Ship: Saga x Afrodita

Universo Alternativo.// Modern AU.// Normal AU.

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Mudarse a una nueva ciudad para comenzar la universidad, alquilando un piso compartido, era sin duda, una enorme aventura.

Muchas primeras veces para todo. Primera vez viajando sólo, primera vez preparando una mudanza, primera vez subiendo cosas en un elevador, primera vez acomodando sus pertenencias lo mejor posible en un espacio limitado, primera vez pagando una renta, primeras veces cocinando...

Claramente, fallando de forma estrepitosa en más de una ocasión, pero aprendiendo paso a paso.

— ¿Ya tienes todo lo que necesitas, Dita?

— Eso creo, Saga.- Suspiró en respuesta.- Aunque creo que puedo prescindir de un par de cosas. ¿Qué tal te fue a tí?

— Relativamente bien.- Respondió el griego.- Es mejor llevar solo lo estrictamente necesario y tener al menos un poco de dinero ahorrado en caso de una emergencia.

— Puede que tengas razón...- Asintió, observando las cosas en el interior del carrito.

Si comparaba todo lo que llevaba, con las cosas que su compañero de piso cargaba en la canasta en su mano, era una exageración, dinero despilfarrado..

Le fue imposible evadir el sentimiento de auto desprecio y culpa que se adueñó de su mente. Tenía cuatro meses compartiendo piso con ese par de gemelos, y todavía no era capaz de distribuir correctamente el dinero que sus padres le enviaban cada mes.

Si lograba llegar a fin de mes sin pedirle dinero prestado o algún producto a sus compañeros, era un éxito. Pero casi siempre terminaba de la forma contraria.

— Oye, tranquilo. No hace falta que te atormentes de esa forma.- Le dijo Saga al notar su estado.- Aún eres muy joven, nunca antes te habías tenido que preocupar por este tipo de cosas, es normal cometer algunos errores.

— Creí que para este punto ya habría aprendido...- Admitió con una sonrisa forzada.- Ni siquiera yo entiendo cómo siempre termino gastando todo el dinero.

— Y no lo entenderás en un buen rato más.- Sonrió calmadamente el mayor.- Cuando Kanon y yo nos mudamos aquí hace tres años para comenzar la universidad, comeríamos los mismos errores que tú, una y otra vez. Nos tomó prácticamente un año aprender a administrar bien el dinero.

— ¿Algún consejo para este pobre novato?- Rió ligeramente el menor.

Saga mantuvo su sonrisa, y asintió, haciendo un gesto con su mano para indicarle que lo siguiera. Afrodita obedeció, siguiendo los pasos de su amigo.

— Para empezar, dale prioridad a productos de primera necesidad. El fijador para cabello no es uno de ellos.- Inició Saga, sacando dicho producto.- Segundo, no lleves más de lo que estés totalmente seguro de consumir. Es mejor volver en dos semanas para llevar uno más, en vez de llevar varios y que terminen en la basura.- Añadió, una vez llegaron a la zona de frutas y verduras.

Afrodita tomaba nota mental de cada recomendación que Saga le daba. Era hasta cierto punto sorprendente cómo cosas obvias le habían pasado por alto tantas veces.

— Antes de venir a hacer compras, revisa qué hace falta en tu alacena.- Siguió Saga.- Aún tienes más de medio tubo de dentrifico en casa, igual de shampoo y jabón. No hace falta que lleves más esta semana.

— ¿Cómo fue que te diste cuenta?

— Ya te lo dije: Siempre revisa antes de venir.- Respondió.- Cuando fui a revisar la de Kanon y mía, me dí cuenta de que tú todavía no necesitas resurtir esos productos.

Continuaron su recorrido por todo el supermercado, devolviendo productos a su estantería y recogiendo algunos más. Saga compartiendo su conocimiento y experiencia, y Afrodita rememorando cuánto podía. En cuanto volviera a casa, debería pasar todos esos consejos a una hoja y leerlos a diario.

El tiempo pareció esfumarse en un segundo, pero cuando terminaron, y pagaron, Afrodita se dió cuenta de que, siguiendo los consejos de Saga, había gastado mucho menos dinero de lo usual.

— ¿Ves que no es tan difícil?- Sonrió el mayor al ver su emoción.- Solo necesitas algo más de práctica, y pronto podrás hacerlo sin ayuda.

— Gracias, Saga.

Su forma de agradecimiento fue un pequeño beso en la mejilla de su compañero, quién sonrió con timidez, asintiendo en silencio.