1835 d. C.

- ¿Piensas que es divertido? –Se quejó el de pelo rosa desde lo más alto.

Se había enroscado en las cuerdas del nuevo trapecio y no tenía manera de bajar desde la altura en la que estaba. Cuando Jungkook entró a las gradas y lo vio colgado boca abajo y con los cabellos cayendo desordenadamente por su rostro, no pudo evitar reír y negar con la cabeza. Aún así no dejaba de parecer un ángel.

- ¿Necesitas ayuda con eso? –Le ofreció.

- ¿Sabes dónde está Taehyung?

- Preparando su número tal vez. –Comentó el Alfa llegando hasta la columna y sujetando y amarrando varias cuerdas más para poder subir a ayudarle-. Como deberías haber estado haciendo tú los últimos minutos.

- ¡Llevas mirándome diez minutos y no me ayudas! ¿Cómo piensas que saldré de aquí si tengo los pies agarrados por estas duras cuerdas? De seguro me hacen heridas.

- En eso estoy, chico rosa. –Rió-. Ten compasión de mí, te veías realmente gracioso colgado de esa manera. Si llegase a entrar Namjoon en vez de yo hubiera pensado que estabas planeando algún tipo de fetiche sexual.

Park rodó los ojos y jugó con su cabello mientras veía a Jungkook controlar el peso de los sacos y amarrarse una de las cuerdas a la cintura. Tiró de la misma y saltó subiendo inmediatamente a la altura de Jimin.

- Menos mal que me enseñaste como utilizar esto. –Comentó divertido-. Sino, nos hubiésemos quedado sin trapecista esta noche.

- Cállate y desátame.

- A veces pienso que el Alfa eres tú, eres demasiado gruñón y no tienes ningún respeto hacia mi persona.

Jimin rió sarcásticamente.

- Discúlpeme, señor Jeon, yo no fui criado con disciplina y respeto, tampoco dormía en una cuna de oro como otros.

- Estás utilizando el sarcasmo de nuevo. –Puntualizó.

- ¿No me digas? –Le miró incrédulo-. Sácame de aquí.

- Como diga, señor Park.

Jimin intentó golpear al Alfa, pero lo pensó mejor y ni siquiera lo intentó. Perdería el poco equilibrio que le quedaba y quedaría aún peor de lo que ya estaba. Dejó que Jungkook le agarrase con sus piernas para mantenerlos a ambos en la misma sintonía mientras deslizaba los nudos que él mismo había formado al practicar.

- Agárrate a mí, te soltaré las cuerdas y no tendrás ningún soporte. –Ordenó.

Fue la primera vez que Jimin le hizo caso y enrolló sus piernas en la cintura a la vez que se agarraba de sus hombros y cuello. Jungkook terminó de desenredar la última cuerda y la soltó, escuchando un ruido sordo del saco que acababa de caer tras el telón.

- Dime que sujetaste el otro saco independientemente del mío. –Rezó el de pelo rosa mentalmente.

Pero supo que no lo hizo cuando Jeon se agarró más fuerte de su cuerpo y la cuerda trastabilló.

- ¡Jungkook! –Gritó antes de que el saco subiera a velocidad de la luz y ellos bajaran del mismo modo.

El de pelo negro le sujetaba y rodeaba con sus brazos para que el otro no llegase a hacerse daño, lo mantuvo escondido en su pecho hasta que el golpe en seco del suelo y su espalda los hicieron separarse. Jimin enseguida se preocupó por el Alfa y se levantó a mirarlo. Jungkook mantenía un gesto de dolor y respiraba con dificultad, había sido un gran golpe y una buena caída.

- ¡Jungkook! –Lo sarandeó-. Dime que estás vivo, por favor.

- ¿T-tú... b-bien?

- ¡Demonios, Alfa inútil! ¡El que se ha matado has sido tú! –Exclamó preocupado y mirando a todas las direcciones en busca de ayuda. Tomó las manos del Alfa y las acarició-. Tranquilo, voy a llamar a alguien, no te muevas.

No tenía intención de hacerlo de todos modos, así que solo asintió.

Cuando Jimin se levantó con intención de buscar a alguien, su hermano entraba rodeado de más cuerdas y malabares.

- ¡Taehyung, necesito tu ayuda, por favor ven!

El otro Alfa miró a Jeon recostado y se esperó lo peor.

[...]

Tras haber ayudado al de pelo rosa con Jungkook, Taehyung le llevó al doctor más cercano de la ciudad y lo dejó al cuidado de Jimin mientras avisaba a Namjoon sobre el estado de su socio.

Park, en el hospital, sujetaba la mano del Alfa y le miraba con ojos llorosos a la vez que negaba con la cabeza. Era un idiota, no debería haberse caído de esa forma y mucho menos proteger al otro, eso le dificultó mucho más el golpe y el dolor fue muy pesado. El Omega sollozó bajito y acarició con sus dedos la mano entre las suyas. Jungkook entonces abrió los ojos.

- ¡Idiota! –Fue lo primero que le dijo Jimin cuando él apenas abría los ojos y entendía lo que pasaba-. Siempre quieres llamar la atención de alguna manera, esta vez te ha gustado romperte la espalda, ¿verdad?

Jeon respiró pesadamente y miró como algunas lágrimas rebosaban de los celestes ojos del Omega. Se sintió mal por haberlo preocupado, así que en forma de apoyo, sujetó con fuerza su mano.

- E-estoy bien.

- ¡Y una mierda, Jeon! ¡Casi te partes la columna vertebral! Menos mal que solo tienes dos costillas rotas...

- ¿Y tú p-por qué lloras? –Se animó a preguntar. Jimin apartó la mirada.

- ¿Cómo se te ocurre protegerme de esa forma? Podríamos habernos repartido el dolor entre los dos y ahora no estarías casi muerto.

Jungkook negó.

- Tienes una función que dar esta noche en el circo.

Esta vez, fue Jimin quien negó.

- No voy a ir, voy a quedarme cuidándote. Es mi responsabilidad permanecer esta noche contigo.

El lobo del Alfa se irguió de ilusión y sostuvo el sonrojo que comenzaba a formarse en sus mejillas.

- Tienes que ir, eres la estrella del lugar. –Intentó convencerlo. Jimin volvió a negar.

- Me quedaré contigo, ya está pensado.

- Jimin... debes ir. Sin ti el circo se hundiría. Si no vas una noche, ninguno ganaremos nada.

- Me da igual, solo es una noche. –Volvió a negar.

- Debes hacer tu espect-

Las palabras del Alfa se vieron atoradas en su garganta cuando el Omega se levantó y se aproximó hasta él. Sin pensarlo demasiado, tomó su rostro con sus manos y juntó sus labios con los del Alfa en un tímido beso.

Uno que daría comienzo a una guerra de sentimientos y problemas familiares.