Emocionada saltaba junto al omega: Mitsuri tomaba de la mano a Tanjirou esperando llegar junto al omega de cabellos negros.

La risueña alfa le había pedido a Kyojurou que dejara al omega estar con ella tan solo un día. Al principio Kyojurou no quería, pues ya eran varias veces que lo alejaban de su querido omega, ¡pero! finalmente aceptó cuando Tanjirou le dió mimimos: ¿Tan fácil cambió de opinión?. Tal vez Kyojurou era más fácil de convencer, a diferencia de Iguro Obanai que estaba arriba de las ramas de un árbol. Por más que Mitsuri le dijera que bajará el de negaba por haber visto al demonio omega. Tanjirou no entendía bien y decidió sentarse mirándolo fijamente mientras la alfa trataba de convercer lo.

El omega de color de ojos especial, negaba y negaba, haciendo que la joven inflada sus mejillas indignada. No entendía porque se negaba, Tanjirou no era alguien malo, pero al parecer Obanai no lo quería aceptar. Su serpiente -Kaburamaru-, se encontraba en las manos del omega pelirrojo, el Omega siendo un encanto como siempre acariciaba con sus dedos la cabeza de la serpiente. He ahí cuando el pelinegro bajó de golpe, pensando que Tanjirou le haría daño a Kaburamaru; que fué todo lo contrario.

Mitsuri algo molesta lo abrazo (poniendo algo de fuerza para que no escapara el pelinegro) diciendo que lo llevaría a la fuerza a comer, si llegara a negarse o escapar.

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Al llegar al pequeño restaurante, Mitsuri había pedido el nuevo postre el cuál era; helado. Estando los tres juntos parecían una familia, pues Tanjirou estaba en su pequeña forma dándole frutillas a Kaburamaru. Obanai se veía realmente molestó.

- Tanjirou-kun dí "ah.~" - pidió Mitsuri contenta, sosteniendo con firmeza la cuchara con una pequeña porción.

- Aah.~ - cerrando los ojitos aceptó.

El omega mayor frunció el seño, moviendo inquieto los dedos en la mesa, casi rascando la madera. Mitsuri contenta alimentaba al menor.

Tanjirou la detuvo llamando su atención, dejando que Kaburamaru se enredará en su brazo derecho; cuya mano sostenía con firmeza la cuchara con una gran porción de helado para la alfa. Emocionada la pelirosa aceptó e Kaburamaru le dió un pequeño beso.

Si, sin duda la aura de Iguro Obanai era tan pesada y oscura que hacía temblar a los clientes.

El Omega azabache no podía creer que Kyojurou marcará a un demonio y de paso lo preñará. El realmente estaba molestó.

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Terminando aquel almuerzo, Mitsuri tuvo que retirarse al ser llamada por Shinobu. Ahora Obanai tenía que encargarse de regresar a Tanjirou con Kyojurou.

El pelirojo quería estar en su brazos: pero era demasiado obvio que Obanai no lo cargaría.

Algo cansado Tanjirou cabezeba evitando caerse al suelo. Ya no estaban tan lejos del hogar de su alfa, solo unos cuantos pasos más y había llegado. Como si se tratara de un cachorro emocionado por lanzar un palito de madera a cualquier dirección; Kyojurou corrió abrazando a su hermoso omega llenandole la cara de besos.

El mayor de los tres los miraba con desagrado por lo emitidos que eran.

Kyojurou se despegó un poco de Tanjirou, para mirar a su amigo e compañero de trabajó - Gracias por traerme a Tanjirou sano y salvo - sonrió haciéndole mimitos al menor.

- No importa. - dijo dándole la espalda.

- ¿Eh? - confundido miró a Tanjirou que se hacerca a Obanai.

Aumentando su tamaño Tanjirou sentía en su interior que el azabache estaba herido así que decidió usar su técnica de demonio - poniendo su manita en su hombro -, el omega sorprendido al ver que Tanjirou lo había prendido en llamas volteó molesto, pero atónito, pues no estaba muriendo. Aún que Obanai también se preguntaba en que momento Kaburamaru estaba de nuevo con el demonio rojizo.

Al acabarse sus llamas vió que todo estaba normal en él, pero no cambiaba el hecho de que le molestó mucho, casi gritando le pregunto al omega -: ¡¿Que demonios fue eso?!

He ahí donde Kyojurou interfirió - ¡Tranquilo iguro-san! ¡Tanjirou solo quiso curarte! - sonrió devolviéndole a Kaburamaru.

- ¿Curar me? - cuestiono evitando molestarse más.

Kyojurou asintió abrazando a su pareja - Mi Tanjirou desarrollo una técnica que puede curar y desaparecer las cicatrices - explico cargando al menor que caía de cara al suelo por el sueño -. Incluso el puede eliminar el veneno... lo único que no puede hacer, es hacer crecer las extremidades. - miró hacía bajo recordando a Uzui, aquel hombre extravagante de cualquier modo sigue siendo feliz, volteando rápidamente a ver a Obanai con su respectiva sonrisa dijo suavemente -: Pero no importa, con solo estar con vida es suficiente.

- Sí... - respondió casi en un suspiro ante el argumento del alfa, inconscientemente acarició las vendas de su rostro.