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42.Este es un adiós (I)

No entendía muy bien a qué se debía la gran reunión, su padre había logrado hablar con su amigo para que se saltara horas de trabajo solo para asistir a la bendita cena familiar Myoui

Estaba harta ya de tantas cenas familiares, sobretodo de las suyas sabiendo lo incómodas que llegaban a ser. Nayeon le insistió que fuera, solo tenía que comer, acatar y fingir una sonrisa falsa hablando de sus logros. Así es como había sobrevivido toda su vida, nada podría salir mal.

Se acomodó en su silla, Yeji la había recibido en la puerta y le había avisado de que Sachiko no estaba de muy buen humor que digamos. Un mal presentimiento se formó en su pecho, ignoró todo pensamiento negativo al ver finalmente a sus padres y hermano atravesar la puerta.

Los últimos minutos había estado hablando junto a Yeji y su padrastro sobre sus exámenes finales, en un ambiente bastante calmado que pronto sería derrumbado con la llegada de sus tres familiares.

—Hola hermanita —saludó Hyunjin con la sonrisa más falsa del mundo.

Mina hizo lo mismo y aguantándose las ganas de insultarlo le sonrió, luego paso a ver a su padre que se sentaba a su lado, dejándole a Hyunjin, su madre y su padrastro en frente.

—A comer, que se enfría la comida —dijo de forma tosca la mujer.

Algo confundida comenzó a comer, notando las constantes miradas de Akira y Sachiko cada vez que se metía una cucharada a la boca.

—¿Cómo está tú novia? —preguntó su padre.

La Myoui menor se atragantó con la comida al ver que ninguno de la mesa se sorprendía a excepción de Yeji.

—¡Mina tiene novia! —se llevó las manos al rostro preocupada para luego susurrar para si misma —¿Y ahora como se lo digo a Ryujin? ¡Se le va a partir el corazón!

Sachiko solo le sonreía de manera cínica a su hija levantando su copa de vino, tenía una mirada algo irreconocible para la japonesa.

—Hablemos de eso después, no me quiero poner de mal humor tan rápido —rió golpeando en el hombro a su marido —Háblanos sobre los exámenes, ¿elegiste la universidad de Corea o la universidad Nacional de Seúl?

Ahí otro problema más con el que no habían contado, para desgracia de su madre Mina había elegido Yonsei...

—Yo al final...opte por Yonsei...

Sachiko que tenía los utensilios de cocina apretó su agarre en ellos, soltándolos de mala gana para beberse de un solo trago su copa de vino. Akira en cambio resopló peinando su cabello.

—Iré a por más vino —dijo su esposo levantándose.

Yeji estaba bastante confundida con lo que ocurría, el único que estaba disfrutando la cena parecía ser Hyunjin.

—¿Yonsei? ¡Te dije que apuntarás a la de Corea o Seúl! ¿Y me vienes con esto?

—Pero Hyunjin está en Yonsei —se defendió escuchando una risa sarcástica por parte de su padre.

La decepción estaba presente en sus ojos, la menor podía verlo en él.

—Él con suerte ha entrado a Yonsei, tú podrías haber entrado a la universidad de Corea.

—Madre, seguro que lo ha hecho por la chica esa, Im Nayeon —comentó el universatario echándole más leña al fuego.

La nipona no pudo evitar apretar su puño, sabía muy bien por dónde quería llevar las cosas su hermano.

—Habla sobre la tal Nayeon —le ordenó su madre.

—Es una chica muy dulce, tiene dos hermanos...su madre trabaja en un local de comida y su padre es mecánico, Nayeon ha sacado la personalida—

—¡Suficiente! ¡Ya escuché lo suficiente! ¿Dónde está mi vino? —gritó la adulta limpiándose el falso sudor de su frente.—Podrías haber elegido a alguien mucho más...

—Una modelo hubiera estado bien —le dijo su padre recibiendo una mala mirada de la mujer.—O una hija de reconocidos empresarios.

—Tienes que tener expectativas más altas para las mujeres —coincidió Hyunjin con una sonrisa. —Creía que tenías mejores gustos, de más calidad.

—Cierra la boca —dijo llena de rabia Sharon.

Su padrastro volvía con dos botellas de vino para Sachiko que ya estaba bastante nerviosa, el hombre a continuación sacó a su hija menor de aquella conversación al ver el tenso ambiente.

Yeji a regañadientes salió de allí junto a su padre, dejando solo a los Myoui en la mesa.

—Se nota que la quieres mucho —Hyunjin bebía de su vaso de agua mirándola desafiante

—Sí, la amo con locura —confirmó mirándolo con la mandíbula tensada.

—¿La quieres tanto como para dejarla embarazada y no abandonarla?

La hija de los Myoui tensó su cuerpo, no podía ser. De todos los seres humanos que habitaban el planeta, su hermano no podía saber que Nayeon estaba embarazada.

Era prácticamente imposible...

—¿Cómo? ¿De qué hablas? —frunció rápidamente el ceño Sachiko.—Ella sabe bien que no puede.

—Pues solo os digo lo que un pajarito me soltó por ahí, Mina la ha dejado embarazada.

—Tu hermana no es tan idiota para cagarla de esa manera —negó con la cabeza esta vez su padre.

Nuestra protagonista sintió su estómago revolverse, quería desmayarse ahí mismo o más bien quería pensar que todo era un mal sueño.

—Mina, responde —pidió la mujer metiéndole prisa.

Las gotas de sudor frío recorrían las yemas de sus dedos, con voz temblorosa contestó.

—Fue un accidente, f-fue mi culpa.

Sus padres entreabrieron la boca, sintiendo millones de emociones siendo las más destacas la furia y la decepción.

—¡Que lo aborte! —espetó su madre señalándole con el dedo.—Que no se te pase por la cabeza tenerlo, te he criado adecuadamente para que me vengas con esas.

—Por eso estabas trabajando tanto ¿no?tranquila el aborto lo pago yo —uso un tono molesto el hombre —¿tenías que joderlo todo justo ahora? A pocas semanas de graduarte, hay que ver...

—¡Cuando pensé que no podías hacer las cosas peor...! ¡Como se te ocurra tener ese niño olvídate de esta familia!

La pobre de Mina solo estaba recibiendo los duros comentarios de los mayores que comenzaban a decirle lo mal que había hecho todo, tensó aún más su mandíbula viendo a Hyunjin aguantarse la risa y felicidad.

¿Quién le había dicho acerca del embarazo de su novia?

Porque en cuanto lo encontrara lo molería a golpes.

—¿Algo más que decir? —cuestionó Mina.—Porque me pienso hacerme responsable de mis actos.

—Sí, no sabes ni lo que quieras Mina, solo déjala y concéntrate en hacer dinero —Akira suspiraba frustrado. —Eres joven y el amor no está hecho para los Myoui.

—Eres una sinvergüenza...—dijo su madre mirándola.—¿Piensas mandar a la mierda todo por una cualquiera? ¡Solo sabes pensar con lo mismo de ahí abajo como tu padre! ¡No estás ni siquiera en la universidad!

—Tranquila madre, no falta más de dos meses para que cumpla los dieciocho, seré mayor de edad y no sabrás nunca más de mi.

Se levantó con rabia, importándole poco los comentarios de sus familiares, si es que seguían siéndolo después de todo ese revuelo.

Ya estando en la calle respiró hondo tratando de aguantarse las lágrimas, había jurado que jamás lloraría por su familia. Fue una promesa que se hizo a muy temprana edad.

—¡Minaa! ¡Llévame a conocer a tu novia algún día! —le gritó desde la ventana Yeji.

—Lo haré —se limpió de forma rápida las lágrimas.—¡Te llevarás bien con ella!

Gritó de vuelta antes de ver a su hermana pequeña cerrar rápido las ventanas al escuchar los pasos de Sachiko.
Mina buscó su teléfono móvil para pedirle a Sana que la fuera a recoger. Sin embargo, la rubia la conocía demasiado bien y lo último que quería en ese instante era hablar de lo ocurrido.

—¿Te acerco a tu casa? —Akira la llevaba ya un buen tiempo observándola con un cigarro entre sus manos.

—No.

—Sube, hablemos las cosas mejor sin la histérica de tu madre —habló con un tono más calmado logrando convencerla.

Al subir al coche de alta gama Mina miró de reojo a su padre, creía que se le tardaría en pasar el enfado o que querría golpearla por lo idiota que había sido.

—Papá, yo...

El adulto le hizo un gesto de que guardara silencio y se acercó para encender la radio, ambos se quedaron en silencio escuchando la melodía del "Lago de los cisnes"

—Te encantaba bailar esta canción, era nuestra canción favorita...

—Solo comencé a bailar ballet porque mamá me lo dijo.

—Yo le dije a mamá que te lo dijera, siempre he elegido lo que creía que sería lo más correcto para ti Mina.

La mencionada solo trago saliva ladeando la cabeza, el hombre le pidió indicaciones de por dónde ir mientras conducía.

—Cometí los mismos errores que tú, créeme te pareces más a mi de lo que crees.

—Yo seré más responsable.

—Eso decía yo...acabarás cansándote, comenzarás a acostarte con otras y la olvidarás, pero no querrás dejarla ir porque en el fondo la amas.—sonrió y miró de reojo a su hija —Eres como yo, por eso tu madre prefiere a Hyunjin. Por cierto, es mejor que aborte ahora.

—Pero, yo no puedo pedirle eso —habló para su padre que solo hizo que no la escuchaba.

Movió su mano hacia el volumen haciendo la melodía se escuchara más fuerte,ignorando la triste mirada de la menor. La Myoui solo miró por la ventana negándose a pensar así.

—Es aquí, ya te diré—Akira la interrumpió apretando con fuerza el volante.

—Solo háblame cuando no tengas un hijo con el que lidiar, en cuanto aborte hablaré con mis contactos en la universidad de Corea para que puedas entrar, haré lo que pueda.

Mina hizo una reverencia a su padre, quedándose aún un poco pensativa por todo lo ocurrido. Ella no era como su padre y nunca lo sería.

Por mucho en que el hombre le hubiera inculcado algunas manías y comportamientos ella no acabaría como él.















🕯🕯




















Nayeon miró raro a su novia, se había pasado desde que llegó a casa poniendo una y otra vez la misma canción: El lago de los cisnes.

Por el rostro que tenía no debería preguntarle acerca de la cena, ya conocía bastante bien a su pareja...

Llevaba un buen rato mirándola y parecía tan sumida en sus pensamientos que no quería interrumpirla, pero no podía dejarla al imaginarse que posiblemente estuviera pensando en cosas negativas.

—¿Y eso que estás escuchando música así...?—sobo su espalda dándole un beso en la frente.

Mina soltó un largo suspiro y luego le sonrió de manera forzada, atrayéndola entre sus brazos.

—Me trae recuerdos, demasiados...

—¿Estas bien?

La pingüina era consciente de que si le mencionaba lo pasado en la bendita cena afligirá bastante a Nayeon, lo mejor en lo que pudo pensar fue mentirle e ignorar el hecho de que no contaba con el apoyo de su familia.

—Sí, es solo que mi madre me puso nerviosa, nada más.

—¿Estás segura? —Mina solo asentía con la cabeza sin mirarla a los ojos —Eh, Mina amor, concéntrate en mi, mírame.

Sus ojos se encontraron y la pareja esbozó unas sonrisas. Solo con una mirada el corazón de la pingüina se delibitaba gracias a la universitaria.

Utilizó su mano para jalarla, atrayéndola a sus brazos.

—Pues claro que sí, fea —contestó comenzando a besar su cuello.

La universitaria rió por la causa de cosquillas en su cuello y trató de apartar las manos de la japonesa que comenzaban a introducirse bajo esa enorme camiseta que llevaba.

—Quieta...—murmuró fundiéndose en las manos de Myoui —¡Minari!

Mina rió al ver como había reaccionado su novia al apretar uno de sus glúteos con demasiada fuerza.

Nayeon se dio la vuelta abrazándola en silencio, aferrándose a la adolescente le dio cierta calidez que necesitaba en su pecho. Sharon sabía a ciencia cierta lo cómoda que se sentía cada vez que la coneja le daba esa clase de abrazos duraderos.

La hacía olvidarse de todos sus males.

—No puedo creer que vayas a graduarte...—le susurró aún abrazada.

—¿Vendréis verdad? —preguntó con una pequeña sonrisa acariciando su vientre.

La coreana rió ladeando su cabeza, separándose un milisegundo para darle un casto beso.

—Pues claro que iremos, idiota.

Un silencio se instaló y volvieron a abrazarse, Nayeon escondiendo su semblante en el cuello de Mina. Un sollozo se escuchó y rápidamente la nipona se alertó.

—¿Nayeon...?

—Siento a veces que te arruine el futuro por decidir tenerlo.

Mina tragó saliva, tomando con suma delicadeza el rostro de la coreana oculto en su cuello. Posicionó los cinco dedos alrededor de esas mejillas rosadas y apretables.

A continuación, le brindó una mientras negaba de manera lenta con su cabeza, quería transmitirle mediante la mirada que a pesar de todo ella estaba contenta por cualquier elección que hubiera tomado.

Uso su pulgar para limpiar una pequeña lágrima y se arrimó a los labios ajenos. El beso no duró demasiado, pero si lo suficiente para que Nayeon se sintiese cobijada de protección y amor en el.

La menor quería darle de alguna manera la misma calidez y paz que la mayor le daba, apoyándola como la había hecho unos minutos atrás. No podía haber algo más bonito de ver que Myoui atrapando la gran mano de Im para llevarla al centro de su pecho.

—¿No lo recuerdas? Me daba igual lo que eligieras mientras que las dos estuviésemos juntas —argumentó sin dejar de sonreírle —Además estoy más que feliz con tu elección coneja.

Los rápidos latidos del corazón de Mina hizo que Nayeon sonriera de manera boba, robándole otro pequeño beso.

—¿Desde cuando eres tan romántica?

—Desde que sonríes de esa manera cada vez que lo soy.

—Eres idiota Myoui —rió apegando sus frentes.

La nombrada besó una vez más los labios contrarios, por un instante recordó las palabras de su padre.

No obstante las recordó algo más tranquila, lo que necesitaba era ese beso para asegurarse de que ella nunca le haría lo que su padre le hizo a su madre. Ella amaría a Nayeon y a su futuro hijo o hija hasta el fin de sus días.

—Ya tengo sueño...—bostezó la mayor.

—Lo sé, déjame cargarte hasta la habitación —hizo el amago de agarrarla para después excusarse —Hoy estoy romántica, tienes suerte.

—Acepto, pero como me dejes caer te quedas sin sexo mañanero...

—Lo que digas mi amor, ¿has aumentado de peso? —rió al ver el rostro que ponía la universitaria mientras la tomaba entre sus brazos caminando hacia el cuarto.

Mina sabía perfectamente que ya con esas palabras se había acabado de quedar sin sexo mañanero.

—¡Pues no me lleves ni a la vuelta de la esquina! ¡Imbécil!

—Era broma mujer, te lo tomas todo muy a pecho...

Nayeon reviró los ojos golpeándola en el pecho para que la bajara, Myoui la soltó en la cama. Se sentó en el borde de ésta, oyendo a la coneja quejarse para después comenzar a rogarle que ya se acurrucara con ella a su lado.

—Vengaaa ¡rápido! No me hagas esperar más —golpeaba con impaciencia el hueco libre de la cama.

Mina soltó una carcajada viéndola, le causaba adorabilidad. Vio también cómo bostezaba acercando su mano para acariciar la de la japonesa, queriéndole dar a entender que enserio quería dormir ya abrazándola.

Una vez más, Mina sonrió por el acto de amor mientras meditaba. Jamás terminaría siendo lo que fue su padre. Se repetía millones de veces.

Amaba demasiado a Im Nayeon.

Y jamás dejaría que nada ni nadie le hiciera daño, mucho menos ella misma. Nunca le pediría al amor de su vida deshacerse de la criatura que se desarrollaba en su interior.













🙂

creo que la canción describe a la perfección a la familia Myoui so...

¿creen que los padres de Mina tienen razón?

actualizare doble porque solo me quedan DOS DÍAS ANTES DE ENTRAR A CLASES DE NUEVO Y PUES ESO, un regalito <3

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