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Álbum Fotográfico


AU Moderno


-Gracias por ayudarme con la mudanza angelito- comentó un hombre mayor de cabello pelirrojo.

-No es nada tío- respondió el sobrino mientras cerraba otra caja.

-¿Cómo que no es nada? Te quito un día de descanso para venir a cargar cosas y meterlas en un camión- dijo el pelirrojo completamente dramático.

-Es lo mínimo que puedo hacer por ti, además mientras mas rápido te mudes, mas tiempo podremos pasar juntos- dijo emocionado. Su tío, su única familia, actualmente vivía a 6 horas de donde vivía con su pareja, pero ahora, gracias a su trabajo, iría a vivir cerca de ellos. Como a 30 o 40 minutos, lo que hacía que fuera mas sencillo visitarlo.

-Oh pero no quiero ser un mal tercio para ustedes- dijo el tio.

-¿Bromeas?- preguntó el peliazul- Aioria y yo estamos encantados con la idea ¿cierto amor?- preguntó lo suficientemente alto para ser escuchado en otra habitación.

-Si, nos encantan visitarlo- se escucho una voz a los lejos.

Entonces, se escucho unos ruidos secos y luego un golpe fuerte. Obviamente ambos hombres se asustaron y corrieron a ver como estaba Aioria.

-Aioria- grito el peliazul todo preocupado.

-Estoy bien, solo creo que no puse bien la caja de arriba- le comentó mientras su novio revisaba que no tuviera alguna herida seria-

-¡¿Cuántas veces te he dicho que no cargues tantas cajas al mismo tiempo?!- le regaño luego de que se le pasara el susto.

-Lo siento, no las sentí tan pesadas y creí que podría con ellas- se disculpó el castaño- lamento el desastre señor Virgilió- dijo al mayor al ver que todo el contenido de las cajas ahora estaba regado por todas partes.

-Lo importante es que tu estas bien- respondió restándole importancia al asunto de las cosas- eran solo libros, pero pudieron lastimarte si te caían en la cabeza- comentó aliviado de que no hubiera pasado ninguna tragedia.

-Sera mejor recoger esto- dijo Aioria tomando unos libros para regresarlos a su caja.

-Ni te atrevas a levantarte- le advirtió su novio mientras le quitaba los libros de la mano- no quiero que te marees o algo por el estilo- le dijo mientras ayudaba a su tío a recoger todos los libros.

-Esperen, falta este- dijo al ver uno cerca de él. Lo tomo y le pareció que era un libro muy extraño. Para empezar, este libro era horizontal, de portada solo tenía el dibujo de un cangrejo de caricatura, además de que parecía un cuaderno o libreta por su engargolado de oruga. Era un libro muy extraño a su parecer.

Lo tomo entre sus manos y una hoja cayo de entre sus páginas. Aioria también la tomo y sus ojos se abrieron al ver que era. Grito.

Ángelo y su tío voltearon a verlo, preocupados otra vez porque algo le hubiera pasado al castaño.

-¡Que lindo!- exclamó Aioria para confusión de ambos hombres.

-¿Qué tienes ahí Aioria?- pregunto Angelo curioso de lo que tenía su novio en la mano.

-Estas muy lindo en esta foto- le respondió con una gran sonrisa cuando le mostro la foto.

Angelo se sonrojo en cuanto reconoció la foto. Era una foto de cuando era bebé, en su cuna y rodeado de todos sus peluches de la infancia, incluyendo un peluche de cangrejo gigante.

-¿De donde sacaste eso?- preguntó con toda la cara roja y deseando desaparecer.

-Estaba en este libro- dijo levantándolo para que su novio lo viera.

-Oh, lo encontraste- exclamó Virgilio con emoción- llevaba semanas buscándolo-

-¿Qué libro es este?- pregunto Aioria curioso mientras se lo entregaba al mayor.

-No es un libro, es un álbum de fotos- le aclaró el pelirrojo mientras lo hojeaba con cariño.

-¿Todavía tienes esa cosa?- preguntó Angelo incrédulo. Pensó que esas fotos se habían perdido hace años.

-Por supuesto, este es uno de mis tesoros mas preciados- dijo Virgilio todo empalagoso.

-Ay por favor- exclamó el peliazul.

-Es la verdad, aquí tengo mis fotos favoritas- comentó sin prestarle atención a las quejas de su sobrino.

-¿Podemos verlas?- preguntó Aioria emocionado por ver el álbum.

-Claro- cantó el pelirrojo tomando la mano del castaño para poder ver las fotos en un lugar más cómodo.

A Angelo le tomo unos segundos para entender lo que acababa de suceder y cuando finalmente entendió. Puso sus manos en la cabeza horrorizado y corrió tras su novio y su tío.

-Aioria- grito el peliazul todo nervioso.

-Esta fue de cuando finalmente regresaron del hospital- le contaba Virgilio al castaño.

-¿No pudo verlo en el hospital?- preguntó Aioria viendo la foto.

-Me temo que no, hubo complicaciones y mi angelito nació prematuro, por eso no nos dejaron acercarnos a verlo hasta que le dieron el alta a él y a su madre- le explico suspirando un poco triste.

-¿Y qué hay de esa?- señalo otra foto.

-Oh, esa es mi favorita- exclamó Virgilio mas feliz de lo que ya estaba, hasta junto sus manos.

-Oh no- pensó el peliazul quien se acercó lo más rápido que pudo.

-¿Dónde la tomaron?-

-En nuestra natal Sicilia- contestó el mayor con una mirada triste.

Esas palabras detuvieron a Angelo en seco

¿Acaso era la foto que él estaba pensando?

-Fue el primer viaje de Angelo a nuestro pueblo natal, tenía 7 años- le explico Virgilio a Aioria- fuimos para que conociera a nuestro padre y al tercer día lo llevamos a la zona donde aprendimos a pescar con papá para que él también aprendiera con nuestro padre y nosotros-

-¿En qué año llegaron al país?- preguntó el castaño muy interesado por la vida de la familia de su novio. Nunca se había relacionado con una familia italoamericana antes de Angelo.

-Ya éramos adultos, yo tenía 25 y mi hermano 22, yo por trabajo y él para estudiar en el extranjero- contestó mirando la foto con cariño y un poco de tristeza- sin darnos cuenta hicimos nuestra vida aquí y cada vez tardamos mas en visitar a papá. Por eso no lo conocía hasta que lo llevamos a Italia y de hecho fuimos a pescar porque mi sobrino no parecía muy cómodo con su abuelo- rio tras decir eso, pero era claro que era un tema delicado para él

-Es un gran pez- comentó Aioria sin pensar en un intento de aligerar el ambiente.

-Si, todos tuvimos que ayudar para sacarlo del agua- se río el mayor cambiando por completo su actitud. En ese momento recordó como todos terminaron medio mojados y con dolor de brazos.

-¿Quién lo pesco?- preguntó refiriéndose a quien pertenecía la caña que pico tan enorme pez.

-Yo- respondió el peliazul. Aioria no podía creerlo.

-¿En serio?- Aioria levantó una ceja escéptico.

-Es verdad- hablo el pelirrojo- ni su padre ni yo pudimos creerlo. Al principio pensamos que su anzuelo se había atorado con algo. Imagina nuestras caras cuando ese pez empezó a salpicar. Ahí saltamos todos para ayudarlo a sacarlo del agua-

-Eso suena increíble- los ojos de Aioria brillaron de emoción.

-Si que lo fue- dijo Angelo con nostalgia- el mejor día de todos-

Angelo finalmente se acercó a los otros dos y miro la foto después de tantos años.

En ella estaban tres hombres (su padre Manigoldo, su tío Virgilio y su abuelo Sage) y un niño (él) posando en un muelle de madera con enormes sonrisas. Mientras los adultos cargaban al enorme pez por lo alto, el niño tenía una pose de victoria absoluta debajo de su trofeo.

Aioria miro a su novio con ternura y luego siguió preguntando por las demás fotos. Esta vez Angelo fungió como un segundo narrador para contar las historias detrás de cada fotografía.

Fue una buena tarde para los 3, charlando y riendo, olvidándose un rato de la mudanza.

Tiempo después, Aioria le dio la sorpresa a Angelo comprando su propio álbum de fotos para que la llenen con fotos de ellos y así poder tener bonitos recuerdos juntos.

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