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🌿 Día 0;27 Conocer a los padres

🌿Creación de Oc para los padres de Chuuya porque no tuve el ánimo de inventar una excusa para los apellidos diferentes entre él y Kouyou.

-Bien, entonces te espero aquí. -le dijo la persona al otro lado del teléfono, pues la llamada no era mucho de lo que hablar, solo para informarle que él y su novio estaban por verse en su casa. Para que conociera a sus padres.

Y Dazai Osamu no estaba asustado. No, porque él no se asusta.

Más bien era el hecho de que no podía estar asustado, porque cuando se asusta de alguna situación, todo empieza a volverse difuso y se convierte en la persona más torpe y estúpida del mundo.

De hecho le estaba ocurriendo eso en este momento. Vagando entre una fila y otra, entre las cajas de cereal y los condimentos para un espagueti, todo dentro de un mismo supermercado. No se podía decidir el postre que llevaría para degustar en familia. Se preguntaba si alguno de ellos sería alérgico a las nueces, o a las fresas, tal vez alguno fuera alérgico a la esencia de vainilla.

Existían un millón de probabilidades que le harían quedar mal enfrente de la familia Nakahara, y él las ideó en su cabeza, cada una de ellas. Se mentalizó ante cualquier posible catástrofe, para así poder evitar verse mal ante ellos.

Si le preguntaban por su trabajo o metas, respondería que tenía ambiciones en la vida y que aspiraba a algo grande mientras se seguía preparando en la universidad. Si le preguntaban sobre su familia, él diría que tienen un buen ambiente cada día y disfruta estar con ellos. Y si le preguntaban sobre sus gustos, respondería cosas que los ancianos adoran. Todo sin olvidar mencionar a Chuuya, para que vieran que lo quería tener por siempre.

Aunque todo fuera mentira, querer tener a Chuuya por siempre a su lado era lo único que diría desde sus más sinceros pensamientos.

Entonces seguía debatiendo mentalmente sobre el postre que llevaría. Recuerda a Chuuya hablando sobre un pastel de chocolate que su madre solía comprar, así que eso estaba haciendo.

Buscando un pastel de vainilla en todo ese sector de comida de dudosa chatarra, cuando por fin lo encontró, se alabó a sí mismo en su propia mente, porque notó que solo quedaba uno. Los dioses parecían sonreírle hoy.

Pero cuando iba a agarrar la bandeja para llevarla a pagar y largarse de ahí, su mano chocó con la de otra persona. Entiéndase que este no fue un ambiente agradable como lo pintan en esas historias de amor. No, era todo lo opuesto.

La mirada rival entre una y otra creó un ambiente materializado que llegó hasta los demás clientes, quienes se fueron apartando de ellos poco a poco.

-Quita tus manos. -le dijo el contrario a Dazai.

-Quitalas tú. -le respondió en el mismo tono el hombre que parecía tener mechones rojos y otros rubios, eran un tono de rojo ya apagado y deteriorado, que distinguía perfecto los rasgos ya arrugados (pero no tanto) del señor.

Sus miradas chocaron, pero Dazai fue el primero que pensó con coherencia y tomó el pastel de vainilla entre sus manos. Estuviese lo que estuviese pasando, Dazai no perdería, porque no quería defraudar a Chuuya ni a su familia.

Pero lo que se encontró en cuanto salió de la sección fue algo que no esperaba y maldijo alto. Un pasillo cerrado, o más bien, bloqueado por uno de los empleados que iba y venía acomodando cosas en los estantes de ambos lados.

No había otro modo, tenía que regresar por donde vino, pero no sería tan sencillo, porque ahí lo esperaba el señor que quería el pastel de vainilla que tenía entre sus manos.

Era persistente y parecía tener un aura de miedo. Le recordaba a alguien, pero no podía pensar con claridad si estaba siendo prácticamente perseguido.

El hombre lo tenía en la mira, pero lo único que debía hacer era llegar a las cajas para cobrarlo y pagar. Entonces el pastel sería suyo y no se lo podría quitar.

Logró salir del pasillo a duras penas, variando un permiso y perdón al trabajador. Entonces le enseñó el dedo medio al hombre que le quiso robar el postre y se burló en su cara.

Ya nada se podía interponer entr una buena relación con la familia Nakahara y él, ya había pagado, se dirigía a la casa, y por si fuera poco, le hicieron un descuento por su escasea de productos comprados.

Todo parecía ir bien, hasta que al llegar a la casa de Chuuya, su novio lo fue a recibir en la entrada y ahí estaba él.

El mismo señor, al que le arrebató el pastel muy infantil, era el mismo señor que se hacía llamar el padre de su novio.

Dazai Osamu quiso llorar y salir corriendo como un bebé.

🌿 Día 0:27; completo ✓
Ah, yo quería que esto saliera mejor pero al último momento no tuve ninguna idea.
Tal vez lo arregle en otro momento.
¡Gracias por leer!

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