XV.
O wow, otro entrenador más.

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— ¡EH! — Al día siguiente todos los halcones se encontraban festejando en la cafetería.

— ¡Por la vuelta de Gabo al equipo! — Brindó Mariano, y es que al hermano de la inglesa le anunciaron ayer que había sido error de los organizadores del campeonato su falla en la inscripción, por lo que podía volver a jugar con los halcones.

— ¡Por pasar a los cuartos de final!

— ¡POR LOS HALCONES! — Esta vez fue la chica quién levantó su vaso de jugo y el restó brindó a la par.

— ¡Este campeonato es nuestro!

— ¿Están muy seguros? — Una voz a sus espaldas pronunció, dejando sorprendidos a todos los jugadores excepto a la chica, viniendo por parte del equipo de los Tiburones. — En un rato jugamos nuestro partido contra los Gladiadores. Si ganamos, saben lo que significa, ¿verdad? — El capitán de los halcones se levantó rápidamente, logrando ser señalado por aquel chico rubio. — Posiblemente se encuentren contra los tiburones en semifinales. Me encantará verte frente a frente, Lorenzo.

— ¿Cuál es tu problema?

— Sabes muy bien cuál es mi problema. ¡Por tu culpa me expulsaron del IAD! — ¿Sofía tenía que fingir estar sorprendida? Aunque, si no fuese por el odio actual que le tiene al goleador eso sí sería posible. Por más que Lorenzo sea Lorenzo, no cree que el Guevara sea capaz de hacer algo así. — Eres un pésimo amigo y, por lo que vi ayer, también un pésimo jugador.

— Basta, Camilo. — Gabo se posicionó al lado del número 9. — ¿A qué venís? ¿A buscar pelea?

— Esto es entre él y yo. No te metas.

Esta vez fue la ojiazul quién se levantó. — Te equivocas. — Se colocó al otro lado de Lorenzo. — Si te metes con un halcón te metes con todos. — Y el resto del equipo se levantó para colocarse atrás de los que ellos veían como sus líderes.

— Pero sí es la nueva: creyendo que aún puede encajar.

— Al parecer he logrado hacerlo mejor que tú, little fish¹.

— Camilo, olvídate. — Gabo habló. — Hácete cargo de lo que hiciste. No te pongas a llorar.

— Aquí los que van a llorar serán ustedes cuando los dejemos afuera en semifinal. — Se río. — Hasta luego, perdedores. — Y se fue hacia la cancha.

— Ssss. — Sofía hizo el sonido de una serpiente antes de volverse a sentar. Mientras sus compañeros se despedían con burla del equipo contrario.

Gabo iba a darle unas palmadas a Lorenzo cuando este gritó. — ¡No necesito que nadie me ayude! ¡Y mucho menos ustedes! — Señaló hacia los Moretti. — ¡Yo sé defenderme solo! — Se alejó a paso enojado del equipo.

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Ya en el vestuario para el entrenamiento del día. Gabo se acercó a su par de amigos y hermana después de haber cortado su llamada con el DT de apellido Velázquez.

— ¿Y? ¿Qué te dijo Francisco?

— Que el no ayudó a Diego.

— Pues ya está, ¿no?

Pero antes de que Ricky pudiera seguir hablando, el Director Deportivo entró al vestidor junto a otro hombre. Llamando la atención de los jugadores.

— Antes que nada. Quiero darle la bienvenida a Gabo. — Señaló al 10. — Es un placer que estés con nosotros de regreso. — Aquella frase logró los aplausos de la mayoría de los halcones. — Lo que implica un cambio en nuestra estrategia; eso quiere decir que Gabo va a jugar como centro. Lo que quiero decir es que él va a ser el líder del ataque y va a tener llegada a gol.

— Pero yo soy el goleador del equipo. — Reclama el 9.

— Bueno, lamentablemente en el partido pasado se demostró que no.

Y Sofía volvió a sentirse mal por la relación padre-hijo que tenía que aguantar Lorenzo.

Antes de cualquier comentario, el director siguió hablando. — Lo que quiero es presentarles a su nuevo preparador físico. Facundo Gutiérrez. — Y presenta al hombre a sus espaldas.

— ¿Y Vitto? — Fue ella la única que se atrevió a hablar.

— Está suspendido hasta nuevo aviso.

Evadiendo las nuevas incógnitas de los halcones, el Guevara mayor volvió a dictar sus normas. — Olvídense del juego bonito, yo lo que quiero es que mis jugadores sean atletas. — Se vio interrumpido por el sonido de su celular. — Discúlpenme, tengo que contestar esta llamada.

Y los dejó con el DT desconocido.

— Atletas. — Empieza Adrián con ironía. — Bueno, si hay alguien aquí que tiene el pie de atleta es Dedé, porque si no, no se explica el olor de sus medias.

— Ah, ¿sí? — El Duarte se río. — ¿Quieres ver si todavía lo tengo? — Y al hacer el ademán de quitarse su zapato todos se apresuraron a negar.

— No, Dedé, por favor. No te saques las zapatillas que me van a llorar los ojos.

Y aunque todos los jugadores se encontrasen riendo. El preparador físico habló sin una pizca de gracia. — ¿Así que esto les parece gracioso?

— No, porque él-

— Estoy hablando. — Levanta su mano interrumpiendo al brasileño. — Ustedes no están aquí para hacer bromas. Yo me tomo muy enserio mi trabajo y espero que ustedes también lo hagan. No tengo tiempo ni paciencia para payasadas y falta de respeto, ¿está claro? — Cuando todos dijeron un sí por lo bajo, volvió el Director.

— ¿Está todo bien?

— Sí, todo bien. — Contesta el otro adulto.

— Perfecto. — Ahora mira a los de uniforme. — La cancha está ocupada por los Tiburones y los Gladiadores, así que vamos a hacer un trabajo de recuperación en el laboratorio. Ya mañana podrán hacer un entrenamiento con su preparador físico en la cancha. ¿Está claro?

Los halcones dorados asintieron y Facundo habló. — Bien, señores. Ya escucharon. — Tocó su silbato. — ¡AHORA! — Empezó a aplaudir con desespero.

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Estaban realizando estiramientos en el LAB mientras que el nuevo preparador físico veía sus valores con Amadeo. Pero apenas el primero empezó a aplaudir, todos se colocaron en fila para observarle.

— Atención. — Se paró frente a ellos. — Estuve revisando sus números y debo decirles que estoy muy decepcionado de su entrenamiento. ¡A partir de mañana las cosas van a cambiar y mucho! Vamos a incrementar la intensidad de los ejercicios. — Los miró fijamente dándose cuenta de que había únicamente 11 jugadores en vez de 12. — Un momento, me falta un jugador. ¿Quién es?

Todos se mantuvieron en silencio, la mayoría pensando en no delatar a su compañero.

— He preguntado quién falta.

— Lorenzo. — Catorce dijo entre tos, ganándose una mirada enojada de Sofía y más jugadores.

— ¿Cómo?

— Lorenzo, falta. — Esta vez lo dijo claro y fue Adrián quien le dio un codazo disimulado.

— ¿El capitán? — Más que pregunta sonó a una afirmación.

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El azabache después de hablar con su padre fue a hablar con su novia y, aprovechando que los halcones se encontraban entrenando, fue hasta la habitación del Moretti a dejar el pin en su lugar.

— Gabo, tú nunca serás mi hermano.

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Iba camino a la habitación de su hermano junto al otro dúo de extranjeros, escuchando como el par discutía sobre quién tenía más razón en una idea (Aunque esa idea haya sido de ella desde hace dos semanas).

Le hacía mucha gracia ver a Ricky y Dedé quejándose conectados. Ambos repetían a la vez las frases del otro; aquello le recordaba mucho a cuando ella y Gabo eran chicos y molestaban a su abuela repitiendo frases a la vez o completando lo que el otro decía.

Al entrar a la habitación, divisó al Moretti parado observando aquel pin que empezó la aventura de buscar a su padre.

El castaño volteó al oír la puerta abrirse y la voz de sus amigos discutir.

— Gabo, Gabo. — Ambos llamaron a la vez.

— Yo tuve una idea antes que Dedé y-

— ¡Rick, que la idea fue mía!

— ¿A sí? ¿Y cómo se ocurrió?

— Fue mi idea buscarlos en internet. Se me ocurrió justo después de que tú lo mencionaras.

— ¿Podemos dejar en claro que esa idea fue mía incluso antes de que fueramos al jodido club? — Acotó la ojiazul intentando aguantar su risa por lo infantiles que podían llegar a ser sus amigos.

— Para, pará. — Gabo habló. — ¿Qué encontraron?

Ricky voltea a ver al 10. — ¿Te acuerdas que nos faltaba un gemelo por entrevistar?

— Sí, Gustavo.

— ¡Guillermo! — Tanto el mexicano como la inglesa reprenden al brasileño.

— ¡GUSTAVO, GUILLERMO! ¡Es lo mismo! ¿Por qué mejor no nos callamos y le mostramos el video?

— ¿Qué video?

Sofía le quitó la Tablet al Flores y se dirigió a su hermano. — La cuestión es que, a base del desastre que formaron el par de tontos atrás mío. — Le sonrió a ambos chicos cuando estos le dedicaron una mirada enojada. — ¡El secreto está en seguir el plan easy and safe²! Es decir, investigar por tu cuenta porque a la sociedad de hoy en día le encanta publicar en todos lados su vida perfectamente imperfecta aka³ lo que Sofía Moretti dice. — Y le dio play al video.

— ... Sí, estamos en el club hace aproximadamente 5 años. — Se veía a ambos gemelos ser entrevistados.

— Como entrenadores estamos en busca de jóvenes talentos con interés y pasión por el fútbol.

— Por lo que tengo entendido, su compromiso con el fútbol arrancó desde muy chicos. — Se escuchó através del dispositivo la voz del reportero.

— Sí, sí. Desde que entramos al IAD, el Instituto Académico Deportivo.

Ante la mención de su academia, Dedé le hizo una seña al argentino para que prestara más atención. — En el estudiamos, jugamos y fue muy importante para nosotros. Y sino mirá. — Ambos gemelos se abrieron sus chaquetas dejando ver un par de PINS idénticos al del Moretti colocados en sus camisetas. Logrando que Gabo se llevara las manos a la cabeza sorprendido y se ganara las risas de sus amigos. — Son los pins que nos dieron cuando egresamos y aún los conservamos. Ser un halcón ¡es para toda la vida!

— ¿Y? ¿Qué opinas? — Ricky preguntó luego de que la castaña quitara el video.

— Que podemos descartar a los gemelos de una vez por todas.

— Lo que nos deja un solo candidato.

— Sí, del cual no sabemos ni siquiera el nombre.

— Vaaa. — Dedé intenta cambiar el ánimo de sus compañeros. — Pero lo vamos a averiguar.

— Gabo. — El enganche voltea a ver a su hermana. — ¿Vas a contestar? — Y señala su bolsillo, donde su teléfono no dejaba de sonar.

El asiente rápidamente y lo observa. — Eh... Zoé.

Y el argentino contesta a la vez que obtiene burlas por parte del resto de presentes. Ricky y Dedé lanzaban besos mientras la castaña reía y hacía corazones.

Mientras el 10 hablaba con la Velázquez, Dedé había pisado sin querer al mexicano logrando que este se le lanzara encima y sin querer, empujaran a Sofía, quien se suma a la pelea de estos dos dándoles con la primera almohada que encontró en el piso.

Apenas Gabo terminó de hablar se quedaron quietos en sus posiciones y este los miró extrañado. La 16 tosió como si nada hubiese sucedido y habló.

— ¿Zoé logró investigar algo?

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Vale, la semana definitivamente no estaba mejorando. Ya fuera por el hecho de que Zoé no pudo revisar el teléfono de Francisco y descubrieron que el jugador restante, Darío López, había muerto hace 5 años en un accidente automovilístico, y ahora también tenían que aguantarse al nuevo preparador físico.

— Hey, Gabo. Quita esa cara.

— Sí, hermanito. Ya verás que vamos resolver esto.

— ¿Cómo que se va a resolver? — Se queja el 10. — ¿No escucharon al pulpo? Mi papá podría estar muerto.

— Sí... O nos dejamos algún bache entre los demás.

Miraron con curiosidad a la ojiazul, pero antes de preguntar, un silbato les alertó.

— Buenas tardes. Les aviso que tienen un total de 45 segundos para terminar de cambiarse e irse al gimnasio.

Todos empezaron a quejarse, pero la voz más notoria fue la de Lorenzo y la inglesa. — ¿45 segundos?

Mariano habló. — Parece que se equivocó. Hoy el entrenamiento es en la cancha.

— El equivocado es usted. — Miró su reloj. — Les quedan 30 segundos.

Leo fue ahora el que dio su acotación. — Qué raro. Normalmente cuando hay un cambio así nos avisan por mensaje y-

— Aún no estoy familiarizado con las notificaciones, por lo que decidí venir en persona. ¿Tienen algún problema con eso? — Ante la negación volvió a mirar su reloj. — 20 segundos. — Y empezó a salir del vestuario.

— Pensé que esto era un entrenamiento y no un campo militar.

Por primera vez, Sofía quería darle la razón al Guevara, pero se calló al observar cómo volvía Facundo y se dirigía al recién nombrado. — ¿Cuál es su nombre?

Se aclaró la garganta. — Lorenzo Guevara, capitán del equipo.

— Usted faltó ayer, ¿verdad?

— ¿A la escuela? Emm...

— También es gracioso. Al entrenamiento, señor.

— Sí, lo que pasa es que-

— Nadie le preguntó. — Le cortó. — Hoy queda excluido de esta tarea. Así que no hace falta que se cambie. Puede ir y hacer sus cosas.

— ¿Perdón?

— Lo que oyó. — Sofía no sabía si alegrarse o preocuparse cuando notó que Diego entraba al vestuario. — Está excluido del entrenamiento. Así que retírese, está demorando a sus compañeros.

— ¿Qué pasa?

— Este señor. — Lorenzo habla con su padre. — No me permite entrenar.

— ¿Es eso cierto?

— Por supuesto. — Ahora el preparador mira a Diego. — Su hijo, al igual que el resto de jugadores, debe aprender a respetar las reglas.

— ¿Ves papá? ¿Se lo vas a permitir?

Y ahí fue cuando la Moretti dejó de tener compasión por aquel chico.

Pensando que su padre le va a resolver todo.

— A ver, Facundo. Yo soy el único que puede suspender a un jugador más porque soy el director técnico.

— Es que no lo suspendí. Solamente lo excluí del entrenamiento de hoy.

— Ok... Confío en tu criterio. — Mira a su hijo. — No pienso cambiar de opinión. ¡Vamos!

Lorenzo tomó su mochila enojado y salió del lugar.

Silbato. — Señores. Se acabo el tiempo. ¡Al gimnasio!

Sofía agradecía que tenía que irse a cambiar antes a su habitación, por lo que se hizo una coleta rápida y salió junto al Moretti.

Con ya todos en el gimnasio del instituto, les tocaba realizar un circuito de 4 series de 15 en todas las maquinas. La inglesa agradecía el poder que normalmente las mujeres tenían en las piernas porque con ello podía realizar el press de piernas de 45° con los 120Kg que el entrenador le había puesto.

— Moretti, atención. — Creyendo que era con ella, voltea a ver, notando que su hermano se encontraba distraído y era reprendido por el preparador.

El mayor se queja de Catorce, que no estaba haciendo el peso dicho. Regaña a Leo y Rafa por estar hablando y cuando pasa por el lado de Mariano lo felicita.

Se extraña que cuando pasó por el suyo no realizó ningún comentario, pero lo dejó pasar y comenzó su última serie.

— Bien, señores. Está comenzando a entender el significado de la palabra entrenamiento. Así me gusta. — Indicó al lado del grupo de Ricky, Dedé, Adrián, Lucas y Daniel.

Agradecida se sintió al oír cómo se quejaban del mexicano a lo lejos, ya que parecía que a este no le habían sentado bien las enchiladas de esta mañana.

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Ahora tocaba seguir otro plan más que, sorprendentemente, era de Dedé.

Gabo tocó el timbre y ella rodó los ojos intentando ocultar su nerviosismo. — Todavía no puedo creer que yo les seguí a esto.

— Tranquila, hermanita. Distraemos nosotros a Francisco y esperamos que Gabo y Zoé revisen los mensajes para ver si hay prueba de que fue él el del cambio de posiciones. Listo.

— Bueno...

Apenas Francisco abrió la puerta, los cuatro exclamaron. — ¡Profe!

¿Le dio vergüenza pasar sin invitación? Por supuesto que sí. Así que, a diferencia de los otros tres, ella se quedó afuera y cuando Francisco la miró cuestionó si se podía.

Este no sabía si reír o agradecer los modales de la castaña, por lo que la dejó pasar con el resto de sus amigos y cerró la puerta detrás de sí.

Cuando Ricky y Dedé comenzaron a distraer al mayor de los Velázquez, Zoé y los Moretti aprovecharon para tomar el celular del mayor e irse a la cocina.

Abrieron el chat que tenía el DT con Diego y escucharon el audio que este le había enviado el día del partido. — Necesito que me envíes una lista por si vamos a penales.

Y apreciaron el siguiente mensaje que era por parte del argentino donde salían los nombres de los 5 chicos que habían realizado los penales en el partido contra los vikingos.

— Lorenzo, Ricky, Sofía, Dedé y Catorce. — Gabo susurró. — ¡Lo sabía! Se los dije.

— Tenías razón. Estos mensajes son la prueba de que mi papá ayudó a Diego en el medio tiempo. Y miren, acá hay una llamada entrante de Diego y por la hora que fue hecha.

— ¡Fue en el medio tiempo!

— Me voy e renviar estos mensajes a mi celular ya.

— Esperen. — Sofía saca su teléfono. — Grabemos los mensajes en vez de reenviarlo para que nadie diga que es falso. — Puso la cámara. — Sube para que se vea la fecha y no hagan ruido.

Luego de grabar los mensajes, escucharon a Dedé. — Eh... ¿Y recuerda a Dario López?

Los tres se vieron asustados y salieron rápidamente hacia la sala.

Gabo intentó hacerle señas al 6 para que dejara de hablar, pero paró cuando Francisco volteó a mirarlos.

— Eh... Excelente jugador, fuimos buenos compañeros y coincidimos en aquel glorioso equipo del viejo DiMarco- — Fue interrumpido por el timbre y salió rápidamente hacia la puerta.

— Pero ¿¡qué te pasa, Dedé!? ¿Estás loco?

Se callaron cuando Francisco volvió y traía consigo a una cara que ellos conocían bien.

— Bueno. — Francisco río al ver la cara de sorpresa de los jugadores. — Creo que él no necesita presentación. Imagino que ustedes lo conocen.

— ¡Sebastián Sánchez!

— ¡Goleador de fútbol español!

— ¡Campeón de la champions!

— ¡Ganador de la medalla oro olímpica!

— ¡Y mi fútbol crush de chiquita!

Gabo miró extrañado a su hermana, pero esta y Dedé salieron rápidamente a saludar al jugador.

— ¿Una selfie?

Los dos se devolvieron emocionados al lado de sus amigos cuando lograron tener una foto con su ídolo.

— Pero, disculpe señor Sánchez. ¿No estaba usted en Bogotá?

— Sí, sigo viviendo allá. Pero pasé a saludar a mi amigo Francisco y cerrar unos contratos.

— Bueno. — Francisco habló y empezó a presentarlos. — Ella es Zoé, mi hija. Gabo. Ricky. Dedé y Sofía. Ellos 4 son tres alumnos del IAD y excelentes jugadores de fútbol.

— Mucho gusto, chicos. — Sonrió y Sofía podía morir en paz en ese instante.

— No sabía que eras amigo de Sebastián Sánchez. — Zoé se dirigió a su padre hablando entre su sonrisa.

— bueno, sí. Nos conocimos hace un tiempo. Él actualmente se dedica a la docencia como yo hacía hace un tiempo. — Hizo una pausa. — En realidad, él dirige el mejor equipo juvenil de Colombia.

— No, no, no. Le gusta exagerar. Si acá hay un genio, es tu papá. — Se ganó unas risas de todos. — Cuando agarraba una pelota, no lo paraba nadie.

— Eso fue en otra vida... Pero contame, ¿cómo van las cosas allá en el instituto?

— Bien, muy bien. Pero van a andar mucho mejor ahora que voy a hacer una nueva incorporación.

Los 5 prestaron más atención a lo que sucedía y la castaña recordó lo que Sebastián había mencionado antes, "cerrar unos nuevos contratos".

— Contame, ¿Lo conozco? ¿quién es?

— ¡Vos! — Y los ánimos de todos desaparecieron. — Francisco, tengo todo listo esperándote en Bogotá. Casa, auto, ¡todo! Para que vos y tu hija estén cómodos. — Vieron consternados a la rubia. — ¿Y? ¿Qué decís? ¿Aceptas?

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¹little fish (ing.): pequeño pez (esp.)
²easy and safe (ing.): fácil y seguro (esp.)
³aka siglas de as known as (ing.): mejor conocido como (esp.)

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nuevo cap, nuevo cap

Espero que lo disfruten tanto como yo y recuerden que aprecio con todo mi corazón cada comentario, voto y visualización que le dan a la historia
🫶🏽🥹

Por cierto, felices fiestas para todos, espero que estás navidades las hayan disfrutado muchísimo y que el próximo 2025 venga con todo para ustedes, mi gente.

Sin más que decir,

All the love,
-jeaaanne