Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

🌿 Día 0;03 Bajo la lluvia

La escuela había sido tan agotadora, y hoy más que nunca porque se terminó quedando más tarde que de costumbre.

Un castaño murmuraba insultos hacia sus amigos aue no pudieron arreglar sus cosas del club y le pidieron ayuda, haciendo que terminaran tarde.

Su planificación del día había sido arruinada; una planificación que hizo especialmente para hoy, pues se había pronosticado lluvia para hoy. Misma lluvia en la que se veía atrapado en estos momentos.

Menos mal alcanzó a guarecerse en una parada de autobús con techo.

Llevaba cerca de quince minutos esperando a que la lluvia le diera paso libre para llegar a su casa. Pero ésta parecía no ceder, incluso podía jurar que incrementaba la cantidad por cada minuto que pasaba.

Estaba apunto de decidir correr hasta su casa entre la lluvia, no obstante, un chico más bajo que él llegó con un paraguas a la misma parada. Supuso esperaba algún autobús para hacer el recorrido a su casa ya que cerró el paraguas y se quedó esperando al lado de él, poco le importó y siguió pensando en los pros y contras de correr con semejante cantidad de lluvia.

Al chico de cabello cobrizo a su lado se le cayó algo de la mochila. Era como un montón de cosas sin acomodar, como si hubiese salido apurado de la escuela. Sabía que venía de la escuela por el uniforme que portaba. Pantalón a cuadros verdes, con una camisa blanca y un suéter rojo. Reconocería ese uniforme donde fuera; una escuela de niños ricos a la que su familia le quiso meter siempre.

—Se te cayó algo.— avisó al darse cuenta de que ese chico no se daría cuenta por sí mismo.

El contrario volteó y empezó a buscar el objeto caído por todos lados, moviendo de un lado a otro la cabeza. Hasta que lo pudo encontrar y lo tomó, un poco ya mojado el objeto, y lo guardó en su mochila.

Dazai por un momento pensó que esa era una actitud normal para alguien que iba en esa escuela, pero lo pensó dos veces al recordar que estaba en la parada del autobús.

—No eres un niño rico, ¿verdad?— preguntó casi afirmando sus palabras. Sin saber realmente porqué, todos los de esa escuela se podían ir muy a la mierda de su parte.

—¿Uh?— volteó a la defensiva, probablemente porque sintió que lo insultaban de alguna u otra forma. —Qué mierda te importa.— respondió volviendo su vista a su anterior lugar, ansiando que el autobús llegara lo antes posible.

Normalmente, Dazai hubiera dejado el tema ahí al verse atacado, pero la intriga era más grande que cualquier instinto protector en estos momentos.

—Un nilo rico no suele tomar el autobús.— insistió. El otro solo trataba de ignorarlo, y lo estaba logrando, de no ser porque Dazai Osamu era un maestro en cuanto a sacar de quicio se hablaba. —Oh, seguro que como eres tan pequeño no escuchaste lo que dije.

—¿Ah? ¿A quién carajos le dices pequeño?— reclamó volteando a ver la cara provocativa que el castaño portaba. —¿A caso quieres un golpe en tu cara de idiota?

—¡Oh, no! Me rindo~ no me golpees, por favor.— pidió con un tono evidentemente falso.

Ambos chicos quedaron atónitos cuando un carro pasó cerca de ellos a gran velocidad y los terminó mojando. Empapados, ambos se miraban el uno al otro.

—¡Maldición!— exclamó para sí mismo el cobrizo.  Esperaba que sus demás cosas no se hubiesen mojado.

Y Dazai, él no se preocupaba para nada, como mucho se resfriaría y pasaría uno o dos días en cama, qué lástima. Sus cosas no le importaban en lo más mínimo, siempre le podían comprar cosas nuevas.

Pero el cobrizo se veía tan nervioso.

—¿Los niños ricos no pueden comprar más cosas si se les mojan?— preguntó realmente curioso por la actitud del contrario.

—No hables como si supieras.— respondió cuando pudo revisar que sus cosas aún seguían intactas. —No estoy en esa escuela por ser un niño rico.

Dazai se sorprendió, esa clase de escuelas jamás aceptarían a un niño que no fuese parte de una herencia enorme. Entonces ¿de qué hablaba ese chico?

—¿Cuál es tu nombre?— preguntó el castaño.

—¿Eh?— respondió confundido, no cualquier extraño con el que hablas en la parada del autobús te pedía tu nombre. —Nakahara Chuuya, ¿qué tiene que ver?

A Dazai no le sonaba el nombre para nada. Y dado que él estuvo a punto de entrar a esa escuela, podía considerarse alguien de una familia adinerada con conexiones. Pero este nombre jamás lo escuchó.

—Soy Dazai Osamu— dijo cuando vio que el contrario se veía curioso por que le dijera el suyo.

—¡C-como si quisiera saberlo!— se defendió. —Has estado aquí y han pasado todos los camiones, menos el mio, ¿no estás esperando el camión verdad?

Si no fuera por su pregunta, Dazai podía jurar que se le hubiese olvidado por completo la razón por la que seguía bajo esa parada de autobuses.

—No traigo paraguas.— suspiró. —Espero a que la lluvia cese.

Chuuya casi ríe.

—Hombre, te has mojado todo ya ¿y aún así te preocupa la lluvia?— terminó por reír. No era tan genial como para no hacerlo en una situación así.

Nuevamente, Dazai casi olvida el detalle de que estaba empapado.

—Toma, usa esto.— volteó a ver al cobrizo, quien le extendía una toalla deportiva, se veía limpia, pero aún así hizo una mueca para dar a entender que no la aceptaría si estaba usada. —Está limpia, princesa. La iba a estrenar hoy, pero cancelaron el club por la lluvia.

Dazai la aceptó con algo de sospecha todavía, la acercó a su nariz y la empezó a olfatear, al ver que tenía aún el aroma de su empaque, continuó para limpiarse la cara y lo aue pudiera de su cabello, lo demás simplemente no tenía caso.

—Gracias.— dijo devolviendo la toalla.

—Quédate la. Ya compraré otra.— puso la palma de su mano interponiendo su entrega, después sonrió.

Dszai quedó embelesado con esa sonrisa. Le gustaba.

En ese momento el autobús que Chuuya debía tomar llegó, haciendo que se preparara para abordar.

—Y toma esto también.— extendió su paraguas antes de entrar al camión. —Lo necesitarás más que yo.

Dazai lo tomó entre sus manos, agradeciendo el gesto como si no le importase. No obstante, la verdad es que estaba atonito y no sabía como responder.

—Gracias.— se limitó a decir mientras veía al chico abordar por completo.

Chuuya se despidió una última vez desde la ventana de adentro.

Así fue como Dazai quedó embelesado por un extraño que conoció bajo la lluvia.

🌿Día 3; completo ✓
Sin comentarios jajs

Esta fue algo difícil ya que no se me ocurría una situación apropiada. Pero gracias a la grandiosa Dakimoe que me dio una idea, pude escribir.
⊙⊙←Gracias por leer.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro