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17. Día de gala

Ship: Degel x Asmita

Universo de The Lost Canvas.// Pre-guerra santa.// Headcanon.

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Casi era hora del baile, debía asegurarse de que todo estaba bien. Sasha ya estaba lista, igual que la mayoría de los santos elegidos como escoltas para esa misión... Excepto por uno.

— Asmita, ¿estás ahí?

— Sí.- Escuchó responder al sexto custodio desde el interior de la habitación.

— ¿Ya estás listo?

— Me temo que hay un pequeño inconveniente, Degel.

¿Inconveniente?, ¿acaso había un error con las tallas?, ¿había olvidado entregarle alguna prenda?... Fuera lo que fuera, debía resolverlo de inmediato. Tenían menos de una hora para llegar al salón de baile. Así que ingresó a la habitación, cerrando la puerta detrás de sí.

— ¿Qué tipo de inconveniente?

Al ver a Asmita todavía con sus ropas ligeras, comenzó a sentir su corazón acelerarse. Si se había equivocado de talla o faltaba alguna prenda, no sabía cómo podría solucionarlo, debía pensar rápido.

— ¿Falta alguna prenda?- Preguntó, comenzando a revisar las piezas de ropa sobre la cama.- ¿Le falta algún botón a algo?, ¿alguna prenda viene dañada?, ¿es la talla equivocada?

— No podría responderte con certeza ninguna de esas preguntas, Degel.- Respondió con calma el rubio, desconcertando a su compañero.- Comenzando por el hecho de que nunca he usado este tipo de trajes y no tengo la menor idea de qué prenda va primero ni cómo colocarla de manera correcta. Tampoco de cómo debería lucir cada una.

Hasta ese momento, Degel cayó en cuenta de su error, recordando la ceguera de Asmita.

El traje de gala estaba repleto de botones, hebillas, cintas y demás prendas que confundían incluso a personas videntes la primera vez que lo usaban. Fueron incontables las veces que Kardia o Manigoldo se colocaron algo mal o se confundieron de prenda. ¿Cuánto y más le resultaría difícil a Asmita?

— Lo lamento, Asmita.- Se disculpó por su error, comenzando a desabotonar la camisa blanca.- Te ayudaré con esto.

— Gracias, Degel.- Asintió el blondo.- Solo será necesario esta vez. Después podré hacerlo por mi cuenta.

— No te preocupes por eso.- Negó el aguador, mientras le ayudaba a abotonar la camisa una vez puesta.- Kardia siempre termina abotonandose mal la camisa o directamente arrancándole al menos dos botones, o poniéndose mal el jabot.

— ¿Entonces es correcto asumir que tienes algo de experiencia con estos trajes?

— Mi maestro me enseñó la forma correcta de usarlos desde muy joven.- Confirmó Degel, ayudándolo a colocarse el pantalón y el cinturon, luego de vestir la camisa.- Solo es cuestion de práctica.

— No dudo que deben ser cuánto menos llamativos.- Mencionó Asmita.- Pero prácticos y cómodos, definitivamente no lo son.

— En eso debo darte la razón.- Asintió Degel, buscando ahora los zapatos, tras hacer a Asmita sentarse en el borde de la cama.- Lleva algo de tiempo acostumbrarse a usarlos, y aún más aprender a colocarlos sin tardar horas.

Asmita solo suspiró con resignación, intentando levantarse, pero Degel se lo impidió.

— ¿Qué es esto?- Preguntó el invidente, palpando con sus manos el pedazo de tela que caía por su pecho desde su cuello.- ¿Para qué sirve un collar tan extraño?

— No es un collar, es un jabot.- Respondió Degel, terminando de abotonar la prenda detrás del cuello de su camarada.- Aún te hace falta la casaca y la chaqueta.

— ¿Falta más?- Exclamó el blondo.- Ya me estoy muriendo de calor, ¿qué más falta?

— Solo esas dos, y tu antifaz.

Al santo de Virgo no le quedó más que suspirar y dejarse hacer por el guardián de Acuario, permitiendo que le colocara las prendas faltantes.

— Ya casi.- Anunció Degel.- Quizás solo atar tu cabello y listo.

— Siento que me veo ridículo.

— Nada de eso.- Negó Degel con una pequeña sonrisa, comienzan a peinar las largas hebras doradas.- El azúl real te queda bien. Genera un contraste atractivo con tu cabello y resalta tus fracciones.

— ¿Y eso es algo bueno?

— Eres bastante agraciado a decir verdad, Asmita.- Admitió el acuariano, terminando el simple tocado.- Estoy seguro de que serás el centro de atención.

— Lo que me faltaba...

Asmita parecía inusualmente molesto, casi irritado, con una expresión más dura en su rostro. Degel no entendía el porqué, ¿acaso había dicho algo malo?

— ¿Pasa algo?- Preguntó, después de terminar.

— Simplemente no me gustan este tipo de eventos.- Confesó el blondo.- No estoy acostumbrado a estos ambientes, no sé cómo actuar o comportarme, no se me da bien tratar con las personas. Simplemente no entiendo porqué Athena me ordenó venir.

Para sorpresa de Degel, Asmita parecía abrumado por la situación, casi angustiado y temeroso. No podía negar que no esperaba ver así al siempre inamovible santo de la virgen, pero ahí estaba.

— Nadie nace sabiendo hacer todo, Asmita.- Le alentó.- Es normal estar un poco nervioso la primera vez.

— El hombre más cercano a los dioses intimidado por una fiesta, ¿no es estúpido?- Intentó bromear, con una sonrisa forzada.

— Para nada.- Afirmó.- No dejas de ser humano, y es normal que situaciones desconocidas te asisten. Es normal en los humanos temer a lo desconocido.- Añadió.- Si alguno de nosotros viajara al Inframundo como tú puedes hacerlo, probablemente también estaría nervioso, mientras que para tí sería algo normal. Todo es cuestión de perspectivas, ¿no lo crees?

— Puede que tengas razón.- Cedió con un ligero suspiro y una tímida sonrisa.- Creo que ya debemos salir, ¿no?

— Así es.

Degel lo ayudó a incorporarse, y ambos salieron de aquella habitación, hasta llegar al salón donde lentamente comenzaban a reunirse los primeros invitados, dónde Sasha y el resto de escoltas ya los esperaban.

Para nadie era una sorpresa ver a Degel enfundado en un elegante traje, pero a más de uno le sorprendió ver a Asmita portando uno, y aún más, lo bien que le sentaba. Tal y como predijo Degel, las miradas ajenas tampoco se hicieron esperar, observando al bello joven.

— ¿Quién es este y qué le hiciste a Asmita, Degel?

— Más bien, ¿con qué lo amenazaste?

— Kardia, Manigoldo.- Gruñó bajo el aguador.- Comportense por favor.

— Solo era una broma, Degel.- Sonrió el guardián de la octava casa.- Por cierto, no te queda nada mal ese estilo, Asmita. ¿Quieres ayuda más tarde para-

— Kardia...

— Relájate, Degel.- Rió Kardia tras observar la reacción de su amigo.- Solo que tenemos habitaciones contiguas y nada pierdo ayudando a un colega a volver a la suya, y quitarse todos estos trapos de encima.

— Gracias, pero de eso me encargo yo.- Refutó el aguador.

— Gracias a los dos, pero puedo encargarme yo sólo.- Interrumpió Asmita, apartándose ligeramente.- El baile ya está por comenzar.

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