Luego de despedirnos de todos en la casa de Julián nos dirigimos a mi casa. Al llegar la primera que me recibe es Primrose.

Comienza a ladrar y a mover la cola emocionada. Me agacho y la estrecho en mis brazos.

—Te extrañé mucho, bonita —beso su cabeza y ella ladra.

Lame mi mejilla y sonrío. Le ladra a Julián y este la acaricia, se pone a mi nivel y ella comienza a lamer su rostro.

—Yo también te extrañé, Primrose —la acaricia.

—Vaya, pensé que se quedarían allá — escuchamos la voz de mi mamá y me pongo en pie.

Me acerco a ella y me estrecha entre sus brazos.

—Solo fueron unas semanas, mamá.

—Pará mí fue mucho más —me abraza más fuerte.

Se separa de mí.

—¿No piensas saludar a tu suegra? —Julián sonríe y le da un abrazo.

—Es un gusto verte, Arely.

—¿Dónde están Sam y papá? —nos sentamos en los sillones y Primrose nos sigue.

Se acuesta al lado de mis pies y la acaricio.

—Salieron a comprar algo para la cena.

—Mamá, yo vine a recoger mis cosas. Julián y yo nos iremos a vivir juntos a partir de hoy —ella deja de sonreír.

—¿Tan pronto? —asiento.

—Julián compró una casa y nos mudaremos hoy mismo —sus ojos se llenan de lágrimas.

La puerta se abre y por ella entran Sam y mi papá.

Ella al verme corre y me da un fuerte abrazo.

—No me había percatado de cuanto te extrañé —se separa de mí y yo le sonrío.

Mira a Julián.

—El fastidioso viene contigo —él se ríe.

—Yo también te extrañé, Samantha —ella rueda los ojos.

Mi papá me abraza y besa mi cabeza. Mamá se levanta y desaparece de la sala.

—¿Le pasa algo a tu madre? —me pregunta.

—Acabo de decirle que me voy, vine a recoger mis cosas. Julián y yo nos mudaremos enseguida.

—Entiendo —suspira y se va por donde desapareció mamá.

Sam hace una mueca de tristeza.

—¿Me ayudas? —le sonrío.

—¿Tengo otra elección? —niego con mi cabeza y ella sonríe.

Miró a Julián.

—Te espero aquí, Primrose me hará compañía —asiento.

Beso sus labios castamente y me voy en compañía de Sam.

Subimos a mi habitación y yo tomo tres maletas grandes y una pequeña , dos para mi ropa, la otra para mis dibujos y libros, y la más pequeña para las cosas de Primrose. Sam comienza a recoger todo.

—No puedo creer que te vayas —suspira.

—Esto iba a pasar, Sam.

—Pero es muy pronto, me vas a hacer mucha falta, ¿ahora a quién voy a molestar? —bromea.

—Puedes hacerle bromas a mamá, eres una experta en eso —se ríe y yo igual.

—También voy a extrañar a Primrose. De vez en cuando hacia parte de mis bromas.

—Ella también te va a extrañar, al igual que yo —la abrazo.

Me va a dar duro separarme de ellos, pero es algo normal. No ibamos a estar juntas siempre en la misma casa.

Terminamos de recoger todo y bajamos. Julián nos ayuda a subir las maletas en el auto. Volvemos a entrar y vemos a mi madre.

—¿Se quedan a cenar? —sus ojos están rojos.

Miro a Julián y asentimos.

La cena se pasa en silencio hasta que mi mamá lo rompe.

—Prometanme que vendrán a visitarnos —sonríe tenue.

—Claro que sí, Arely, no lo dudes —responde Julián.

—Las puertas de nuestra casa también están abiertas para ustedes.

—Allá nos tendrán muy pronto —dice mi papá y sonrío.

Al terminar la cena, salimos de la casa y nos despedimos. Dejamos a Primrose en los asientos de atrás y Julián arranca.

***

Vemos como Primrose corre por toda la casa y olfatea todo.

—Parece que le gustó —asiento.

—Ella es muy curiosa, como su madre —sonrío.

Él me mira por unos segundos y luego pregunta.

—¿Nunca has pensado en tener hijos? —suspiro.

Miro la chimenea.

—Antes sí, soñaba con tener una niña y un niño. Pero luego enfermé y esa idea salió de mi mente, pasó a segundo plano —hace una mueca.

—¿Pero no existen posibilidades de que puedas embarazarte? —me encojo de hombros.

—Sí deben existir posibilidades, que yo sepa no soy estéril, pero nunca le pregunté al doctor. Pensé que esa idea ya sería un espejismo —hace una mueca.

Se queda callado por unos minutos.

—¿Y si le preguntamos? —lo miro.

—¿Quieres que tengamos un bebé? —él asiente.

—Sería lindo tener un fruto de nuestro amor.

Pienso en lo que acaba de decir y tiene razón. Me encantaría darle un hijo a Julián, porque yo sé que a él le haría feliz y a mi también. Uno de mis sueños es formar una familia.

—Me encantaría tener un hijo contigo —sonríe y besa mis labios.

—Mañana mismo vamos a hablar con el doctor a ver que nos dice —asiento.

Vuelvo a recostar mi espalda en su pecho.

—¿Cómo te gustaría llamarlo? Es decir, en el caso hipotético de que quedes embarazada.

Lo pienso y sonrío.

—Aquiles o Fiorella.

—¿Tienen un significado especial para ti? —asiento.

—Me gustó el nombre Aquiles porque me parece perfecto para un niño, es un nombre fuerte y significa protección. Y Fiorella, es un nombre italiano muy bonito que significa florecilla o pequeña flor. Me encantó mucho apenas vi el significado y dije que sin dudarlo mi primera hija llevaría ese nombre —hace que lo mire.

—No sabes cuanto me emociona la idea de ser padre —sonrío.

—A mí también, digo, ser madre —se ríe.

—Espero que el doctor Riquelme nos dé buenas noticias —yo suspiro.

Espero lo mismo, porque lo último que quiero es ilucionarne en vano.