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Capítulo 42

Meses después...

Ya han pasado 7 meses y medio desde que nos enteramos de que seríamos padres. En todo este tiempo hemos pasado por muchas cosas. Guiándonos por el orden cronológico, puedo decirles que pasé la primavera más bonita de toda mi vida. Pude ver el Eta acuáridas, en compañía de Julián, mi hermana y Elliot. Fue una experiencia única.

Flashback

Los chicos tienden una manta en el césped del high park. Es de noche y las estrellas se pueden apreciar estupendamente. Hoy ocurre uno de los eventos que yo he querido ver desde hace tiempo.

—¿Estás emocionada? —me pregunta Julián y asiento.

—Créeme que si no estuviera embarazada me pondría a saltar como niña pequeña.

—Como no va a estar emocionada. Si desde que es amante de la naturaleza quería ver este acontecimiento, pero las circunstancias no le favorecían.

Nos sentamos encima de la manta. Recuesto mi espalda en el pecho de Julián y mi cabeza en su hombro.

—Es bonito que existan personas que aprecien el arte de la naturaleza y cuiden el ambiente —dice Elliot abrazando a mí hermana.

—Mi bella florecita me ha enseñado mucho sobre el tema —besa mi mejilla.

Miro el cielo y mi corazón se llena de emoción. El cielo se ve hermoso con la lluvia de meteoros.

—¡Pidan un deseo! —grita mi hermana.

—Que la felicidad nunca falte en nuestras vidas —susurra Julián y lo miro.

Pone sus manos en mi vientre.

—Que podamos pasar otra primavera juntos —sonríe y besa mi frente.

—Y lo más importante, que nuestro bebé nazca sano y fuerte —asiento.

Me aferro a sus brazos y me siento feliz, porque soy muy afortunada.

Fin del flasback

Fue una noche muy emotiva y mágica. Tan emotiva como el día que supimos el sexo de nuestro bebé.

Flasback

Ya tengo cinco meses de embarazo y en el ultrasonido de hoy, la doctora nos dirá el sexo de nuestro pequeño milagro.

—¿Preparados para saber el sexo de su bebé?

Julián y yo nos miramos.

—Más que preparados, ya estamos listos —dice emocionado.

La doctora se ríe. Mueve el transductor por mi vientre.

—Felicidades, es una niña —sonrío.

—¡Sí! Va a ser mi pequeña florecita —grita con emoción.

Alzo una ceja divertida.

—Quedamos en que no habría preferencias en el sexo, señor Clifford —me cruzo de brazos.

Se razca la nuca.

—Pero en el fondo siempre deseé que fuera una niña tan hermosa como su madre, ¿tú no estás feliz de que sea una niña? —lo miro con ternura.

Le hago un ademán para que se acerque.

—Claro que estoy muy feliz y mucho más al ver tu reacción, mi cielo. Nuestra pequeña tendrá al mejor padre —sonríe y besa mis labios.

Escuchamos un pequeño suspiro y nos separamos. Siento calor en mi rostro.

—Disculpe —digo y ella se ríe.

—Tranquilos, es bonito ver una pareja que se ama.

Julián besa mi mejilla y yo sonrío abiertamente.

Fin del flashback

Hace unos meses Julián me hizo un dibujo. Ese fue mi regalo de cumpleaños número 22. En el dibujo aparezco desnuda tapando mis partes íntimas y en el pie de página escribió: "Felicidades a la mejor esposa y la madre más hermosa". Amé ese dibujo, tanto así, que lo enmarcamos y está en nuestra habitación.

En este tiempo decidimos comenzar a crear un álbum de fotos para nuestra hija. Julián compró una cámara fotográfica y tomó un pequeño curso para aprender a usarla. Cada vez que puede, saca varias fotografías.

Estos meses además de ser lindos, también han sido difíciles. Mi embarazo está bastante avanzado, ya tengo 37 semanas y estoy a un día de que me realicen la cesárea, porque un parto natural sería muy riesgoso para mí. La doctora quiso esperar a que los pulmones de la niña se desarrollaran completamente, porque mi estado de salud lo permitía. Gracias a Dios nuestra hija se ha desarrollado bien y yo he logrado mantener un peso estable que nos favorece a las dos. Con respecto a mi condición de salud, la falta de medicamento ha sido bastante complicada, porque los síntomas de mi enfermedad se acentuaban. En varias ocasiones tuve que pasar tiempo en cama, con intravenosa. Riquelme dice que cuando nazca mi hija me hará una transfusión de sangre para fortalecer mi organismo y ayudar a que pueda vivir más tiempo. Agradezco que estoy rodeada de muchas personas que me quieren y están ahí para apoyarme.

* * *

Despierto al sentir los movimientos de mi hija. Acaricio mi vientre con los ojos cerrados.

—Al parecer, se me adelantó nuevamente —escucho decir a Julián.

Abro los ojos y veo que deja una charola en nuestra mesa de noche. Primrose entra detrás de él.

—Ella es mi despertador favorito —sonrío.

Besa mis labios y acaricia mi vientre. La bebé se mueve.

—Buenos días, mi pequeña florecilla —besa mi vientre —. ¿Lista para hoy? —me mira y asiento.

Primrose comienza a ladrar y yo la acaricio.

—Sí, bonita, hoy nace tu hermanita —le dije Julián cariñoso y yo sonrío.

—Te amo, bola de pelos —mueve su cola animada.

Hoy me realizarán la cesárea y por fin conoceremos a nuestra pequeña.

Desayunamos juntos y nos arreglamos para ir al hospital. En poco tiempo llegamos y la doctora nos recibe. Me preparan y me dejan acostada en una habitación de hospital.

Minutos después llega mi mamá en compañía de Sam, Azucena y Adela.

—¿Estás nerviosa? —me pregunta Adela.

—Un poco, nerviosa y emocionada.

Julián toma mi mano y yo le sonrío.

—Ya quiero conocer a mi sobrina —mi hermana da palmaditas de la emoción.

—Y yo a mi nieta. Estoy tan orgullosa de la fortaleza que tienes, hija —suspiro.

—Tu madre tiene razón, eres una guerrera Jazmín —le dedico una sonrisa a Azucena.

La puerta se abre y vemos a la doctora.

—Llegó el momento —todos me miran.

Adela es la primera en abrazarme y desearme suerte. Sam besa mi cabeza y me abraza fuerte, mi mamá me da la bendición y besa mi frente.

—Tu padre, Alexander y Elliot, te desean lo mejor —asiento.

Azucena acaricia mi mano y salen de la habitación.

Miro a Julián y me besa.

—Todo va a estar bien, en unas horas vamos a compartir tiempo con nuestra hija. Tú puedes, yo confío en ti y en Dios —besa mi frente.

Lo abrazo fuerte.

—Te amo, mi cielo. Nunca lo olvides —vuelve a besar mis labios.

—Yo también te amo, florecita —sonrío.

Me ayuda a subir en la silla de ruedas y la enfermera me traslada a la sala de quirofano. Me acuestan en una camilla más pequeña. Veo al doctor Riquelme y me sonríe.

—Toda va a salir bien, tranquila —suspiro.

La verdad tengo mucho miedo de no aguantar, pero confío en que todo saldrá bien.

—Hola Jazmín, soy Alberto Pérez, el anestesilogo. Necesito que cuentes del 1 al 10 en forma descendente —asiento.

Me pone la mascarilla de oxígeno y la sostiene para que no se caiga.

—Diez, nueve, ocho, siete...

Comienzo a contar y poco a poco voy cayendo en un profundo sueño, del cual, tengo esperanzas de que voy a despertar.

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