Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

39.Verdades a medias.

La mujer de pelo rubio bastante claro y algo corto le abrió la puerta algo confundida, en principio no recordaba que su hija tuviera una amiga con esas características y lo segundo es que rogaba para que no fuera uno de las tantas o tantos amantes que tenía.

Menos mal la señora Minatozaki fue lo suficiente amable para tomarse el tiempo de charlar un poco con Nayeon antes de indicarle donde dormía su hija.

Claro está que en el dormitorio de Sana debían de estar Momo y Mina descansando de la supuesta "pequeña celebración" que tuvieron. Y en el hipotético caso de que la japonesa menor no estuviera ahí como le avisó la noche anterior, la saldría a buscar a cómo diera lugar para después matarla con sus propios manos.

El embarazo le estaba afectando...

Al entrar la escena con la que se encontró no fue muy bonita de ver a decir verdad, las niponas estaban divididas en dos camas.

Primero estaba Sana semidesnuda que dormía abrazada a otra chica en la mismas condiciones que ella, ambas en la cama más grande. Nayeon frunció el ceño al no poder ver bien el rostro de la acompañante de Minatozaki ya que le daba la espalda abrazándose a la japonesa, el único detalle en el que se fijo fue en que la muchacha tenía el cabello algo más rubio que Sana.

Después estaban su novia y su mejor amiga dormidas en la cama más pequeña, apretujadas y algo incomodas. Momo roncaba profundamente sin camiseta y con una pierna por encima del abdomen de Mina, quien descansaba plácidamente estando sin pantalones.

Im camino de puntillas observando a su pareja babear en la almohada, suspiró y comenzó a pellizcar su mejilla sin llegar a ser brusca.

Mina se removió molesta.

—Chae, no tendré sexo contigo...—dijo aún dormida.

Nayeon ensanchó sus ojos llevando su mirada a la entrepierna de la menor, miró la erección mañanera y sin pensárselo dos veces lo golpeó sin remordimiento.

Mina cayó de la cama sobando la zona afectada, le dolía. Creía que sería Sana molestándola, pero fue aún peor.

Era su novia y no tenía cara de felicidad.

—Au...—se mordió la lengua para no gritar y despertar a sus mejores amigas.—¿C-cómo? ¿Por qué? ¿Cuándo ?

Nayeon le hizo un gesto de silencio y le tiró sus pantalones, Mina al instante comenzó a ponérselos.

—La madre de Sana es un amor —dijo con una sonrisa—Y he venido porque ya son once de la mañana y no me respondes a los mensajes, joder Mina que tenemos comida familiar.

—¿Qué? No me has dicho nada de eso.

—¡Sorpresa! Ahora vístete y te voy explicando por el camino.

Mina alzó ambas cejas al ver la condición de la rubia junta a la chica que la acompañaba, luego vio a Momo y se llevó la mano a la cabeza recordando algo.

—Momo despierta, tu madre te va a matar —comenzó a golpear con una almohada a la mencionada que bufaba.—Le dijiste que estarías en casa antes de la una.

—Ay mierda...

Hirai abrió sus ojos aterrada saltó vistiéndose a la velocidad del rayo, después saludó adormecida a Nayeon que esperaba impaciente en la puerta.

—Mira a Sana, no cambia la infeliz —negó con la cabeza la japonesa mayor.

—¿Se la habrá follado con nosotras aquí?

—No quiero saberlo, me espero de todo de nosotras —hizo una mueca de asco mirando de reojo a su mejor amiga —¿Quién es?

Momo entrecerró los ojos tratando de identificar a la chica que abrazaba tan amenamente a la rubia.

—No lo sé, no me acuerdo mucho. Todo comenzó cuando empezasteis a invitar a gente a nuestra mesa...—Mina termino de ponerse sus zapatillas y torpemente se aproximó a la coreana.

Nayeon esquivó el beso en la mejilla de Myoui cruzada de brazos.

—Yo no me acuerdo de nada —confesó mirando a la pareja —¿Despertamos a la ardilla?

—No, déjala disfrutar de su conquista —negó Im saliendo con las tres del hogar Minatozaki.

Durante el trayecto, la universitaria le explicó a la menor en el aprieto en el que se había metido ya que había quedado en ir ese mismo día a comer a casa de sus padres. La reacción de Mina no fue muy positiva que digamos y Momo no sirvió de mucha ayuda.

—Momo cállate mejor, que ya la cagaste hace poco dándome un consejo, gracias —Espetó mirando a su amiga que hacía un puchero arrepentida.

—Ya te he dicho mil veces que lo siento.

—Mejor corre a tu casa antes de que tu mamá llame a los bomberos y a la policia como esa vez...

La pobre Momo recordó aquella anécdota y comenzó a correr en dirección de su casa.

—¡Ojalá el padre de Nayeon te eche a patadas de su casa! —le gritó y Mina le enseñó el dedo del medio.

Lo peor de todo es que ya se lo estaba imaginando. Ella siendo asesinada por el señor Im a mano fría al escuchar lo que tenía que anunciar.

















🤧🤧














Revisaron que todo estuviera en orden para que tomaran mucho aire antes de tocar al timbre. Ese día sería uno bastante importante.

—Estas segura de que quieres...¿decir que estás embarazada?

—Si se toman bien la primera noticia, la segunda también supongo.

Mina la miró y se llevó las manos a su flequillo, despeinándose desesperada.

—¿Supones? ¡Supones! Muchas gracias mi vida, eso me ha quitado el miedo.

—No seas dramática, algo deben de sospechar —sonrió tratando de tranquilizarla.

Nayeon en realidad se moría por dentro del miedo, pero si no demostraba seguridad a Mina la cosa estaría difícil para ambas. Paso sus dedos por el cabello de la japonesa, arreglándole el flequillo.

—Hazlo por mi, por favor —suplicó Nayeon y Mina solo pudo asentir.

Temerosa timbró en el hogar de los Im, la madre de Nayeon no les hizo esperar abriendo la puerta con una sonrisa de oreja a oreja.

—Creía que nunca llegaríais —se dirigió a su hija para luego mirar a Mina —Pasa Mina, pasa.

El interior de la casa era bastante acogedor, no era nada fuera de lo normal. Algo grande era, eso debía de admitirlo Mina.

Observó en el pasillo las numerosas fotos familiares que reposaban en la pared, se quedó mirando varias fotos de Nayeon con sus padres mucho más pequeñas con sus pequeños dientecitos de conejo ya desde muy pequeña.

El corazón de Mina se derritió, mientras que avanzaba veía crecer en orden cronológico a los hermanos de Nayeon, desde Jeongin hasta la reciente Yeojin.

La voz de su novia la sacó de sus pensamientos haciendo que la mirara.

—¿Y los enanos?

—Han ido a comprar algunas cosas con tu padre, no tardan en venir —contestó mirando a las adolescentes —¿Por qué no le muestras la casa a Mina?

—Vamos Minari —le hizo una seña para que la siguiera y Mina hizo una reverencia en son de agradecimiento a la madre de su pareja.

La coneja le enseñó la sala de estar, la cual estaba con una enorme televisión plasma y dos sofás que lucían bastante cómodos, además de tener una mesa grande con sillas alrededor.

—Normalmente la mesa suele estar en la cocina, pero cuando vienen invitados importantes siempre la ponemos en el salón —explicó la mayor dejando que la nipona recorriera la sala.

Luego pasaron una vez más por el pasillo, Nayeon le indicó que su habitación era la del fondo. Primero estaba la habitación de los padres, ubicada cerca del baño y algo alejada de las habitaciones de sus hijos.

En segundo lugar estaba la habitación de Jeongin que tenía un cartel en mayúsculas escrito: "NO PASAR O TOCAR ANTES DE ENTRAR" La más graciosa era la de Yeojin, que con una mala caligrafía había pegado una hoja de papel en la cual ponía: "SOLO ACEPTO QUE ENTRE GENTE GENIAL COMO YO"

Se notaba que era la hermana pequeña de Nayeon...

Y por fin estaban en la tan esperada habitación de Im Nayeon, ambas entraron y Mina no pudo evitar analizar a fondo todos y cada uno de los detalles. La habitación estaba conformada por un escritorio, una cama y un tocador en el cual había pegadas varías fotos de Nayeon y sus mejores amigas.

Myoui pensó en que quizás Jihyo y Jeongyeon eran para la coreana lo que para ella eran Sana y Momo pues veía fotos de la infancia de las tres mayores.

Se dedicó a mirar con detalles un álbum (que seguramente la señora Im había dejado a propósito) en la cama de la mayor. Se sentaron en silencio, sin darse el lujo de tardar más comenzó a verlo, mientras Nayeon esperaba por ver sus reacciones.

"Nayeon caminando por primera vez" leía pasando hojas de la coneja siendo una bebé.

Su corazón estaba conmovido, estaba viendo una foto en la que su novia cargaba a Yeojin recién nacida y a su lado estaban sus padres junto a su hermano en hombros de su padre.

Llegada a la última página abrió los ojos, viendo a Im en una ultima foto pelirroja con un diploma entre sus manos, siendo acompañada por su familia.

—Da vergüenza lo sé —dijo la coreana al ver que se había quedado muda la nipona.

—No da nada de vergüenza, es más me parece envidiable...

La mayor abrió la boca recordando que la menor no había tenido un entorno lleno de amor materno o paterno, o más bien dicho amor por parte de su familia.

—Tienes mucha suerte de tener algo como esto —sonrió dejándo el álbum donde lo había encontrado.

—Mina...—miró de soslayo a su novia apretando su mano.

Se escucharon pasos corriendo, la pequeña Yeojin ya se había abalanzado hacia la pareja.

—¡Pingüina! ¡Te he echado de menos! —la abrazaba con aprecio mientras Mina correspondía al abrazo.

—También estoy yo aquí —espetó su hermana cruzada de brazos.

—A ti te veo casi siempre, coneja tonta.

El señor Im se asomó por la puerta viendo a sus hijas peleando por el afecto de la japonesa, se aclaró la garganta llamando su atención.

—La comida está lista.

—Ya vamos —se levantó Yeojin corriendo a los brazos de su padre.

—Hola papá —le saludo con un beso en la mejilla su hija mayor.

Tímidamente y algo decisiva Mina se acercó siguiendo los pasos de la coreana.

—Señor Im —apretó su mano en forma de saludo, rápidamente el padre de Nayeon le respondió con una sonrisa.

—Me alegra verte.

Los gritos quejándose de Jeongin llegaron a los oídos del hombre que tuvo que ir a ver lo que sucedía con su hijo, Mina observó por última vez la habitación de Nayeon y a continuación caminó hacia la sala.

Los Im estaban ya sentados en la mesa, esperando sonrientes a la nipona. Sus manos sudaban frío y los nervios aparecieron más fuertes que nunca, se sentó al lado de Nayeon y se dedicó a comer la deliciosa comida que había preparado la señora Im.

—Comes de una manera muy elegante Mina —la halagó la mujer.

—Muchas gracias señora Im, todo lo que hace es delicioso.

—Sí, como a Nayeon —molesto Jeongin.

Yeojin soltó una risita y el preadolescente recibió una patada de su hermana mayor por debajo de la mesa.

—Y cuéntanos Mina, ¿qué tal la convivencia con mi hija? —cambio de tema rápidamente el señor Im.

—Me siento muy honrada de tenerla a mi lado —respondió con sinceridad.

Nayeon sonrió orgullosa de su pareja al ver cómo hablaba de ella, sabía lo mucho que la apreciaba y quería.

—¿Y ya has conseguido pareja? Una chica tan guapa, joven y educada como tú suele tener a varios amantes detrás —rió la señora viendo a la invitada y a su hija atragantarse bebiendo agua.

—En realidad,yo...—comenzaba a hablar Sharon.

—¡Ya tiene pareja! —gritó Nayeon con la boca llena.

Toda su familia se giró asombrada al verla responder de aquella manera, sabían muy bien lo ruidosa que era su hija y el tono alto que solía utilizar, pero había respondido por Mina de una manera ¿posesiva?

—¿Quién es la afortunada...? —preguntó el padre de familia, previniendo ya de por sí la respuesta.

Sus manos temblaron y tuvo que pasar levemente las yemas de sus dedos sudorosos por su pantalón vio a todos esperando la respuesta algo expectantes y a decir verdad, Mina no sabía ni por dónde empezar.

—Mamá, papá...—Nayeon había tomado valor y se atrevió a enlazar su mano con la nerviosa japonesa.—Mina y yo hemos comenzado una relación hace poco.

Sus padres observaron el gesto de amor de su hija hacia la menor que prácticamente estaba muriendo de miedo en la silla, ambos se miraron a los ojos y la primera en hablar fue Myoui.

—C-cuidaré muy bien de su hija, por favor confíen en mi palabra —se levantó del asiento haciendo una reverencia.

—Ay Dios mío Mina, nos encantas para Nayeon —la calmó rápidamente con una sonrisa la señora Im —Sé que la quieres con locura, tu mirada te delata.

—¡A mi me encantas pingüina! —aplaudía Yeojin desde su asiento.

Los únicos que no habían dicho nada eran los hombres, Jeongin apretaba su tenedor con furia esperando a que su padre emitiera palabra alguna.

Fue entonces cuando los ojos del señor Im se encontraron con los de Mina, era un duelo de miradas en el cual la nipona estaba perdiendo y con diferencia.

—Espero que sea verdad porque como me enteré de que la haces derramar ¡una sola!—el hombre levantó su dedo anular —Una sola lágrima por tu culpa y te acordarás de mi.

Asustada, Mina solo pudo ladear la cabeza.

—Sí señor.

—¡Yah! Deja de asustarla —reclamó Nayeon a su padre rodando los ojos.

—Perro ladrador, poco mordedor —apoyó a su hija la mujer riendo al ver la expresión de su marido.

Jeongin se quedó en silencio aún sorprendido por la reacción de sus padres, normalmente se unía con su padre para mandar al quinto pino a los novios de Nayeon sin embargo, esta vez todos parecían felices por la noticia.

—¡Pues a mi no me parece bien! —se levantó molesto de su asiento sin decir nada más.

Yeojin se levantó igualmente para ir preocupada detrás de su hermano mayor. La universitaria solo pudo morderse el labio haciéndole gestos a sus padres de que lo dejaran en paz.

—En cuanto terminemos de cenar hablo yo con él...—le dijo a su mujer acariciando su mano.

La mayor aprovechó ese momento para darle una mirada a su pareja, dándole a entender que era el momento indicado para anunciar que estaba embarazada.

Mina trago en seco, no se había recuperado de la noticia recién anunciada ni de broma iba a poder explicar que había dejado embarazada a su querida hija mayor.

—También hay otra cosa que no hemos dicho —se armo de valor una vez más la coneja.

El corazón le iba a mil.

Movió los labios para articular la bendita palabra, pero en su lugar el tono de llamada de Mina comenzó a soñar interrumpiéndola.

—Perdón —se disculpó Sharon.

—Cógelo sin problema —la alentó el hombre.

Miró a la pantalla con prisa, era Momo. Le contestaría rápido para dejarle en claro que estaba en una de la cenas de su vida y que no podía hablar.

—Momo, no puedo hablar estoy—

La voz de la japonesa mayor la cortó, sonaba desesperada.

—¡Mina! ¡Joder, Mina! ¡Sana acaba de tener un accidente con la bici! —gritaba en pura desesperación Hirai.

No hizo falta más para que Sharon le diera una breve explicación a los mayores, necesitaba ir a ver cómo se encontraba su mejor amiga.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro