Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 4

A Lucy casi se le cae la mandíbula cuando Natsu le contó acerca de su segundo fracaso. La rubia no podía creer cuanto lo odiaba el destino. Todo le salía mal, el pobre. Jamás tendría a esa chica, porque parecía haber una fuerza mayor que se negaba a que estuvieran juntos, pero aún así, era su tarea como mejor amiga animarlo, empujarlo ligeramente y volver a trazar un minucioso plan, el cual, ya comprendió que no saldría bien.

El pelirrosa, escuchaba atentamente, deseando, que de alguna forma aquello saliera bien. Si dios existía, este era el momento de demostrarlo.

.
.
.

El recreo era uno de los horarios más agetreados del instituto, y además, era el momento perfecto.

Nuestro protagonista caminó hasta el salón de clases de Veronika, ya que con anterioridad, como novio tóxico, había investigado cuál era. Habían unos grupos formados, conversando amenamente sobre temas cotidianos.

Su vista buscó a esa castaña que últimamente dominaba todos sus pensamientos. La encontró escribiendo algo, apresurada, en una libreta.

Se acercó con cuidado de no espantarla, después del espectáculo del domingo lo menos que quería era eso. Recordó con una sonrisa, como, cuando llegaron a su casa, ella, a pesar de estar ligeramente espantada, atendió sus leves contusiones, como si de una madre preocupada se tratara. Aunque estaba en silencio, Natsu amó esa expresión en su rostro, el semblante de cavilación y desasosiego en el rostro de la mujer que amaba, lo hizo sentirse orgulloso y feliz, por muy sádico que sonara.

—Veronika —la llamó, colocándose al frente.

La chica suspiró antes de colocar con fuerza su lápiz sobre la libreta.

—Natsu, olvidé hacer mi tarea y ando apresurada, no tengo tiempo para una de tus declaraciones —mintió, la verdad es que se había desvelado leyendo fanfics en Wattpad, pero eso jamás se lo diría. ¿Qué pensaría de ella?

—¿Podemos ir a tomar un café cuando salgamos de la escuela? —inquirió, preparado para que ella se negara, Lucy le había dicho que eso es lo que haría.

—Natsu, yo... —intentó hablar, pero la reverencia de su receptor la hizo pararse en seco.

—Una última vez, te prometo que esta será la última vez, si no aceptas mi declaración esta tarde, me rendiré —habló veloz, sin permitirle interrumpirlo.

Veronika lo pensó unos segundos. ¿Se rendiría después de tantos intentos? ¿Dejaría que todo fuera en vano? ¿Ya no más declaraciones inesperadas? ¿Ya no más esperarla a la salida para llevarla a casa? ¿Ya no más citas? ¿Ya no más flores? ¿Ya no más sonrisas alegres o expresiones tristes? Sería el final.

Ella solo debía rechazarlo en la tarde y entonces, habría terminado el acoso constante y las atenciones que terminaban en caos.

Su pecho se oprimió, pero no lo aceptaría.

—Esta bien, una última oportunidad —aceptó, volviendo a agachar la mirada, no debía seguir viéndolo, no sabía la razón, pero aquello la había entristeciendo.

No admitiría que quería que las cosas salieran bien en la tarde.

.
.
.

Los dos protagonistas tomaron asiento en el café. La verdad es que habían bastantes locales como esos por la escuela. La última campana hoy no solo indicó el final de las clases, hoy también hizo referencia al comienzo del final de aquella turbia relación que había comenzado hace dos meses.

Natsu le sonrió extendiéndole la carta.

Simple Veronika: coge la carta, haz tu pedido y recházalo nuevamente, como siempre haces. Entonces la tranquilidad regresará y él seguirá con su vida, no aferrado a algo que no tendría.

—Eres hermosa, Veronika —comentó, quedándose tan tranquilo.

Ella murmuró un: no seas amable, por favor.

Corrió los ojos, evitando los orbes que buscaban los suyos. No era digna merecedora de su atención.

Unos minutos más tarde ambos hicieron su pedido, para ella una malteada, le encantaba esa bebida, y él pidió lo mismo solo para probarla, porque según Natsu, quería saber todo lo que le gustaba.

Ambos trataron de mantener una conversación antes y después de que llegó su pedido; sin embargo, el silencio incómodo se abría paso. Los jóvenes estaban afligidos por lo que tocaría al final de esa cita improvisada.

Aquello no quitó que Natsu la mirara sin vergüenza alguna, había algo que no había podido alcanzar, y le frustraba que fuera aquello que más quería alcanzar. Era alguien que siempre consiguió lo que quiso a punto de ser rechazado por la chica de la que se había enamorado.

—Natsu-san —irrumpió una voz.

Los dos se giraron para ver de quién se trataba, y para ser sinceros, ninguno la reconoció. Era una chica, de un cuerpo bastante robusto y atractivo, con un largo cabello rojo, ojos verdes como dos esmeraldas y una sonrisa seductora.

—¿Quién eres? —interrogó confuso.

—¡Que cruel! —exclamó aquella fémina, clavándole una mirada a Veronika, como la de un alfa protegiendo su presa —, con lo mucho que nos divertimos aquella noche.

La muchacha miró rápidamente a Natsu, que hizo lo mismo.

—No es verdad, Veronika —le aseguró, asustado.

¿Por qué tenía que aparecer aquella mentirosa compulsiva justo ahora? ¿Tanto lo odiaba el mundo? Hasta él mismo admitió que nunca saldría con alguien como él.

—Señorita, le ruego por favor que abandone esta mesa —ordenó, de forma amable —, no importa cual sea su pasado con Natsu, ahora mismo está aquí conmigo y es una falta de respeto que vengas a interrumpir cuando nadie te ha llamado o pedido opinión.

La pelirroja casi se atraganta con su saliva al escuchar aquello, sus ojos se abrieron de par en par, y no le quedó más remedio que retirarse.

La actitud de Veronika sorprendió tanto a Natsu como a sí misma. Solo querían un momento de paz, para poder hablar tan tranquilos, pero el muchacho debió ser un cabrón en su otra vida, y el karma le estaba devolviendo todo lo que hizo.

—¿Vero? —un chico, de cabellos rubios y ojos castaños, caminó hasta la mesa al observar el espectáculo.

—Haruki —masculló ella, cerrando sus ojos con fuerza.

—Que curioso, pensé que no salías con ningún chico, al menos eso me dijiste. ¿Estabas engañándome? —finjió molestia, sin embargo, sus palabras si eran sinceras, hasta cierto grado.

—Piérdete Haruki —siseó.

—Que grosera, invítame a un café cuando menos, después de jugar conmigo de este modo —llevó una mano a su pecho, exagerado la escena.

Natsu estalló, estaba cansado de ser el "amable y callado", no, él era temperamental y explosivo, cuando algo lo hastiaba golpeaba ese algo hasta el cansancio, sin condescendencia. Y ahora mismo era una bomba, un que había tardado bastante en explotar, pero lo había hecho en el lugar menos indicado, con la persona menos indicada.

Sin previo aviso se lanzó sobre el otro chico, entre dientes le pateó las costillas y le golpeó el rostro. Aquello provocó que los ojos de todos en el local se pusieran sobre ellos.

Inclusive una mesera se acercó a la escena, rogando que mantuvieran la compostura.

Veronika se levantó rápidamente de la mesa al ver que el pelirrosa no se detuvo solo con eso. Estaba atónita.

—¡Natsu, detente! —exclamó frustrada, tomando su mano —, es mi hermano.

Dragneel se paró en seco y retrocedió dos pasos por inercia, incapaz de creer lo que había hecho. La volvió a espantar, se le escapaba de entre las manos, y con toda la razón del mundo.

—Esta loco —aseguró Haruki, limpiándose el pequeño rastro de sangre que había en su boca.

—¿Esta bien? —inquirió la misma mesera que les había tomado la orden, preocupaba por la seguridad del hombre herido.

—Ven, te llevaré a casa —Veronika lo acomodó en sus hombros —, te pagaré mi parte mañana —le dijo a Natsu.

El chico asintió.

Jake mate Natsu Dragneel, perdiste el partido, todas tus fichas estaban jugadas, y todas fallaron, eres un fracaso, recoge tus cosas y vete. Solo había algo más que hacer, una última cosa.

—Veronika, me gustas —se declaró, delante de su hermano, que lo miraba como chiflado, y ella, quien lo veía decepcionada.

Su declaración final, justo como había prometido.

—Lo siento Natsu, se terminó —fue su claro rechazo.

Y esta vez, él lo aceptó, era el momento de dejarla ir.

Todo aquel que alguna vez dijo "la tercera es la vencida", no conocía a esta rara pareja y la mala suerte del varón.

Tercer y último intento: Fracaso.

.
.
.

Palabras del autor:

;-;

Pobre Natsu :'v

Lean comiendo palomitas ( ̄ω ̄)🍿

~Sora


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro