pero poco a poco veo como levanta la cabeza, y cuando por fin abre los ojos, éstos no se encuentran con los míos.

Al principio creo que sus ojos son celestes pero cuando noto que el chico tiene la mirada perdida detrás de mí, lo primero que hago es voltearme para ver si no hay una araña colgando o algo por el estilo.

Luego me acerco a él y entonces me doy cuenta de todo.

— ¿Cómo te llamas? — vuelvo a preguntar. El chico parece darse cuenta de que me he acercado porque inmediatamente gira el rostro hacia mi lado, sus ojos chocan por una fracción de segundo con los míos y luego observan otra vez detrás de mí cabeza, perdido.

— No necesito un niñero — me dice de mala gana aún frunciendo las cejas. Puedo notar por la división de su cabello que tiene una cicatriz bastante grande... Creo que va desde la sien hasta la frente pegado a la entrada del pelo. — Vete de aquí.

Y su tono es tan severo que me hace salir espantado de la habitación.

— ¿Que tal? — me pregunta el señor alegremente cuando vuelvo al living de la casa — ¿Taehyung te supondrá algún problema?

Me tomo unos cuantos segundos para contestar.

— No... Todo está bien. ¿Puedo preguntar algo?

— Lo que quieras.

— ¿Ceguera parcial o total? — suelto sin problema.

— Es total, según los médicos, fue por un accidente en auto, hace un año... Todo ha sido difícil para él desde entonces.

— Comprendo... Está bien, cuidar de él no supondrá un problema, señor.

— ¿Podrías comenzar mañana?

Caray, es sábado...

— Claro, ¿Cuántas horas me precisa?

— Solo dos, de momento solo necesito que le hagas compañía, que seas su amigo... Un compañero para que hable. Vente de cinco a siete, si es posible.

— Aquí estaré.

¿Cuidar de un chico ciego? ¿En qué rayos estaba pensando al aceptar el trabajo sin preguntar antes?

Ya veré cómo me las arreglo.

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