Capítulo 16
Jazmín Anderson
Termina la cena y Julián y yo salimos un momento a su jardín.
—Está muy bonito todo —le digo al ver lo bien cuidado que está.
—Azucena hace muy bien su trabajo —nos sentamos en una banca.
—¿Se encarga de toda la casa?
—No, solo cocina, está pendiente de quién entra, cuida el jardín y me cuida a mí —lo miro a los ojos —. Ella se hizo cargo de mí todos estos años, porque Alexander estaba muy ocupado —rueda los ojos y tomo su mano.
—Tuvo que ser muy difícil para ti quedarte solo. Perder a tu mamá es lo peor que te puede pasar —suspira.
—Si mi papá hubiese estado allí no habría sido tan doloroso —hago una mueca.
—Alexander se ve buena persona. Te quiere mucho, estoy segura. Solo que se equivocó.
—Lo sé, eso también me decía mi psicólogo. Tú hiciste que por primera vez en mucho tiempo nos diéramos un abrazo —sonrío.
—Sé que muy pronto vas a volver a llamarlo papá, es cuestión de tiempo nada más —asiente.
Acaricia mi mejilla y cierro los ojos.
Pensar en que va a sufrir si a mí me llega a pasar algo me pone muy triste.
—¿Estás bien? —abro los ojos y lo miro interrogante —. Frunciste tus cejas —suspiro.
—Pensar en hacerte sufrir si me llega a pasar algo, no me... —me besa.
Al separarnos me abraza y yo dejo mi cabeza en su hombro.
—No te va a pasar nada...
—El positivismo es bueno, yo siempre lo uso, pero también hay que ser realista —lo vuelvo a mirar a los ojos.
—En ese caso, lo mejor es vivir y disfrutar nuestro tiempo juntos. Quiero pasar toda mi vida a tu lado, sería capaz de casarme contigo para que no te separes nunca de mí —me rio y él sonríe.
—No llevamos mucho de conocernos, ¿tomarías ese riesgo?—alzo una ceja.
Vuelve a besarme y acaricia mi rostro.
—Con tal de despertar a tu lado, apoyarte en tu tratamiento y pasar el día juntos... Tomaría cualquier riesgo que tenga que ver contigo —sonrío y lo abrazo fuerte.
—Te quiero tanto, Julián, gracias por llegar a mi vida, de verdad —besa mi cabeza.
—Gracias a ti por alegrar la mía —me separo de él y lo vuelvo a besar.
Un beso más intenso y lleno de todo el amor que yo le tengo.
—Hija —escuchamos la voz de mi papá y me separo de Julián.
Siento que Julián se tensa.
—¿Nos vamos? —pregunta serio y yo asiento.
Me pongo en pie y Julián también.
Julián Clifford
Jazmín camina hasta su padre y le da un abrazo, yo sonrío y el señor me mira serio, hace una seña de «te estoy vigilando», me intimada su mirada. Jazmín se separa de él y sonríe, besa su cabeza.
—Tu madre te está llamando —le dice y ella asiente, me lanza un beso y se va.
Le sonrío. Luego miro a Esteban y me pongo serio.
—Jazmín es una mujer madura y se ve fuerte, pero también es muy frágil. Es la primera vez que la veo así de enamorada... —lo interrumpo.
—Ella es una mujer muy hermosa y especial, le aseguro que no le voy a hacer daño, porque me dolería a mí mismo —asiente.
—Muy bien, Julián, eso quería saber... Me caes bien, te daré mi confianza, no me hagas arrepentirme —asiento.
—No lo hará, señor Esteban.
—Muy bien.
—Cariño, los estamos esperando —le habla su esposa y sonríe —. Tu papá me agrada, Julián, es un buen hombre —suspiro.
—Lo es, Alexander es un buen hombre.
Digo para mí mismo.
Lo es, solo se equivocó. Él era un buen padre.
—¿Volvemos? —pregunto y ellos asienten.
Jazmín Anderson
Ver a mi papá en modo serio me hace mucha gracia, Julián debe estar más serio que de costumbre.
—¿Los dejaste solos? —me pregunta mamá.
—Sí.
—Momento suegro, nuero... Sería emocionante presenciar eso —comenta Sam emocionada.
—Papá me dijo que ustedes me llamaban —ellas niegan.
—Lo hizo para quedarse solo con mi hijo, quiere asegurarse de que no te hará nada. Si yo tuviera una hija haría lo mismo.
—Padres —suspira Sam.
Sonrío.
Minutos después mi mamá se pone en pie.
—Voy a ver que pasa, porque se nos hace tarde —mira su reloj.
—¿La acompaño? —pregunta Alexander.
—No, tranquilo, voy sola —se va.
—Y cuénteme, Alexander. ¿Dónde está su esposa? —pregunta Sam y la miro mal.
Alexander deja de sonreír.
—Samantha, esas preguntas —la regaño y ella hace una mueca.
—Tranquila, Jazmín... Mi esposa murió hace 13 años, soy viudo —mi hermana tuerce el gesto.
—Lo siento mucho, debió ser difícil criar a Julián solo —suspira.
Le doy un codazo a Sam.
—Yo... Cuando murió mi esposa quedé tan destrozado que... No supe ser un buen padre con Julián, amo a mi hijo, pero no lo demostré como debe ser —la tristeza y el arrepentimiento se notan en su rostro y sus palabras.
—Todos nos equivocamos, Alexander, pero existen las segundas oportunidades —le sonrío tenue.
—Mi hermana tiene razón, todo en esta vida se puede solucionar —le damos ánimos.
—Gracias, chicas. Julián es muy afortunado y estoy seguro Sam, que el muchacho que te pretenda también lo será —ella asiente.
—Lo sé, soy una chica muy especial —me rio y Alexander también.
Mi hermana es todo un personaje.
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