🌿 Día 0;23 Mudarse de casa
🌿Alerta🌿
• Este capítulo puede contener spoilers/referencias a la novela ligera Storm Bringer, aunque sea nulo, recomiendo haberla leído.
Hace unos días, después de haber derrotado a Verlaine, los días para Dazai habían sucedido como siempre, el peligro que creyó que vivir al entrar en los bajos mundos se volvió monótono.
Todo igual, balas, granadas, incendios, y muchas otras cosas en las que no tenía reparo a pensar por el desperdicio de tiempo que le sería. Pero, en efecto sí hubo una cosa que cambió, aunque por un momento solo decidió ignorarlo.
Ese cambio fue el de Chuuya llegando de la nada y quedándose en su hogar. Esa vieja chatarra que en un principio solo estaba planeada para una persona, ahora estaba albergando a casi dos.
Porque Chuuya no vivía ahí, no estaba casi nada de tiempo, mas que en las noches, cuando ya era hora de descansar incluso para los mafiosos, el cobrizo se colaba por la oscuridad que un solo foco moribundo no alcanzaba a cubrir. Y sin previo aviso se quedaba a dormir, sentado en la silla al lado del colchón donde dormía Dazai.
Si se lo preguntaba a la mañana siguiente, acerca del por qué lo había hecho, si era una broma de mal gusto o algo así, Chuuya solo lo negaría descaradamente, para que se diera cuenta de que no quería hablar de ello y que por más que preguntara, no hablaría.
Pero no supuso un problema el que Chuuya durmiera con él. No lo entendía, pero no había problema.
Tal vez, solo el hecho de que no lo podía usar como una broma para molestarlo, porque no parecía irritado, en cambio, el semblante de Chuuya pasaba a uno abatido. Entonces prefería no decirlo.
—Chibi. —llamó corto, iban en camino a una misión encargada para ellos, el doble negro capaz de lidiar con lo que fuera. —No te ves descansado, ¿es porque duermes en una silla?
—¿Será eso? —se preguntó a si mismo con un deje pensativo muy bien fingido, era obvio que sabía porqué se veía en esa forma tan descuidada, e igualmente era obvio que no quería hablar de ello.
—Lo veas por donde lo veas es tu culpa, nadie te dijo que debías colarte a mi hogar para pasar la noche. —le frunció el ceño.
En cuanto el sonido de una bala resonó por el puerto y rozó la mejilla descubierta de Dazai, su sonrisa inició.
Chuuya tomó una postura defensiva de inmediato, y corriendo en la dirección del francotirador que les disparó, empezó a contestar las palabras de Dazai con gritos
—¡Bien, si no quieres entonces solo no iré y ya! —gritó enfurecido, desquitando su sentir con el pobre contrincante que tenía enfrente.
Luego, una vez derrotado, Chuuya arrojó el arma en dirección de Dazai, para que tuviera manera de defenderse.
—Yo no dije que no quisiera. —tomó el artefacto asesino y miró el gatillo, miró pir el lente y verificó cuántas balines le quedaban. —Podrías dormir en el suelo, es más cómodo.
Chuuya hizo una cara de disgusto en dirección a Dazai, y sin mucho esfuerzo al mismo tiempo evitó que otro hombre impactara con un cuchillo en su espalda.
—¡Eres tan malditamente repugnante como para dejar que alguien duerma en el suelo en lugar de ofrecer tu putrefacto colchón! —gritó nuevamente desde los cielos y cuando aterrizaba, clavó una patada en la coronilla del tipo. Dazai una vez más, tomó su arma, el cuchillo, y le cortó en la zona de los ojos.
Lo dejó retorciéndose en el piso.
—¿Por qué debería? —Dazai fue quien evitó un golpe desde su punto ciego por las vendas. —Nunca fuiste un invitado.
Chuuya agarró el puño de quien intentó golpear a Dazai y le rompió los huesos.
—Qué insoportable. —argumentó.
Una granada rebotó en su dirección.
—Insoportable es quien no explica el motivo por el que no puede dormir. —Dazai sonrió y pateó con fuerza la granada en la misma dirección de la que vino.
Explotó allá por el mar, y solo sus ropas lo mínimo, como si una llovizna hubiera pasado a prisas.
—Si no te importa si duermo en el piso o en la silla, no te importará semejante razón. —ofreció Chuuya a contramedida.
Desde enfrente varios hombres se formaron con pistolas bien apuntadas a los dos, y comenzó una lluvia de tiroteos en la que, Chuuya salió corriendo primero por los que apuntaban a Dazai.
Dazai tomó el cuchillo y lo aventó con precisión y sin esfuerzos a un tipo de los de enfrente, quien al caer, derribó a otros tres causando disparos sin sentido a diestra y siniestra.
—¿Qué te hace pensar que no me importa? —le dijo sabiendo que podían pelear y hablar al mismo tiempo. —Que no te pienses que me trago el cuento de que estás durmiendo si quiera, ¿has mirado tus ojeras en un espejo?
Chuuya seguía golpeando a los sujetos y repeliendo las balas para que no alcanzaran a su compañero. Pero Chuuya pensó que no sería malo que algunas lo dejaran moribundo, sabía demasiado para ser una oscuridad desolada.
—Lo hice, no te importa. —le respondió, mirándolo por primera vez desde que empezó a golpear a todos. Cuando pensó había terminado, la copia de los sujetos de hace un momento
—La primera vez que entraste a mi hogar, es porque querías hablar de algo, ¿no? —le dijo al momento en que se dirigía a una caja cerca del puerto, donde colocó el rifle que aún conservaba, y apuntó a los que por contraparte peleaban. —Fue solo un día después de que derrotamos a Verlaine.
—No te importa. Fue tu culpa de todos modos. —volvió a arremeter su ira contra los que le apuntaban.
—¿En qué fue mi culpa? No hablo idioma perro.
—¡El problema es que ni siquiera lo sabes! —gritó con rencor, golpeando los cuerpos inmóviles que tenía en frente, ellos ya moribundos estaban a nada de tocar el cielo, pues Chuuya no tenía indicios de calmarse. —¡Y lo peor es que yo me siento tan...!
Dazai acercaba con cautela para no ser golpeado, aún no se acostumbraba a los movimientos de Chuuya, pues este tenía períodos de mejora que lo hicieron impredecible por un tiempo. Gracias a Verlaine en su mayoría.
A pesar de todo lo que dijera, los golpes de Chuuya dolían como el demonio.
—¿Cómo te sientes, Chuuya? —le tocó el hombro una vez que lo alcanzó, no sería capaz de usar la gravedad ahora.
Chuuya cayó y dejó de golpearlos a todos.
No recibió ninguna bala, no le llegaron los golpes. El único que dañó a Chuuya fue su dolor propio, que no lo dejaba continuar.
Y no tuvo más remedio que sincerarse.
—A pesar de que los dejaste morir... —dijo, y Dazai sabía perfecto de lo que hablaba. —Y a pesar de que no me deja dormir el pensar en ellos, no puedo evitar que cuando estoy contigo me sienta protegido.
—¿Es por eso que viniste a mi hogar? —le habló a sabiendas de que así era. Chuuya solo asintió. —Si te sientes seguro cuando estás conmigo, ¿por qué no vienes a vivir conmigo?
Chuuya se deshizo de su tristeza y dolor para mirar a Dazai con una mueca deforme de insatisfacción.
—Ni loco haría eso.
—No puedo mover el cielo, Chuuya, pero puedo ofrecerte quedarte conmigo hasta la eternidad. —le tendió la mano, Chuuya seguía en el suelo incado. Pero sin decir nada más, terminó aceptando la oferta de Dazai en silencio.
Todavía no lo perdonaba.
Quería matarlo por lo que le hizo a sus amigos, por lo que dejó que Verlaine les hiciera.
Pero también quería estar junto a él por un largo tiempo más.
Ese mismo día, después de dejar el informe en la oficina de Mori y usar su habilidad para cambiar sus cosas al hogar de Dazai, Chuuya cayó dormido por primera vez en dos semanas.
🌿Día 23; terminado ✓
¿Esto es fluff?
Yo qué sé, pero está completo.
Gracias por leer →■■
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