27. Después de una pesadilla
Ship: Shaka x Afrodita
Universo Alternativo.// Normal AU.// Modern AU.// Omegaverse.// Children AU.
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Hace varias horas que Nix había cubierto con su oscuro manto el cielo, otorgando un merecido descanso a Helios tras una larga jornada, y permitiéndole a Selene brillar en el firmamento junto a todo el cortejo de estrellas.
Todos dormían profundamente en sus camas, con la esperanza de reponer energías bajo el cuidado de Hipnos en el mundo onírico... Hasta que el grito de uno de los niños resonó entre las paredes de madera.
— ¿Y ahora qué?- Bufó un pequeño Alpha de cabellera violeta, tras encender la luz.
— Afrodita tuvo otra pesadilla.- Respondió otro de los infantes presentes.
El Alpha más pequeño del grupo, quien hizo la primera pregunta, soltó un pequeño gruñido de frustración, antes de seguir con su reclamo.
— ¡Ya es la tercera vez que nos despiertas a mitad de la noche, Froda!- Soltó el niño.- ¡Ya deja de ser tan llorón!
— Déjalo en paz, Angelo.- Intervino el único Beta del grupo.- La primera vez que venimos, te la pasaste llorando por tu mamá y mojando la cama toda la semana.
— ¡Tenía seis años, Shaka!
— Milo también la primera vez que vino, y él no fue tan llorón como tú.
— ¡Tu hermano también habría llorado si no hubieras venido con él!
— ¡Yo no lloré!- Replicó el niño nombrado.- Aioria lo puede confirmar.
El Alpha de cabellos castaños, aún algo adormilado, asintió, tallándose los ojos con pesadez, después de que Milo fuera hasta su cama para sentarse a su lado.
— Ya cálmate, Angelo.- Bostezó Aioria.- Siempre exageras demasiado. Con razón tu papá te envía con nosotros desde que cumpliste seis.
— ¡Tú cállate, Aioria!
— Te recuerdo que soy mayor que tú y además, soy tu tío.- Respondió el mayor del grupo.- Y tu papá me dejó a cargo de tí.
Pronto, se formó una pequeña disputa verbal entre los tres Alphas, que amenazaba con llegar a una riña física.
El único Omega del grupo intentaba calmarse, abrazándose a sí mismo, sintiendo la culpa comenzar a invadir lentamente su pequeño ser.
Shaka permaneció al lado de Afrodita, hasta que los gritos de sus amigos y hermano colmaron su paciencia, y terminó golpeandolos en la cabeza con una almohada, justo cuando estaban por lanzarse uno contra el otro.
— ¡Ay!, ¡Shaka, ya!
— ¡Ya cálmate!
— ¡Shaka!
El joven Beta, de apenas diez años, fue capaz de detener la riña, acorralando a los tres Alphas contra las sábanas, impidiéndoles cualquier intento de huída. Tuvieron que salir volando algunas plumas de la funda para que el rubio decidiera que habían tenido suficiente y los liberara de su castigo.
— Ninguno de ustedes está en posición de juzgarlo, cuando todos fueron una soberana molestia la primera vez que vinieron.- Señaló el blondo.- Aioria, tú te la pasaste causando problemas a diario... ¡Por tu culpa terminamos volcandonos en una canoa enmedio del río!
El Alpha castaño solo agachó la mirada, intentando ocultar su pequeña sonrisa nerviosa.
— Milo, lo mismo. Aioria y tú se la pasaron haciendo mil tonterías.- Siguió el Beta.- ¡Por tu culpa, desde hace tres años tengo que quedarme en la misma cabaña que Aioria y tú para vigilarlos!
— Mi papi dice que eres el mayor y debes cuidarme.
— ¡Y también te dice que te portes bien y me obedezcas cuando él y mamá no están!
El Alpha de nueve años solo asintió, buscando ocultarse tras la cama, amenazado por la almohada en manos de su hermano.
— Y tú, Angelo.- Añadió el Beta.- La primera vez que viniste, tuvieron que sostenerte entre todos los consejeros porque no querías dejar a tu mamá irse, te ponías a llorar cada cinco minutos porque cualquier cosa te recordaba a tu mamá.
— ¡Tenía seis años!
— ¡Y a esa edad seguías mojando la cama a diario!- Replicó el mayor.- ¿Tengo que recordarte porqué no tienes permitido dormir en la cama de arriba de una litera?
— ¡No nos recuerdes eso!- Interrumpieron Milo y Aioria.
El pequeño Beta sonrió levemente, antes de devolver la almohada a su lugar. Eso siempre funcionaba para calmarles los ánimos.
— Entonces vuelvan a sus camas y dejen de molestar.
Los tres Alphas asintieron, y temerosos de volver a enfrentar al Beta, regresaron a sus camas, cubriéndose con las mantas, luego de apagar las luces.
Pero Shaka se acercó hasta Afrodita para abrazarlo sin decir nada, dejándolo llorar, hasta que logró calmarse.
— ¿Qué soñaste?
— Yo...- Murmuró aún con un pequeño nudo en la garganta.- Volví a soñar con el accidente... Soñé que mi mamá... Mi mamá...
Shaka suspiró y asintió en silencio, permitiéndole volver a refugiarse en sus brazos, únicamente acompañandolo en silencio.
Hace unos meses, la madre y el padrastro de Afrodita habían tenido la mala suerte de verse envueltos en un accidente de tránsito cuando dos vehículos causaron un choque.
Habían sido días muy duros para el pequeño Omega, que no dejaba de llorar, a pesar de que ambos adultos salieron con vida y apenas un par de fracturas de ese incidente. La posibilidad de perder a su madre le aterraba de sobremanera, y desde ese entonces, solía tener pesadillas en torno a ello.
Shaka lo sabía, y tras pedir consejo a sus padres y a otros adultos, había llegado a la conclusión de permitirle sentir su tristeza, pero hacerle saber que no estaba sólo.
— Tranquilo. Tu mamá es muy fuerte, no le va a pasar nada.- Susurró una vez que Afrodita se calmó.- Además, eres hermano mayor, y Mu siempre estará contigo... Cómo dice mi mamá, "son hermanos, y lo serán siempre. Siempre estarán el uno para el otro, incluso en las peores situaciones."
— Lo sé, pero...- Respondió el niño de hebras turquesas.- Pero no sé qué haría sin mi mamá... Le prometí que sería un buen hermano mayor y cuidaría a mi hermanito si a él o a mi papá les pasaba algo, pero... Pero no sé qué haría sin ellos... No podría hacer nada solo.
— Nunca estarás sólo, Dita.- Afirmó con un leve rubor en las mejillas.- Y-Yo... Nos tienes a todos... Al tonto de Angelo, a Aioria, a Camus, a Milo... Me tienes a mí, y yo nunca voy a dejarte sólo.- Añadió con timidez.- Te quiero mucho... Sabes que te he querido desde que nos conocimos en el preescolar y... Y nunca voy a dejarte sólo.
— Shaka...
— Te lo prometo.- Interrumpió el Beta, sintiendo sus mejillas enrojeciendo cada vez más.- N-No importa si cuando crezcamos nos casamos o si terminamos siendo solo amigos... Yo siempre te voy a querer y a estar contigo.
Afrodita sonrió enternecido por las palabras y el sonrojo en las mejillas de Shaka. Sabía cómo era ese Beta, y cuan difícil era para él expresar abiertamente sus emociones. Pero jamás había dudado que sus sentimientos eran correspondidos, desde hace muchos años.
De alguna forma, la sola presencia de Shaka lograba brindarle una enorme calma.
A pesar de las discusiones ocasionales, propias aún de su tierna niñez, eran inseparables. Ni siquiera el hecho de que sus padres les condicionaran hacerse novios hasta los trece años había logrado quebrantar su lazo, al contrario.
Habían decidido que esperarían a tener la edad suficiente para comenzar a ser pareja oficialmente, y casarse en el futuro, cuando tuvieran la edad para hacerlo.
— Gracias, Shaka.- Dijo con una sonrisa, dejando un pequeño beso en la mejilla ruborizada.
— N-No es nada... Debo proteger a mi futuro esposo.
— Estaré feliz de ser tu esposo.
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