Ship: Milo x Aioria

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— Recuérdame porqué acepté esto...

— ¡Vamos!- Rió el chico sentado a su lado.- No es tan malo.

— Son las 5:00 de la mañana. No dormí bien, y estoy en un avión a punto de despegar para ir, literalmente, al otro lado del mundo...- Mencionó el castaño.- ¿De verdad, Milo?

— Vamos, es bueno salir de tu zona de confort de vez en cuando.

— Lo sé.- Suspiró.- Pero quizás habría sido mejor idea comenzar por algo más simple.

— Aio, prometiste que comenzaríamos a viajar más seguido durante las vacaciones, para visitar todas las playas posibles.

— Lo sé, pero ir hasta el otro continente es demasiado extremo... Y la verdad, un poco desafiante.

Milo mostró una cálida sonrisa, antes de dejar un pequeño beso en su mejilla, y despeinarle el cabello con cariño.

Hace un par de años, luego de que comenzaran a vivir juntos, se hicieron la promesa de comenzar a viajar tanto como fuera posible durante sus vacaciones.

Comenzaron visitando playas de Grecia, y aunque con algunos errores de novatos las primeras veces, todo había ido bien. Pero Milo sugirió tomar el riesgo de aventurarse y viajar al extranjero.

Aioria dudó, no estaba seguro de querer salir de su zona de confort, enfrentarse a la barrera cultural y el idioma, tampoco el tiempo de viaje. Una cosa era un trayecto en avión de un par de horas, y otra más de dieciséis horas.

Pero decidió aceptar la loca propuesta de Milo y embarcarse en esa travesía al otro lado del inmenso océano.

— Tranquilo, todo estará bien.- Expresó Milo con una sonrisa.- Siempre hay una primera vez para todo, ¿no?

— Supongo...

— ¿Cuándo te he dejado morir solo después de convencerte de intentar algo nuevo?

— Milo...

— ¿Cuántas veces estuve ahí para evitar que te ahogaras mientras aprendías a nadar?, ¿o cuántas veces te saqué del agua y te ayudé a subir a la tabla mientras te enseñaba a surfear?- Siguió Milo, abrazándolo, consiguiendo sacarle una pequeña risa.- ¿Ya olvidaste cuántas veces te llevé prácticamente cargando para terminar un recorrido cuando te convencí de hacer senderismo?

— Bien, bien. Ya entendí.- Rió bajo el castaño.- Siempre estás ahí para cubrirme la espalda.

— Y siempre lo estaré, en todo lo que me necesites.- Prometió Milo con una sonrisa, acariciando su mejilla.- Dije que te amaría por siempre. Hice una promesa y la llevaré hasta el final.

— No tienes remedio...

— Pero así me amas.

— Lo sé, y es lo más loco.- Asintió Aioria, con una tenue risa.- De alguna manera, siempre logras convencerme de salir de mi lugar seguro y enfrentar mis temores... Y siempre terminas haciéndome ver que lo que parecía terrible, en realidad no era la gran cosa.

— Mi padre solía decirme todo el tiempo que a diario hagas algo que te dé miedo.- Repitió Milo.- Ahora es mi lema de vida, y me alegra que hayas aceptado ser parte de ella.

— También soy feliz de tenerte a mi lado.

— Te amo.

— Y yo a tí.- Suspiró con una sonrisa, correspondiendo el cálido abrazo.- Pero me debes una soda en cuanto aterricemos.

— Hecho.