Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 9

» Maya «

Me despido de mi jefa y salgo de la cafetería, finalizando mi turno de hoy. Suelto mi pelo, me lo despeino y subo a mi auto, echándome a andar por las calles húmedas de Portland, taciturna y sin deseos de regresar a mi piso por miedo a encontrármelo ahí todavía.

Lo que pasó anoche abrió mis ojos; no podía continuar así. No podía seguir dejando que me use, que utilice mi cuerpo para lamerse las heridas. Jaden borracho, clamando por sexo a esas horas había sido una cosa, pero que me pidiera que lo hiciéramos para siempre... que mantuviéramos esa relación permanentemente rompió un poco más mi corazón.

Años atrás veía a mi madre llorar mientras sostenía las camisas manchadas de labial de mi padre en sus manos, reprendiéndose a sí misma por dejarse utilizar, por permitir que él buscara placer con ella cuando las otras no estaban disponibles. En ese entonces no entendía lo que quería decir, pero ahora que estoy viviéndolo en carne y hueso la podía comprender, a pesar de que me había abandonado con un ser tan egoísta.

Eso no era amor, y de continuar con esto jamás lo encontraría.

Jaden y yo seguiríamos sí, pero ¿a qué precio? Porque yo no soportaría que él me buscara después de que las opciones en la calle se le agotaran, estaría traicionándome a mí misma y a mi decisión cuando decidí huir de casa. Era hora de terminar con esta estúpida situación en la que yo misma me metí ¿de verdad pensé que Jaden me amaría si me abría de piernas y lo follaba hasta al cansancio? ¿de verdad creí que, con tenerlo en mi cama, dentro de él despertarían esa clase de sentimientos que pensé dormitaban en su interior?

Me río de mí misma cuando estaciono cerca de un parque.

Soy tan ilusa, por Dios ¿en qué estaba pensando? ¿por qué siquiera decidí arriesgar nuestra amistad de esta forma? Impulso, fue eso, cuando me contó lo que Kendra hizo la luz atravesó las nubes y decidí alcanzarla, sin saber que eso era imposible. La luz era intocable y yo caí cuando quise volar tan alto.

Mi teléfono vibra cuando siento mis ojos arder por lagrimas que no estoy dispuesta a derramar y cuando veo su mensaje, mis restricciones empiezan a tambalear.

Jaden:

¿Vienes a mi casa? Tenemos que hablar.

Lleno de aire mis pulmones y me armo de valor, ha llegado la hora de poner mis cartas sobre la mesa.

Maya:

Llego en unos minutos.

Jaden:

Ok

(Hora de última vez: 3:35 p.m.)

Arranco de nuevo y serpenteo en dirección al apartamento de Jaden, inhalando y exhalando mientras siento mis manos humedecerse, mi frecuencia cardiaca aumentar y una sensación de ahogo formándose en mi pecho. Apago el motor, cierro mi auto, atravieso el lobby y subo al ascensor, zapateando impaciente, terriblemente nerviosa. Cuando las puertas de acero se deslizan; me acerco con cautela al apartamento 39. Tomo otra profunda respiración y entonces toco.

Una sonrisa llena de arrogancia y crueldad me recibe y mi quedo perpleja observándola con un nudo tan apretado en la garganta que fácilmente podría morir asfixiada. Kendra se echa el pelo desordenado hacia atrás, adoptando una pose seductora que me provoca nauseas, pero cuando reparo en su aspecto, en la camisa nike de Jaden y las piernas desnudas, la bilis en mi estomago empieza a hervir.

― ¿Necesitas algo? ―pregunta, sintiéndose superior a mí; que a duras penas retengo el llanto atascado, pero es que estoy tan compungida que las palabras me han abandonado por completo.

― ¿Jaden? ―susurro, mi voz sonando bajita y aguda por el dolor que estremece mi pecho. Mi corazón late tan rápido que estoy segura de que ella puede escucharlo.

―Salió a la tienda, no debe de tardar ya que fue por más condones ―Pone una mano en mi hombro y ríe, como si yo fuese su amiga y me estuviese contando un chisme―. Aunque tu debes saberlo socia, es insaciable.

Giro en mis talones y me alejo escuchando su enorme carcajada. Entro en el ascensor y me desplomo en un despojo de sollozos y lágrimas cuando la realidad se asienta en mi capacidad de razonar.

Oh Jaden, que manera de romperme el corazón.








―Maya, tienes que tranquilizarte ―susurra Kelsey abrazándome, brindando estas consolables caricias en mi pelo que solo provocan que quiera llorar más―. Estoy segura de que debe haber una explicación, Jaden jamás haría algo para lastimarte.

―Pero es que... ―sollozo en su hombro, deshaciéndome en lágrimas y este maldito dolor que me aprieta el pecho―. Ella estaba ahí... con su ropa... y él... me había pedido que fuera a su piso para hablar... lo hizo él, Kelsey.

―Sigo pensando que no sería capaz de algo así, además esa tipa es una perra, a ella si la creo capaz de cualquier cosa.

Me estremezco de dolor y continúo llorando entre sus brazos encima de nuestro sofá color verde musgo. El olor del té que mi amiga preparó para mí llena mis fosas nasales, pero no puedo siquiera intentar probarlo. Mi corazón duele incluso físicamente y quiero que pare, quiero que el dolor se detenga.

Solamente puedo imaginarlos juntos, sobre una cama, a Jaden gimiendo su nombre mientras la hace sentir esas maravillosas sensaciones que me provocó a mí, a ella fascinada, dispuesta a hacer cualquier cosa con tal de tenerlo... de tener algo que siempre fue suyo y no mío.

Aparto los brazos de Kelsey y limpio mi rostro compulsivamente. Estoy harta de que me lastimen, de que solo sea un cuerpo y no una persona, de que no sea merecedora de recibir amor. A la mierda esta Maya, la que se deja humillar, a la que usan, a la que pisotean como si no valiera nada.

A la mierda Jaden y este puto sentimiento.

―Necesito salir de aquí ―digo sorbiendo por mi nariz, secando las lágrimas rebeldes que siguen saliendo―. Llévame a alguna parte y hazme olvidar, Kelsey.

―No es buena idea en tu estado...

― ¡Me vale mierda! ―chillo cubriendo mi rostro―. ¡Estoy harta! Me fui de casa queriendo ser libre, pero aquí estoy, siendo esclava de un tipo que no ve más allá de mis tetas, que no se percata de que tengo un puto corazón aquí ―Señalo mi pecho―, y que me duelen sus acciones, me duele que trate de lastimarme como lo ha hecho. No lo merezco, Kelsey. No lo hago.

Kelsey se muerde el labio y veo la determinación brillar en sus ojos.

―Tienes razón, pongámonos guapas y salgamos de aquí.







No puedo parar de reír, de mover mi cuerpo al ritmo de la estridente música que me rodea y pegarme más al cuerpo caliente que sujeta mis caderas y cintura. El alcohol hace horas que me sabe a agua y la mota que fumé me ha metido en este estado temporal de relajación y felicidad que me tiene flotando en una nube.

Kelsey me puso uno de sus vestidos, extremadamente corto, y le pidió a su novio que nos trajera a este club, donde nos reunimos con un grupo de chicos que conocen a Kyle.

Entonces, de esa forma, fue que terminé aquí, bailando con un tipo que no deja de morder el lóbulo de mi oreja y restregar su polla erecta en mi culo, excitándome, con una mano en mi vientre que asciende y desciende cada vez más cerca de mi coño necesitado de atención.

Si Jaden está follando con la perra de Kendra ¿por qué yo no puedo hacer lo mismo?

Él muerde y yo arqueo mi espalda, gimiendo mientras llevo mi mano a su nuca para acercarlo más a mí cuando susurra en mi oído:

―Maya...

La neblina de felicidad inducida se disipa al instante cuando reconozco esa voz. Entonces estoy girando, topándome con esos ojos que me persiguen hasta en sueños, su expresión desolada y el dolor que viene con su sola presencia.

Trata de acercarse, pero yo retrocedo, consciente de que si le dejo tocarme caeré como la estúpida chica que lo ama con desesperación.

― ¿Qué haces... aquí?

Se rasca la nuca, luciendo una timidez que nunca antes vislumbré en él.

―Estuve buscándote, pero no te encontraba, le pregunté a Kelsey y pues... aquí estoy.

Muerdo mi labio con fuerza para alejar los efectos del alcohol de mi mente.

Necesito irme de aquí.

Doy vuelta sobre mis tacones y huyo, pero no llego muy lejos cuando sus manos sostienen mi cintura y me voltean. Lo siguiente que pasa hace a mi estomago dar un vuelco, pues el mundo se ha puesto al revés.

― ¿Qué haces? ¡Bájame ahora mismo, Jaden! ―barboteé, aunque en realidad sonó como a «Badame ahooora mimo»

―No hasta que hablemos y no será en este maldito antro.

Al escuchar sus palabras el nudo se apretó, provocándome un dolor indescriptible en el pecho al recordar cuando dijo eso en su mensaje y la manera en la que me hizo saber que yo no le importaba.

― ¡No tenemos nada de qué hablar, idiota! ―A como puedo levanto la cabeza, viendo cómo la gente ríe y nos señala, sobre todo Kelsey, que parece que va a sufrir un ataque ¡Maldita traidora!

Pataleo con más fuerza

― ¡Bájame!

―Joder deja de moverte ―Un estallido ardiente en mi culo me hace chillar ¡El malparido acaba de darme un azote!

―Ay ―chillo―. ¡¿Que putas crees que haces?!

Me saca del antro y el frío que dio de lleno en mis piernas desnudas me hizo estremecer. Jaden se detiene, me pone de pie y me sostiene cuando ve que me tambaleo sobre los preciosos tacones que llevo puestos.

―Mierda Maya, estás muy borracha ―dice aferrando mi brazo.

Lo aparto de un manotazo y lo miro, sus ojos caramelo, sus labios carnosos y ese pelo oscuro que probablemente Kendra aferró y tiró mientras él la follaba. El dolor que me provocó imaginar esa escena fue como un mazo en mi pecho y las lágrimas esta vez son incontenibles.

― ¿Qué es lo que quieres? ―sollozo retirándolas inmediatamente cuando salen. Él arquea las cejas―. Creo que ya las cosas entre nosotros están bien claras.

―Nada de lo que te imaginas sucedió, déjame explicarte ―Da un paso en mi dirección y yo me alejo uno―. Maya, por favor.

―No tienes nada que explicarme, no es como si hubiese sido la novia a la que le pusiste el cuerno ¿no? ―Hago una pausa, conteniendo otro sollozo―. Quedamos en que diríamos si nos interesaba alguien más y eso hiciste, mensaje recibido.

―Mierda, Maya. No es así ―Me rodea con sus brazos y yo me tenso cuando seca las lágrimas de mis ojos―. Nunca he soportado verte llorar ―Suspira―. Vámonos ¿sí? tengo mucho que decirte.

―No quiero escucharte.

―Joder, no me acosté con Kendra ¿okey? ―asegura, mirando en lo profundo de mis ojos, traspasando la sinceridad que reflejan los suyos―. Ella se metió en mi apartamento con la llave que guardo bajo el tapete y me esperó ahí, desnuda, me enfurecí y discutimos, traté de sacarla de mi casa, pero al ver que era imposible entonces me fui yo. No me di cuenta de lo que había hecho hasta que vi los mensajes que te había enviado, había olvidado mi teléfono.

Sorbo por mi nariz.

― ¿Lo dices en serio? ―susurro.

Su gesto se relaja y deja escapar el aire. Entonces me abraza, besa mi cabeza y yo le correspondo aceptando que le creo, amándolo más de lo que ya lo hago.

Kelsey tenía razón, Jaden jamás haría algo para lastimarme y esta no es la excepción.

―Vamos a casa, todavía tenemos que hablar ―Frota mis brazos desnudos―. Estás helada ¿Por qué te pusiste este maldito vestido? ―Se quita su chaqueta y me cubre con ella―. Lista.

Toma mi mano y entrelaza nuestros dedos, gesto que nunca usó conmigo antes, calentando mi corazón. Me lleva hasta la acera y detiene un taxi, dándole la dirección de su edificio una vez estamos dentro. Mientras nos acercamos, rodea mis hombros y besa mi cabello, inhalando de mi aroma. Es tan reconfortante que dejo caer mi cabeza en su hombro, temiendo que sea un sueño y que pronto despertaré sola en mi cama.

Subimos al ascensor en silencio, pero en lugar de marcar el número de su piso presiona el de la azotea. Arqueo las cejas y miro su perfil, pero él me ignora. Avanzamos en silencio hasta que el ascensor nos deja frente a unas escaleras que llevan a la azotea. Vuelve a tomar mi mano, pero la suelto, me quito los tacones y entrelazo nuestros dedos otra vez, ganándome una cálida sonrisa.

El metal es frío en las plantas de mis pies con cada escalón que subo, sin embargo, es agradable y me ayuda a despabilar del todo. Cuando por fin estamos en la azotea; la brisa nocturna enfría mis mejillas, pero no es eso lo que me sorprende, sino la sorpresa que Jaden tiene preparada para mí.

Una manta de cuadros está tendida en el suelo, rodeada de diminutas velas dentro de pequeños vasos de vidrio para evitar que el viento las apague. Hay flores, también una cesta con fresas y chocolate fundido en un recipiente junto a una botella de champaña.

Me llevo una mano a la boca y desvío la mirada hasta sus ojos, que brillan aún en la oscuridad de una inusual noche estrellada de Portland.

―Ven.

Rodea mi cintura y me acerca hasta el precioso picnic nocturno que preparó para mí y me ayuda a sentarme, luego lo hace él frente a mí, tomando la champaña, sirviendo dos copas y entregándome una a mí.

Abro los labios para articular algo, sin embargo, no soy capaz de decir nada, así que me limito a beber y ¡Dios mío! sabe a gloria, nunca la había probado.

―Hace unas semanas, cuando sugeriste que iniciáramos esta extraña relación, pensé que podría hacerlo, digo... durante mucho tiempo pensé que era un mal amigo y que te estaba traicionando. No creo que estuviera bien soñar a mi mejor amiga desnuda y en mi cama ¿no? ―Dejo de respirar, atónita por sus palabras―. Sobre todo, cuando esa chica maldijo a los hombres mientras lloraba sobre mi hombro después de que un bastardo le arrebatara la inocencia.

―Jaden...

―Entonces ella de repente dice que me quiere en su cama, que quiere mi cuerpo más no mi corazón, y al comprender que la tendría, aunque solo de esa forma, creí que superaría esta extraña obsesión que tenía, que podríamos continuar nuestra amistad y yo ya no pensaría en meterle mi polla con todo y pelotas cada vez que la viera ―Hace una mueca―. Perdón, tengo que dejar de maldecir tanto... ―Sacude la cabeza―. Lo que sea, lo que de verdad quiero decir es que... no me di cuenta de que llevo diez años enamorado de ti sin saberlo, y que gracias a eso... te lastimé.

Mis labios temblaron porque era inverosímil que mis sueños estuviesen cumpliendo en este preciso instante.

¡Me ama!

―Rompí nuestro trato desde un principio Maya, jamás me quité los sentimientos junto con la ropa... ―Sonríe cuando ve que una lágrima cálida y bienvenida recorre mi mejilla―. Te amo, siempre lo he hecho, pecas.

―Yo también te amo...

Me lanzo a sus brazos y estampo mis labios con los suyos en este beso renovado de esperanza. Él me corresponde, con deseo, con ardiente necesidad recostándome en la cálida manta bajo nosotros. Nos reímos cuando nuestras bocas se separan y nos vemos a los ojos, esta vez sin tener que contener lo que sentimos y sin miedo al rechazo. Estos somos nosotros como siempre debió ser y no puedo esperar a que el resto de nuestra vida juntos inicie.

― ¿Quieres ser mi novia, Maya? ―dice besando mis nudillos―. Juro que te cuidaré, que te amaré y te haré feliz por siempre

―Sí, sí quiero ser tu novia, Jaden. Te amo ―Lo rodeo con mis piernas y lo empujo, moviendo las caderas bajo él.

―Mmm, malvada ¿será que quieres celebrar nuestro noviazgo novia? ―Besa mis labios mientras menea sus caderas y yo suspiro.

Me encojo de un hombro, irradiando felicidad por todos los poros.

―Solo quiero hacer uso de tus deberes como novio.

―Puedes hacer uso de mis deberes como novio siempre que quieras.

―Entonces ¿qué estás esperando, novio?

El se ríe y de inmediato sus labios se unen a los míos apasionadamente.

Ah ―gimo cuando mi vestido vuela lejos al igual que toda su ropa y siento el frío del sereno y el cálido chocolate fundido siendo esparcido en mis pechos, mi vientre y por último mi coño, y él lo chupa tan bien que confundo las estrellas del cielo con las que brillan en mi cabeza nublada de placer―. Dios sí.

Su lengua aterciopelada desciende entre la unión de mis nalgas cuando sus manos hacen que mis caderas se eleven, dándole acceso total a esa parte tan íntima.

―Joder Maya, tu sabor... ―ronronea chupando, provocando esos eróticos sonidos húmedos de succión que transcienden hasta el último de mis poros, pero entonces, siento su lengua en mi pequeño culo y como lo dilata en compañía de sus dedos follando mi coño―. Lo quiero ahora.

―Es tuyo ―gimo contorneándome.

―Oh sí, mío ―Mete su dedo y lame todo mi estómago, besando cada uno de los lunares que dividen mi vientre―. Así como tú, toda mía.

Empieza a penetrarme lentamente, extendiendo las paredes de mi culo y pellizcándolo, a la vez que estimula mis pezones con su lengua y sus dientes. Joder, este chico que amo tanto toca mi cuerpo como si fuese una escultura tallada en alabastro y yo deseo que me moldeé como el mayor de sus tesoros.

Soy su tesoro.

―Mírame a los ojos, no apartes la mirada ―susurra cuando su polla cubierta en látex se ubica justo en la entrada de mi culo, penetrando un poco. Me tenso―. Sujétate a mí.

Lo hago, sintiendo como su polla entra otro poco más. Siento una extraña presión que raya un poco el ardor, pero cuando me besa y rueda mi clítoris con sus húmedos dedos gimo en su boca y me relajo, permitiéndole deslizar su polla dentro de mi cuerpo hasta que sus bolas descansan en mi culo.

Jadeamos sin separar la mirada, increíblemente ruborizados y tan excitados que gemimos al mismo tiempo.

―Jaden muévete, se siente tan bien ―Lo veo hacer una mueca de agonía, su cara está roja―. ¿Jaden?

―Es tan apretado, joder. Se siente como un puño de terciopelo, si me muevo me correré ―gruñe entre dientes. Me remuevo―. Mierda, Maya ¡ah!

Entonces se corre, rugiendo mientras su polla dispara su liberación caliente en mi culo. Sus dedos se curvan y acarician mi punto G, provocándome un orgasmo repentino que me hace gritar mientras le clavo las uñas en la espalda.

―Más, Jaden por favor, más ―gimoteo desesperada. Él maldice, saca su polla de mi culo, se quita el condón, recoge mis fluidos con la mano y la lubrica, metiéndose esta vez en mi coño de una sola estocada que hace que hasta los dedos de mis pies se estremezcan.

―Lo haremos otro día, ahora solo quiero follarte.

Y lo hace.

Duro.

Rápido.

Con pasión.

Ardor.

Dándome fresas con chocolate de su boca a la mía, follándome tan deliciosamente que alcanzo a tocar las constelaciones con mis dedos. Nuestros cuerpos rompen a sudar escandalosamente, besándonos y gimiendo entre nuestros besos ardientes de lujuria y pasión, y es allí cuando me doy cuenta de que la felicidad es verdadera, que por fin soy merecedora de recibir amor.

FIN

¡Gracias por acompañarme en este corto, pero caliente viaje! Me ha encantado escribir esta historia por lo refrescante que es, espero que a ustedes también les guste mucho ✨💛

De paso aprovecho para hacer spam a mis demás obras 😊 pásense a mi perfil @AmyRose664 y sigan disfrutando de mi escritura.

¡Nos leemos!

Jaden y Maya

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro