14
Desde que regreso a la casa, Megumi veía a su padre sentado en un sofá, con la cabeza agachada contra la cabecera y los brazos extendidos. Parecía perdido del mundo a su alrededor. Su primer instinto fue pasarlo por alto, pero la presencia de alguien oportuno le imperio hacerlo.
— ¿Que tendrá Toji? — Gojo le dijo al aire, acercándose al hijo de su pareja. — ¿Sabes? Pensaría que esta ebrio de no saber que es biológicamente incapaz de emborracharse, y no le prestaría demasiada atención de no ser porque lleva más una media hora en ese estado. No me malentiendas, se que tú padre es un hombre listo, bastante analítico en muchas cosas, pero ahora no se me ocurre en que podría estar pensando. ¿Sabes? Me preocupa un poco.
Megumi arqueó una ceja procesando todo lo dicho por Satoru. Era curioso verlo tan nervioso.
— ¿Temes que te sea infiel?
— Hay Megumi, ¿Quien le sería infiel a esto? — Se señaló, el menor robo los ojos indiferente. — Tu padre es muchas cosas, pero desgraciado para cometer esa estupidez no es. Solo me preocupa porque no quiere hablar contigo, y enserio es raro verlo así.
— ¿Tengo que asumir que quieres que le pregunté, verdad? — Repetidamente Gojo asintio. Sin muchas opciones, Megumi analizo rápidamente lo que Satoru le decía. Bueno, no podía negar que si era raro ver a su padre así. Muchos estaban acostumbrados a verlo en su estado arrogante y confiado.
Así que, entre preocupado y curioso el también no poder siquiera formular una hipótesis que explicará el escenario que veía, se acercó a su progenitor. Notando que Satoru se ocultánda perfectamente para enterarse de todo lo que diga Toji.
— ¿Padre? — El mayor volteo el rostro, mirando Inexpresivo a su hijo. Acomodándose mejor en el sofá.
>> ¿Paso algo fuera de lo normal?
— Creo que no recuerdo la última vez que te preocupaste por tu padre. — Ensanchando una sonrisa apoyo su cabeza en su mano. Avergonzando a su hijo, notandose en la mueca que su rostro adoptó.
>> Si te preocupas por mi estado actual, no es nada fuera de lo normal. En 2 días es mi aniversario con Satoru así que estaba pensando si valía la pena celebrarlo por primera vez.
— ¿En serio nunca lo han hecho? — Un cuestionamiento que hizo reír a Toji a la ligera por las implicaciones que tenía.
— Nunca lo vimos como algo necesario, sabes que mi relación con Satoru es enredada.
— No hay comparación de cómo empezaron a cómo están ahora.
— ¿Ves? Aparte que Satoru tampoco me exigió nada en estás fechas. Al final, lo tiene todo y no hay nada que no podamos hacer cualquier día en esta fecha.
— ¿Que cambio ahora?
— Casi 8 años. Han pasado muchas cosas.
— Vaya... Me sorprende que hayan durado tanto. ¿Con mi madre eras así?
— Con ella fue un caos. El primer aniversario lo olvide por completo estando más concentrado en un trabajo, el segundo la cague en cada intentó de detalle que quise tener, para el tercero solo le envié un regalo por correo con una larga lista disculpándome. — Rio para si mismo, recuerdos que le traían una enorme nostalgia. — Tu madre fue mi primera relación seria a decir verdad.
— Solo llévalo a un Mcdonald's. Satoru no es de gustos caros, es peor que un niño cuando se trata de comida. — Satoru a metros de ellos no sabía si sentirse ofendido o decir que estaba en lo cierto. Hasta donde tenía memoria lo dicho por Megumi no estaba fuera de la realidad.
— Eso lo puedo hacer todos los días, ¿Un aniversario?
— ¿Tienes dinero, conocimiento e ideas para algo más grande y ostentoso? Tienes como 48 para que se te ocurra algo. Llévalo a un Mcdonald's.
— Lo del dinero creo que me faltaría, pero tengo una idea para arreglarlo.
— ¿En serio?
— Si, vamos a jugar a caballos y me ayudas con tus Shinigamis para que yo gane. — Megumi no dijo nada, más bien , su mirada estaba gélida e indignada sobre su padre. Invocando la sombra de un conejo, que atacó a Toji por la espalda y seguidamente desapareció.
— Allí tienes mi respuesta. — Y se fue.
— Que amargado me salió el retoño. — Se quejo. Volviendo a ponerse como estaba antes.
De un momento a otro fue cuando Toji sintió 2 brazos rodeando su cuerpo, haciéndolo saltar del susto.
— ¿Escuchaste...? — Ni para que preguntar.
— Todo. Que cariñoso me salió Papiguro.
— Bueno. Entonces, ¿Que piensas de celebrar este aniversario?
— No me voy a oponer. ¿Apuestas y luego a comer? Podemos conversar y planearlo bien.
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