Día 3: Cumpleaños
Pareja: Markus Hansen/Jack Ganzer
Fandom: Tempo. Jinetes de la justicia.
🦝
Markus abrió la puerta de la habitación del hotel, dentro encontró a un atractivo chico sentado sobre la cama, el chico parecía agotado y preocupado, pero en cuanto miró a Markus su expresión cambió, mostrando una falsa sonrisa provocativa.
Sin expresión, Markus cerró la puerta de golpe.
Respiró hondo, controlando lo peor de su mal humor antes de girarse para enfrentar a los hombres detras de él.
–Qué –gruñó, mirando a cada uno en busca de una explicación.
Lennart le sonrió nervioso y alentador, como si esperará un profuso agradecimiento, Emmenthaler lo miró con seriedad, alentadolo solo con un movimiento de sus manos, Otto suspiró agotado.
–Fue su idea –declaró Otto, señalando a los otros dos.
Lennart asintió alegre.
–Por tu cumpleaños.
–De nada –dijo Emmenthaler.
Markus los observó ilegible, apretando los dientes y cerrando sus manos en puños hasta que sus nudillos se volvieron blancos. Volvió a respirar hondo, recordando los ejercicios que le había enseñado la terapeuta para su control de ira.
–Qué –repitió entre dientes.
–Oh vamos, has estado jodidamente irritado desde que Mathilde comenzó a buscar universidades –comentó Lennart, parecía como si aún esperara un agradecimiento.
–Lo necesitas –aseguró Emmenthaler, una falsa expresión sabia en su cara.
Otto se pellizcó el puente de la nariz.
–Intenté detenerlos. Y sinceramente no creí llegarían tan lejos.
–Pensamos que habías sospechado algo cuando nos estacionamos frente al hotel –comentó Emmenthaler.
–No hay ningun partido de poker aquí –rió Lennart.
–Markus, simplemente rechazalo si no estás deacuerdo. Aunque no creo les de un reembolso –dijo Otto, mirando a los otros dos.
–Es conocido de Bodashka, esta limpio. Hicimos se hiciera un examen –aseguró Lennart.
Emmenthaler le dirigió una mirada tranquilizadora.
–Es un expatriado estadounidense, solo tiene algunos cargos penales.
Markus torció su boca, digiriendo la información.
–Contrataron a un prostituto. Por mi cumpleaños –habló lentamente, esperando alguno de ellos saltará y lo negara, alegando era una broma. Una mala.
No sucedió.
–No necesito que me contraten un maldito prostituto –gruñó entre dientes–, puedo conseguir sexo por cuenta propia si lo quiero.
–¿Eso es lo que te enoja? –cuestionó Otto, incrédulo.
–No es exactamente un prostituto, pero no importa, ahora entra ahí y relajate un poco –instó Emmenthaler.
–No.
–¿No? –preguntó Lennart.
–El hombre dijo no –confirmó Otto, aparentemente la voz de la razón.
Emmenthaler lo escrutó con la mirada. Markus alzó una ceja, preguntándose exactamente que creía estar viendo.
–¿Ya no funciona tu arma? ¿Es eso?
Markus resistió el impulso de abofetearlo, por muy poco. Si creía que con ese tipo de insultos lograría provocarlo, estaba equivocado. Markus había sido soldado, la cantidad de insultos y cuestionamientos a su hombría que había recibido en el ejército por respetar a su difunta esposa no se compararía a nada que Emmenthaler pudiera decirle.
–Mathilde esta de acuerdo. Dijo que han pasado casi dos años desde el accidente… –comentó Lennart.
–En realidad dijo que no le molestaría comenzará a salir, jamás se refirió a aceptar le contrataras un prostituto a su padre –señaló Otto.
–Detalles –descartó Lennart.
Markus cerró los ojos, comenzando a contar hasta diez, su ira creciendo con cada idiotez soltada.
En ese momento la puerta se abrió, el chico, un veinteañero delgado y ciertamente muy bonito, salió con expresión irritada, al encontrarse con la mirada de Markus pareció hacerse de valor para enfrentarlo con actitud desafiante.
–¿Vas a entrar o no, viejo?
Markus miró al pequeño bocazas de arriba a abajo y respiró hondo, sus dientes rechinando ante el insulto.
—Cállense –les lanzó una mirada de advertencia a los tres, para entonces alzar al chico en brazos y entrar a la habitación.
Cerró la puerta de una patada para luego caminar y lanzar al chico sobre la cama.
El chico comenzó a actuar con una falsa bravuconería, sin preguntar se sacó la playera, revelando una piel blanca y casi lampiña, dos botoncitos rosas como pezones, casi tan rosas como el rubor en sus mejillas.
Era demasiado bonito, Markus lo miró detenidamente, apreciando desde sus rizos castaños hasta las puntas de los dedos de sus pies.
–¿Nombre? –demandó saber, quitándose la chaqueta para lanzarla sobre una silla cercana.
–Puedes llamarme como quieras –dijo, en una ridícula imitación de un tono seductor.
–Nombre –exigió otra vez, sin gustarle tener que repetirse.
–Jack… Jack Ganzer –murmuró, ahora observando con precaución a Markus quitarse el cinturón y las botas.
Markus se quedó en su suéter y pantalones, se acercó a la cama, el chico, Jack, lo siguió con sus ojos aguamarina mientras se aferraba a la sábana para no retroceder, no parecía tenerle miedo, pero si desconfiar de él, su nerviosismo era claro, no estaba acostumbrado a esa situación.
Se detuvo frente a la cama, el chico parpadeó mirándolo como un cervatillo, Markus apretó sus manos en puños para contenerse, el chico era realmente era demasiado bonito.
–¿Has estado con un hombre antes?
El chico tragó saliva, mordiendo su labio inferior y bajando la cabeza hacía su regazo.
Esa sola acción tuvo a Markus luchando consigo mismo para no voltearlo y tomarlo sin ninguna delicadeza.
–Responde la pregunta, Jack.
–No… pero me preparé antes de venir aquí –confesó a regañadientes, su cara y clavícula ahora completamente rojos.
–¿Quieres hacerlo?
Levantó la cabeza, sus rizos en punta sacudiendose, sus ojos aguamarina mostrando sorpresa por la pregunta.
–¿Qué?
–Me oíste.
–Yo… yo… no, lo siento solo quería sacar algo para pagar el alquiler de este mes –susurró, sus ojos llenándose de lágrimas, claramente luchando para no dejarlas caer.
Markus asintió, se sentó a la cama y jaló a Jack a su regazo, acunándolo entre sus brazos, lo sintió tensarse durante un segundo antes de derretirse contra su pecho, Markus también se relajó, pero apretó más los brazos a su alrededor.
–No me malentiendas. Te voy a follar cuando estés listo. Puede ser mañana o dentro de un mes, no importará.
Luego de un largo momento de contemplación, el chico asintió sin decir nada, apoyando la cabeza sobre su hombro.
Markus metió una mano entre su cabello, acunando su cabeza en un agarre protector.
___________________________
Esta pareja salio de la nada, estaba viendo Tempo (película rara) para sabrosearme al Hugh Dancy y recordé a Markus (esta película me gusto mucho) y bam, surgió esta shipp. Creo se va a convertir en una de mis favoritas.
Gracias por leer.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro