Capítulo 32
Hace unas horas abordamos el Jet privado de Julián. Me siento muy emocionada al saber el lugar donde aterrizaremos. Desde niña he querido conocer París y al fin ese sueño se hará realidad, gracias al amor de mi vida.
Lo miro y acaricio su rostro. Se quedó dormido y con sus facciones relajadas se ve mucho más guapo. Siento que todo lo que he vivido a su lado es un sueño, este hombre está haciendo de mi vida toda una fantasía. Nunca había sido tan feliz y todo gracias a él.
Siento un fuerte mareo que me hace cerrar los ojos, de momento me siento cansada y sin fuerzas. De mi boca sale un quejido.
No, no quiero que arruines esto. No quiero sentirme mal ahora, necesito estar bien. Mi estómago se revuelve y me pongo en pie rápidamente, como puedo corro al pequeño baño del jet y expulso todo el contenido de mi estómago.
-Jazmín, ¿está todo bien? -escucho la voz de Julián.
Miro el retrete y palidezco. Solo logro ver sangre, mucha sangre. Sin poder evitarlo lágrimas salen de mis ojos.
Y aquí está mi enfermedad trayéndome a la realidad. Avisándome que pronto voy a morir.
-Florecita, me estás asustando -no respondo.
No quiero que me vea, no quiero que entre.
-Voy a entrar, Jazmín -rápidamente bajo el contenido del retrete.
Me mira y su semblante es de preocupación
-¿Qué pasó, cariño? ¿por qué estás así? -se arrodilla frente a mí.
Lo abrazo, lo abrazo fuerte.
-No me sueltes, Julián. Abrázame fuerte, por favor -hace lo que le digo.
Acaricia mi cabello.
-Todo va a estar bien, florecita. ¿Esto tiene que ver con...? -lo interrumpo.
-Sí... Acabo de vomitar sangre... Fue horrible -comienzo a llorar sin poder evitarlo.
Siento que su pecho vibra.
-No sabes la impotencia que me da no poder ayudarte, no poder hacer nada -me separo de él y seco las lágrimas que salen de sus ojos.
-Aunque nos duela, sabíamos que esto pasaría. Y claro que me estás ayudando. Estás aquí conmigo -vuelve a abrazarme.
-No quiero que te vayas -dice en un hilo de voz y me rompe el corazón.
No le respondo, porque por desgracia, esa decisión no está en mis manos.
Un exceso de cansancio me invade y poco a poco me voy quedando dormida.
* * *
El jet acaba de aterrizar y vamos a la habitación de hotel que Julián reservó. Apenas llegamos me hizo acostar en la cama mientras él organizaba y sacaba todo de la maleta.
Siento caricias en mi rostro y sonrío. Abro los ojos y me topo con unos azules que me vuelven loca.
-¿Cómo te sientes? -me pregunta y yo me siento en la cama.
-Mucho mejor, cariño -entrecierra sus ojos.
-¿Segura? -asiento.
La verdad es que no, aún sigo mreada, pero no quiero preocuparlo más. Creo que el vuelo no me sentó tan bien, aún así, quiero que disfrutemos de este viaje.
Me tiende un vaso con agua y unas pastillas.
-Quiero ver que te las tomes, florecita -hago lo que me dice.
-Ya está, mi amor. Ya me siento mejor, quita esa expresión de preocupación -me acerco más a él y beso sus labios.
Suspira. Me abraza y besa mi cabeza.
-Es inútil no preocuparme por ti. Te amo demasiado, no sé como voy a hacer cuando ya no estés a mi lado -mi corazón se encoge.
Trago en seco y me separo de él. Tomo sus manos y las acaricio.
-Estoy siendo muy egoísta contigo, a veces siento que te estoy robando tiempo de tu vida -toma mi mentón y hace que lo mire a los ojos.
-No digas eso, yo estoy contigo porque así lo elegí, tú no me obligaste. Además, a tu lado soy muy feliz. Es cierto que pronto tú ya no estarás... -hace una pausa y yo aprieto su mano -. Pero voy a recordar nuestra relación como lo mejor que me ha pasado en la vida. Tú eres el amor de mi vida, Jazmín y nunca te voy a olvidar -seco una lágrima que baja por su rostro.
Siento un nudo en mi garganta.
-Yo también soy muy feliz contigo, Julián. Me siento muy agradecida porque tuve el privilegio de conocerte y amarte. Si en el lugar al que me lleve Dios existen los recuerdos, conocerte será mi recuerdo favorito y nunca te voy a olvidar -sonríe y yo igual.
Beso sus labios como si no hubiera mañana.
-No quiero que sigamos tristes. Tenemos que disfrutar este viaje, no venimos a París todos los días -digo divertida y se ríe.
Besa mi frente y acaricia mi mejilla.
-Como ordene, mi florecita -Sonrío mostrando mis dientes y lo abrazo fuerte.
-Te amo o como dicen aquí, je t'aime -digo en francés y sonríe.
-No escuché, podrías decirlo nuevente -lo miro divertida.
-Je t'aime -hace señas de que no escucha y me rio -. Je t'aime, je t'aime, ¡je t'aime! -grito y me lanzo a sus brazos.
Me subo a horcadas sobre él y enrrollo mis brazos alrededor de su cuello. Pone sus manos en mis caderas y lo beso.
-Me encanta ese acento francés de tus labios -me besa nuevamente -. Yo también te amo, florecita -sonrío.
Como no amar a este hombre.
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