Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

49.Dolores no tan dolorosos

Sus músculos se contrajeron al completo en cuanto sintió el cálido líquido de la menor en su interior, era ya su quinto orgasmo.

Cuando Mina mencionó que amaba con locura su trasero, ahora Nayeon podía afirmarlo sin dudarlo.

Se suponía que era una ducha calmada para limpiar los sudores y líquidos desparramados en sus anatomías, se pasaron hasta la madrugada consumiendo y recuperando el tiempo perdido de no tener sexo.

Pero, ambas sabían que era suficiente con esa última ronda, que ya eran las dos de la mañana y que debían descansar no sin antes una "relajada" ducha que termino en otra ronda más.

—Ahora sí, no más por hoy me tiemblan las piernas —suspiró Nayeon apoyándose en el marco de la puerta.

Mina que estaba cambiando las sábanas para que pudieran dormir con mayor comodidad le sonrió dando pequeños golpecitos a la cama.

—Mira el lado bueno, así mejoras tu aguante físico.

—Yo tengo buen aguante físico, ¡tú no pareces ni agotada! —contraatacó la coreana tirándose a la cama.

La coneja entrecerró los ojos al sentir la suave sensación de su cama, se moría de sueño.

—Fea, no puedes dormirte con el pelo mojado.

—Solo por una vez no pasa nadaa~ —se quejó adormilada.

No obtuvo una respuesta ya que Mina había salido de la habitación, desconcertada Nayeon levantó lo suficiente su cabeza comenzando a llamar a su novia.

—Yo lo haré por ti, no quiero que te enfermes.

Conectó el secador en el enchufe y se sentó detrás de la coneja acariciando su pelo con delicadeza. Im se organizó quedando de una manera que para Myoui fuera mucho más fácil.

Sharon se puso de rodillas en la cama empezando a secar el mojado pelo de la mayor que sonreía tímidamente al sentir con el cariño que utilizaba su novia al hacerlo.

Nayeon se sonrojó pensando que con el mínimo detalle su corazón ya saltaba de alegría.

—Listo —dijo Mina peinando por encima a la universitaria que le sonreía como tonta.

Después comenzó ella misma a secarse, sintiendo los brazos de Nayeon aferrados a su cintura mientras lo hacía.

—Minari, mírame —le dijo la coreana, cosa que la japonesa inmediatamente hizo.—Te amo.

Pronunció aquellas palabras dándole un suave beso que fue respondido instantáneamente por Mina que la abrazaba arrastrándola hacia la cama con ella.












🥰🥰













Luego de esa noche tan apasionada, Nayeon se sorprendió bastante de no sentir aquellos dolores de los que tantos había escuchado hablar. Ella estaba perfectamente.

De forma perezosa dio algunas vueltas por la cama, dándose cuenta de que Mina estaría preparándole el desayuno o sacando a dar un paseo a Kookeu.

—Sabía que tengo un cuerpo increíble, eres increíble Im Nayeon  —se mordió el labio sintiéndose orgullosa al ver que no estaba cansada después de las largas y numerosas rondas de sexo.— Alguien debería darme un premio.

Hizo el amago de levantarse de la cama para sentarse y al realizar aquel movimiento se instaló un dolor en su orificio y piernas.

Un grito de dolor salió de sus labios, era un dolor horrible.

Soltó un chillido al ver que prácticamente arrastrándose había conseguido llegar a la cocina.

—¡Mina! ¡Myoui Sharon Mina! ¡Acabas de destrozarle el culo a la reina de este universo! —lloraba Nayeon apoyándose en el sofá.

Mina que estaba en videollamada con Momo y jugando con el cachorro se giró rápidamente, observando a su novia llorar exageradamente.

—Alguien va a tener que ir en silla de ruedas...—se burló Momo.

—¡Cállate Momo! —colgó la llamada acercándose preocupada.

El rostro de la coreana expresaba lo abrumador que era tener esa clase de dolores ahí abajo, debería de habérselo dos veces antes de provocar a Mina y haberle pedido que se dejara llevar, dejando que la empotrara de aquella manera.

—¡Y a ti no te duele nada! ¿Cómo no puedes tener nada? —le espetó lloriqueando.

—Ya te he dicho que tengo mucho aguante físico y...práctica.

La pingüina trató de acercar su mano a la mejilla de la coneja para intentar calmarla, pero recibió un manotazo alejándola.

—¡Me duele como la mierda! —gritó furiosa —¡Y tú me dices que tienes "práctica" rompiéndole el culo a otras chicas!

Myoui se afligió ante sus palabras y aún así intentó tomar su rostro con ambas manos. Incluso se podía ver como su labio temblaba por ver así a su novia.

Mientras tanto, el pequeño perrito corría a sobar su cabecita contra la pierna de Nayeon mostrándole afecto.

—Lo siento...por eso no quería sobrepasarme, no quería hacerte daño —la preocupación se denotaba en sus ojos —Dime que necesitas para sentirte mejor...

A lo mejor se había excedido un poco al reaccionar de aquella manera, pero de verdad le dolía. Lo primero y más lógico sería calmarse, no era el fin del mundo.

Así pues Nayeon algo más tranquila tomó aire y con la ayuda de Mina camino de vuelta hacia la cama, si lo pensaba mejor mientras más caminaba menos le dolía.

—Llamaré a Sana, ella sabrá que hacer —propuso Mina sabiendo que su mejor amiga controlaba bastante acerca de esos temas.

Ella tenía más experiencia con las mujeres después de todo.

—¡No! ¡Qué vergüenza! —gritó con las mejillas rojas.

—¿Quieres esperar aquí tumbada y te traigo el desayuno a la cama hasta que se te pase un poco el dolor? —preguntó acariciando las piernas tratando de aliviar su dolor.

Como si de una pequeña niña se tratase, Im ladeó su cabeza. Dejándose mimar y comiendo el desayuno de su pareja, aceptando los masajes y una pastilla para relajar el dolor en sus músculos pasó la mayoría de parte en la cama.

—¿Vamos a pasarnos el día en la cama? —cuestionó la coneja con una sonrisa mientras Kookue lamía su mejilla.

—Ujum, un día especialmente de descanso para el culito de Im Nayeon —rió Mina recibiendo un golpe en el pecho.

De manera tierna la menor se acurrucó aun más en Im que trazaba líneas imaginarias en la piel de Mina. Amaba contar el número de lunares que tenía, eran como estrellas en un hermoso cielo.

El sueño volvía a atacar a Mina que estaba dejándose llevar por el, todo era la culpa de Nayeon y sus maravillosas manos en su piel.

—Mina —la zarandeó al ver que ya se estaba quedando dormida —Minari, han tocado el timbre.

—Ya voy, ya voy...

Malamente, caminó arrastrando sus pies hasta la entrada para abrir la puerta, seguro sería Momo con sus ganas de reírse de la trágica experiencia de la universitaria.

Pero no fue así, una mujer de más de mediana edad sonreía de oreja a oreja.

—¡Abuela! —exclamó Mina invitándola a pasar.

Hacia mucho que no veía a su abuela ya que la mujer era una empedernida turista del mundo. Esa era la razón por la que apenas podía verla y con suerte la anciana respondía las llamadas o mensajes de su nieta.

—¿Cuándo has vuelto? ¿Viste las fotos de mi graduación? —preguntaba Mina, se denotaba un tono infantil lleno de emoción en su voz.

—Ya lo he visto, cielo. Estoy orgullosa de que estés haciendo lo que quieres y no lo que tus padres te imponen.

La mujer japonesa dejó un beso en la frente de su nieta que rebozaba felicidad pura.

—¿Y a que se debe tu vista? —volvió a preguntar la menor organizando mucho mejor todo por encima —Me hubieras avisado que venías, está hecho todo un desastre.

—Ya te dije que un día de estos vendría a verte a ti y a tu persona especial ¿dónde está la mujer que ha hecho de mi nieta alguien mucho más feliz?

Al escuchar lo que su abuela había dicho, las mejillas de Mina cambiaron a una tonalidad mucho más roja. Y la persona mencionada caminaba con dificultad hacia la sala con Kookeu entre sus brazos.

—¿Quién era? —inquirió con su ruidosa voz.

Tenía el pelo recogido en un moño, una camiseta de Mina (que le quedaba enorme) y unos pantalones cortos de pijama. Y claro está que tampoco tenía ningún rastro de maquillaje.

—Nayeon, ésta es mi abuela —presento a la mujer mayor que estaba sentada en el sofá con una sonrisita mirándola.

La universitaria dejó al cachorro en el suelo para después llevarse la mano al rostro muerta de la vergüenza mientras hacía una reverencia.

—Un placer, soy Im Nayeon —decía haciendo aproximadamente cincuenta reverencias.

—Ya lo sabía y que no te de vergüenza, eres una joven hermosa tal y como me dijo Mina.

Nayeon sonrió tímidamente para acercarse y ponerse a un lado de su novia, sin sentarse obviamente. Luego estaba Mina que estaba algo sonrojada por las confianzas que se estaba tomando su abuela.

—Siempre supe que serías un buen partido para mi pequeña —decía estrechando su mano con la de la coneja.

—¿C-cómo lo sabía?

—Siempre me gustó mucho el restaurante pequeño que tenía tu madre, iba siempre que podía —le sonrió cálidamente la mujer mayor —Siempre estabas intentando ayudar a tu madre. Eras muy pequeña para que me recuerdes ahora.

Esa confesión dejó a Nayeon muda, recordaba muy poco de cuando tenía que quedarse en el local que poseía su madre pues al principio la señora Im no tenía con quien dejarla. Se tomó unos segundos para refrescar su memoria y recordó pequeños fragmentos.

—No le des importancia a ese pasado, lo increíble es ver cómo el destino hizo que acabaran las dos juntas viviendo ¿no?

La pareja se miró a los ojos, tenía bastante razón.

—Oye abuela ¿no has tenido nada que ver no?

Mina se cruzó de brazos mirando a su abuela que negó rápidamente con la cabeza.

—¿Yo? Para nada, Nayeon-ah siéntate aquí te mostraré fotos de Mina —golpeó el sitio libre a su derecha para que se sentara.

—Sí, con gusto —asintió apretando sus puños para sentarse y no mostrar una mueca de dolor.

Myoui se sentó a su otro lado y comenzaron a hablar de cómo el amor se había desarrollado entre ambas poco a poco, en cambio Im se mordía la lengua para aguantar su dolor y sacar algunas fotos del álbum que la abuela había traído consigo.

—Hay que tener paciencia con Mina, es muy malhumorada —rió escuchando las quejas que tenía Nayeon a la hora de convivir con su novia. —Pero, es bueno que ya se hayan acostumbrado a vivir juntas, así ya tienen experiencia para cuando se hayan casado.

La última palabra hizo que Mina se atragantara y Nayeon sonriera de manera brillante. Aún así, continuó hablando.

—Y cuando quieran formar una familia también...¿alguna vez lo has pensado? —interrogó a la universitaria.

—Sí, en un futuro quiero formar una familia con Minari —habló segura de sus palabras.

La pingüina se maravilló al apreciar a la coreana hablando así, tan firme de lo que quería hacer en un futuro. Y le encanto ya el hecho de que ella estuviera en sus planes.

—No hay experiencia igual —decía contemplando esta vez el rostro de su nieta —No sabes cuánto me gustaría verte como madre, verte con tu familia y siendo una mujer feliz con tu persona especial.

Lo último lo dijo tomando la mano de su nieta y acariciando sus nudillos.

—Abuela, ¿pero qué dices? Pues claro que estarás para cuando eso pase.

La señora guardó silencio y solo apretó su agarre en la mano de la extranjera que no sabía cómo interpretar aquello.

—Nayeon —habló de nuevo no obstante comenzó a toser sintiendo como el aire se iba de sus pulmones.

La llamada, intranquila se levantó prácticamente corriendo para alcanzarle un vaso de agua. Mina acariciaba la espalda de su abuela igual de inquieta.

—Estoy bien, solo necesito descansar...

—Te llevaré yo a casa, ¿me dejarías tu coche, amor?

La dueña del coche caro le indicó dónde estaban las llaves, dejando varios besos en su rostro al oír ese apodo cariñoso que había usado su pingüina.

—La adoras ¿verdad?

—La amo demasiado —confesó la coreana respondiendo a la pregunta.

—Has debido de pasar por momentos duros muchacha —sonrió la anciana mirando a Nayeon —Y vendrán muchos más, junto a esa boba.

Im tenía completamente su atención puesta en el discurso.

—Es una buena chica, a veces se quiere hacer la dura. Pero cuando conoces su parte buena es un amor, supongo que ya te habrás dado cuenta porque ha abierto su corazón para ti. Cuídala.

—Eso no tiene ni por qué pedirlo.

Nayeon dio un último abrazo a la abuela de su novia antes de verla irse tomada de la mano con la japonesa.
















🖤🖤















El pequeño Kookeu movía su colita felizmente, adoraba jugar con su dueña. Nayeon que a pesar de que estuviera jugando con su "bebé" (así es como lo llamaba ella) seguía dándole vueltas a la conversación que había tenido con la sabía abuela de Mina.

—Pasar toda una vida al lado de mi Minari...—imaginó con una sonrisilla tonta.

El timbre irrumpió su calma y algo molesta, "cojeó" hasta la puerta.

—Ah enserio...le he dicho a Mina millones de veces que coja las llaves antes de irse de casa —bufó preparándose para regañar a su pareja.

Sin embargo, no fue con Mina a quien halló.

Una mujer de una gran belleza y elegancia innata estaba enfrente de sus ojos. Por alguna razón aquellos rasgos le recordaban a Mina...

—¿Es aquí donde vive Myoui Mina?

—Sí.

Recorrió con su mirada de arriba a abajo a Nayeon.

—¿Y tú eres...?

—Im Nayeon.

—Por fin tengo el placer de verte —dijo mostrando una sonrisa falsa —has sido un verdadero dolor de cabeza para mi familia últimamente.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro