CORPSE BRIDE, blas polidori
✶ CORPSE BRIDE
―Por favor Isa, te juro que te dejo en paz después de esto. Tengo que aprobar este proyecto sí o sí, y vos sos la mejor en teatro, además sos mi amiga dale loco no seas forra.
Isabela y Carlos se habían conocido hace dos años en las dichas clases de teatro, él era menor a ella por un año, pero de todas formas hacían teatro juntos y rápidamente se volvieron cercanos.
La chica caminaba sin mirar a su amigo, mientras éste iba tras ella casi desesperado. ―¿Qué gano yo?
―¿Experiencia?
Isabela soltó una risita mientras volteaba a verlo para hacerle montoncito. Carlos soltó un suspiro de frustración, Isabela sabía que terminaría ayudándolo, pero también sabía que Carlitos se daba por vencido muy rápido.
―Está bien, pesado, voy a ser la protagonista de tu corto, pero te va a costar eh.
Vio como la emoción de Carlos desapareció de su rostro ante aquello último que dijo, el chico rápidamente estaba buscando algo entre sus bolsillos y de éste sacó su billetera.
―¿Cuánto? No tengo mucho puedo ofrecerte un caramelo aplastado, la sube sin saldo o veinte pesos.
―Que miseria hermano. ―Isabela negó con la cabeza, como si ella no estuviera igual ―. Pero no, no quiero plata.
―¿Entonces?
―Vas a hacer mi trabajo final de matemáticas, no cazo una y mamá dijo que si no aprobaba no podía ir más a teatro. ―Carlos asintió mientras Isa rodaba los ojos ―. No sé qué piensa, que voy a estudiar un doctorado o algo, le rompo las bolas con el teatro desde que tengo siete años y para eso no necesito saber sumar letras.
Una vez que finalmente Isabela había aceptado, Carlos se dejó de joder el resto del camino a casa de la chica aunque de vez en cuando soltaba comentarios al aire. Ya era costumbre que el chico acompañe a Isa hasta su casa después de las clases de teatro.
―¿Y de qué va a ser el corto?
―"El Cadáver de La Novia" ―dijo Carlitos dramáticamente moviendo sus manos como si presentara un título en la cara de Isa.
―¡Me encanta! Era mi peli favorita de chiquita. ―Isa sonrió emocionada, ahora sí que tenía ganas de comenzar el trabajo de Carlos ―¿Quién va a ser mi Víctor? ¿Voy a ser Victoria o no?
―Todavía estoy tratando de convencer a mi amigo, es así medio insoportable como vos. ―Isabela le dio un golpe en el hombre, Carlos abrió la boca ofendido ―. Y no, no vas a ser Victoria, te elegí para Emily.
Una vez que llegaron a la casa de Isabela se despidieron y quedaron en estar en contacto sobre todo el tema. Dos días después Carlos le envió un mensaje para decirle que ya estaban listos para comenzar a filmar.
Por suerte la mamá de Isabela esa mañana estaba de buen humor y la llevó a su destino que quedaba a media hora de distancia en auto. Pagar un remis le habría secado los bolsillos aún más.
―¡Cecia! ―Carlos saludó primero a la mamá de Isabela, casi metiéndose al auto para darle un beso, la señora rio y correspondió al efusivo saludo del muchacho ―. ¿Cómo andas? hace un montón no te veía, extraño tu pastel de papa.
―Carlitos querido, yo estoy muy bien gracias. Sabes que sos más que recibido en casa cuando quieras, ni siquiera tiene que estar Isa para que vos pases.
Isabela rodó los ojos cuando su mamá y amigo se pusieron a profundizar en su charla sobre las vecinas frente a su casa, eran como dos viejas chusmas que no se veían hace tiempo y tenían que soltar todo el chisme que tenían.
Agarró su mochila, bajo del auto y detrás de Carlos a unos metros se encontraba un grupito de gente que probablemente estaba esperando por él. Algo de vergüenza le dio bajarse del auto, considerando que estaba usando un vestido blanco que estaba algo sucio y roto.
Pero su mirada se posó particularmente en aquel chico de traje que estaba siendo maquillado, y lo que le llamó la atención fue que estaba medio agachado con sus manos en sus rodillas y con los ojos cerrados mientras le pasaban las brochas por la cara.
Era muy alto.
―Ese es Blas.
Carlos la interrumpió apareciendo a su lado de golpe, ganándose un susto de parte de Isabela.
―¿Y mi mamá?
―Se fue.
―Que atrevida, ni me saludó.
―No te hagas drama, dijo que a la tarde pasaba a dejarnos unas galletitas. ―Carlos le restó importancia ―. Bueno, pasaba y se quedaba un rato, no pudimos terminar de hablar sobre si don José sabe que doña María lo caga y se hace el boludo o no.
―¿Y esos quiénes son?
―Tus vecinos nena. ―Carlos rodó los ojos ―. Vamos así te presento a todos.
Isa se colgó la mochila al hombro y recogió con su mano libre el largo del vestido para caminar mejor.
―Chicos, ella es Isa, va a ser nuestra Emily.
Mientras cada uno volvía a su tarea, de a poco se empezaron a acercar a la chica para presentarse. Estaba Macarena que era la maquilladora, pero ella era hermana de Carlos y ya la conocía, Pablo era un amigo de Carlos de toda la vida y estaba ahí de metido, Juliana quien iba a ser la encargada de interpretar a Victoria, y por último...
―Un gusto, soy Blas. ―Aquel chico tan alto y de cabellera rulosa le dio un beso en el cachete.
―Isabela ―respondió la chica con una sonrisa ―Vos vas a ser Víctor ¿cierto?
―Sí, Carlitos me arrastró hasta acá en esto. ―Blas mostró indignado su traje que estaba sucio y roto en partes ―. Una vergüenza, adivina cuantas veces pensaron que era un vagabundo mientras veníamos en el subte.
Isabela soltó una risita. Más tarde Blas descubriría que la risa de la chica se convertiría en la única banda sonora que quería en su vida.
―Te tuve que arrastrar porque no querías grabar conmigo, ahora que sos una estrella. ―Isa frunció el ceño ante aquello que dijo Carlos ―. Vos no sabes Isa, pero Blas acaba de volver de España porque andaba grabando una película. Sabes cómo voy a lucrar con este corto cuando seas famosito
La chica abrió la boca sorprendida y lo miró a Blas casi pidiéndole que le cuente más al respecto.
―Pero cállate vos. ―El más alto le dio un empujón a su amigo ―. Por contrato no puedo hablar de eso.
―Daaa.
Isabela y Carlos le hicieron montoncito al mismo tiempo.
Blas se río, eran como la misma persona.
Estuvieron grabando durante dos semanas y media todos los días, o casi todos los días porque algún que otro inconveniente tuvieron con tema de tiempos y más. Pero ya estaba casi todo listo.
En el corto que Carlos estaba haciendo sobre la película favorita durante la infancia de Isabela, era más terrorífico de lo que esperaban. Había decidido darle un giro donde Emily asesinara a Victoria para poder casarse con Víctor y estar por siempre juntos en el mundo de los muertos.
Isabela no iba a mentir, le encantaba la idea de Carlos y al final la experiencia fue su verdadera recompensa porque había explorado límites de su actuación que creyó jamás poder alcanzar.
Bueno, la recompensa de Isa había sido más que solo la experiencia actoral. El haber conocido a Blas fue como un regalo caído del cielo e Isabela se sentía una estúpida porque aquel chico le gustó tan rápido.
Blas Polidori era un dulce que estaba atento a cada detalle que Isabela soltaba, eran incontables las veces que le había regalado flores arrancadas de plantas de la locación donde grababan, y ni hablar de cuando le cantó una de sus canciones favoritas con guitarra. Podían pasar horas ya sea hablando o en silencio, pero juntos, y el ambiente siempre sería cómodo.
Y hasta hace dos semanas eran completamente extraños en la vida del otro a pesar de estar vinculados por un amigo en común.
―Eu te comenté que mañana es la escena del beso con Blas ¿o no? ―soltó Carlos mientras cenaban un pancho con Isabela.
Cualquiera que los viera pensaría que eran dos locos salidos del circo, en especial Isabela. Habían terminado de grabar muy tarde esa noche y el estómago les rugía, no pudieron aguantar y se compraron un pancho para comer sentados en un banquito de una plaza.
Pancho con el cual Isa casi se ahoga al escuchar a su amigo decir aquello.
―¡No! ¿Qué beso, Carlos? ―Se golpeó el pecho mientras hablaba histérica, luego comenzó a toser hasta tomar de su Coca Cola ―. Estás loco, yo no voy a besar a nadie.
―Ay es un besito Isa, sé que mi amigo te parece todo menos feo. ―Carlos movió sus cejas de arriba abajo, Isabela negó ―. No te pido que te lo chapes, un piquito si querés.
―No, no, Carlos la concha de tu hermana. Me podrías haber dicho antes, tengo que prepararme mentalmente.
―¿Por qué tanto drama Isabela? Blas es un chico que no vas a volver a ver... a menos que...
―¿Qué?
Isabela se preocupó, ese silencio de Carlos le dijo todo. Acababa de descubrirla.
―A menos que Blas te guste ―dijo el chico mirándola fijamente, buscando algún gesto en el rostro de Isa que confirmara lo que creía.
―Sí. ―Prefirió confesarlo.
De todas formas iba a contarle aquello a Carlos en algún momento cuando terminaran de grabar el corto, jamás le contaría que gustaba de la persona con la que convivían diariamente porque su amigo era todo menos discreto.
El grito de emoción que soltó Carlos hizo que todavía más miradas se posaran en ellos, Isabela apretó los labios y miró hacia otro lado fingiendo demencia.
―¿Por qué no me dijiste antes, boba? Te hago gancho tranqui.
―Ni se te ocurra, Carlos Villafañe ―dijo muy seria Isabela señalándolo con un dedo ―. No te dije nada justamente por esto, mira como acabas de reaccionar amigo.
―¿Tu mamá sabe esto? Necesito que me invite a merendar, hay mucho de qué hablar.
Carlos se puso de pie y tomó sus cosas, Isabela confundida lo imitó para luego seguirlo.
―¿A dónde vamos?
―A tu casa, capaz tu mamá todavía esta despierta.
―¡Ni se te ocurra, Carlos! ―Isabela detuvo su caminar, sin embargo, Carlos seguía mientras hablaba solo ―. ¡Te aviso que no voy a besar a nadie mañana!
Al siguiente día Isabela no daba más de los nervios, estuvo desde la mañana temprano con las uñas entre los dientes y ni siquiera cuando llegó a la ubicación donde grababan se detuvo. Había evitado a Blas a toda costa, por alguna razón ahora le daba mucha vergüenza siquiera verlo a la cara.
De por sí le daba cosita besarlo, pero besarlo enfrente de más gente, dios, iba a morirse.
―Isa ¿todo bien?
La voz gruesa del chico que se robaba los latidos de su corazón llegó a sus oídos y ella volteó enseguida.
―Blas, sí, todo bien ¿Por qué?
Nada está bien, me gustas y me estoy muriendo de vergüenza porque lo sepas.
―Es que te vi medio ida hoy, me preocupe. ―Isabela iba a responder, cuando el chico la cortó con un suspiro dramático. ―. ¿Es por lo del beso? Le dije a Carlos que no era necesario, voy a hablar con él...
―No, Blas.
Isabela lo agarró de la muñeca cuando el chico hizo el amague a irse.
Blas miró el agarre de ella en su pálida piel, como las contadas veces que sus cuerpos habían entrado en contacto, Polidori sintió aquel cosquilleo y calor correr por toda su anatomía en un segundo.
Si así reaccionaba a un simple toque, no quería averiguar cómo iba a reaccionar cuando tuviera que besar a Isa. Ella no era la única estresada por la situación.
―¿A vos te jode la escena del beso? ―preguntó Isabela, de repente tímida ante él por primera vez.
―¿A vos? No voy a hacer nada que vos no quieras.
Una pequeña sonrisa apareció en el rostro de la chica y miró hacia un lado para tratar de ocultarla, Blas también sonrió.
―Para nada, somos profesionales ¿o no?
―Obvioo ―dijo el chico alargando la última vocal ―. Actores de primera somos, podemos hacer hasta más que un beso.
Ambos se quedaron en silencio y se miraron, un segundo después soltaron una carcajada nerviosa.
―Che, manga de vagos, a ver si dejan de jijearse tanto y vienen a laburar. ―Carlos les interrumpió el momento ―. Acá se labura hermano.
―Encima que lo ayudamos sin pago.
―Yo digo que nos vayamos y que se encuentre otros actores.
Blas e Isabela hablaban mientras caminaban detrás de su amigo, quien los escuchaba cansado de la dupla que hacían para descansarlo diariamente. Los otros dos soltaron una risita cómplice porque sabían lo rápido que era molestar a Carlos.
―Bueno chistosos, pónganse allá donde les dice Maca y ahora grabamos el beso. ―Los rostros serios de Blas e Isabela fueron un poema ―. Ah, como se quedaron callados eh.
Se pararon en sus marcas correspondientes, por suerte era una escena sin líneas porque ambos tenían la boca seca de repente.
Cuando Carlos les indicó que ya estaban grabando, comenzaron.
Los profundos ojos verdes de Isa estaban mirando fijamente a los de Blas, que de paso tenía que levantar la cabeza para poder mirarlo estando tan cerca. Y casi dio un salto cuando las grandes manos de Blas se posicionaron en su cintura, que era cubierta por la fina tela del vestido.
Ese tacto no era ordenado por su amigo/director, puesto que la toma era muy cercana a sus rostros. De todas formas, Blas fue por todo e hizo que las piernas de Isabela temblaran prácticamente.
Si bien aquella escena era de Emily y Víctor, en ese momento estaban siendo ellos mismos y cuando sus labios se tocaron castamente...
―¡Corte!
Ambos se separaron enseguida y por un segundo Isabela lamentó no sentir el tacto de Blas en su cuerpo.
―¿Qué hacen? Se aman. Vos acabas de matar a alguien para estar con él ―dijo señalando a Isa ―. Y vos sabes que está loca, pero la amas y probablemente vos también estás loco ―habló ahora señalando a Blas ―. Quiero pasión, no timidez como si fueran dos adolescentes dando su primer beso.
―Dios, que mandón sos. ―Blas se quejó mientras se acomoda la ropa.
―Bla bla bla. ―Carlos volvió a su lugar inicial. ―. ¡Pasión dije!
―¡Carlos es un corto para tu escuela, no una película porno!
―¡Acción!
Volvieron a sus personajes en segundos, teniendo en mente las palabras no delirantes que su amigo les había pedido que representaran. Esta vez una de las manos de Blas se posicionó en el cuello de Isabela con seguridad.
Isabela miraba de los ojos de Blas a sus labios, él mantenía su mirada en ella en busca de signos de incomodidad. Cuando no encontró ninguna señal de malestar en Isa, estampó sus labios contra los de ella en un segundo.
Fue como si en el momento hubiera cientos de fuegos artificiales en el estómago de ambos, Isabela se sintió derretir en el agarre asegurado de Blas sobre el costado de su cuello lo que causaba que profundizara un poco el beso.
Ella no fue menos y decidió rodearlo con ambos brazos por sobre los hombros, en respuesta a esto, con su mano libre Blas la tomó de la cintura nuevamente para acercarla a él. Mientras sus labios se movían a una velocidad moderada, ni muy lento ni muy salvaje.
Carlos veía aquello a través de la cámara y sonreía tal cual un villano, cuando creyó que sus amigos ya habían pasado un tiempo considerado sin aire en sus pulmones se decidió por finalizar la escena.
Blas e Isabela se separaron con la respiración algo agitada y el gloss con brillitos de ella ahora también estaba en los labios de Blas.
Sus labios se habían separado, más sus cuerpos seguían casi unidos en uno mismo, y la mano de Blas que antes descansaba en el cuello de la chica ahora se encontraba posicionada en su mejilla haciéndole caricias. Perdidos en la mirada del otro sin querer que ese momento terminara.
―Me gustas Isa ―soltó de repente él, como si aquello no fuera algo que lograra detener el corazón de Isabela.
―Vos me gustas a mí Blas. ―En un ataque de valentía, ella también se confesó.
―¿Querés merendar conmigo mañana? ―preguntó él con una sonrisa, aún con su pulgar acariciando el cachete de ella.
―Sí, me encantaría.
―¡Muy bien loco! ¡Se me pusieron los pelos de punta la puta madre!
Carlos llegó corriendo y gritando a su lado. Blas e Isabela se separaron con pesar. Pero la emoción de su amigo aún seguía.
―Dios, que buen director que voy a ser, me re entendieron cuando los cague un poco a puteadas ¡buenísimo!
Los dos actores se rieron.
―También tengo todo documentado sobre su relación que todavía no es relación, pero el día de su boda podemos poner este clip de Blas pidiéndote salir y también podemos mostrárselos a sus hijos...
Isabela le puso una mano en la boca para que dejara de hablar.
―Callate.
―Por favor ―agrego Blas.
Carlos se alejó de ambos mirándolos mal.
―Igual de mala onda, son tal para cual.
Isa y Blas se rieron.
Al siguiente día tuvieron un picnic en el mismo lugar que se conocieron, habían llevado su comida y bebidas favoritas y se sentaron sobre una manta en el pasto. Pasaron la tarde entre risas, algún que otro beso, y las canciones acústicas de Blas en su guitarra.
NOTA DE AUTORA ❕❗
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