CRUSH
Eak era una persona social y carismática, pero aún así, era introvertido y reservado.
A simple vista no parecía, pero en toda su vida, sus únicos dos amigos cercanos y duraderos eran Towntrap y Camí, a quienes conocía desde la niñez.
No era alguien que dejará entrar a cualquiera en su vida, o en su circulo social como mínimo. No confiaba fácilmente en la gente, principalmente por qué creía que las personas eran egoístas, falsas, hipócritas y crueles…lo cual tampoco estaba demasiado alejado de la realidad.
Y nunca había salido con nadie, jamás se había enamorado o sentido atracción por otra persona. Si apenas dejaba entrar gente a su circulo de amigos, menos a su inexistente vida amorosa.
Podía ser amigable, pero hasta ahí.
No dejaba entrar a cualquiera a su vida.
No confiaba fácilmente.
Pero estaba ella.
Rosal, una chica que había entrado como nueva estudiante un grado atrás de Eak, ella era un año menor.
Ella tenía quince años.
Él dieciséis.
Cuando la conoció, Rosal estaba hablando con Towntrap en la oficina del comité estudiantil mientras esté le entregaba su nuevo horario.
Basta decir que su primer impresión de ella fue…desconcertante.
Era hermosa.
Abrumadora, elegante, salvaje, sencilla y naturalmente hermosa como una rosa roja.
Eak no se fijaba en la gente por su apariencia, mucho menos para buscar pareja. Pero sin duda quedó sorprendido por la belleza de la joven.
El cabello de Rosal era esponjoso y largo, los risos de su sedoso cabello caían juguetonamente y las puntas de sus mechones eran como pétalos de rosas, su piel era clara y lechosa viéndose suave y dulce a simple vista, su cara era limpia y de facciones finas, casi delicadas…como si se tratara de una rosa, si no tenia cuidado, los petalos podían dañarse.
Sus labios eran bonitos, rosados…y carnosos, como fresas dulces y jugosas.
Y sus ojos…Carajo. Que ojos.
Eran como dos grandes y hermosos rubíes gemelos que resplandecían con un brillo cálido, como si la luz de una higuera se reflejará en sus ojos. Embellecidos con grandes pestañas negras.
Su mirada era clara y profunda, como si ese par de ojos lo atravesaran con esa mirada brillante y transparente como el agua, sin secretos ni mentiras…pura y real. De un tacto dulce y amable, sin señales de amenaza, era perfecta.
- Oye, ¿Se te perdió algo? ¿O disfrutas la vista? – preguntó Rosal, molesta e incomoda por el silencio y la mirada fija de Eak sobre ella.
El tono despectivo y defensivo de Rosal logro sacar a Eak de sus pensamientos, sonrojándose furiosamente al darse cuenta que se quedo mirando la fijamente como un idiota.
- ¡Pe-perdona! No te estaba mirando de esa forma, solo vine a hablar con Towntrap – respondió rápidamente, dudando balas frías.
- Aja… - respondió Rosal, con sarcasmo seco - ¿Y esperabas hablar con él parado a cuatro metros de distancia desde la puerta mientras mirabas al vacío como un imbécil?
Bueno, eso le dolió.
- Dije que no fue mi intención – respondió ofendido, cruzándose de brazos.
- No esperes amabilidad cuando miras a alguien como un pervertido – respondió Rosal con firmeza.
- Ni ví tu cuerpo si es lo que crees.
Entonces un silencio sepulcral lleno la habitación.
Lo único que hacia ruido, era Towntrap sonriendo su jugo con la pajilla de su bebida.
- Nunca insinué que mirabas mi cuerpo – respondió Rosal con superioridad, pero una expresión de enojo en su rostro – Dije que mirabas como pervertido, no insinué que parte veías.
Mierda. Ella le cambio la jugada y ahora quedó como un imbécil más grande.
- ¡Que no mire tu cuerpo! ¡SOLO TUS BONITOS PUTOS OJOS RUBÍES!
Y de nuevo…el silencio sepulcral.
Eak tenía una expresión de irritación y tensión en el rostro, mientras que tanto Rosal como Towntrap retrocedieron inclinando su espalda hacia atrás ante tan fuerte declaración.
Solo pasaron cinco segundos cuando Eak se percató de lo que había dicho, sonrojándose horriblemente mientras el calor lo mareaba y el sudor frío no bastaba para ayudarlo.
Eak quería desaparecer y morir en ese momento, deseando esconderse. Sin embargo, era incapaz incluso de apartar su vista de Rosal, quien lo veía con una expresión incrédula y un leve sonrojó en sus mejillas.
- “Carajo” – maldijo en su cabeza.
Ahora estaba seguro de que había quedado como un imbécil.
Apenas logro moverse, salió corriendo en pánico. Sintiéndose un idiota.
Al día siguiente la vergüenza aún no desaparecía. Ese recuerdo de él gritando a todos pulmón que los ojos de esa chica eran bonitos y que los comparaba con rubíes lo torturaba hasta la vergüenza, apareciendo constantemente en su cabeza a tal punto de no dejarlo dormir en la noche.
En la escuela, Eak caminaba como un zombie por los pasillos, quedandose dormido en sus clases. Hasta que llegó el almuerzo.
- Eak, ¿Estás bien? Te ves cansado – pregunto Towntrap, tomando un sorbo de su smoothie de lechuga y manzana.
- No logré dormir anoche – respondió Eak, sin ánimo.
- ¿Insomnio? – pregunto Cami.
- Nah, otra cosa – respondió agitando la mano en negación.
Cuando llegó el fin del almuerzo, Eak y sus amigos cruzaron la escuela para llegar a su clase, pasando junto al gimnasio donde se llevaba a cabo una clase de educación física.
Eak estestaba aburrido, mirando a su alrededor cuando vió dentro del gimnasio, encontrando a Rosal vestida con el uniforme deportivo que consistía en una camiseta que anudo dejando corta como un top, pantalones deportivos que arremango hasta sus muslos y tenis blancos. Tenía el cabello atado en una coleta subida, mostrando completamente su rostro al no tener fleco y dejando su nuca a la vista.
El uniforme deportivo, acomodado de esa manera solo resaltaba el cuerpo alto, delgado y curvilíneo de Rosal, que Eak no había notado hasta ese momento.
Rosal tenía brazos y piernas largas pero bien proporcionadas, sus brazos eran delgados y parecían suaves, mientras que sus piernas tenían bonitos muslos. Los pantalones deportivos se ajustaban a sus caderas anchas y la camiseta anudada hacia arriba dejaba a la vista su cintura delgada y vientre trabajado. Y su camiseta no era ajustada, pero tampoco lo suficientemente holgada como para ocultar la bonita forma redonda de los generosos pechos de Rosal, ocultos bajo la tela de sus prendas.
Mierda. El debe de dejar de mirarla si no quiere otro sermón o una golpiza está vez, tampoco quería actuar como un pervertido.
Entonces, Eak noto que los otros chicos en la clase de Rosal la miraban con cierto deseo y perversión, algo que parecía ser que la pelirroja notaba cuando el mexicano vio la expresión de molestia y fastidio en el rostro de Rosal, principalmente cuando miraba de reojo a esos otros chicos.
Ahora comprendía por qué Rosal actuó a la defensiva con él el día anterior. Era normal que una chica bonita atrajera atención no deseada por parte de adolescentes hormonales.
¿Pero entonces por qué no se cubría si eso la molestaba?
Podía ver lo disgustada e incomoda que estaba Rosal por las miradas, tanto de los ojos hambrientos de los chicos como las miradas celosas de las chicas.
Fue entonces cuando Eak notó que Rosal estaba sola, como si los demás la evitarán por más que no apartaran sus ojos de ella. Era como un animalito acorralado por depredadores.
Al principio creyó que Rosal había dicho algo para provocar a sus compañeros, pero al ver que ella lucía realmente dolida y abrumada, ese fue su límite.
- ¿Eak? ¿A dónde vas?
- ¿Qué haces?
Towntrap y Cami no entendieron que estaba haciendo su amigo.
Eak simplemente entro en el gimnasio y caminó directamente hacia Rosal, ignorando las llamadas de la profesora de deportes y las miradas curiosas de los demás.
- ¿Ah? – fue lo único que Rosal logro decir, antes de que Eak se quitará su chaqueta deportiva y se la ofreciera – Toma la.
Rosal miro desconcertada a Eak, sin entender su acción, luego miro la chaqueta y miro nuevamente al chico.
- ¿Qué haces?
- Cúbrete – indicó ignorando la pregunta de la pelirroja.
Rosal no entendía por qué Eak le pedía que se cubriera, pero en ese momento se había sentido invadida y abrumada por las malas miradas de los demás; ella había podido usar el uniforme de forma normal y no llamar la atención, pero aún que disfrutaba el clima cálido, era algo sensible físicamente y hacia calor. Y aún que había recalcado eso a sus compañeros hace un momento, es como si hicieran oídos sordos y la miraran como si ella fuera una peste. Así que ver cómo Eak le ofrecía su chaqueta para cubrirse, luego de su primera impresión, la dejo atónito.
- Yo, bueno…gracias – dijo finalmente, tomando la chaqueta entre sus manos.
- No es nada, solo devuelve la cuando acabes de usarla – dijo antes de darse la vuelta, e irse.
Rosal miro la chaqueta entre sus manos, era una chaqueta deportiva oficial de los atletas de la preparatoria con la inscripción “FHS” bordada en la tela roja del dorso de la prenda. Mientras veía la prenda, pensó en las palabras que Eak le dijo ayer y luego, pensó en lo que había hecho por ella hace un momento.
- Hmmm…Al final, así es como eres ¿verdad? – susurro por lo bajo, solo pudiendo ser ella la única que escucho sus palabras tras una suave sonrisa cálida.
.
.
.
- ¿Entonces aún no la encuentras?
Towntrap y Eak caminaban juntos hacia el salón de Cami.
Towntrap noto que Eak no usaba su chaqueta deportiva del club de atletismo de la escuela, así que pregunto y su amigo respondió que la presto pero no había visto a la persona que tenía su chaqueta desde que se la presto.
- No – respondió Eak.
- Descuida, seguro te está buscando para devolverla – respondió Towntrap con una sonrisa positiva.
- Más le vale – dijo Eak, comenzando a preguntarse si no debió prestarle su chaqueta a Rosal si ella no aparecía con la prenda.
Cuando finalmente llegaron al salón de Cami, Eak perdió el aliento.
Rosal estaba sentada sobre la mesa del escritorio atrás del asiento de Camí, hablando alegremente con la chica de cabello lima y ojos carmesí que parecía disfrutar mutuamente su compañía.
Cami no era muy social, igual que Eak no confiaba en las personas, de hecho la peliverde confiaba mucho menos en la gente a tal punto de no tener interés en hacer amigos. Así que ver a Camí hablar tan cómodamente con otra persona era enorgullecedor y agradable para Eak, que se sentía como un hermano mayor feliz en ese momento por su amiga.
Pero entonces su mirada se desvío hacia Rosal, viendo perdidamente la cálida y animada sonrisa formada en sus labios, mientras una risa dulce y agradable salía de su boca después de contar algún chiste. Aquella risa era contagiosa y melodiosa, incluso hizo que Eak soltará una suave risa entre dientes al verla.
No pasó mucho tiempo cuando Rosal cruzo miradas con Eak, sacando de su trance nuevamente al mexicano.
Al verlo, Rosal sonrió con una expresión relajada y se levantó saltando de la mesa, fue entonces cuando Eak vio su chaqueta, doblada cuidadosamente y sostenida entre los brazos de la pelirroja, junto con una bolsa de almuerzo.
Rosal camino directamente hacia Eak, mostrando una genuina sonrisa feliz que estremeció al chico, de buena manera.
- Oye, gracias por lo de ayer, y perdón por atacarte cuando nos conocimos…me sentí incomoda por como mirabas en mi dirección y pensé que eras como los demás, mi error – se sincero con pena y simpatía, mirando a Eak a los ojos – Lave tu chaqueta después de la escuela, no te encontré después de mi clase, así que decidí buscarte hoy.
- Ah, vaya, gracias, también me disculpo por mirarte de esa forma, es normal que te sintieras incómoda – respondió Eak, admitiendo su accidental error – Por la chaqueta no es nada, gracias por devolverme la, no tenias que lavarla.
- Tal vez, pero quería hacerlo – respondió con sencillez y un ánimo cálido que hizo saltar el corazón de Eak – También toma.
Rosal le ofreció a Eak la bolsa de almuerzo.
- ¿Qué es?
- Una muestra de agradecimiento por ayudarme cuando no tenías por qué hacerlo – respondió con un tono dulce.
- Pero ¿Qué es?
- Tómalo y descúbrelo.
Eak tomó la bolsa de papel junto con su chaqueta, sosteniendo una en cada mano.
- Bueno, tengo que irme, ¡Nos vemos! – Rosal se despidió con una amplia sonrisa antes de salir del salón, pasando al lado de Eak.
Luego de que Rosal se fue, Eak miro la puerta vacía por donde la pelirroja se había ido, desapareciendo cualquier duda de su decisión al saber que lo que hizo no fue ningún error.
Durante el almuerzo, Eak estaba sentado en las gradas del gimnasio junto con Towntrap y Cami.
Luego de terminar su almuerzo de tacos de res con salsa picante; Eak aprovecho para tomar su chaqueta y ponérsela, pero al acercarla, detecto un suave y fragante aroma a flores. Curioso, acerco la chaqueta a su nariz y olió profundamente el relajante toma a rosas, también notando el dulce y fresco olor a frutas.
- “Huele a rosas y fruta…que rico” – penso.
Era un aroma dulce y delicioso sin ser empalagoso, siendo relajante y fresco al mismo tiempo.
Ignorando olímpicamente las miradas desconcertantes de sus amigos, Eak respiro una vez más el aroma de su chaqueta antes de ponerse la prenda limpia y fresca.
Al ver como Rosal había tenido el cuidado de lavar y devolverle su chaqueta, Eak miro la bolsa del almuerzo y procedió a abrirla para ver el interior, dándose cuenta del pastelito envuelto en una bolsa de plástico que protegía el postre.
Era un cupcake de biscocho de chocolate y crema fresca de frambuesa.
Cuando Eak lo saco de la bolsa de papel y desenvolvió la bolsa de plástico del cupcake, el dulce aroma a chocolate y el fresco olor de la frambuesa penetraron en su nariz como una caricia dulce.
Quito el envoltorio del cupcake y dio una mordida al postre, sintiendo el chocolate oscuro cremoso como relleno, mezclarse con el esponjoso pan dulce y la fresca crema de frambuesa. Sin duda era dulce, pero era delicioso y nada empalagoso.
- ¡Mmmh~! Está delicioso – exclamó fascinado por el postre.
Si bien las siguientes mordidas que Eak dio al cupcake eran grandes, se tomó su tiempo para disfrutar de cada dulce bocado. Siendo toda una dulce experiencia para su feliz gusto.
Al día siguiente, Eak volvió a encontrarse con Rosal en el club de atletismo, resultó que ella se había inscrito y ahora estarían juntos ya que la clase era mixta.
- ¡Hola! Me alegra verte aquí – Rosal saludó alegremente a Eak, mientras se acercaba a él.
- ¿Te uniste al club de atletismo? – respondió Eak con una sonrisa relajada, levantando la mano en forma de saludo.
- Me gusta mantenerme en forma, tengo buena resistencia y velocidad, pero sin duda destacó en fuerza y flexibilidad – dijo flexionando sus brazos en el aire para estirar.
- ¿Qué tan buena eres? – pregunto Eak, con una sonrisa desafiante.
- ¿Quieres averiguarlo? – Rosal le dedicó una sonrisa ladina, con una feroz mirada tan intensa como el fuego.
Eak miro atento a Rosal, quien se abrió paso en la pista de carreras donde aun no se alineaban sus compañeros. Con una sonrisa confiada, Rosal se puso en cuclillas y salió disparada con la misma fuerza y velocidad que una bala, dejando una nube de polvo a su paso.
Cómo si tuviera los ojos fijos en el premio, Rosal mantuvo la mirada al frente con una sonrisa, saltando para tomar impulso, iniciando una serie de cuatro increíbles saltos mortales que finalizaron con un perfecto giro triple en el aire, aterrizando de pie como una gimnasta olímpica.
Una vez de pie, Rosal sacudió su cabello moviendo suavemente la cabeza para apartar los mechones de su coleta de su rostro, ondeando los bonitos risos de su cabello brillante.
Rosal volteó hacia Eak, mirando por encima de su hombro con una cálida sonrisa alegre, encontrando la mirada sorprendida y la boca abierta de Eak, quien parecía a ver visto a una Estrella famosa caminar frente a él.
- ¿Qué? – sonrió Rosal, divertida.
Eak agitó la cabeza para despertar de su estado de sorpresa, comenzando a aplaudir y silbar al igual que el resto del club de atletismo, impresionados por la serie de saltos de Rosal.
- Eres buena – exclamó Eak, con una sonrisa simpática.
- Gracias, aún que ese fue un salto muy simple para mí – respondió Rosal, confiada.
- ¿Puedes hacerlo mejor?
- Se que puedo hacerlo mucho mejor.
- Entonces veamos quién es mejor, si me ganas serás la mejor de la clase – dijo, señalando que el era el mejor del club de atletismo.
- Estoy ansiosa por ver eso.
La clase sin dudas fue intensa.
Rosal y Eak pasaron la mayor parte de la clase mostrando sus mejores habilidades en las carreras, estiramientos y saltos. Empatando y ganando entre ellos, pero no pudieron evitar sonreír y reír alegremente, disfrutando la compañía del otro y la competencia amistosa.
Hasta que llegó la prueba de fuerza.
- ¿Y que tan fuerte eres? – pregunto Eak, confiado y despreocupado en que ganaría.
- Podría levantarte sin problemas con una mano como si fueras un muñeco de algodón – respondió Rosal, con una sonrisa amistosa.
- Jaja, nah, ¿Cómo crees? Si estoy bien pesado, eres ágil y rápida, pero no me vas a poder – Eak río divertido, no era que no creyera que Rosal era fuerte, pero los brazos de la chica eran simplemente delgados.
Rosal resoplo con un media sonrisa, mientras miraba la sonrisa burlona en el rostro de Eak, lo que solo la motivo más a borrar esa expresión del rostro del muchacho.
Sin decir más, Rosal paso sus manos bajo los brazos de Eak y antes de que el mexicano pudiera reaccionar, sus pies fueron levantados del suelo y descubrió que se encontraba sostenido en el aire, encontrándose con la mirada divertida de los ojos rubí de Rosal, quién lo sostenía tomándolo de las axilas con tanta facilidad como si se tratara de un muñeco de trapo.
- Jaja, ¿Sabes? Desde este ángulo…te ves más lindo – bromeó dedicándole un alegre y pícara sonrisa que sonrojo a Eak hasta las orejas.
Cuando terminó la clase y todos se cambiaron el uniforme escolar, Eak acompaño a Rosal a su salón, iniciando una conversación.
- Buena competencia, me ganaste justo en la prueba de fuerza, agilidad y flexibilidad – dijo Eak, ofreciendo su mano para un apretón amistoso.
- Igual, hace tiempo que nadie me daba una buena carrera, eres rápido, con razón me ganaste en la pista de carreras – dijo Rosal, sonriendo claramente mientras estrechaba su mano con la de Eak - ¿Haces deporte por pasión, pasatiempo o salud?
- Una combinación de las tres, ¿Y tú?
- Igual.
- La neta, no me esperaba que pudieras cargarme.
- Te dije que podía – respondió Rosal con una risita victoriosa.
- ¿Cómo tienes tanta fuerza? Después de cargarme a mi, cargaste más peso que el resto de nosotros – pregunto desconcertado.
- Es algo de nacimiento – respondió con sencillez.
- ¿Cómo un superpoder?
- Algo así…los doctores dijeron que nací con una extraordinaria densidad muscular, a pesar de que mis brazos son muy delgados – dijo flexionando su brazo izquierdo, mostrando sus delgados y suaves músculos.
- De lujo… - comento con una sonrisa ladina y un brillo de asombro en los ojos.
Rosal resopló y río cálidamente, enternecida por las palabras de Eak.
Eak sintió que su corazón salto ante la cálida y melodiosa risa de la pelirroja, sonriendo suavemente ante la agradable risa.
Entonces volvió a olerlo.
Aquel aroma de rosas y fruta, estaba tan cerca que podía olerlo.
- “Ella es la que huele así…” – pensó respirando el agradable aroma – “Es dulce y relajante…que rico aroma”
- Pero ojalá mis calificaciones fueran tan buenas como mis acrobacias – Rosal río con un sarcasmo seco, sacando a Eak de sus pensamientos.
- ¿Eh?
- Mis calificaciones, son un asco en comparación a mis hobbies – explico Rosal, con una media sonrisa.
- ¿No te va bien con las materias?
- No, las únicas dónde soy buena es en artes, pero apesto en matemáticas, literatura y esas cosas. Digo, se lo básico, como cualquier persona, pero clases como historia y ciencia me superan, no logro recordar nada y me cuesta poner atención.
- Pues si no te va bien en clases, puedes ganarte una beca y ser atleta olímpica – bromeó Eak amistosamente.
- Jaja, si, es uno de mis planes – respondió Rosal, con una sonrisa relajada - ¿Qué hay de ti?
- La verdad mal no me va, si entiendo bien las clases pero no me dan mucho interés, así que posiblemente no me especialice en nada de eso – respondió sin mucho interés – Tal vez me vaya a dónde me lleve la vida.
- No es un mal plan, honestamente, ser atleta olímpica es una de mis opciones, pero todo depende de como salgan las cosas para mí.
- ¿Cuáles son tus otros planes?
- Abrir una pastelería, tal vez tener una cadena de restaurantes si tengo suerte, y no me importaría trabajar en mi propia tienda de flores.
- No te importa mientras que el negocio sea tuyo.
- Soy mi propia jefa, es difícil que alguien más me diga que hacer, no me veo trabajando para alguien que no sea alguien de mi entero respeto o un familiar mío.
- ¿Un familiar tuyo?
- Solo le hago caso a mi familia, de hay en más, no esperes verme recibiendo ordenes de otras personas.
- Jaja, no, no espero verlo – dijo con una risita divertida.
En ese momento, ambos fueron interrumpidos por la campaña que daba inicio a la siguiente clase.
- Oh mierda, llegó tarde – exclamó Rosal.
La pelirroja salió corriendo, dejando a Eak atrás solo, no sin antes mirar alegremente al chico por encima de su hombro, dedicándole una amable sonrisa sincera.
- ¡Nos vemos en el club!
Y así, se fue.
Eak se quedó solo, parado en medio del pasillo con unas pocas personas más transitando. Quedando con la mirada perdida hacia la dirección donde Rosal se había ido, sin poder olvidar la alegre y cálida sonrisa, la melodiosa risa contagiosa y el adictivo aroma relajante de la joven.
Era una chica realmente agradable, claramente honesta, simpática, interesante y con buen espíritu deportivo…Y tan hermosa como amable.
Suspiro soñadoramente, mientras un sonrojo iluminaba sus mejillas y una sonrisa tonta adornaba su rostro.
Eak solo tardo unos segundos en darse cuenta de que Rosal se había vuelto su primer crush.
Tengo el Headcanon de que Eak es un gran atleta, incluso deportista.
¿Quien me apoya?
En otras palabras, solo un one-shot que me pareció divertido de hacer, representando como los crush en la adolescencia son una combinación de hormonas y sentimientos en mi opinión.😋
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