❀ Capítulo 29
— Juro que le odio. —Exclamó Hoseok mientras sobaba su frente. Yoongi rió a su lado.
Habían quedado en veinte minutos para estrenar el local de tatuajes de Namjoon y Jungkook, como siempre, tenía que llegar tarde por despistarse con algún Beta u Omega.
Y esta vez no iba a ser la excepción.
Hoseok estaba cansado de golpear la puerta de su habitación y más que jadeos o gruñidos salían de ella. Yoongi reía y el pelinaranja le miraba con ganas de asesinarlo.
Pocos minutos después, Jungkook salía de la habitación colocándose bien la ropa y peinando su cabello con sus dedos mientras una Omega le seguía los talones. Le abrió la puerta como si los mayores no estuvieran ahí.
— ¿Me llamarás? —Preguntó, Jungkook asintió restándole importancia y le cerró la puerta en su cara.
Se giró y enfrentó a ambos.
— ¿Nos vamos?
— Hueles horrible. —Añadió Hoseok—. Te podrías haber duchado y terminar antes con todo esto, en primer lugar.
— Ya no hay tiempo, venga, vámonos de una maldita vez.
Jungkook asintió siguiendo a ambos y saliendo del apartamento.
— A veces pienso que somos una familia. —Habló el menor—. Yoongi el padre, Hoseok la madre y yo el niño pequeño consentido.
— Como no. —Bufó Yoongi volteando sus ojos.
— Somos una familia extraña. —Se encogió de hombros el pelinaranja.
— Deberías haberte duchado al menos, Jungkook. —Le regañó Min—. ¿Sabían que Namjoon abre el local en una de las calles más concluidas de la ciudad? Hay tiendas Gucci, Apple e incluso una galería de arte a su alrededor.
— Eso es fascinante. —Todos miraron al Omega—. Ya sabes, ir a comprarte un Iphone y volver con un tatuaje de una frase inspiradora en japonés.
— Lo es. —Apuntó Jungkook—. Yo sería totalmente capaz.
— Lo sabemos, Jungkook, lo sabemos.
En poco tiempo, habían llegado caminando al local. Estaba considerablemente cerca del apartamento de los dos menores, así que constó poco encontrarlo.
Se adentraron a él y Namjoon les recibió con una sonrisa.
— Amigos. —Sonrió ampliamente—. Siéntense y pónganse cómodos, enseguida Yeonjun os traerá al catálogo de dibujos. De aquí no saldréis sin tinta en vuestra piel.
— Lo dices como si yo me fuera a tatuar. —Habló Hoseok con una ceja alzada.
Yeonjun llegó segundos más tarde y les dejó el libro de dibujos sobre la mesa. Él era un chico Beta que Namjoon conoció en su universidad, se le daban mal los estudios y le ofreció trabajo en su local. El chico acabó aceptando y se convirtió en mano derecha del mayor.
— Mira este. —Dijo Yoongi señalando el par de tatuajes en pareja de corazones—. ¿Nos lo tatuamos?
Hoseok ni siquiera lo pensó cuando estaba negando.
— Ni de coña pienses que voy a maltratar mi piel, no, no.
Jungkook bufó.
— Aburrido. —Miró a Namjoon—. Yo quiero una Rosa, o varias.
— Vente conmigo y dejen estos aquí tratando de decidir.
Jungkook asintió y acompañó a Namjoon hasta su estudio. Yoongi miraba con recelo al Omega.
— ¿Por qué no quieres tatuarte conmigo? ¿Ya no me quieres? —Preguntó con un tono fingido. Hoseok rodó los ojos.
— Me dan miedo las agujas. —Mintió. La verdad es que no quería perforar su bonita piel por nada del mundo.
— Pues me tatuaré yo solo.
— Pues muy bien.
— Y me pondré Fuck U.
— Mejor ponte Fuck Me y espera a cuando yo lo lea.
Los ojos del Alfa se abrieron en demasía hacia Hoseok, quien le miraba con una sonrisa coqueta.
— Si no te gusta siempre puedes decorar tu blanca piel con una tortuga cool. —Se encogió de hombros.
Pero Yoongi aún no era capaz de razonar nada ante las palabras anteriores, ni iba a decir nada más tampoco más que cuando terminaron su tatuaje y Jungkook lo mostró.
— Wow... es espectacular. —Habló Hoseok mirando el tatuaje de Jungkook—. Namjoon verdaderamente tiene arte en esto de hacer tatuajes.
Namjoon sonrió sintiéndose alagado. Yoongi mostró el suyo contento y feliz por haber aguantado el dolor como el buen Alfa que era.
— El tuyo también está hermoso, Yoongi. —Rió Jungkook al notarlo receloso.
— Está bien, será mejor irnos, creo que tienes más clientes a los que atender. —Murmuró señalando la sala.
Era increíble como en tan solo algunas horas abierto había tenido tantas visitas. Algunos que pasaban por ahí a observar los dibujos colgados en las cristaleras y otros que se hacían los valientes entrando a coger cita.
— No se preocupen, hoy solo estaré un par de horas más, es la inauguración. —Habló—. Tengo una oficina más allá del estudio, pueden cruzar el pasillo y esperar ahí a que termine con los clientes para luego conmemorar mis logros.
Hoseok y Yoongi se miraron entre sí, Jungkook estaba demás decir que iba a aceptar sin pensarlo.
— Hay comida y bebidas, siempre y cuando nos e emborrachen antes de que llegue, todo en orden.
— Está bien. —Acabó aceptando el Omega—. Nos iremos ahí y te esperaremos.
— Claro. —Sonrió—. Hay televisión también.
Ambos asintieron y Hoseok codeó a Jungkook para que se moviera. Éste empezó a andar, pero su teléfono vibró en sus pantalones y lo sacó viendo una llamada entrante de un número desconocido, probablemente de alguna conquista.
Hizo una seña a sus amigos y salió del local para mejor cobertura y conversación. Cuando aceptó la llamada, ésta se escuchaba en silencio.
— ¿Hola? —Habló a través de la línea, pero ésta se cortó al instante.
Frunció el cejo y se encogió de hombros para volver a entrar, no obstante, un diminuto cuerpo que iba pasando por la calle chocó con él y casi cae al suelo de no ser por las grandes manos del Alfa agarrando su cintura.
— ¿Te encuentras bien? —Preguntó con voz ronca, el chico levantó su cabeza mirando hacia otra dirección, parecía perdido.
Un momento... ese olor... esa mezcla de flores le sonaba demasiado.
— ¿Jimin?
Jungkook:
Yoongi:
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