Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 20

Chat Noir sonrió, y en completo silencio, con su corazón latiendo fuertemente contra su pecho, se acercó y besó la frente de Marinette, respirando su aroma profundamente.

—Está bien. —susurró.

Entraron a la habitación, Marinette quitó su abrigo y lo colgó en su armario sin decir media palabra. Chat pudo ver con mayor claridad el vestido que ella traía debajo, le parecía hermoso y no podía evitar sentir un sofocante calor en su pecho al ver como la tela se ceñía a su silueta, el como su color se mezclaba a la perfección con el tono de su piel, y como desprendía una ternura desbordando la sensualidad.

—Te ves hermosa. —agregó a sus espaldas. Marinette se estremeció al oírlo, girando lentamente para verlo a la cara.

—Gracias.

El héroe detuvo su mirar en el brazo de Marinette y luego en su cuello. Podía notar claramente como el maquillaje había desaparecido, dejando a la vista marcas y moretones. Tragó grueso, sintiendo nuevamente la pena inundarlo junto a la culpa, frunció el ceño, desviando así la mirada con enojo. Esa acción no pasó desapercibida para ella, quien al instante se abrazó a sí misma, intentando ocultar el dolor que le había provocado esa reacción por parte de Chat Noir.

—Quizás sea mejor que te vayas... —musitó viendo el suelo. —no debí pedirte que te quedaras.

Chat abrió sus ojos al oírla y volvió a verla, dando esta vez un paso adelante. Marinette alzó la cabeza prestando completa atención a como ponía su mano frente a ella y retiraba su anillo, destransformandolo al instante.

—¿Qué haces? —preguntó sin fuerza y él tomó su mano con delicadeza, depositando el prodigio.

—Por esta noche renuncio a ser el héroe de París. —respondió, y ante la mirada anonadada de ella, tomó su rostro con ambas manos. —cierra los ojos... —Marinette sin pensarlo mucho le hizo caso.

Adrien quitó las gafas oscuras de sus ojos, dejándolas caer el suelo, acarició sus mejillas con sus dedos y delineó con sus ojos cada facción de su rostro.

—Eres hermosa.

Marinette cerró sus ojos con más fuerza, conteniendo las lágrimas por las palabras de su compañero, sujetó sus brazos, aún sosteniendo el anillo del gato negro en una de sus manos y con la voz más rota del mundo se atrevió a preguntar.

—¿Por qué me dices eso?

—Porque es la verdad... y porque... —deslizó una de sus manos hacia su cuello lentamente, tocando con la yema de sus dedos la zona amoratada, evitando el más mínimo dolor que pudiera causarle. —porque como dije antes... ahora no quiero que seas la única que no piense esta noche. —su caricia la hizo temblar e incluso provocó que sus piernas flaquearan.

—Chat, yo... no podría... 

—Y yo no podría obligarte jamás. —volvió a acariciar su mejilla con tanta culpa, que estaba seguro si ella pudiera ver sus ojos en ese momento lo notaría al instante. —¿Cómo podría? Sé que es una locura, sé que estoy siendo un completo estúpido ahora. No es lo más adecuado y agradable que podría decirte. —la frustración consigo mismo volvió en un instante. —Ni siquiera sabes quién soy y no te culpo.

—Lo sé, pero... —a pesar de que no estaba del todo segura con esa propuesta, no quería que pensara que su identidad influía en sus sentimientos. —haces que todo sea más llevadero para mí y mentiría si dijera que no lo he pensado. —respondió con las mejillas ruborizadas. —pero yo...

Adrien la soltó, conteniendose lo más que podía. Ella al sentir el frío abrió sus ojos lentamente, encontrándo al rubio de espaldas, tomando distancia, así que con rapidez tomó su brazo y jaló de él haciendo que se volteara, volvió a cerrar sus ojos fuertemente y, tomando su rostro, atrajo sus labios a los suyos con desesperación.

Cada parte de sus cuerpos reaccionaron entre si, sus respiraciones se fundieron la una con la otra, las manos de Adrien no pudieron quedarse quietas, así que atrajo el pequeño cuerpo de Marinette desde su cintura con vehemencia a su cuerpo, avanzando a tropiezos hasta la pared a espaldas de ella.

—Marinette... —jadeó separándose un momento de su boca, observando como el pecho de la joven subía y bajaba con rapidez. Por un momento se sintió aturdido por aquel arrebato de su parte.

—Dijiste que no sé quien eres. —sus delgados dedos delinearon su quijada eternamente. —Te equivocas. Puedo no conocer tu nombre real o tu rostro por completo, pero... eso es lo más insignificante de ti. —tragó con dificultad, intentando controlar su respiración en cada palabra. —porque eres la persona más linda que he conocido, eres alguien valiente y audaz, carismático y sincero. Todo eso y mucho más eres tú, entonces tu nombre y tu rostro no definen para mí lo que siento por ti.

—Pero...

Shh... —siseó sobre sus labios. —dijiste que no pensara.

—Lo sé, pero esto no es cualquier cosa y lo que menos quiero es que te sientas presionada.

—Por una vez en mi vida quiero hacer lo "incorrecto" con la persona correcta. —sonrió y las lágrimas se derramaron por sus mejillas. —quiero olvidar por una noche lo que pasó, quiero poder no soñar con esas manos tocándome y con esos labios besándome. —Adrien limpió su mejilla con su pulgar, casi podía sentir que sus lágrimas le quemaban la piel. —Cambia ese recuerdo de mi cuerpo, por favor... Te lo pido.

Él deslizó su mano delicadamente por el rostro de Marinette, despejó su frente y besó su nariz, bajando hasta la comisura de sus labios.

—¿Y si te arrepientes? —murmuró sintiendo su respiración volverse más pesada. Ella sólo sonrió.

—Eres con quien quiero estar, Chat Noir. Jamás podría arrepentirme de eso.

—¿Y si te lastimo?

—Sé que no me dejarás sola en ningún momento.

—¿Y si no lo disfrutas?

Marinette simplemente se sintió protegida ante tantas interrogantes y preocupaciones de su compañero.

—Chat, te amo... —él abrió más sus ojos al oírla. —estoy enamorada de ti.

Eso era lo que más anhelaba él, poder ser amado tal cual era y como quería ser. Sus palabras fueron como la chispa que encendió la llama en su corazón.

Se atrevió besar sus labios nuevamente y con arduo deseo acarició su lengua con la propia. Marinette buscó el interruptor de la luz a ciegas y las apagó sin dejar que aquel beso entre ambos acabara. Sus respiraciones se mezclaron la una con la otra y las caricias entre ambos no faltaron. Adrien tomó su cintura y la arrastró hacia los pies de la escalera hacia la cama, subió las manos lentamente por su espalda, sin perder el contacto con sus labios. Marinette subió peldaño por peldaño junto a él, y cuando lograron llegar a la cama, ella se recostó de espaldas, quedando Adrien sobre ella, apoyando ambas manos alrededor de su cabeza para verla un momento.

Podía notar sus nervios a simple vista. Tomó su mentón y pasó sus dedos suavemente por sus fruncidos labios para que los relajara.

—Tranquila, princesa. —musitó. Marinette frunció el ceño intentando concentrarse en su voz. —soy yo, no te haré daño. Mírame. —pidió con una media sonrisa.

Marinette revivía cada toque de ese sujeto con cada caricia del héroe, aunque supiera que no era él... no podía evitar imaginarlo nuevamente.

—Mírame. —pidió nuevamente al notar la respiración agitada de su compañera.

Marinette abrió lentamente sus ojos, las lágrimas se desbordaban y la oscuridad de la habitación le impedía ver con claridad, pero podía vislumbrar la sonrisa de Chat Noir y sus brillantes ojos color esmeralda. Subió su mano y acarició su mejilla.

Adrien cerró sus ojos un momento tras ese contacto, se dejó querer por aquel gesto lleno de ternura y amor.

—Siempre estaré contigo. —susurró sintiendo la cálida respiración de ella contra la suya. —jamás te fallaré en las batallas y te cuidaré en tu forma civil si alguien quiere lastimarte.

Adrien se sentó sobre la cama e hizo que ella hiciera lo mismo sobre él, instintivamente Marinette rodeó su cintura con sus piernas para poder abrazarlo más cómoda, sintiendo como la calidez de su cuerpo la envolvía por completo.

—Puedes sentir como mi corazón late. Yo sólo estoy siguiéndolo y me lleva directo a ti.

—Gato tonto. —se soltó a llorar con fuerza, aferrándose a él desesperadamente.

Él besó su cuello suavemente hasta su hombro y volvió a subir respirando en profundidad su aroma. Marinette subió sus brazos y enterró sus dedos en la cabellera rubia del héroe, sintiendo sus suaves y cálidos labios sobre su piel.

Adrien acarició su espalda y buscó a la brevedad el cierre del vestido, bajandolo lentamente. Sus dedos se inmiscuyeron por su columna, percibiendo que no traía nada más que esa prenda.

Marinette tragó con dificultad al sentir sus intenciones y, a pesar de los nervios que sentía, dejó que prosiguiera con su cometido porque estaba bien, la hacía sentir bien y segura.

Volvió a besarla lentamente por su cuello hasta llegar a su mejilla, habló en su oído por lo bajo, expulsando el aire contenido.

—Eres perfecta. —ella se aferró con más fuerza a su torso.

—Tengo muchos defectos e imperfecciones. —respondió acariciando su cabello en el abrazo.

—Tus defectos e imperfecciones son perfectos para mi.

Esas palabras las guardaría en su corazón y nadie podría sacarlas de ahí jamás.

La alejó despacio, paciente, estudió detenidamente su cuerpo recostandola hacia atrás. Se posicionó sobre ella rozando su nariz, para luego bajar sus besos por la comisura de sus labios hacia las marcas en su piel.

—Borraré todo el dolor que sentiste, no habrá marca que mis labios no hayan tocado para que me recuerdes en su lugar.

A pesar de hablar con decisión, Adrien estaba tan o más nervioso que ella misma. No sabía exactamente lo que hacía y mucho menos tenía la experiencia de alguien... ella era su primer todo en todos los sentidos.

Marinette era su primer beso, su primer sentimiento, su primer enamoramiento... era la primera chica a la cual tomaba su mano y tenían una cita.

Ella era su primer amor y quería que fuera el único.

Se guardó tanto tiempo por el amor a Ladybug y ahora no se arrepentía. Porque podía estar con la verdadera sin la máscara, y la amaba, realmente lo hacía. No sabía cómo, ni exactamente en qué momento la tierna Marinette entró a su corazón como su preciada catarina, pero lo hizo, y no podía sentirse más dichoso.

—Sólo disfrutaré de ti y tu de mi, por ahora basta con dormir a tu lado y protegerte en las pesadillas que tengas por la noche. —subió hacia sus labios y dejó un casto beso ahí.

Adrien sabía que no era el momento adecuado para algo más y ella también lo sabía, podían entenderlo. Aunque ambos quisieran, hay cosas que marcan más que el acto del sexo de por sí.

No desnudaron sus cuerpos, pero si sus corazones.

—Puedes acariciarme y yo a ti, porque te amo y no te dejaré escapar. Soy tuya desde el alma y eso es más fuerte que cualquier contacto físico entre los dos. Y te prometo que siempre seguiré los latidos de mi corazón, porque sé que me guiarán a ti.

—Mi corazón siempre estará contigo, Marinette. No importa la distancia, ni la adversidad, ni la misma muerte.

Se fundieron en un beso, con todos sus sentimientos a flor de piel. Sensaciones inexplicables recorrieron cada parte de sus cuerpos y el mundo desapareció a su alrededor por esa confesión.

Los minutos pasaron, se recostaron en la cama. Adrien la contuvo en sus brazos hasta que sintió que se había dormido profundamente, comenzó a acariciar su mejilla con una de sus manos y luego su cabello. En lo único que podía pensar es en lo feliz que se sentía estando junto a ella. Su padre no importaba en lo más mínimo en ese momento y mucho menos le importaba lo que le diría por no volver esa noche a la mansión.

Él era dueño de su vida y nada podría cambiarlo.

—Estaremos bien, lo prometo. Solucionaré todo y te diré quién soy, para que un día pueda tomarte de la mano sin usar un disfraz de por medio. —murmuró mientras depositaba un beso sobre su frente. —sólo espero que también puedas aceptar mi yo debajo de la máscara, el que es tu amigo en el instituto.

—Chat... —habló por lo bajo y este abrió sus ojos sorprendido de que lo haya oído. —estás calentito. —se abrazó más a él y sonrió en sueños. —algodón de azúcar... —Adrien no pudo hacer más que reír por lo bajo.

—Algodón de azúcar. —repitió arrimandola más a su cuerpo.

No es necesario tener sexo para unirte a una persona, no es necesario decirse te amo hasta el cansancio para saber que es así y no es necesario dejarlo todo por alguien. Sólo basta con mirarse a los ojos en silencio, sin osar decir nada más para saber la verdad.

Si sientes el corazón de alguien, si te concentras en su respiración, si miras cada facción de su rostro y si su sonrisa te hace sonreír, ya lo amas. Lamentablemente, únicamente y extraordinariamente, ya lo amas.

—Algodón de azúcar.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro