Capítulo 22
—Verde limón como sus ojos y melocotón como sus labios. —habló André entregándole a la chica su helado.
—Gracias, André. —respondió Marinette con una leve sonrisa.
—De nada mi querida Marinette. —ahora se volteó a ver al rubio. —veamos... Mar azul como sus ojos y fresa como todo ella. Que afortunado. —lo miró en complicidad y el joven sólo sonrió algo nervioso. —el destino tiene los hilos, pero nosotros los movemos a nuestro gusto. —agregó el heladero entregando el ejemplar al ojiverde para luego verlos a ambos. —¡que tengan un bonito día!
—Gracias. —respondió Adrien pagándole al señor. —vamos a sentarnos. —le habló a Marinette, quien asintió en silencio.
Tomaron asiento en una de las bancas que estaba cercana al parque.
—Realmente aún es temprano para comer helado, pero creo que no hay nada más para sentirse mejor. —agregó con simpleza, degustando el manjar.
Marinette se mantenía absorta en sus pensamientos, tanto que ni siquiera lo había oído, cosa que él se percató al instante.
—Sabes Marinette... una vez vine aquí con mi madre. —eso llamó toda la atención de la azabache. —Creo que debo haber tenido unos cinco o seis años. —suspiró viendo hacia el frente y luego a ella. —son de los pocos recuerdos que tengo de mi infancia. Es como un flashback, la veo sonriendo y caminando conmigo de la mano... — sus ojos mostraron un brillo distinto. —sé que me caí y ella me ayudó a levantar. —aclaró su garganta ligeramente. —aún puedo oírla decir... "Tranquilo Adrien, todo estará bien... hay veces en las que caerás, pero siempre debes ponerte de pie o los insectos vendrán por ti". —rió levemente por lo último.
Ella escuchó atenta la anécdota contada por su amigo y no pudo evitar sentir su corazón quebrarse al ver la tristeza que el emanaba, o quizás era nostalgia.
—No te digo esto por nada, sino para que... sea lo que sea que te esté pasando, sepas que debes levantarte.
—¿Porque los insectos vendrán por mi? —concluyó y ambos rieron en breve.
—Exacto. —posó una de sus manos en su hombro. —quiero que sepas que siempre podrás contar conmigo... nunca estarás sola.
Como nunca antes, Marinette pudo verlo directamente a los ojos sin flaquear.
Adrien realmente era un gran amigo, muy fuera del hecho que a ella le gustaba, él siempre se había portado amable y preocupado desde que se conocieron. Sabía que podía confiar en él, pero también sabía que no podría hacer nada realmente para ayudarla, al menos, nada que no expusiera su caso a nivel nacional, y lo que menos quería Marinette era ser el centro de atención de todos. No quería miradas sobre ella, no quería lástima, no quería lágrimas de sus padres, no quería que sus amigos la vieran extraño y no quería ser las burlas de otros con menos capacidad de comprensión.
—Gracias, Adrien. —respondió posando su mano sobre la de él en su hombro. —de verdad muchas gracias. Eres un gran amigo. —le regaló una sonrisa sincera.
<<Un gran amigo... no... los amigos no se besan como tú y yo lo hacemos. Los amigos no se tocan como lo hicimos anoche, princesa. Nosotros somos más que simples amigos. >>
—Vamos a caminar un poco. —sugirió él poniéndose de pie, Marinette hizo lo mismo viéndolo con preocupación.
—Adrien... ¿no tendrás problemas por no ir a clases? —preguntó y su contrario sólo se encogió de hombros despreocupado.
—A veces tenemos que decidir lo que es más importante para uno mismo. —comenzó a caminar y ella lo siguió, procesando sus palabras.
De alguna forma parecía que Adrien estuviera diciéndole que era importante para él, pero... ¿por qué sentía que tenía una intención distinta a una amistad? ¿por qué cada gesto o mirada que le daba no era igual que antes? ¿por qué demonios le resultaba tan cálido y familiar caminar junto a él?
La mente de Marinette estaba hecha un lío, porque muy a pesar de haberse enamorado de Chat Noir, sentía que su corazón aún podía latir por Adrien Agreste y eso definitivamente era abrumador.
—Adrien. —llamó su atención viendo hacia el frente, mientras seguían recorriendo el parque, el cual estaba medio vacío por ser tan temprano. —¿alguna vez te has sentido seguro de ti mismo, pero de un día para otro todo eso desaparece haciéndote sentir vulnerable ante todo?
Adrien sabía a que se debía esa pregunta y sin duda tenía la respuesta para ella.
Él la mayoría del tiempo se sentía inseguro con todo y todos. No sabía como debía actuar con su padre o sus amigos, no sabía la forma correcta de comportarse sin ser juzgado.
Muchos pensarían que ser esgrimista le daba seguridad o que a la hora de una sesión de fotos tenía el suficiente autoestima que una persona de su "estatus" requería, pero eso no podía estar más alejado de la realidad, porque eso sólo era un papel que cumplir.
¿Un papel?
Sí, un papel actuado o mejor dicho, una máscara... un personaje ficticio creado por él mismo para usar cuando lo requería frente a las cámaras y frente a su padre.
Adrien era seguridad disfrazada todo el tiempo, pero... ¿sentirse vulnerable?
<<Me sentí vulnerable cuando te vi llorar...>>
Vulnerabilidad sintió cuando Marinette desapareció, cuando ella lloró en sus brazos luego de ser ultrajada, cuando vio sus ojos llenos de tristeza y dolor.
¿Puedes sentirte vulnerable por otra persona?
Sí, hay lazos que llegan a ser tan fuertes como para casi sentir el dolor de la otra persona.
—La verdad es que si, pero es normal... creo... al menos los tengo a ustedes para apoyarme, a ti. —sonrió con lo último, caminando de espaldas delante de ella. —no es malo sentirse mal, pero si es malo querer sentirse mal todo el tiempo.
Marinette lo observó detenidamente y le sonrió de lado comprendiendo lo que le quiso decir, terminando de comer su helado. Adrien por su lado hizo lo mismo y se detuvieron cuando llegaron al río, apoyándose en la baranda de este, viendo por donde habían caminado juntos.
—Adrien, quisiera contarte algo. —habló luego de meditarlo por mucho tiempo.
Él se puso extrañamente nervioso, ¿acaso lo descubrió? No, eso no era posible... ¿le contará lo que le pasó a ella?
—Te escucho. —respondió expectante.
—Verás... hace mucho tiempo conocí a alguien. —comenzó a relatar con sus mejillas tornándose lentamente rojas. —él es maravilloso en todo sentido, y a pesar de que algunas veces me saca de quicio... aprendí a quererlo como es. Todo pasó sin darme cuenta y cuando por fin fui consciente de lo que sentía ya era imposible volver atrás, porque ya estaba perdida por completo. —sonrió ampliamente y sus ojos se cristalizaron.
<<Princesa... >>
—Tú... ¿estás enamorada de alguien? —preguntó por lo bajo y ella algo apenada asintió.
—Sé que es raro que te lo diga de repente, pero eres mi amigo y necesito un consejo. —cubrió su rostro con ambas manos.
—Marinette. —Adrien se irguió y tomó sus muñecas. —¿por qué lloras?
—Porque no sé que hacer. —sollozó más fuerte y él intentó quitar sus manos, pero Marinette se aferraba con fuerza. —¿por qué la vida es así de injusta, Adrien?
—¿Por qué dices eso? ¿acaso él te trató mal? ¿Te lastimó? —negó repetidas veces.
—El problema soy yo... el problema es que lo amo demasiado.
—¿Cómo puede ser eso un problema? —sonrió atreviendose a abrazarla para contenerla, esperando que correspondiera.
—Porque no quiero dejarlo... porque el sólo hecho de pensar en no verlo más me destroza el corazón. —Adrien frunció el ceño y la apartó para que lo viera a los ojos. —es tan difícil imaginar estar separados.
Él no iba a dejarla nunca. ¿De qué estaba hablando?
—¿Por que dices eso? —Marinette descubrió sus ojos, estaban inundados en lágrimas. Fijó su vista en aquellas esmeraldas que antes la habían enamorado como una niña en una dulcería. —¿a que te refieres?
Adrien tomó su rostro, limpió con sus pulgares las interminables gotas saladas que surcaban sus mejillas y paciente esperó por su respuesta.
—Me iré... me iré a Shanghai con mis padres. Me lo han repetido hoy en la mañana y no sé qué hacer, no sé cómo decirle. Yo no quiero irme, Adrien. —se abrazó con fuerza a su torso y este correspondió aún sin procesar lo que había dicho. —no quiero dejar París, ni a ustedes y tampoco quiero dejarlo a él.
Si bien era algo que ambos sabían desde hace mucho, no lo tenían presente luego de todo lo que había ocurrido.
A veces lo único que uno logra hacer cuando te bombardean con malas noticias, es concentrarse en una sola y olvidar las otras, aunque de todos modos sigan presentes.
Una explosión de oyó cerca de ellos. Ambos rápidamente se separaron con sorpresa, buscaron con la mirada a qué se debía el estruendo, divisado la gente correr despavorida.
—¡Corran! ¡hay un akuma en el parque! —exclamó uno de los ciudadanos a ambos.
Marinette tomó a Adrien de la mano y corrió lejos de ahí. Encontró un callejón y lo ocultó detrás de su espalda para luego voltearse y encararlo.
—Quédate aquí. —habló seriamente. Adrien abrió sus ojos al verla tan decidida. —yo iré por ayuda, esperame.
Adrien sabía que ese "iré por ayuda" no era más que una excusa para transformarse, pero definitivamente no se quedaría ahí oculto sin intentar algo.
—No, tú te quedas aquí y yo voy por ayuda. —debatió tomándola de los hombros para ocultarla más en el callejón. —no tardaré.
—Pero... —no logró terminar lo que diría, puesto que el rubio ya se había marchado.— ¡tú tenías que estar a salvo, no yo! —bufó tomando su cabeza con desesperación.
—Bueno, será mejor poner a todos a salvo. —dijo Tikki saliendo de su escondite. —vamos. —Marinette asintió y se transformó rápidamente.
Ladybug se impulsó con su yoyo hacia donde estaba el akuma. No le fue difícil encontrarlo.
Se posó sobre un edificio, ideando un plan para detener al villano con más facilidad. Divisó a lo lejos a Chat Noir, una sonrisa apareció en sus labios por arte de magia, mas sacudió su cabeza para concentrarse en la misión y se acercó enrollando su yoyo en la cintura de su compañero evitando un golpe que iba directo a él.
—¿Te diviertes sin mi, gatito? —preguntó quedando frente a él. Este no hizo más que verla y acariciar su nariz con la propia disimuladamente.
—Te estaba esperando, my Lady. —musitó. —¿no deberías estar en clases a esta hora? —alzó una ceja y ella lo soltó.
—El deber llama. —le guiñó un ojo y se puso en posición de ataque contra el akuma frente a ellos. —veamos si me puedes seguir el paso.
—No me tientes. A este gato le gusta jugar. —respondió imitando su acción.
Luego de una agotadora pelea contra el akuma. Ambos héroes chocaron sus puños por otra victoria sumada a su favor. Se vieron detenidamente a los ojos, por alguna extraña razón recuerdos de la primera vez que se vieron como héroes llegaron sus mentes.
Si que había pasado tiempo, su relación había crecido bastante y no se dieron cuenta. La confianza entre ambos era única e imposible de romper.
—Si me sigues viendo así no podré contenerme de darte un beso. —dijo por lo bajo el felino. —y no queremos salir en la prensa toda la semana, ¿o si?
—Chat... —lo abrazó con fuerza. —gracias. Gracias por ser mi compañero. —se separó de él y limpió su mejilla con su mano. —eres el mejor compañero que pude tener.
—Vaya... eso es nuevo. Una manera muy sutil de mandarme a la friendzone, my Lady. —rió un poco junto a ella. —pero yo debería decirlo. Sin ti creo que no sabría que hacer la mayoría de las veces, otra razón más para decir que estamos hechos el uno para el otro—se encogió de hombros, sonriendo coquetamente.— en fin... ¿quiere que la lleve a casa... princesa? —susurró lo último para que sólo ella lo oyera, Marinette afirmó con un asentimiento, pero antes de dar un paso se detuvo.
—Espera, yo dejé a un amigo en...
—Descuida, él está bien. —la interrumpió al instante. —lo dejé en el instituto cuando venía para acá.
—¿Pero cómo sabes...? —Ladybug se cruzó de brazos. —¿acaso estabas espiando me? —Chat Noir aclaró su garganta poniéndose nervioso al instante.
—No. O sea... no es lo que estás pensando. —se explicó con las manos. —te vi con él y luego de que te fuiste lo alcancé poniéndolo en un lugar seguro. Si... eso pasó, no estaba espiandote. —desvió la mirada un momento y ella relajó su expresión.
—Está bien, sólo espero que él no tenga problemas. —Chat Noir se acercó tomándola de la cintura con firmeza y los alzó a ambos con su barra en dirección a la panadería de los Dupain.
—Por mi que lo parta un rayo. —respondió el felino despreocupado, ganándose una mirada acusatoria de parte de la azabache.
—¿Es que acaso te pusiste celoso? —preguntó divertida, viendo su expresión seria de perfil.
<<Claro que si... pero no lo diré porque sería raro estar celoso de mi mismo.>>
—Para nada. —respondió poco convincente. —sólo es raro que estuvieras por aquí a esta hora como civil.
—Eso tiene una explicación. —murmuró haciendo un pequeño puchero, el cual no pasó desapercibido para Adrien.
Cuando aterrizaron en el balcón bajaron rápidamente por la trampilla, se sentaron en la cama, pero él rápidamente se posicionó sobre Marinette haciendo que cayera de espaldas abrazandola.
—¿Chat? ¿qué pasa? —preguntó extrañada por su reacción. Él cerró con fuerza sus ojos, respirando en profundidad el aroma de su ropa, deseando quedarse así por una eternidad.
Chat Noir guardó silencio y eso le preocupaba a su contraria. Alzó una de sus manos y quitó los aretes de la heroína, permitiendo así que se destransformara al instante.
Marinette puso las manos en su pecho para alejarlo y poder verlo a los ojos, Chat tomó distancia lentamente sin despegar sus ojos de los de ella. Sus pupilas afiladas no le perdían detalle, quería guardar en lo más profundo de su memoria aquel rostro angelical que no dejaba de hacer que su corazón latiera despavorido.
—¿Estás bien? —preguntó desesperadamente preocupada, tomando su rostro con ambas manos aún presa debajo de su cuerpo.
Con rapidez Chat Noir quitó su anillo y cerró sus ojos con fuerza, aprisionando sus labios con la misma intensidad que su mente le gritaba en no dejarla ir.
<<¿Podrás amar todo de mi?>>
¿Ella podría amar todo de él? ¿ella podría enamorarse de su otro yo?
Creo que todos conocen la respuesta menos él.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro