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23. Moving house.

¡Hola mis bonitos lectores! Quiero que octubre se acabe luego, siento que muero constantemente, pero de todas maneras, el capítulo de hoy me animo mucho porque lo amo, simplemente de mis capítulos favoritos de confort y tonterás. Muchas gracias a quien se toma el cariño para leer.

¡Espero que les guste!

—Estás haciéndolo mal, onii-chan. —No lo escucha, al contrario, sigue repasando tercamente las uñas de su novio con el esmalte negro que Nadia les regaló, procura ser cuidadoso, no ir más allá de la cutícula pero cubrir las puntas dos veces para que no se salga, es un color intenso—. Está mal.

—¡No lo está! —Eiji gimotea, se encuentran sentados en el piso, la espalda de Aslan se halla contra la cama para sostener el peso de ambos, el moreno se encuentra entre sus piernas, con sus hombros apoyados bajo un abrazo, el tacto lo quema, se le derrite justo por encima de la camiseta hasta calar a su corazón—. Está bonito. —No es verdad, ha quedado grumoso y disparejo.

—¿Seguro le pintabas las uñas a tu hermanita? —Se están arreglando para una flamante fiesta de Halloween—. La pobre debe odiarte si eres tan malo en esto.

—¡No soy malo! —No necesita darlo vueltas para saber que lo ha hecho enfadar, sus orejas rojas son más que suficientes—. A Masako le encantaba cuando la arreglaba, mi madre nunca la ayudó con esa clase de cosas femeninas así que solía acomplejarse bastante al ir a la escuela. —Se ríe, permitiendo que Aslan le extienda la palma para pintarle las uñas.

—Se escucha linda.

—No es para nada linda. —Suspira, presionando los párpados, apoyando su nuca contra el pecho de Ash—. La mayoría del tiempo es un dolor, me pedía constantemente peinados imposibles, tenía que estar horas en YouTube para que odiara el resultado.

—Ella te regaló el amuleto del amor. —Aslan le presiona un beso contra el cuello, esa musculosa roja definitivamente le sienta de maravilla a su amante, le encanta—. Y mira, te ganaste la lotería.

—Un americano idiota que hace pucheros con el natto.

—¡Yo no hago pucheros con el natto! —Eiji se voltea, con una sonrisa jodidamente descarada.

—Estás haciendo uno ahora, genio.

—Con 200 puntos de IQ, muchas gracias.

—Creías que al verter aceite de maravilla crecerían girasoles, es como esperar que crezcan aceitunas por tirar aceite de oliva. —La cara le quema, el esmalte de uñas queda de lado—. Bones no ha dejado de burlarse de eso.

—¡Él también lo creía!

—No según su versión.

¿Cuál es la mejor manera de ganarle a Eiji Okumura?

Callándolo a besos.

—¡Ash! ¡No seas tramposo!

El nombrado lo ignora, intercambiando las posiciones para poder llenarle de besos esas regordetas mejillas, le encanta la manera en que el rubor le salpica solo por sus caricias, adora la forma en que se retuerce en sus brazos como si estuviese haciéndole cosquillas cuando solo está nervioso, Aslan igual está increíblemente nervioso, pero se aventura más. Le reparte una infinidad de besos, desde esa nariz de botón hasta su mentón libre de vellos, baja hacia su cuello, rozando con sus dientes la gargantilla que complementa el disfraz felino, lo siente estremecerse y perder el aliento, de hecho, su aliento le golpea el flequillo, desciende hacia sus clavículas, son bronceadas y definidas, el aroma de Eiji lo embriaga. Ama a este hombre, lo ama tanto que sabe que se derretirá como caramelo al fuego lento apenas se encuentre con esos grandes ojos cafés.

—Tus colmillos me hacen cosquillas. —Así que lo hace, se vuelve a levantar solo para ahogarse en esos ojos de ciervo porque el resto del mundo no importa—. No puedo creer que Jessica te hiciera un atuendo genuino de vampiro. —Aunque todavía tiene que ponerse la gabardina y el pañuelo, se encuentra casi listo.

—Me siento como un niño pequeño. —Gimotea—. Griffin me hacía los disfraces para las obras escolares, pero siempre fue un terrible costurero. —Él apoya la frente en el hombro de su novio, dejándose acunar, los pantalones le aprietan, las botas liberan un chirrido gracioso—. Es lindo tener una mamá, no es que Jess sea mi...

—Lo es. —Eiji lo detiene—. No seas terco, acepta su cariño.

—Gracias. —Las mejillas le lucen extremadamente carmesíes a causa de la palidez vampírica—. Ella se ofreció a hacerte un disfraz bonito pero tú preferiste esta cosa.

—¡Mi disfraz es genial! ¡Soy un lince! Incluso hice una cola de felpa. —Se queja.

—Aunque me conmueve que tu disfraz sea en mi honor, no pareces un lince. —La atmósfera cambia ligeramente cuando Eiji se deja caer contra los bordes de la cama, usándolos de respaldo.

—Mi abuela era quien me ayudaba en ese sentido, es muy habilidosa con la aguja y el hilo, también me arreglaba el uniforme escolar. —Ash se aparta para acomodarse a su lado y mirarlo, sus zapatos juguetean contra la alfombra, es de noche.

—¿Cómo es tu familia? —Sabe que no es una respuesta agradable cuando bufa.

—Mi padre lleva varios años en el hospital por el hígado. —Recuerda, extendiendo sus piernas hacia el velador, entrelazando sus dedos con los de Ash, la calidez lo abruma, más, no lo intimida—. Antes de conocer a Ibe-san llevaba un año entero viviendo solo con mujeres, era bastante deprimente y duro, como era el único hombre en la casa, esperaban bastante de mí. —Se ríe sin risa—. Estuve a punto de dejar la pértiga, incluso antes de lesionarme.

—Eiji...

—¿Para qué continuarla? Era desgastante, usé el deporte como una distracción pero no podía rendir en nada y me seguían ganando y ganando. —Su mirada se suaviza, adquiriendo ese brillo ingenuo que tantas veces lo ha embelesado—. Luego de conocer a Ibe-san empecé a saltar con una emoción diferente, esa fotografía me hizo reconsiderar las cosas, tenerlo de apoyo me dio un respiro. —La atención de Ash salta hacia la imagen ganadora en el estante, la ha puesto junto a sus favoritas.

«Fly boy en el cielo».

—¿El matrimonio de tus padres era bueno?

—Lo mejor hubiera sido que se separaran antes, pero si mi madre se divorciaba nos íbamos a quedar sin ingresos económicos, pero luego, tuvimos que endeudarnos de todas maneras por las cuentas del hospital, no extraño eso ni un poco. —Izumo es el Cape Cod de Eiji, no le quedan dudas.

—Lamento que hayas pasado por eso. —Niega.

—¿Sabes? Odiaba la idea de casarme, veía tan poco amor entre mis padres que juré nunca contraer matrimonio.

—Entiendo el sentimiento. —Ambos se lo dijeron a Michael la primera vez que lo conocieron.

—Pero ahora. —Eiji tensa el agarre entre sus manos, provocando que las sortijas rechinen—. No me molestaría tanto. —La cordura de Ash fallece en este momento, con esos grandes ojos relumbrando un fulgor de enamoramiento absoluto, con sus mejillas sonrojadas, y una sonrisa tan tímida y suave, que convierte esos 200 puntos de IQ en una plasta rosa y gay.

—¿Acaso me estás proponiendo, onii-chan? —Las uñas de ambos se han secado, la capa de vampiro pende en la silla junto al pañuelo, la brisa los remueve.

—Tú dijiste que me lo propondrías a mí frente a las amas de casa. —Aslan le acaricia la mejilla, trazando un pequeño círculo justo en un hoyuelo naciente, vive por esta calidez, se ahoga por esta belleza relumbrante—. ¿Acaso lo olvidaste? —No es un anciano como él para olvidarlo, se contiene.

—Dijiste que me rechazarías por ser poco romántico, la idea es genial, a mí me encantaría que me propusieran matrimonio en la biblioteca pública.

—Entonces lo haré. —Eiji se deja mimar, le recuerda a un conejo y se ríe ante la idea, porque si fuese un conejito, Aslan está seguro de que tendría las orejas bajas en estos momentos, incluso teniendo a un depredador enfrente, porque lo hace profesar seguro, protegido y amado—. Justo en la sección de Hemingway. —El sentimiento es mutuo, por supuesto, nunca puede sacar sus garras con él.

—Te diré que sí. —Ambos se ríen, ayudándose a ponerse de pie.

—Vamos a llegar tarde a la fiesta. —Eiji se pone los guantes de felpa y el cintillo con las orejas—. Luego discutamos nuestro futuro matrimonio.

—Eres lindo. —Ash lo besa, listo para terminarse de arreglar.

—Te amo.

Es una celebración entre las pandillas, para mantener las horribles tradiciones que Shorter amparó, Sing se ha encargado de organizarla en la parte más eufórica de Chinatown. La atmósfera es amena, pueden escuchar los gritos entremezclados con la música a kilómetros de distancia, el reflejo de las luces estrambóticas entre los rascacielos les da una idea del lugar sin la dirección. Es una fiesta para amistarse entre las pandillas, aunque suele evitar esta clase de eventos, este año es imprescindible, no solo es la primera vez que asisten como una pareja oficial, sino que ha cedido el control, va en plan de invitado, no de líder.

—¡Chicos! —La celebración se extiende por varias cuadras, el foco principal es el Chang Dai, se puede imaginar a la pobre Nadia limpiando el desastre—. Vinieron. —Sing luce extremadamente contento de verlos, está vistiendo una sábana rota que presume es un fantasma.

—Claro que sí. —Entonces, el mocoso se sonroja—. No nos lo perderíamos por nada del mundo.

—T-Te ves lindo, Eiji. —¡¿Por qué diablos tartamudea otra vez?!—. Ese escote te sienta bien.

—¿Ah? —Ash no sabe cómo reaccionar, hay una emoción burbujeándole desde lo más profundo de las entrañas, amenazando con explotar como si fuese magma para destruir por doquier, son celos, lo acepta. Está celoso de este mocoso de apenas medio metro.

—Sí, tienes buenos músculos. —Oh, él lo toca, lo toca justo en el pecho—. Wow, que atractivo.

—¡Chicos! —Que Bones llegue saltando no puede ser más oportuno—. Se ven muy bien. —Es ahí cuando Ash se dedica a contemplar el disfraz de su adoración.

Está vistiendo uno de sus jeans rasgados y desteñidos, esos que le quedaron pequeños pero no botó, una musculosa roja abraza su silueta con una pecaminosa nitidez, mostrando tanto esos torneados brazos bronceados como su clavícula, una chaqueta con chiporro peludo lo protege del frío, hay una cola amarrada a un cinturón para resaltar el significado de su disfraz, se ha puesto unas orejas junto a unos guantes peludos cafés para completar el look, pero la cereza del pastel deben ser los bigotes que le dibujó con delineador y la nariz de botón, se ve...

Sexy.

Dios, el conjunto es un derroche de pura ternura y sensualidad.

Y al carajo, se permite pensarlo porque esa palabra ha dejado de tener una connotación negativa, Eiji es jodidamente sexy, ¿para qué negarlo? Lo hace babosear con una extraordinaria naturalidad y no tiene nada de malo tocarlo. Recuerda la manera en que se acurrucaron, con los torsos desnudos bajo las sábanas, está bien, porque es mucho más, su novio es calentito, suave, reconfortante y una infinidad de cosas más que podría pensar si no estuviese tan enamorado.

Sin saberlo, lo ha ayudado a evitar la disociación, porque Aslan ha convertido el aroma de Eiji en su cable a tierra cuando siente que se desconectará, por eso no ha reexperimentado, ha armado su propio botiquín de primeros auxilios psicológicos, finalmente ha aprendido a sobreponer un estímulo agradable sobre el aversivo, claro, todavía puede recaer, es lo humano, pero al menos se siente en control.

—¿Esos colmillos son reales? —Sing se ve maravillado contemplando el juguete falso en su boca, ha traído un bastón para perfeccionar el aura victoriana y...—. Ustedes son geniales, es un disfraz de pareja bonito. —No puede odiar al enano.

—¿Disfraz de pareja? —Eiji ladea la cabeza, confundido, luce tan adorable con los bigotes que quiere llorar.

—¿No están haciendo los de crepúsculo? El hombre lobo y el vampiro. —Bien, tal vez puede odiarlo un poco. ¿Cómo se atreve a confundir su impecable look de vampiro? ¿Su look sacado de las mismas novelas de Drácula, su look correctamente histórico según la mitología popular, el look que mantuvo a Jessica en vela durante dos semanas enteras, contra un vampiro brillante?

—¡No soy un hombre lobo! —Gimotea, pateando el piso, igual que un conejito—. Soy un lince. —Los chicos intercambian una mirada de sospecha, sin creer esas palabras.

—Debió canjear el cupón, jefe. —Kong lo consuela, golpeándole la espalda—. Era su oportunidad para verlo de novia o conejito.

—Lo sé. —Suspira.

Es divertido sentarse a tontear con las pandillas, nunca tuvo la oportunidad de hacerlo, incluso antes del banana fish se encontraba demasiado ocupado tratando de satisfacer a Dino mientras tomaba el control del centro de Nueva York. Le es gracioso cómo a personas que creía conocer tan bien, no las conoce tan bien. Por ejemplo Alex, su segundo al mando siempre fiel, Ash no tenía idea sobre el embarazo de su novia ni de sus préstamos estudiantiles. Cain Blood es otro ejemplo, fue de los primeros en juzgarlo por sus habilidades, se ofreció a vencerlo limpiamente en un duelo desarmado, con una sola mano, es respetuoso y justo, pero ¿quién diría que es un hijito de mamá?

Es extraño cómo conectarse a sus emociones también lo ha ayudado a conectarse con el resto.

—¿No creen que todo está demasiado tranquilo? —Alex ahoga su gruñido contra la lata de cerveza, son las tres de la mañana, las botanas se están acabando, ha logrado evitar ingeniosamente las calabazas—. No confío en el mandato de Lee.

—¿Crees que trama algo? —Cain no se disfrazó de nada, a su madre no le gustan estas tradiciones y no quiere darle mal ejemplo a sus hermanos, así que las evita—. ¿Con Ash en el New York Times?

—No lo sé, me preocupa que vaya contra el gobierno chino y nos use para eso.

—Hombre, tiene apenas 17 años. —Los tres carcajean.

—Tener 17 no me impidió ir a mí contra la mafia de Dino. —Ash se encoge de hombros, humilde—. Sing parece tenerlo vigilado, no debe ser un problema para más adelante. —Pero la mueca de Alex se mantiene presente, la música es suave, el horrendo barniz de uñas pasa desapercibido bajo las luces fosforescentes.

—Supongo. —Alex le da otro trago a la cerveza.

—¿De qué te disfrazaste de todas maneras? Ni siquiera te cambiaste de chaqueta, Alex. —Porque el nuevo líder de Nueva York se ve tal como siempre.

—¿No es obvio? —Luce ofendido—. Me disfracé como James Dean, Ash. —El puchero del nombrado no se hace de esperar—. Es el protagonista de rebelde sin causa, ¿acaso no se nota? —Contiene un berrinche contra los bordes de la lata, se tuvo que quitar la gabardina por el calor, también ha dejado el bastón de lado, deben hacer casi 30 grados acá dentro.

—Te falta ser rubio. —Bufa—. Eres un terrible James Dean.

—No me mires así, tú fuiste quien decidió disfrazarse de crepúsculo. —Las mejillas le queman, las risas de sus antiguos subordinados lo empeoran mil veces más. Tener amigos es un dolor de culo, prefiere cuando todos le tenían terror y él infundía miedo. Mentira.

—¡Soy un vampiro perfectamente acorde a la literatura! —Chilla.

—Claro jefe, lo que diga.

—¡No me falten el respeto!

Amigos de mierda.

Halloween de mierda.

Lo único que puede empeorar semejante humillación es cuando los desgraciados traen calabazas con la finalidad de avergonzarlo. Ash no se quiere arriesgar, por eso huye al rincón más solitario que encuentra, el cual, yace bastante concurrido, está detrás del Chang Dai, Eiji y Sing siguen tonteando cerca de las botanas, la imagen le enciende una calidez que le bombea desde el corazón hasta las últimas venas, son pocas las oportunidades que han tenido para ser...Niños. E incluso en situaciones adversas, su novio siempre trató de animarlo, obsequiándole una infancia que perdió, le hizo una fiesta de Halloween el año pasado con la mafia americana persiguiéndolos, él es lindo.

—Qué apropiado que seas un vampiro, están sobrevalorados. —Por supuesto, la voz de Yut-Lung Lee borra su sonrisa con una impresionante facilidad.

—Una bruja. —Lo repasa de pies a cabeza, viste una túnica negra de raso ceñida y un gorro forrado en encaje—. Le queda de maravilla a tu personalidad.

—Solo para que sepas, mi disfraz está hecho por un grandioso diseñador. —Bufa, la densidad en el ambiente no le permite respirar, tiene que aflojarse el pañuelo del cuello y desabotonarse la camisa para que el oxígeno le pase hacia los pulmones, el revoltijo entre sus tripas le admite nombrar a la emoción, está incómodo—. No me disculparé, porque yo no me disculpo.

—¿Ah? —No entiende qué diablos le pasa a este psicópata ni tiene intenciones de averiguarlo, las calabazas son mejor compañía.

—Aunque no me estoy disculpando, admito que no tenía tanta razón. —Él alza una ceja, confundido por la atmósfera, le es imposible leer las intenciones de Yut-Lung Lee, eso le fastidia, nunca ha sido capaz de precisar lo que pasa por su mente—. Separarte de Eiji estuvo mal.

—¿Qué? —Okey, probablemente se golpeó la cabeza o los dumplings de Sing lo envenenaron, no puede estar escuchando esto del hombre que los intentó separar durante medio año—. ¿Es broma?

—Tú incursionaste en este mundo joven, pero yo nací aquí. —Yut-Lung se abraza a sí mismo antes de mirarlo, está clavando sus uñas con demasiada fuerza dentro de sus palmas, se deja marcas—. Eras como una leyenda urbana, la mascota de Dino que lucha por su libertad. —Se ríe—. Pensé que si yo luchaba lo suficiente contra el clan Lee, que si odiaba lo suficiente también podría ser libre. —Pero se ve miserable.

—Eso es...

—Lo sé. —No lo deja terminar—. Ni siquiera tiene sentido, pero en ese momento realmente me aterraba que Eiji te arruinase. —Niega—. Que te distrajese de tu meta contra Dino. —Y se exculpa—. Te idealicé como una bestia salvaje, olvidé que también eres humano. —El sombrero le presiona la frente, ocultando su expresión—. Que también soy humano.

Ash no sabe qué diablos hacer en esta situación, el momento le es tan incómodo que se ha quedado congelado, nunca esperó ver a Yut-Lung vulnerable, le desagrada, le es imposible perdonarlo todavía considerando lo mucho que los hirió, le da igual que lo haya arrastrado con Dino, pero Eiji, hizo que Eiji pasase por un infierno con el contrato de Blanca y...

—Te estás hiriendo. —Eiji los ha perdonado a ambos, porque es bueno y dulce—. Deja de apretar tanto. —Porque es humano equivocarse y Aslan sabe mejor que nadie lo venenoso que es acumular rencor.

Yut-Lung tiene razón, hubo un tiempo dónde él olvidó su humanidad y sucumbió a ser una bestia.

Hubo un tiempo donde no era humano.

—¿Eh? —Pero ahora lo es—. ¿A qué te refieres con eso? —Y es un dolor de culo el optimismo, pero las víboras son animales de cambios, así que debería darle la oportunidad. Además, apenas tiene 17 años, si él no hubiese conocido a Eiji a esa edad seguramente estaría vacío.

—Tus uñas. —El más joven suelta sus palmas—. Tienes problemas con esa agresión.

—¿Qué diablos te importa, Lynx? ¡No tengo problemas con la agresión! —Ah, ha sacado colmillos, casi puede verlo goteando veneno y agitándole la cola como una serpiente cascabel.

—El hielo ayuda. —Ahora sí se ve constipado—. No padecemos de lo mismo, probablemente tú tienes algún trastorno de personalidad limítrofe, pero el hielo ayuda para los ataques de ira o las conductas autolesivas, está comprobado que bajar la temperatura fisiológica del cuerpo altera el ánimo, relaja.

—¡¿A quién llamas limítrofe?! —Ash se acaricia el entrecejo, le frustra que solo haya escuchado eso.

—Te estoy tratando de dar un maldito botiquín de primeros auxilios psicológicos.

—Oh... —Se queda quietecito, atento. Se ve realmente joven y curioso, casi como un niño.

—Las herramientas de temperatura son las más importantes en una crisis porque no piensas y estás al límite, compresas de hielo o duchas frías, ayudan mucho. Pero también hay otras habilidades que pueden serte útiles, como tener una lista con los pros y contra sobre hacerte daño cerca, el ejercicio intenso y la relajación muscular progresiva también ayudan en las crisis.

—¿Usas esas mierdas?

—Más que nada uso la temperatura porque me desconecto con facilidad. —No vacila en musitar aquello—. Pero últimamente he encontrado estímulos puntuales para quedarme. —Una sonrisa tímida florece entre sus labios. No lo dirá, sin embargo, anda con una pequeña muestra del perfume de Eiji por si acaso, sabe que no será efectiva por siempre, pero por ahora, lo aterriza.

—¿Okumura?

—Sí. —Yut-Lung bufa, mirando a Eiji y a Sing tontear con las bebidas.

—Déjame ver si entendí, ¿debo robarte al novio para salvarme?

—¡Yo no dije eso! —Oh, el más joven lo sabe, no obstante, le parece sumamente divertido observar la facilidad con la que Ash se engrifa—. ¿Ves? Tenemos anillos de pareja, es un compromiso real. —Reprime el impulso de sacarle la lengua, no mostrará su lado infantil a esta serpiente, no lo soporta.

—Ni siquiera le has pedido que vivan juntos y crees que es un compromiso real, no me hagas reír, estoy seguro de que Eiji disfrutará más de mi morada que de la tuya, debería invitarlo a vivir en mi casa, será mi botiquín de primeros auxilios andante.

—¡No te atrevas! —Yut-Lung esboza una sonrisa diferente a todas las que presenció, se asemeja a la que escondió durante su reunión de té.

—Será un placer ser tu amigo, Lynx.

—Nunca te ofrecí mi amistad. —El más joven se toca el pecho con dramatismo, herido.

—Luego de compartir traumas psicológicos, ¿me vas a decir eso? Somos mejores amigos de botiquín de emergencias. —Lo odia. Lo odia. Lo odia. Lo odia. Lo odia. Lo odia. Maldito insoportable—. ¡Onii-chan! Ash dice que puedo quedarme a dormir en su casa los fines de semana.

—¡Nunca dije eso! ¡Me cambiaré de casa!

A pesar de la amargura que le provoca la presencia de Yut-Lung (quien tal vez no es tan malo como aparenta, pero prefiere tragar natto a admitirlo) la reunión resulta agradable, sin sanguijuelas como Arthur es sencillo mantener la paz entre las pandillas, incluso con los altercados casuales, la armonía predomina.

Beben, ríen y charlan hasta que amanece.

Aprovechando la borrachera de Yut-Lung, Aslan se lleva a su novio hacia las afueras del Chang Dai, los guantes de felpa le dificultan el tacto, no le agrada, Eiji perdió su chaqueta en algún punto de la celebración, quedando solo en esa musculosa roja, por eso no titubea en acunarlo con su capa de vampiro, su disfraz es más grueso, no lo arriesgará a un resfriado, las mejillas se le encienden en un agradecimiento, el collar golpetea contra la medalla, generando un sonido áspero y metálico. Todos están durmiendo, no queda nadie afuera.

—¿Qué pasa? —Si algo bueno ha sacado de esa enfermiza conversación con una bruja, es otro punto en su relación—. ¿Ya tienes sueño? —Eiji se alza en la punta de sus pies para poder acunarle las mejillas, la brecha de altura se hace aún más evidente gracias a sus botas con plataforma.

—No. —No quiere apartar los toques de su amante, son reconfortantes y suaves, el sol empieza a salir, se pregunta si se hará cenizas y no le molesta la idea, moriría feliz mientras Eiji esté sonriendo—. Me di cuenta de que nunca acordamos vivir juntos para nuestra relación, y con lo que está pasando con tu familia, tal vez... —Ni siquiera logra articularlo.

—Aslan, cariño. —Pero la sonrisa del moreno le salpica las mejillas de rubor—. Llevamos más de dos años viviendo juntos, ¿no crees que es algo tarde para preguntar?

—No. —Insiste—. Quiero que lo elijas también, no quiero asumir nada. —Esa declaración les acelera el corazón, sabe que es duro para Eiji ser antepuesto, pero él no duda en hacerlo, es la persona más importante del universo ¿cómo podría hacerlo?—. ¿Te gusta donde vivimos? ¿Quieres que compre otro penthouse? —Más grande que la residencia de los Lee, piensa.

—Estaré feliz donde sea que tú quieras estar. —Le musita—. Estoy bien en nuestro apartamento, estaba bien cuando nos quedábamos en Downtown. —Cuando dejaba al resto de la pandilla aglomerada en el comedor mientras ellos compartían una cama, Alex le dijo que babeó sobre Eiji—. Lo importante es que permanezcamos juntos ¿no?

—Tienes razón. —Lo mismo es para Ash—. Entonces... —Pero es un hombre orgulloso y no disimula lo mucho que quiere escucharlo de sus propios labios—. ¿Me harías el honor de vivir conmigo, Eiji Okumura? —El nombrado rueda los ojos, el delineador le ha borrado algunos bigotes.

—¡Sí, Aslan! —Grita—. Viviré contigo igual que lo llevo haciendo dos años.

Y Ash lo alza entre sus brazos para girarlo, deslizando sus yemas por esa musculosa roja, sintiendo el peso de la capa, memorizando la chispa que arde en esos ojos cafés mientras el alba los baña, no se convierte en cenizas como acontece en las novelas o en las películas, no es una bestia idealizada con un único objetivo apodíctico, es un ser humano. Aunque los dos siguen disfrazados, riendo por la proposición, saben que son solo eso, disfraces, se los pueden sacar.

Igual que las etiquetas autoimpuestas, se los pueden sacar.

¿Recuerdan mi bella planificación semanal? ¿Cómo casarse con un pandillero? se aplaza al lunes porque me estoy muriendo y no me veo muy funcional esta noche, so sad. Pero arriba la esperanza, muchas gracias a quienes se toman el cariño para leer.

¡Nos vemos mañana! (con un nuevo integrante en el fic)

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