Primer Beso
Antes de empezar: la lista de prompts la saqué del usuario exor en reddit, no sé si haya otra por algún lado, pero esa fue la que encontré.
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Odiaba la espera.
Observó el reloj de la torre en el centro de la ciudad y un suspiro de frustración escapó de sus labios. Llevaba cinco minutos esperando y no había señales de su compañero. Shion miró al cielo con aire distraído. Quizá lo mejor era volver, tal vez Manigoldo se había arrepentido de salir con él o quizá, su intención era esa y solo reírse de él. Hizo un ligero mohín pensando que eso sería muy de Cáncer, ya que uno de sus pasatiempos favoritos era molestarlo. Miró de nuevo el reloj y decidió que era hora de regresar. Se separó de la pared en la que estaba recargado y comenzó a caminar. Apenas había un avanzado un poco cuando alguien se emparejó a su lado.
—No habrás pensado en volver sin esperarme, ¿no? —la voz de Manigoldo tenía un ligero tinte ofendido.
—Llevo diez minutos esperando, creí que no vendrías —respondió girando su rostro para que no viera su sonrojo.
—Lo siento —para su sorpresa, Manigoldo lucia realmente avergonzado—, es que se demoraron en entregarme algo, no era mi intención hacerte esperar —Shion lo miró de reojo y sonrió.
—Bueno, ya estás aquí, ¿qué es lo que querías mostrarme?
—Vamos en la dirección contraria, sígueme.
Obedeció y lo siguió en silencio. Salieron del pueblo y se internaron en el bosque. Shion no podía negar que tenía curiosidad, pero Manigoldo le había dicho esa mañana que le tenía una sorpresa y que no hiciera preguntas así que tenía que limitarse a obedecer, porque conocía muy bien al de Cáncer y así como podía ser bastante hablador y ruidoso, cuando se lo proponía podía ser una tumba, algo que raramente sucedía, por lo que disfrutaría de aquella actitud atípica. Shion notó que conforme avanzaban y suponía se acercaban a su destino, Manigoldo lucia más nervioso y eso lo hacía ponerse nervioso a él, pues no sabía que le deparaba más adelante.
Se detuvo y observó a Manigoldo con sospecha quien le devolvía la mirada de una forma que Shion no podía descifrar. Manigoldo se rascó una mejilla y se aclaró la garganta.
—Cierra los ojos...
—Manigoldo —advirtió Shion.
—Prometo que no es malo —dijo con toda la seriedad del mundo. Shion dudó un momento, pero finalmente se rindió y asintió, cerró sus ojos, lo último que notó fue una sonrisa de triunfo de Manigoldo.
Esperaba no arrepentirse. Manigoldo lo había hecho víctima de sus tonterías innumerables veces y estaba cansado, de hecho, lo había estado evitando durante un par de semanas y en los últimos días Manigoldo había estado actuando raro, siempre lo veía con intenciones de acercarse, pero al final se daba la vuelta, hasta esa mañana que finalmente se acercó sin darle tiempo de huir, pero para su sorpresa, solo le había dado una hora un lugar y la promesa de que se comportaría y Shion le creyó, así que accedió, pero ahora ya no estaba tan seguro. Sintió la mano de Manigoldo tomar la suya y siguieron avanzando.
—Ya casi llegamos... Ya casi y llegamos —anunció Manigoldo sin ocultar su felicidad.
Shion abrió los ojos y parpadeó ligeramente. Frente a él, un pequeño lago se extendía como un espejo rodeado de árboles, flores silvestres daban color al verde pasto dando un toque mágico al paisaje, pero lo que más llamó su atención no fue el paisaje, si no una manta sobre la qué había una cesta y algunos cubiertos. Se quedó sin palabras mientras asimilaba que Manigoldo lo había llevado a un día de campo.
—¿Y? –dijo Manigoldo impaciente ante al mutismo de Shion.
—No entiendo, ¿qué es esto? —preguntó Shion sin apartar la vista de lo que tenía en frente.
—Un día de campo —respondió de forma obvia. Shion lo observó con molestia. Levantó las manos en derrota y se rascó la cabeza—. Bueno, es que a veces me comporto como un idiota contigo y...
—¿A veces? —lo interrumpió. Manigoldo rodó los ojos.
—Bueno, probablemente algo más que a veces y quiero disculparme, no es mi intención... —Shion lo miró significativamente—. Está bien, sí es mi intención, pero no para que te enfades conmigo, quiero disculparme y compensarte de los malos momentos que te he hecho pasar y sé que solo esto no será suficiente, pero habrá más lo prometo y trataré de no molestarte tanto —las palabras salían atropelladas de su boca mientras Shion lo observaba atónito.
—Con una disculpa era suficiente —respondió después de un momento.
—No lo era —la seriedad volvió a su semblante—, seguirías ignorándome y no quiero eso, pero vamos a almorzar, es tarde.
Lo tomó de la mano y lo llevó a la manta que ya tenía todo dispuesto y luego comenzó a servirle. Para sorpresa de Shion, todo lo que había en la cesta era de sus comidas favoritas, sin embargo, no dijo nada y dirigió la conversación a temas triviales sobre el Santuario y sus misiones.
—Muchas gracias por esto —dijo Shion cuando terminó—, aunque no era necesario.
—Claro que lo era, pero espera, falta el postre —respondió Manigoldo como si lo acabara de recordar.
De la cesta sacó unos cucuruchos y Shion no demoró en reconocer su contenido haciendo que su corazón palpitara de felicidad. Manigoldo sonrió ante la expresión que había puesto a la vista de los dulces.
—¿Esos son...? —preguntó con cierta ilusión.
—Fiocchi di neve —asintió. El rostro de Shion se iluminó haciendo que Manigoldo sonriera más ampliamente y le tendió uno.
—¿Cómo los conseguiste? —preguntó después de dar una leve mordida al dulce que casi lo lleva al paraíso.
—Solo conseguí la receta y encontré a alguien que la realizara —se encogió de hombros minimizando el verdadero esfuerzo que le había puesto.
—No debió ser fácil.
—No lo fue —aceptó—, pero sé que te encantaron y el esfuerzo valía la pena.
—Cualquier dulce hubiera estado bien y lo sabes.
—Puede ser, pero quería hacer algo especial para ti, ya te dije, quería compensarte por los malos momentos.
—Gracias —sonrió Shion.
—No tienes que agradecer, escuché a alguien decir que en una pareja, por cada momento malo, debe haber el doble de buenos y yo te debo muchos —comentó casualmente.
Shion, que ya iba por su tercer dulce, lo apartó de su boca y dijo:
—Pero no somos una pareja —lo miró con extrañeza. Manigoldo se aclaró la garganta.
—Esa es otra cosa que quería comentarte —volvió aclararse la garganta—, yo... bueno, tú... nosotros quisiera —Shion lo miraba con una sonrisa mientras el sonrojo en Manigoldo se acentuaba—, tú me entiendes —dijo desviando la mirada con fastidio.
—Tengo algunas conclusiones, pero nada definitivo —dijo con seriedad.
—Estoy seguro que has llegado a las correctas, siempre lo haces.
—Preferiría que me las confirmaras para estar seguro.
—Me estás haciendo pasar un mal rato, debes compensarlo —hizo un mohín. Shion volvió a sonreír.
—Ya veremos.
—Me gustas y sé que también te gusto y si no te gusto, pues haré que te guste, pero de mi lado no te irás —concluyó.
—Oh, vaya —un ligero sonrojo tiñó sus mejillas—, parece que estás de suerte, también me gustas y me gusta gustarte —se burló.
–Nos salió cómico —farfulló con disgusto-. Quiero mi momento bueno —sentenció. Shion lo miró con curiosidad—. Un beso.
—Oh.
Esta vez las mejillas de Shion se encendieron notoriamente. Algo que satisfizo el corazón de Manigoldo quien se acercó sin esperar respuesta se acercó y tomó los labios ajenos de forma dulce. Un suave rose apenas sintiendo el suave sabor a crema de los dulces que acababa de comer.
—Delicioso —dijo sobre sus labios, antes de presionarlos por última vez y separarse—. Tu primer beso y nuestro primer beso —el orgullo se notaba en su voz.
—No es mi primer beso —Shion respondió de forma seria.
—¿Qué? ¿Cómo que no? ¿Quién fue el imbécil qué se atrevió a tal?
—Tú —Shion no pudo reprimir una ligera carcajada-, pero parece que lo olvidaste.
Manigoldo hizo memoria y abrió los ojos con sorpresa.
—Cierto —chasqueó los dedos—, bueno, sigo siendo tu primer beso y este, nuestro primer beso como pareja.
—Idiota —murmuró Shion.
—Idiota sí —respondió abrazándolo—, pero soy tuyo.
Shion rió por lo bajo y negó suavemente devolviendo el abrazo y sintiéndose feliz. Manigoldo definitivamente había devuelto con creces todos los malos momentos en uno solo. Suspiró.
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¡GRACIAS POR LEER!
Salió un poco más extenso de lo que había pensado, pero bueno...
*Fiocchi di neve (copos de nieve) son unos bollitos rellenos de crema de leche muy famosos en Napoles.
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