Desde que Chuuya se unió a la mafia, Dazai le ha estado gastando bromas baratas que terminan por colmar su paciencia. Con él en un basurero, o su comida siendo reemplazada por algo de sabor horrible, o esa vez en la que Dazai metió jugo de tomate en una botella de vino y se la regaló.

Así llevaban cerca de un año.

Por eso esta vez, él quería ser quien le jugara una broma al castaño. Y qué mejor manera de devolverle todas sus bromas en una enorme.

Lamentablemente, no se le ocurría nada bueno que valiera la pena para hacer pagar a Dazai por todo.Y realmente no lo quería matar, a pesar de todas las veces que lo decía y el odio con el que lo sentía, sabía que si Dazai moría él estaría solo de nuevo. Por eso, la única opción que vio fiable fue aprender a prevenir las incorregibles bromas del castaño.

Y para eso necesitaba ayuda de alguien.

Ese alguien llamado Mori Ougai, el jefe de la Port Mafia que todo lo ve y es lo suficientemente infantil para ayudarle en algo tan banal como eso.

—Así que prevenir las bromas de Dazai-kun, ¿verdad?— preguntó Mori mientras sonreía maquiavélico e intentaba hacer que Elise-chan se pusiera un nuevo vestido.

Chuuya simplemente ignoró esa última parte hasta que terminaron de hablar. Entonces Elise se le acercó con una hoja de papel en mano, la cual tenía un extraño dibujo de una copa de vino. Cuando la tomó, la rubia no dino más y se alejó regalándole una sonrisa que fingía inocencia.

Así fue como las bromas de Dazai las empezó a evadir con un total éxito gracias a las recomendaciones de Mori.

"Si Dazai te regala o preparar algo siempre espera a que él lo abra o coma primero." Esa fue la más útil.

Y por eso la situación se veía tensa desde que Dazai le invitó a comer y ambos se sentaran en la mesa esperando a que el otro empezara a comer. Creía que la tención se acabaría en el momento en que Dazai bebió un sorbo del vino de su copa, pensó que él ya podía beber de la suya.

Pero esa acción fue detenida por la obviedad de que eran dos copas diferentes, no podía asegurar que la de Dazai no tuviera nada y el suyo sí. Se golpeó mentalmente por casi caer en la trampa.

—¿Vas a comer o no?— preguntó Dazai algo molesto e irritado de que Chuuya no apreciara la comida que se esforzó en pagar para que la trajeran.

En ese momento el cobrizo recordó el dibujo que Elise le dio hace una semana, y entonces se le ocurrió una brillante idea.

—Si— en un movimiento rápido, Chuuya estiró su brazo hasta alcanzar la copa de vino de Dazai. Entonces bebió de ella bajo la mirada de sorpresa, confusión, y tal vez algo de vergüenza, de Dazai. Victorioso dejó la copa nuevamente en la mesa con un fuerte golpe, que ocasionó se derramara un poco de vino. —Así lo que sea que hayas tramado se arruina, bastardo.— sonrió burlón.

Dazai mantuvo sus ojos abiertos sin pestañear, su cara parecía estar calculando o descifrando algo mentalmente. Una vez que pareciera logró entender todo, volteó su cara a una dirección en la que su acompañante no pudiera verlo.

—Chuuya idiota.— susurró por lo bajo.

Más tarde, Chuuya caería en la cuenta de que Dazai se había sonrojado por el hecho de que bebió de su copa y obtuvo un beso indirecto de él, y no porque se hubiera enojado de perder contra él.

Y más tarde se enteró de que Dazai planeaba esa cena como algo más allá que un simple detalle hacia Chuuya.

🌿 Día 4; completo ✓
Corto porque no se me ocurría nada, lo siento. El de mañana probablemente lo recompense.
(Tal vez)

Y tarde porque ayer me ganó el sueño y ya no lo publiqué, sorry.

⊙⊙← Gracias por leer.