1. Eye Contact.
✩ Notas del autor: ¡Hola mis bonitos lectores! Bienvenidos a este flufftober de 31 días consecutivos, a diferencia del año pasado, esta es una sola historia con 31 capítulos diferentes, transcurre luego de los hechos de banana fish, donde Ash se salva y por ende, somos felices. Los promps utilizados, son los propuestos por #EsDeFanfics, la página en facebook.
✩ Género: Post Canon/ Canon Diverge/ Slice of life/ Fluff.
✩ Ship: AshEiji.
✩ Advertencias: Se tratan muchos síntomas del estres post traumatico, ansiedad y anorexia, tambien hay mención de abuso sexual por el pasado de Ash, estos son temas constantes en el fic. Así que se pide discreción.
✩ Dedicatoria: Este fic eternamente largo, esta dedicado con mucho amor para Aphroditeinyourheart, este mes cunplimos un año desde que nos conocemos y esta mujer comenta y apoya cada tontera que saco desde entonces. No tengo palabras suficientes para expresarte tanto apoyo que me das, no te merezco. Ojála te guste.
¡Espero que les guste!
—Eiji... —Él deja de teclear en el ordenador, está tratando de terminar su proyecto final cuando Aslan lo interrumpe, algunas latas de café vacías penden alrededor del escritorio junto a empaques de frituras.
—¿Sí? —Él se frota los párpados antes de inclinarse en la silla, Ash luce extremadamente tímido desde el borde de la puerta, eso despierta sus señales de alerta.
—¿Soy un mal novio?
—¿Qué? ¿De dónde has sacado esa idea?
Aslan baja el mentón y arrastra sus zapatos al interior del cuarto, es su oficina pero se la ha prestado a Eiji para que termine sus deberes universitarios, la reminiscencia de la cafeína entremezclada con tabaco es lo primero que lo golpea. Él mete sus manos en los bolsillos de sus jeans rasgados, sabe que es patético siquiera preguntarlo, este terco se quedó a su lado a pesar de no haberle pedido un «para siempre» sino un «solo por ahora», sin embargo, ha estado charlando demasiado con sus compañeros de la facultad y el tema amoroso ha salido a flote.
Todavía le cuesta encontrar las palabras correctas para definir la relación que han entablado, recuerda a la perfección ese sentimiento de pasmo e incomodidad anidando en su corazón desde el instante en que lo conoció, cuando pensó que usaban niños como asistentes en Japón y se burló de esas prendas dolorosamente feas de Nori Nori, desde que esos ojos oscuros lo engatusaron como si pudiesen congelar la belleza de su alma en un tenue parpadeo, más delicado que una mariposa y más violento que un huracán. Dios sabe que luchó para mantenerlo lejos y negar sus sentimientos hasta que el hermano de Sing lo apuñaló.
—¿Ash? —Él suspira y se deja caer en la silla frente al escritorio.
Tiene imágenes vagas acerca del suceso, de sus manos aferrándose a la carta más que a su propia vida, del mural de la biblioteca reflejándose en sus pupilas y un reconcomio de enturbiamiento en lugar de paz, la muerte no lo clamó mostrándole toda una película acerca de sus momentos indispensables, solo pudo pensar en una cosa, no, más bien, en una persona.
Eiji Okumura.
Por eso sigue aquí.
Luchando un poco más.
Porque no es un maldito leopardo ni actuará como tal.
Piensa que quedarse en Nueva York es un error, que si permanece con Eiji por más tiempo...Pero se ha vuelto egoísta, increíblemente egoísta acerca de sus emociones y ya no las puede negar, ama a este chico como a nadie, la etiqueta de pareja les sienta de maravilla, es natural, llevan meses en esta amorosa rutina de pajaritos enamorados. ¿El problema?
—Nunca te doy besos ni nada por el estilo. —Se ha empezado a comparar con los demás—. No soy afectuoso. —Los huesos de Eiji crujen debajo de su suéter, lleva demasiadas horas trabajando en ese proyecto, apenas se puede concentrar.
—No tenemos que hacer nada que te incomode. —Entonces, Aslan se levanta.
—¡Ese es el problema! —La frustración le burbujea en las venas con tanta fuerza que cree que se romperá—. Quiero hacer esa clase de cosas contigo. —Él deja caer sus hombros dentro de su viejo polo blanco—. Pero no sé cómo.
—Ash... —Y de repente no sabe.
—Lo siento. —Pero se encuentra disculpando.
—Oh, cariño.
Ese apodo le saca una pequeña sonrisa, porque Eiji es lindo, lo trata con una devoción incondicional y un cariño del que jamás será merecedor, eso lo asfixia y emociona en partes iguales, no es una ambivalencia mala, solo diferente, cree que puede manejar dichas agitaciones, no obstante, ¿cuánto durará su paciencia? Pronto, querrá hacer cosas de pareja normal.
Lo dejará sino se las puede dar.
Lo dejará sino lo puede satisfacer.
Lo dejará sino hay sexo de por medio.
Lo dejará, lo dejará, lo dejará.
Lo tomará a la fuerza.
No. No. No.
Es Eiji de quien está hablando.
Su Eiji.
—No es justo que te retenga así. —Aunque tiene un coeficiente intelectual superior, no sabe cómo proceder cuando se trata de su corazón.
—¿Retenerme? ¿Pero de qué estás hablando? Necesito que me expliques con calma lo que pasó.
—Quizás deberíamos terminar. —El mero hecho de pronunciar esas palabras lo hace querer llorar. Ash odia lo blando que es cuando se trata de Eiji, le resulta ridículo siendo un ex homicida. Sí, Max le ha ofrecido una nueva identidad, pero eso no limpia sus pecados.
—No hablas en serio. —Tiene que vivir con lo que pasó.
—No lo sé. —Ambos deben hacerlo—. Saldré un rato con los chicos.
—Aslan. —Le duele mucho que Eiji pronuncie su nombre con ese tono suave.
—Te dejó seguir trabajando.
Y Aslan Jade Callenreese hace lo que mejor sabe hacer en estas circunstancias.
Escapar.
Eiji apenas logra cerrar el ordenador y guardar su progreso, quiere ir tras él, sin embargo, sabe que lo mejor es darle espacio. Y diablos, no ha sido nada sencilla esta aventura en Nueva York. Trató de esconder sus sentimientos lo mejor que pudo desde el verano en Cape Cod, fue una sorpresa ser correspondido, se habría conformado con permanecer a su lado independiente de que le quebrase el corazón. Estar viviendo como una pareja enamorada es un sueño. Sí, sabe que no debe ser fácil conectarse con tan dolorosas memorias en terapia, Aslan presenta un politraumatismo desgarrador, lo escucha llorar en las noches, las reexperimentaciones son intrusivas, el cambio en el estado de ánimo lo toma por sorpresa, a veces luce realmente vacío, le recuerda a la muñeca que rescató cuando Dino Golzine lo secuestró y lo cegó.
¿Por eso merecía morir?
¿Por eso debía rendirse?
¿Por eso la vida no valía la pena nunca más?
Absolutamente no.
Es cierto, hay días insostenibles, donde los síntomas de su novio son tan fuertes que el apartamento queda en llamas, pero también hay días buenos y de eso se trata ¿no? De eso es la vida en general, él también tuvo días donde pensó en la muerte cuando perdió la pértiga, creyó que nunca volvería a volar, se encontró resignado a ser un canario en una jaula o un mirlo sin alas, no obstante, lo conoció y su mundo cambió. Por eso no lo presiona con ser pareja, está bien con lo que Aslan le quiera y le pueda dar.
Que el tema haya explotado de esta manera, le da indicios de que a Aslan esto le afecta más de lo que anhela aceptar.
—¿Te peleaste con el jefe? —Bones y Kong siguen frecuentando el apartamento como si fuese su propia casa, se quedaron con el ostentoso piso que Ash compró con el dinero de CORSA, pese a sus protestas, agradece el arriendo gratis—. Parecía de mal humor en nuestra última reunión.
—Creo que Ash quiere ser más cariñoso conmigo. —Eiji presiona la boquilla de una Coca-Cola helada contra la barra de granita—. Pero le cuesta. —Sigue pensando en la pelea. ¿Pelea? No, para eso se necesitan dos y él solo huyó—. ¿Cómo les está yendo?
—Alex está tomando más el mando. —Bones es quien chilla mientras se atraganta con el refresco, la espuma le embarra desde la jardinera hasta el piso recién trapeado—. Las cosas están tranquilas, más controladas. —Bendita sea la alianza con Yut-Lung Lee.
—El otro día vi al jefe en la universidad, camaroncito. —Eso le saca una sonrisa. No sabe por qué Kong le ha puesto ese apodo, si es por su altura o por el gusto que Aslan tiene por las ensaladas de aguacate con camarones, sin embargo, le encanta—. Se veía tan normal.
—Apuesto que lucía como un nerd. —Ese es el estado natural de su novio. Sí, puede ser muy guapo y encantador, no obstante, en el fondo es un simple fanático de Hemingway con escasas habilidades sociales, ese lado torpe lo embelesa.
—¡Sí! ¡Sí! ¡Yo también lo vi! Estaba sentado bajo un árbol leyendo el guardián del centeno por milésima vez, me dio escalofríos verlo con los lentes, fingiendo ser un intelectual.
—Es un intelectual si estudia literatura, Bones. —Kong suspira.
—No entiendo su afición por ese libro. —Aunque ha intentado terminar la novela más veces de las que puede recordar, siempre fracasa, la prosa se le hace insostenible y tiene tantas palabras que quiere llorar. No gracias, si va a leer esa cantidad de páginas será con un manga a escondidas de Ash. No le admitirá que es un otaku real—. Blanca le regaló otra copia hace poco. —Bones rueda los ojos.
—Tal vez debería regalarle los cupones de descuento que me dieron en la librería, de todas maneras no los voy a usar. —Esas palabras le encienden el foco.
—Cupones. —Musita para sí mismo—. ¡Eso es! ¡Kong eres un genio!
—¡¿Lo soy?! —Eiji asiente con fuerza y lo abraza, el gesto le pone los nervios de punta antes de ablandarle el corazón.
—¡Acabas de salvar mi vida amorosa! —Bones gimotea, dejando de lado su Coca-Cola.
—Yo también quiero un abrazo, ¡no es justo! —Y se abalanza sobre ellos dos.
Cupones de amor.
Es una idea tan infantil que le roba una carcajada, cree que el primer amor amerita esa clase de cursilerías. Es un plan tonto y sumamente complicado, pero ¿cuándo las cosas han sido sencillas con este hombre? Bones y Kong lo ayudan a hacer una lista con las cosas de pareja que le gustaría hacer con Aslan, se asegura de recortar los cupones parejos, incluso usan de esos marcadores con aromas artificiales y se preocupan de hacer dibujos en las esquinas.
Luego de rechazar las propuestas de la pandilla, le quedan 31 cupones, definitivamente fue buena idea descartar juegos de roles o cuestiones más eróticas, si Ash supiera lo que charlaron los mataría. Ahora que lo piensa, no sabe si esos dos tienen pareja, le llama la atención el extenso conocimiento que tienen del tema, tal vez miran mucha porno, da igual.
—Ash. —Eiji se asegura de esperarlo despierto, lo conoce, sabe que cuando se pelean llega más tarde de lo usual para no tener que confrontarlo.
—Eiji... —Aslan luce aterrorizado en ese gigantesco abrigo de lana, se ha paralizado en la puerta, la mochila se le cae de la espalda, ni sabe para qué la lleva sino toma apuntes, presumido—. ¿Qué haces despierto todavía?
—Te tengo un regalo. —Ash parpadea como una lechuza, sin bajar la guardia, se quita la gabardina para sentarse al lado de Eiji en el sofá.
—¿Un regalo? —El japonés asiente, satisfecho.
—Dijiste que querías hacer más cosas de pareja conmigo, ¿verdad? —No, eso no es exactamente lo que busca, sino volver a nacer y ser normal.
—Claro. —Pero Eiji se ve emocionado y no lo quiere arruinar.
—Ten. —Un folio repleto de tarjetitas le es extendido, son brillantes y de colores pasteles—. Cada una de estas tiene alguna cosa que me gustaría hacer contigo. —Ash las repasa, anonadado, el calor no tarde en subirle hacia las mejillas. Hay algunas que son realmente simples, que hacen casi a diario sin notarlo, y otras, Dios, otras por las que mataría para poder cumplir.
—¿Por qué me las estás entregando?
—Porque la comunicación es la clave para el éxito en una relación. —Las palabras sabias de Ibe le retumban por la mente.
—¡Pero...!
—Quiero que tú elijas el ritmo con el que desees avanzar, podemos cumplirlas todas en un día o en cien años, no quiero que te sientas presionado jamás, si la idea no te gusta podemos olvidarlo. —Él baja el mentón—. Pero el tema parecía realmente estarte afectando, por eso yo...
—Gracias. —Ash le aprieta la mano, luchando por no llorar.
Porque Eiji es tan amable que no le resulta real, se asemeja más a un ángel que a un humano, piensa. Sabe que no puede anhelar a que lo limpie, ni pretende una dependencia emocional, le es suficiente estar cerca de su amante y ya, por muy egoísta que sea, anhela construir juntos un «para siempre».
—¿Puedo elegir la que sea cuando quiera?
—Así es, la que tú quieras. —Entonces, Ash toma una de las primeras tarjetas y se la extiende, las mejillas de Eiji queman apenas lo lee, no sabe por qué ha puesto algo así de íntimo—. ¿Seguro?
—Seguro, onii-chan.
El primer cupón elegido es: contacto visual.
Eiji toma una gigantesca bocanada de aire antes de alzar el mentón e inclinarse en el sillón, le cuesta contemplar los ojos de su novio porque son tan bonitos que se pierde, le encanta repasar esa tonalidad, se cuestiona constantemente si es un verde únicamente creado para Ash Lynx o una composición con todos los matices posibles e imposibles que se funden en paralelo. Es una mirada afilada y brillante, ojos brillantes, recuerda, es el significado de lince. Pestañas tan doradas que se confunden con copos de nieve, cejas más finas que hilos y pupilas de obsidianas. Aslan le arroja una sonrisa jodidamente divertida, apoya su codo contra el respaldo del sillón sin jamás quitarle la mirada de encima, eso hace latir con fuerza su corazón.
—Amo tus ojos, Eiji. —La confesión lo toma por sorpresa.
—¿Los míos? —Se rehúsa a romper el contacto visual—. Pero son tan...comunes. —Y rasgados, de vez en cuando se siente una atracción de circo en América, no todo es rosa ¿no?
—No son comunes. —El pecho le explota con un sentimiento indescifrable, no sabe si se siente tan aturdido por la mirada dulce que le entrega Ash, o porque no lee mentira en esas palabras—. Son bonitos, igual que tú.
—N-No es verdad.
—¿Pero sabes lo que más me gusta de ellos? —Aslan mantiene una sonrisa pacífica mientras divaga acerca de esto, él se acerca para acariciarle el mentón con una extraordinaria ternura—. Lo mucho que transmiten. —Eiji se encuentra a sí mismo riendo con las mejillas rojas—. Hace que quiera ver el mundo con tus ojos.
—Ash...
—Hace que quiera verme a mí mismo con tus ojos. —Él recibe gustoso los mimos de su novio, nunca habían sostenido el contacto visual por tanto tiempo, se siente jodidamente torpe y nervioso.
—Me gustaría que lo hicieras. —Eiji le besa los nudillos—. Me aseguraré de que así sea.
—¿Sabes? —Ash tararea, sin querer romper la magia del momento—. Creo que esto de los cupones es buena idea.
—También lo pienso.
Y eso es lo que ambos esperan.
Cuando este es el inicio de una catástrofe de coqueteo suave y gay.
Dejaré esta notita una sola vez. Cada quien afronta los traumas diferente, porque somos personas con historias y herramientas diferentes, lo importante es que podemos cambiar, cada quien a su ritmo y para cada quien es dificil a su manera. Así que por favor, no quiero comentarios de "¿por qué no solo lo hace? o me jode la actitud negativista de Ash" Obvio, puede pasar, pero por algo las terapias del PTSD son tan largas y pesadas. Más, si es un trauma complejo, es decir, sostenido desde la infancia, como el de Ash, se tiende a desarrollar un estilo de vida así, hiperalerta y disociado, porque es la manera que encuentran para sobrevivir. Y claro que pueden salir de esto, para eso existen los tratamiento, mi punto es, los sintomas no son voluntarios y si todo fuera tan facil, sería mucho más bonito, pero no. Y sé que hay gente que me lee que ha pasado por cosas duras, así que abstener por favor cualquier comentario insensible respecto a los transtornos. Este es un espacio seguro, empatico y respetuoso ante todo.
Fuera de esto (más vale prevenir) comenzamos con todo, ya saben, ya me conocen, será un fic tonto, ligero y bonito. Espero que les guste.
¡Nos vemos mañana!
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